Partida Rol por web

Se guardó cierto luto por la indudable muerte de Malcolm Alistair, aunque no se había encontrado el cuerpo, solo un rastro de ceniza estaba en su cama, y la casa no se puso en marcha hasta casi el atardecer.  Para entonces la conclusión era clara: Iban a morir uno a uno y la teoría de que era un plan para acabar con los Knight ya no encajaba. 

Rhona lloraba desconsolada por su pobre padre. Por ella y por su hermana que parecía absolutamente ajena a las malas noticias. Los hermanos pequeños de Malcolm hacían piña en torno al fallecimiento del querido primogénito Alistair. 

- Las bajas temperaturas han convertido en hielo toda la nevada de ayer y los caminos son intransitables, Señores. No se puede salir de Green Arrow hoy ni siquiera ir a por provisiones pero no teman- decía Edward como si la nevada pudiera ser algo que les asustara a estas alturas- tenemos suficiente comida y hoy prepararemos los platos calientes que ayer no pudimos... siempre que no merodeen dentro de los hornos en el momento inadecuado, claro. 

Charles preguntó si se sabía algo de Scotland Yard pero el mayordomo se arqueó de hombros. 

Cuando se reunieron a comer un consomé caliente con un chorro de anís y unas truchas al horno, aprovecharon para poner en común lo que habían averiguado: La única solución a aquel testamento maldito era intentar entender qué estaba pasando. O tal vez solo sirviera para tenerles entretenidos y no volverles locos del todo. Suficiente. 

Otro muerto más, aquel tal Malcolm, parecía que iba a aguantar lo que hiciera falta, al menos cuando Johan le llevó un vaso de agua el día anterior. Pero esa ceniza, nada bueno pronosticaba, solo se mantuvo en silencio mientras los sollozos de sus más allegados sonaban, unos más mudos que otros, incluso estarian tal vez los que silenciosamente se mantenían en sus interiores, esos eran los peores, un dolor no exteriorizado que les corroía por dentro.

Pasado una ligera etapa de silencio, Johan fue caminando hacia el comedor de los primeros, no por descortesía, pensó que su impasible rostro podría ser molesto para aquellas dolidas personas. Caminando ya en solitario alzó su mirada al techo, su madre siempre le dijo que debía mostrarse como un ejemplo, y no era fácil en aquellas circunstancias - ¿porque haces esto? ¿porque tantas muertes innecesarias? - no le hablaba a nadie, era solo un pensamiento reprimido, aquel lugar, insistía en ponerles a prueba, más si fuera un loco asesino, llevaba la rutina mas inusual jamás vista.

- No ha sido un sueño, madre - el niño había amanecido ansioso y lleno de vida, y seguía así incluso tras conocer la desaparición de Malcom. - Vi a Octavius, estaba enfermo como yo, y su hermano William pretendía curarlo quemando la casa, y la casa no era Green Arrow, era un gran castillo, y el Duque de Monthcry me tomó del hombro y me desperté, pero no era un sueño. 

Tomó resuello y entonces fue consciente del dolor de Rhona y el resto de los Alistair. Agachó la cabeza y se acercó a la joven, sentada junto a su hermana que vagaba la mirada perdida por la sala. 

- Siento su pérdida, lady Rhona - intentó volver a ser el pequeño caballero que su madre pretendía criar, aunque no halló un modo dulce de referirse a lo ocurrido, porque sabía que el Duque había arrasado con sus llamas a Malcom Alistair. - He visto a Harry - y lentamente, con voz vacilante y gesto tímido al comprobar que los adultos centraban la atención en su historia, les reveló lo vivido durante la noche.

Si alguien todavía dudada que la maldición no distinguía apellidos, esta duda acaba de desaparecer. Un Alistair había caído víctima de la casa.

Lo cierto es que los últimos acontecimientos ya convirtieron a Malcolm en un muerto en vida. Daba la impresión de haber quedado mentalmente dañado, y quizás la muerte había sido un descanso para él. O quizás eso era lo que quería pensar Murron para sentirse mejor. Para sus sobrinas, en cambio, no parecía haber ningún alivio posible. Aún así, se acercó hasta ellas con la intención de transmitirles unas palabras.

-Sé que cualquier cosa que diga no os traerá consuelo, pero sólo quiero que sepáis que podéis contar conmigo para lo que necesitéis.

Seguidamente, Murron se encaminó apesadumbrado hacia las escaleras cuando escuchó las palabras del pequeño Arthur. Se frenó en seco y prestó atención a todo lo que su sobrino contaba. 

-Has sido muy valiente, Arthur. Yo no sé si me habría atrevido a enfrentarme a Harry, un Duque Sangriento, nada menos... Tu padre estaría muy orgulloso de ti-le dijo Murron con una mueca de afecto.

El cochero se mesaba la barba tratando de pensar y hallar respuestas, pero tenía la sensación de estar intentando montar un puzzle al que le faltaban todavía muchas piezas. Aún con todo, primero pensó en si había visto las palabras "Duque de Mothcry" en alguna lápida del cementerio, o algún retrato con dicho nombre, o unas características similares a la descripción que había hecho de él Arthur.

-Bien, ya tenemos más datos sobre nuestro misterioso Harry. ¿Alguien ha visto algo o le suena el nombre "Duque de Mothcry", o el "Duque Sangriento"?

Jesse estaba de pie cerca de sus sobrinas, en presencia sin querer tocarlas, para que no sintieran sus manos temblorosas y llenas de rabia.

La caída del primogénito de los Alistair, le llego como un balde de agua fría, aquel, su hermano, alguien que había sobrevivido a todo y mas caía ante la casa y no solo eso, ademas no tendrían la oportunidad de enterrarlo como merecía, pues ni rastro quedaba de su cuerpo.

Si bien era cierto que muerto su hermano la cuenta que tenían pendiente había quedado saldada eso, por primera vez, no le dio consuelo alguno. Esa casa y esa supuesta maldición estaban mermando su fuerza tanto física como mental, como si fuera un vampiro y habiendo empezado con los mas débiles, poco a poco sabia que todos caerían ante ella, si no se hacia algo antes, por lo que estaba decidido a no dejarse llevar mas tiempo por la pena y continuar como su hermano y el mismo hace menos de cinco días hubieran querido.

-Escúchenme un segundo. -Pidió atención, mientras recolocaba su desgastado sombrero en su cabeza ocultando su escaso pelo. -Ayer no pude hablar de ello, pues sentía un dolor en el pecho que hoy pienso olvidar. -Hacia una clara referencia hacia la enfermedad y la muerte de su hermano, pero no pensaba dar mayor detalles. -Pero hoy quiero compartir lo poco que me dijo aquella anciana que tanto nos llamo la atención la primera noche. -Hablaba mientras el pequeño de los Alistair discutía con su madre.

-Ciertamente esa mujer es demasiado mayor como para tener la cabeza en su sitio, 98 años dijo tener, pero era habladora, como cualquier abuela que apenas tiene visitas. El caso es que al parecer la perla en la sopa no fue ningún descuido, deseaba llamar nuestra atención y que la visitáramos, siendo tan mayor seguramente tenga mucho que contarnos, así lo pensé yo cuando me dijo aquello. -Busco con la mirada al servicio. -Tristemente poco o nada pude sacarle en claro antes de que uno de estos trabajadores de buzón cerrado me instara a irme de su habitación. Pero aquella mujer hablo de Harry, de que fue alguien de siglos ya y que ciertamente busca nuestra muerte, de todo aquel quien permanezca en la casa, incluso ella a sufrido su acoso, pero dijo. -Y esto le costo mencionarlo. -Que aferrándose a aquello que la hacia especial conseguía espantar al fantasma. -Llegado a este punto, el pequeño Arthur se acerco a ellos y contó su fantástico sueño, que a estas alturas bien podría ser cierto, a pesar de ser un niño y conocidos por su increíble imaginación.

-El Duque Sangriento... -Mezo su barba pensativo, mirando al niño y a su cuñada. -Sugiero buscar algo sobre ese par de hermanos, Octavio y... ¿Williams? Para dar veracidad a las palabras del muchacho. -Asintió y guiño un ojo al chico, animándolo a seguir siendo audaz y extrovertido.

-Y también convendría que alguien, que sepa tratar con una mujer de avanzada edad, visitara a la anciana y sonsacara algo de utilidad de su mente centenaria. Al parecer conocía bien a nuestro Padre, ¿Puede que fuera su confidente en esta casa?

La idea de pasar unos días de vacaciones, tanto en Londres como en Green Arrow, olvidándose de la monotonía diaria e intentando divertirse como cualquier joven de su edad, había pasado de ser una buena idea a una auténtica pesadilla.

Por unos momentos, mientras recorría los pasadizos bajo la casa, se había olvidado de todos sus problemas y de la triste vida que llevaba para sentirse la protagonista de una aventura, muy peligrosa pero emocionante, y el hecho de poder ir en compañía de un joven que había conseguido llamarle la atención, algo nada fácil, sólo añadía un punto más interesante a lo que estaba viviendo, llegando por unos instantes a olvidarse de la enfermedad de su padre, que se había quedado bajo la vigilancia de su hermano, y de su hermana, a la que creía a salvo en su habitación.

Por ese motivo, cuando regresó de la expedición en las catacumbas, la tristeza y el remordimiento volvieron a ella al ver a su padre mucho peor que cuando le había ido a ver la última vez. Y, saber las travesuras que su hermana había hecho en los exteriores de la casa, no ayudaron demasiado a que se animara.

Rhona escuchó lo que Eleanor le contó con gran intranquilidad, sintiéndose mal ante la velada reprimenda que la mujer le estaba echando. Quería mucho a su hermana Mary Jane y siempre estaba atenta a cualquier cosa que le pasara, pero a veces tenía que reconocer que la sentía como una pesada losa en su vida, una losa que tendría que soportar sobre sus hombros el resto de su vida.

Esa noche apenas consiguió descansar sumida en terribles pesadillas. El miedo, el remordimiento y la sensación de que aquella casa acabaría con todos fueron los principales protagonistas de sus sueños. En varias ocasiones se despertó con el corazón latiendo acelerado y el sudor cubriendo su cuerpo, para sumirse una vez más en un sueño poco reparador.

Pero la mañana tampoco trajo alivio a su corazón sino todo lo contrario. Cuando, al ir a ver qué tal había amanecido ese día su padre, se encontró con su desaparición y el simple rastro de unas cenizas sobre la cama, todo su pequeño mundo se derrumbó sobre ella. No podía ser… Su padre no. Eran demasiadas pérdidas en su vida y una más era difícil de asimilar.

¿Qué harían a partir de ese momento tanto su hermana como ella si su padre no aparecía? El mundo se había vuelto mucho más oscuro para Rhona al saber que ya no podía contar con los reconfortantes brazos de su padre ni sus sabios consejos.

Lloró como hacía mucho tiempo que no lo hacía, lo único que la podía aliviar en cierta forma era saber que su hermana Mary Jane no parecía enterarse de lo que estaba pasando. Mary Jane… Pobre Mary Jane sumida en su propio mundo y ajena a todo lo que sucedía a su alrededor.

Agradeció las muestras de consuelo que le ofrecieron sus parientes. En momentos como aquellos cualquier resentimiento, cualquier desagrado que pudiera haber sentido hacia ellos, quedaron relegados por un agradecimiento que apenas lograba aliviar su corazón.

—Gracias… gracias.

Era lo único capaz de decir con voz entrecortada a todos los que se acercaban a ella para darle el pésame, incluidos sus tíos y el niño Arthur.

Acompañando en todo momento a Mary Jane bajó al comedor, no porque tuviera hambre sino por su hermana. De hecho cuando se sentó, ojerosa, con el rostro completamente blanco y los ojos rojos por el llanto, apenas hizo ademán alguno que indicara que pretendía llevarse algo de comer a la boca.

Escuchaba lo que se contaba a su alrededor igual que si estuviera en medio de la niebla y las voces llegaran a ella amortiguadas. No tenía nada que decir, nada que añadir a lo que pudieran estar hablando, por ese motivo siguió con los ojos bajos, los labios sellados y sus manos retorciendo y apretando con fuerza el pañuelo que sujetaba entre sus dedos.

Tras enterarse del triste fallecimiento del padre de Rhona y Mary Jane, Elizabeth volvió a sentir una punzada de rabia en lo más profundo de sí. Le vino a la cabeza la imagen de Robert y volvió a prometerse que trataría de salir viva de allí, o al menos de conseguir que su muerte no fuera en balde.

Se puso en la piel de la pobre Rhona , a la que observó completamente rota… y de Mary Jane, aunque a ésta última se la veía sumida en su incomprensible mundo, o quizá, incomprensible para ellos, pensó Elizabeth. Quizá Mary Jane esté más en sintonía con las fuerzas y señales especiales de aquella casa que cualquiera de ellos. Estaba claro que la niña tenía una sensibilidad especial.

Se acercó a Rhona, una vez su familia había terminado de darle el pésame y tratar de recomponerla, y la rodeó con sus brazos fuertemente, tratando de arroparla en su dolor. Ella misma tenía aún muy presente el dolor de la pérdida.

Luego Arthur empezó a contar su historia. Elizabeth le miraba asombrada. Había sido muy valiente, pensó. A ella siempre le cayó bien ese chico. De alguna manera veía reflejada en él la misma curiosidad que ella tenía de pequeña. Las ganas de conocer lo desconocido. – Arthur, lo que estás contando es muy importante. Has hecho un enorme descubrimiento y te has arriesgado mucho para obtener esta información. Gracias a ti sabemos mucho más de lo que seguramente hubiéramos podido adivinar durante el día-

Escuchó a Murron y a Jesse y asintió para retomar la palabra - Estoy de acuerdo. Tenemos que aprovechar la información averiguada por Arthur. Jesse, dijo mirándole- te agradezco que compartieras tu información. Ayer pensé en acercarme a visitar a la Tata. La tengo mucho cariño desde que de niñas nos cuidaba cuando nos acercábamos de visita a la casa- Elizabeth recordaba las historias que les contaba mientras las cepillaba el cuello durante horas a su hermana y a ella.- Creo que me reconfortarán sus palabras y después de lo que tu has contado, es importante escuchar lo que ella nos tiene que contar.- Has dicho que ¿Ella mantiene alejado al fantasma gracias a aquello que le hace especial?- Preguntó con incredulidad. - ¡No tengo ni idea de a lo que se puede referir!

Además de las vías sugeridas por Jesse, sugiero buscar en la biblioteca si existen datos sobre el Duque de Morthcry, así como de Octavious y de William. También sería importante buscar si hay algún libro de cultos paganos o algún objeto que nos pueda aportar algún dato sobre ello. También tenemos el poema de Mary M. Knight…. Quizá los libros y los retratos de esta casa nos puedan seguir hablando…

Tanto por asimilar, y Johan no dejó de comer por ello - vistos losaconteciientos, nunca sabemos cual será nuestra última comida,... - estuvo silencioso mientras hablaban unos u otros y cuando vio la oportunidad acabó su frase - yo iré a ver que esconde el pasadizo tras el cuadro - luego miró al mayordomo - antiguamente tu sonrisa relajaba mi dolor de cabeza, pero ahora que la muestras en espera de que todos muramos, me pone nervioso. Si la casa ataca a quien esté en ella, ¿porque no te ataca también a tí? ¡habla de una maldita vez! ¡o haz el favor de retirarte mientras comemos, para no tener que ver una sonrisa que nos juzga y piensa un "veamos quien morirá hoy"! - Johan prefería ser tranquilo, alterarse intensificaba el tambor de su cabeza, pero alguien debía decir lo que seguramente pensaban varios de ellos.

Comenzó a acariciar su mechón blanco apartándose ligeramente de la mesa, sentía que ni siquiera podía comer tranquilo, y como un reloj los golpes de su cabeza retumbaban, mientras que con respiraciones tranquilas y largas intentaba calmar su humor. - Madre no soy digno de tus expectativas, aun pierdo los nervios demasiado rápido, me esfuerzo os lo prometo - con sus pensamientos procuraba controlarse, demasiado alocado de pequeño, y mucho aun por corregir. Pero esa sonrisa perenne, faltaba al respeto de lobos afectados, Rhona, Elizabeth y Arthur, incluso de la ausente Mary Jane.

Una vez más Eleanor durmió mal, en un sueño agitado con pesadillas soñando que recogía las pertenencias de personas que, estando vivos en la realidad, acababan de fallecer en el sueño y lo hacía rodeada de aquellos que sí estabab muertos.

Cuando despertó por la mañana notaba un nudo en la boca del estómago. Se vistió con calma y al revisar que dejaba todo correctamente ordenado en el cuarto, se percató de la cadena de plata que reposaba, olvidada, sobre la mesilla. La cogió y la guardó en el bolsillo del vestido. Luego salió al pasillo y, como empezaba a ser costumbre, vió como en procesión muchos de los ahora habitantes de la casa, desfilaban hacia un cuarto. Eleanor los siguió para descubrir que durante la noche había desaparecido un Alistair. Las cenizas sobre la cama, para ella, no dejaban lugar a dudas de cuál había sido su destino.

"Así que ahora parece que no está tan claro que vayan solo a por una rama de la familia..." pensó mientras sus sospechas sobre los sirvientes se acrecentaban. Se acercó hasta Ronha para darle su más sentido pésame y ofrecerle ayuda en cualquier cosa que necesitara. Después, para no perturbarla más, bajó hacia el comedor, dejandola en las manos de aquellos que eran su familia.

Una vez que todos estuvieron abajo, sentados a la mesa comiendo con apetito dispar, las cuestiones sobre qué hacer empezaron a florecer. Eleanor miraba por el rabillo del ojo a Edward. Durante años le había considerado un sirviente leal y capaz, creía incluso que estaba satisfecho de cómo se había desarrollado su vida al servicio de Green Arrow. Pero ahora se preguntaba si debajo de esa capa de frío rigor no estaría planeando algún tipo de conspiración con el resto del servicio. Escuchó a todos hablar y cuando terminaron explicó que sería lo que haría ella, sin dar demasiados detalles

- Por mi parte acompañaré a mi hermana a las habitaciones de los sirvientes y visitaré a la vieja Tata pues tengo algo que yo misma deseo preguntar- dijo con la mano en el bolsillo, tocando la cadena -Que conste que es mi decisión y no porque haya sido sugerencia de nadie en esta mesa- completó dando a entender que no estaba dispuesta en modo alguno a recibir sugerencias ni órdenes de nadie que no fuera su padre o su hermana "Y menos aún de la parte más baja de una rama familiar que ya de por si no es excesivamente brillante" pensó mientras miraba con cierto desprecio al Alistair que hablaba* como si pretendiera dar instrucciones a los Knight. Alguien con semejante falta de modales y un aspecto tan vulgar, Eleanor no entendía como se, atrevía a abrir la boca ni siquiera hacer algún tipo de propuesta habiendo, como había, otras personas de sobrada valía y capacidad entre ellos.

Casi le da un vuelco al corazón al oír a su hijo. Sabía que había estado en peligro, una madre sabe esas cosas. Además, parecía como si la casa de alguna forma se comunicara con ellos. Como si conectara varios mundos, pues Meghan estaba segura de que lo que su hijo dijo haber vivido no se trataba de un sueño. los muertos eran prueba de que el mal era cierto. Hasta ahora solo habían caído los que menos solían hablar, como si la casa misma les castigara por no ayudarles. Pero habían amenazado la vida de su hijo. Debían acabar cuanto antes.

-Quizá es ese duque sangriento quien ha iniciado ésto. Quizá su- se daba cuenta de que sonaba ridículo con solo decirlo, pero sus labios no paraban- fantasma o el de las personas a las que atormentó- con ese nombre no debía ser un buen hombre- quieran venganza o paz. 

Escuchó a Jesse. Meghan creía que sus ideas eran dignas de tener en cuenta.

-Así que la biblioteca para averiguar todo lo que haya sobre los hermanos y el conde es un buen lugar para empezar. Aunque seguramente la anciana también aporte luz al asunto- a veces las personas eran mejores fuentes de información que los libros. Miró a Arthur, al cual había rodeado con sus brazos, asustada por haber estado cerca de perderlo- Has sido valiente, y me siento muy mal por no haberte podido ayudar, maldigo a las fuerzas de la casa que te separaron de mí. Pero de día puedo protegerte, no me separarán de ti también de día. Debemos acabar con esto mientras podamos. Debemos zanjar el asunto que incomoda a esta casa para que estés a salvo.

La herencia no era el problema ahora. Salvar a su hijo era su prioridad.

La desaparición de Malcom Alistair, que ya había dado muestras de estar aquejado por un mal que no era de ese mundo llegó a sus oídos mientras accedía al comedor. No había dormido muy bien, como la noche anterior, y se quedó en su habitación hasta tarde.

Su primer impulso había sido consolar a Rhona, abrazarla y transmitirle su apoyo, pero delante de toda su familia, tanto Knight como Alistair, lo consideró demasiado embarazoso, por lo que se limitó a pararse a su lado mientras posaba suavemente su mano en el hombro de la muchacha.

-Lo... lo siento mucho...- dijo mirando al suelo -Si necesitas cualquier cosa, estaré por aquí cerca...-. Tras lo cual ocupó su sitio frente a ella al lado de su madre, como había hecho en anteriores ocasiones.

Escuchó el relato de Arthur, no cabía duda de que era un chico especial, no solo en su manera de expresarse, si no en la aparente frialdad que trasmitía mientras contaba que había conocido a Harry, el supuesto culpable de las últimas muertes y desapariciones.

-Por mi parte bajaré a las cocinas en busca de alguna otra entrada a los túneles y para ver si realmente tanto se escuchan las voces en los pasadizos, ya que Johan tiene intención de volver- añadió mientras daba vueltas al consomé de su plato. Como la mayoría de los presentes, había perdido el apetito.

Pese a llevar bastantes años alejado de su familia, estos extraños días en Green Arrow había hecho brotar lazos de afecto que parecían extintos. Su hermano mayor había dejado un rastro de cenizas en su lecho.  
Malcom... - no alcanzó a decir mucho más cuando se enteró de que ya no estaba entre ellos. 

Asumió automáticamente que había muerto. Al menos inicialmente. Todo el mundo lo hacía. Esa casa les mataba y la gente parecía haberlo entendido como una realidad. Y en el comedor la gente pasaba página. A ratos parecía que no les estuviese pasando lo que les estaba pasando.

En el comedor, en silencio, escuchaba a los que le rodeaban, anunciando a dónde iban a ir o qué iban a hacer. Una lágrima se deslizaba por su cara al escuchar a su sobrina Rhona agradecer los paupérrimos pésames que recibía.
Si ni siquiera han intentado buscar a Albert y Robert en los alrededores, siendo ellos de su directo linaje....¿cómo les va a importar mi hermano?. 

Se limpió la cara y se incorporó - Rhona....Malcom no puede haberse convertido sin más en cenizas. Volvamos a la realidad. Estaba enfermo, sí. Pero no moribundo. Y aunque lo estuviera.... ¡un cuerpo no puede desaparecer así como así! - entre frases se sorbía la nariz - Tiene que estar en algún sitio de esta maldita casa, al igual que los otros dos desaparecidos. Y ese lugar que mencionaste ayer Conrad, parece un buen sitio para esconder algo.  

Charles había tenido otra noche intranquila. Las desapariciones, junto con la muerte de Molv y el ambiente de pesadilla que parecía estar extendiéndose en todos los herederos amenazaba con contagiarsele. Y para colmo se desayunaron con la noticia de que Malcom Alistair también había desaparecido. 

No podía evitar sospechar sobre como se iban desarrollando los hechos. Los criados a los que había ordenado buscar a Albert y Robert no habían dado con ninguno, y ahora se sumaba otra desaparición. Tenía la esperanza de dar con ellos en los pasadizos explorados, o al menos con una pista, pero había sido en vano, aquel lugar era demasiado extenso para explorarlo en unas horas. Y para colmo estaban aislados.

Dedicó el tiempo necesario para intentar dar consuelo a Rhona y a Mary Jane, asegurandoles que iban a hacer todo lo que pudieran para dar con los tres desaparecidos. No quería darles falsas esperanzas, pero tampoco compartía la seguridad general de que los tres estuvieran muertos.

La actitud de Edward lo exasperaba. Le hubiese gustado golpearlo con todas sus fuerzas, y si era él quien tuviese la decisión final, mejor que el mayordomo fuera buscándose otro trabajo, porque sus días como empleado de Green Arrow estaban contados.

El pequeño Arthur estaba tan sugestionado por aquellas historias que ya había empezado a tener pesadillas, pobre chico. Y encima algunos de sus familiares alimentaban sus fantasías. Charles encontraba aquello bastante reprobable. Una cosa era que los adultos tuvieran sospechas, pero otra era influir de esa manera en la mente del chico. No obstante, no estaba de mas seguir el consejo de Murron y averiguar si realmenta había habido un Duque de Mothcry. Tal vez el chico lo hubiera visto en algún sitio y luego lo incorporó a sus pesadillas. 

Observó con algo de pena pero con comprensión la actitud de Elizabeth. Cada uno asimilaba como podía los hechos dolorosos, y la desaparición de su marido sin duda calificaba. Esperaba que no fuera muy dura consigo misma cuando la realidad le devolviera los hechos tangibles.  Sin embargo no hizo nada por detenerla, tanto ella como Eleanor eran sus prioridades y las apoyaría hicieran lo que hicieran. Asintió hacia ella cuando dijo dónde iría, lo mas importante era darle confianza y apoyo.

Finalmente su otro medio hermano, Dougal, aportó algo de sensatez a la conversación. 

- Si no le importa, lo acompañaré -le dijo. Creo que si en algún sitio podemos encontrar una pista de dónde están las personas desaparecidas, es ahí.

Dicen que en las desgracias la gente suele ser más solidaria y puede que fuera verdad, por lo menos a Rhona así se lo parecía pues las muestras de afecto que estaba recibiendo venían tanto de parte de los Knight como de los Alistair, incluso se mostró sorprendida cuando Elizabeth la abrazó, compartiendo con ese simple gesto un poco de consuelo por los infortunios que habían golpeado a toda la familia.

Fueron, todas y cada una de ellas, muestras de afecto que agradeció de todo corazón, en especial una de ellas que consiguió, durante unos instantes aliviar su pesar. La mano de Harold en su hombro y su sola presencia, consiguieron que Rhona dejara de llorar para sumirse en un mutismo y en un abatimiento más profundo que el llanto, pero no sin antes agradecer con una triste sonrisa su apoyo.

Mientras el resto desayunaba hablando de todos los descubrimientos que habían hecho, ella no hacía más que pensar en las cenizas que habían aparecido en la cama de su padre. Por mucho que su corazón quisiera decirle que aún estaba vivo, su cabeza sólo le gritaba que había muerto y que aquellas cenizas eran lo último que quedaba de él. Quemado, al igual que su madre y su abuela.

Reprimió un suspiro afligido ante ese pensamiento, sintiendo cómo su estómago vacío se encogía de angustia, pensando que quizás en las cocinas alguien le pudiera preparar alguna infusión caliente que aliviara esa opresión que amenazaba con ahogarla. No quería molestar más al servicio y a ella no le importaba prepararse el té a su gusto, estando ocupada quizás su pena fuera menos.

Levantó los ojos para mirar al joven que tenía enfrente cuando éste habló su intención de ir al mismo lugar en el que ella pensaba.

—Si no le importa Harold, quisiera acompañarle.

Esperaba no haber sido demasiado directa o descarada, aunque en esos momentos era algo que poco le importaba. Se giró hacia su hermana para darle instrucciones, aunque dudaba mucho que la mente de Mary Jane fuera capaz de asimilarlas.

—Por favor Mary Jane, procura no meterte en problemas. Aunque, si quieres, puedes venir conmigo.

Sabía que su hermana sólo buscaría su compañía cuando estuviera agitada o tuviera miedo, mientras tanto era bastante difícil conseguir que obedeciera, desapareciendo de la vista cuando uno se despistaba un poco.

Su razón le indicaba que no habría más muertes, que eran imposibles de explicar racional y coherentemente, pero su corazón le decía que si, que alguien más caería esa noche.

Por esa misma razón permaneció despierta, o por lo menos lo intentó. Cada sonido, cada crujido de aquella enorme casa, magnificados por el silencio de la noche, le hacía temer lo peor. Más aún ahora que tenía un rostro al que buscar en la oscuridad de la noche. No tuvo tiempo de hablar demasiado con su marido y su hijo. Poco más que informarles de que no había encontrado en la biblioteca ningún mapa del laberinto que le habían comentado el día antes.

Cuando supo que Malcom había caído esa noche, su corazón se debatió entre la alegría de saber que tanto su marido como su hijo no habían sufrido ningún peligro y el pesar al sentir su pérdida, al ver el dolor en el rostro de sus hijas. Al saber que era uno más, a los que más de ellos seguirían. Porque su corazón se lo decía. Dio su pésame a sus hijas y a sus hermanos. Había dado más pésames en aquellos dos días que casi en toda su vida.

Las palabras del pequeño Arthur descubrieron algo más, algo que la inquieto-¿Tampoco los niños están libres de esta locura? Yo pensaba que… En fin, parece que esto sí que nos incumbe a todos…. Miró a su marido y a su hijo y deseó no haber permitido nunca aquel viaje a la mansión, pero… ¿quien iba a saber todo lo que estaba por ocurrir?

Escuchó con atención a todo el mundo, lo que habían averiguado. Ella misma junto con Ebenezer tenían algo que contar. Miró al anciano, que por ahora estaba callado y sumido en sus cábalas, así que decidió contarlo ella aunque había sido él el que había tenido la feliz ocurrencia.

-Ebenezer y yo estuvimos ayer buscando en la biblioteca. Descubrimos algo muy interesante, que junto con lo que habéis contado y la experiencia de Arthur, cobra aún más importancia. Hay un viejo volumen en la biblioteca que contiene todos los antiguos lienzos que han estado en esta casa, desde el comienzo de los tiempos. Algunos de esos cuadros están colgados aún en la casa… pero otros no. Son demasiado antiguos. Muy antiguos. En especial uno del siglo XVI titulado “Mothcry Castle antes del incendio”, donde se puede ver el gran salón de la mansión en aquella época. Sobre la chimenea hay retratada una pintura… Adivinad quien es la persona que aparece en ese cuadro… -su mirada fue hacia Ebenezer, dejando que fuera él quien diera más datos, no en vano, el descubrimiento había sido de los dos.

No le pasó desapercibido el movimiento de Rhona hacia su hijo. Miró a Harold. Era el segundo día que andaba con aquella muchacha. Sonrió para si. Ella necesitaba apoyo ese día y ella conocía muy bien a su hijo, sería buena compañía.

Jesse estaba expectante y taciturno, pero lo ultimo procuraba que no se viera en su serio semblante, lo ultimo que necesitaba su familia era verlo derrumbarse, debía lidiar con eso como lo había hecho con todo antes de llegar a Green Arrow.

La pregunta de Elizabeth le puso en un dilema, por un segundo se arrepintió de esas palabras, pero el daño ya estaba hecho y pensó que era mejor ser lo mas claro posible. A pesar de que ni el esperaba que tuviera un valor real.
-Como decirlo sin que suene a desvarios de la edad... Según dijo ella, la clave para librarse de morir a manos de Harry es recordar aquello que te hace especial y aprovecharlo al máximo. -Callo durante casi un segundo el cual le parecieron horas. -Si alguien entendió a que se refería, que me ilumine.

Escucho a continuación como una mujer intentaba demostrar su individualidad y sonrió bajo esa barba extrañamente adornada. -"Parece que las Knight no son solo fachada, me gusta". -Aquel fue un pensamiento fugaz que se guardaría para él, pero no así sus futuras ideas, pues aquellas palabras y posteriores miradas le alentaban mas en demostrar cuan equivocada estaba y sacar al flote la vulnerabilidad de la mujer, como ya hubiera hecho con otras en el pasado.

Por fin su hermano dijo algo que le saco de su mutismo y alzo la voz victorioso.
-¡Es cierto, Que diablos! La esperanza es lo ultimo que debemos perder. Busquemos a Malcoln y al resto de desaparecidos. -Fue entonces cuando recordó las palabras del poeta y las de su hermano mayor la noche anterior. -¿Cerca de la habitación de mi hermano había otra entrada no es cierto? Vosotros cubrir la de la cripta. Yo acompañare a Johan a la otra entrada, cuatro ojos ven mas que dos.

Pero antes de reunirse con el Knight taciturno, se acerco a Harold y a su sobrina y les hablo bajando el tono. -Me fio de ti chico, cuida bien de ella. -Era sincero y sabia bien que nadie necesitaba su aprobación, pero que clase de tío sera si no mostrara los dientes aunque fuera un poco. -Si vais a la cocina, buscar la despensa. Según entendí al visitar a la anciana, el servicio guardo allí esos pendientes de perlas que tanto nos dieron que hablar la primera noche. Con suerte, de encontrarlos, puede que esa mujer este mas lucida, agradecida y comunicativa. -El hombre del sombrero torcido, sabia muy bien de lo que hablaba, estaba acostumbrado a hacer trueques por favores y conocía muy bien el valor sentimental de las cosas y su utilidad.

- Edward, le ruego que asuma la culpa por sus actos y deje de buscar excusas donde no las hay. Si un señor decide salir por la cocina, por supuesto que puede hacerlo, como si quiere bailar sobre ella. Y si no puede utilizarla pues tendrá que buscar otra manera de hacer la cena, como una chimenea. Utilice su imaginación, o al menos admita sus errores, pero termine con esa actitud.

El mayordomo cada vez enervaba más a Ebenezer. ¿Qué forma era esa de hablar a su familia? Con toda aquella locura sobre fantasmas su hermano había olvidado cómo mantener al servicio a raya durante demasiado tiempo, y se habían vuelto chulos. El servicio debe saber su posición, o se corre el riesgo de que piensen que tienen tantos derechos como los señores.

- Harry, señor de Mothcry. Eso decía el cuadro. Lo que más me inquieta Jeanne, es que el niño haya soñado con lo mismo que nosotros descubrimos ayer. Creo que ninguno hablamos de ello en su momento ¿verdad?.  

Por mi parte creo que ya he pasado demasiado tiempo en la biblioteca. Voy a ir también a las habitaciones del servicio. Ya que no han estado ocupándose de nosotros, a ver si al menos saben algo y son útiles.

Murron siguió escuchando lo que exponían unos y otros. Nadie había estado ocioso los días previos, y prácticamente todos tenían información que ofrecer. Poco a poco, iba llegando algo de claridad a esta oscura pesadilla. Una claridad muy leve todavía, pero por lo menos la suficiente para desvelar la identidad y el rostro de la amenaza que estaba decidida a acabar con todos ellos. Murron quería ver por sí mismo ese rostro, de manera que decidió acudir a la biblioteca.

-Yo iré a la biblioteca. Me gustaría ver ese libro de retratos que ha comentado-dijo dirigiéndose a Jeanne.