Partida Rol por web

El gimnasio de la Base Gulliver es más bien un estadio, aunque le falten las gradas. Es uno de los edificios de piedra grandes situados junto a la puerta norte. Se accede a través de un enorme portón de madera que normalmente sólo se cierra cuando amenaza tormenta en el cielo, ya que los soldados pueden entrenar a cualquier hora.

En el interior puede encontrarse de todo: desde tatamis para practicar cualquier arte marcial, una pista de carreras, un foso con armas de filo, zona de tiro... Algunos planetas tienen estadios para sus competiciones globales peor equipados que la Arena de Estigma, que es como cariñosamente le llaman en la Guarnición a este lugar.

No es la primera vez que una disputa se salda en el este gimnasio de una forma eficaz y violenta... y por desgracia no es la primera vez que acaba con la muerte de un contendiente. Por supuesto esto no está permitido y quien mate a un soldado de Gulliver se enfrenta a un consejo de guerra, pero a veces las cosas se desmadran o la maldad simplemente se apodera del ánimo de los contendientes. Por suerte la disciplina es alta y raramente sucede esto.

Los superiores, normalmente, alientan la resolución de conflictos mediante competiciones físicas. Eso suele calmar los ánimos. Pero se suele nombrar a un árbitro para evitar que las cosas se vayan de madre.

En estos momentos Armando Battles entra en el gimnasio con gesto torvo y la mala leche reflejada en su rostro. Tras él, minutos más tarde, entra el novato de la Guarnición. El nuevo no puede evitar mirar a su alrededor sorprendido: esperaba un gimnasio más bien pequeñito, de esos que tienen las guarniciones de guerra normales. Aquí en Gulliver parece que todo se hace a lo grande, haciendo honor a su nombre.

Cuando ambos hombres se encuentran en el centro del gimnasio otra persona entra por la puerta. Es el padre Dan Meladio. Por un momento los dos soldados piensan que el sacerdote intervendrá para frenar el combate, pero en lugar de eso el padre Dan levanta su mano:

- Oh, no... Adelante... Escojan su método preferido para demostrar quien es el macho alfa... Sólo he venido en calidad de árbitro. No queremos que la cosa se salga de madre ¿no?

Un remolino de curiosos se acerca al trío inicial. Los soldados no desaprovechan una oportunidad de salvarse del tedio de la espera por un rato.

Abe se sitúa en su lugar correspondiente, con aspecto relajado, y comienza a hacer calentamiento girando el cuello, luego los brazos, estirando un poco los abductores, los gemelos... Mientras el padre habla, él mira a Battles y dice:

-Los veteranos mandan. Que elija él -dice mientras guiña un ojo a Battles.

Battles conocia muy bien al padre Dan Meladio. De hecho le habia oficiado de arbitro decenas de veces.
Guiñandole un ojo al padre, se giro a una columna donde habian unas marcas.
Eran unas ileras de palitos de a 4, cruzados por una quinta linea en diagonal.
estas marcas estaban separadas en casilleros mas grandes que las agrupaban bajo titulos como: "a patada limpia", "con un brazo atado a la espalda", "con palos", "con espada", etc etc....

Su dedo parecia acariciar esas rayitas, y cada tanto sonreia como si recordara "quien" era aquella marca.

En todo el recuadro titulado "con armas de filo" se veian huellas digitales impresas en rojo, y algun que otro borron.

Por fin se giro hacia el novato y el padre.
Su rostro dibujaba una exagerada media sonrisa hacia la derecha, la cual denotaba una gran malisia.

- Vamos a pelear en el foso de los obstaculos, pero sin armas. Vale todo menos aporrear al adversario blandiendo un objeto.

Aquel recuadro de su lista era el que menos marcas tenia, debido a que sus adversarios al ver de que se trataba el foso de los obstaculos desistian antes de empezar. Y un cobarde abandono, no merecia una marca en su columna.
Aquel lugar era una gran pista de obstaculos. La cual usaban para entrenar de vez en cuando.
Por ejemplo habian cosas como troncos horizontales que giraban sobre su eje. redes que trepaban muros de hasta 3 metros. cuerdas que cruzaban una pileta llena de agua.(lastima que jamas cambiaban el agua) al menos era la misma desde aquel invierno que le dieron una "bienvenida" a aquel nuevo... y por desgracia tenia que ahogarse....arrggghhh ni para eso... bueno la cosa es que luego que sacaron el cadaver cambiaron el agua por higiene. si... eso fue hace unos 3 años minimo.

Bien aquel foso tenia de todo lo que se te ocurriese. aparte de lo arriba descripto claro esta. Y la ventaja era que Armando se lo sabia de memoria, y podia recorrerlo con los ojos cerrados.

Metio la mano en el bolsillo y saco una venda algo manchada de sangre, con la cual comenzo a envolverse los nudillos.

- Vamos...?

-Eh, socio. ¿vamos a pelear o echar una carrera? ¿O es que necesitas que haya muchas cosas para esconderte?

Abe habla con sonrisas, y guiña al padre Meladio mientras tanto.

-Venga, vamos, que se hace tarde,

- Bien muchachos, pues nada: poneos en la línea de salida.- el sacerdote levantó un pañuelo - En cuanto lo baje será la señal de salida.

El pañuelo bajó rápidamente al grito de Dan:

- ¡YA!

Abe se coloca en el lado derecho, y en posición, espera a la señal del padre Meladio.

Conforme se escucha la señal de Dan Meladio, le pego un barrido a Battles con mi pierna derecha, haciendo un movimiento giratorio hacia su posición, a fin de engancharlo cuando él empiece a correr. Mi idea es tumbarlo, o al menos trastabillarlo para ganar la delantera, por lo que uso todo el turno para tal fin, jugandome casi toda la carrera a esta carta.

Armando escupe en el suelo justo delante de su adversario mientras espera la señal del padre.

Tan rapido como el pañuelo cayo al suelo, Battles le aplico un *"fumi komi" a su adversario en la rodilla para luego seguir corriendo hacia la meta

- jeje no te quedes atras tortuguin!!!

La carrera va a ser de todo menos limpia. Eso se nota porque en cuanto el pañuelo cae al suelo Armando se gira e intenta quebrar la rodilla de su contrincante mientras Abe, ignorando siquiera el comienzo de la carrera, intenta a su vez derribar al otro.

Y lo que sigue es un pequeño barullo: Abe tropieza en su énfasis de atacar a Armando y éste no perdona. Gira sobre su cintura y levanta la pierna para intentar acertar al novato en algún punto de su rodilla... Pero Ado, que ya está en movimiento, rueda por el suelo esquivando el ataque. Armando no se detiene sino que sale a la carrera, intentando al menos ganar la primera distancia, recorriendo los doce primeros metros mientras Ado intenta levantarse.

Abe se repone como puede del primer embite, y sale por patas tras Battles.

En principio esprinto para intentar alcanzar a Battles. Cuando lleguemos a los troncos giratorios quiero darle un empujón a fin de estamparlo, pero creo que eso será más adelante, y si lo alcanzo.

Armando sale corriendo como alma que lleva el diablo y entra en la zona de los troncos. Rueda por el suelo esquivando el ataque de uno de ellos y se levanta rápidamente para continuar la carrera entre los embistes... Sale ileso, sin mirar hacia atrás, en busca del siguiente obstáculo.

Ado por su parte se levanta y, pese a haber perdido la iniciativa, hace un buen sprint persiguiendo a su oponente. Sin embargo ni siquiera alcanza todavía la zona de los troncos...

-Eeeeh, caragarfio, ¿para eso me traes aquí? ¿para salir corriendo?

Grito como puedo mientras corro con todas mis pelotas, aunque se ve que el viaje me ha debilitado, y tengo pocas fuerzas para correr.

-No corras hombre, que no te voy a hacer nada maaloo.

Estaba claro que Armando conocia este circuito a la perfeccion. De hecho 2 o 3 veces por semana lo hacia por puro gusto. Ademas de las veces que su superior se lo ordenaba.

Mientras se alejaba habilmente del nuevo, no podia evitar reir.

- Ja ja ja! debiste aceptar mi ayuda como mentor! sos un piltrafilla, como te agarre un simbionte no tenes ni la menor oportunidad!

Mal asunto para el novato: Armando le lleva mucha ventaja. Maldiciendo intenta alcanzarlo. Llega hasta la zona de los troncos entre juramentos y bufidos. Sin duda no es el día del nuevo... Uno de los troncos lo pilla desprevenido y le golpea en las costillas. Abe cae al suelo y se arrastra para intentar salir de la zona de troncos sin sufrir más daños...

Por su parte Armando sigue corriendo como un experto. El novato debe reconocer que el muy cabrón es ágil para el tamaño que tiene.

Abe no entiende por qué el veterano tenía tantas ganas de venir a darle una lección, y cuando lo tiene cara a cara, éste sale corriendo como un cohete. Pero aún así, y aunque intente disimularlo, le escuece que el cabrón le haya tomado la delantera, y aunque ve que es casi imposible alcanzarle, continúa corriendo con todas sus pelotas, a ver si con suerte el melón se cae a la piscina, y Abe puede tirarse encima de él y ahogarlo.