Partida Rol por web

UNIDAD ANGELUS. EN ALGUN PUNTO TRAS LA LINEA SIMBIONTE.

Dos vehículos blindados avanzaban por la jungla destrozándolo todo a su paso. Cada una de aquellas tanquetas tenía espacio para una veintena de personas sin contar a los dos pilotos ni al artillero. Normalmente se utilizaban para formaciones de ataque, situados en la vanguardia, cargados de marines dispuestos a todo. Sin embargo esta era una misión distinta. La Unidad Angelus contaba con un nutrido grupo de marines que efectuaban una labor de escolta para el grupo más reducido de componentes que, sin embargo, la lideraban. 

El comandante de la misión era el Padre Aronius, de la Casa Hazat. Un hombre entrado en años cuyo aspecto casaba mejor con una biblioteca y no con una jungla plagada de simbiontes. Su guardia personal la formaban los Hermanos de Batalla Berian y Olav, dos enormes soldados del Pancreator tan silenciosos como afable era su señor. Con ellos viajaban siempre media docena de cardenales de la Iglesia seleccionados por un exigente curriculum que mezclaba habilidades de supervivencia y conocimientos teológicos. Ellos eran los que seleccionaban las acciones que la Unidad Angelus llevaba a cabo y que normalmente trataban de recuperación de artefactos o investigación de sucesos que tuvieran algo que ver con la fe... o la herejía.

En medio de todos ellos un hombre que nada tiene que ver con los militares. Lucas Sailor se agarra a su silla con cada salto que da la tanqueta en la que va. Se dirigen hacia Pico Halcón. Hace mucho que Sailor no viaja hacia esa zona, desde que quedó más allá de la Línea. Pero ahora se ha unido por petición expresa de la comandancia - como si tuviera elección - porque es de los pocos que ha tratado con los Carroñeros que operaban en esa zona. Si la comunidad ha logrado mantener a raya a los simbiontes entonces Sailor puede ser una baza para atravesar sus tierras con un mínimo de combate.

Alice Sun está encargada de la parte médica de la misión. La unidad Angelus reza al Pancreator pero también lleva una unidad móvil de emergencia para operaciones y sanamiento. Después de todo la ciencia es mala pero sigue siendo útil si se puede usar para la causa.

De entre los soldados asignados hay tres que ya han estado en misiones de este tipo. Haidyn, Sheppard y Morneus han sido recomendados para esta misión porque han demostrado que saben guardar silencio si algo raro sucede. Y cuando la unidad Angelus actúa es que algo raro hay por el medio...

Mientras la tanqueta se mueve como un barco entre la selva el Padre Aronius se las arregla para mantenerse de pie en la zona delantera mientras se dirige a su tripulación y a la de la otra tanqueta - comunicada por radio - para explicarles que demonios hacen allí.

- Señores, como saben la Unidad Angelus tiene como misión examinar sucesos heréticos allá donde ocurran, aunque sea al otro lado de la línea Simbionte. Nos han informado de graves perturbaciones en la zona que antes se conocía como Pico Halcón. No sabemos que las han producido pero creemos que podrían ser causadas por un flujo de Antinomia. Para quienes no sepan de que hablo diré que la Antinomia es un enlace con el Vacío, con lo que podríamos considerar el Infierno. Oh, no crean que son paparruchas de aldeanos. Ya nos hemos enfrentado a esto antes.

Todos guardan silencio. Haidyn y Sheppard intercambian una mirada.

- El caso es que nuestro deber es descubrir cual es su origen y detenerlo si es posible. Si nos encontramos con servidores la antinomia la Unidad Angelus - mira a sus colegas eclesiásticos - sabe cuales son los pasos a seguir. Ustedes están aquí para darnos apoyo frente a problemas... más mundanos. Los Carroñeros operaron en Pico Halcón durante años y no tenemos noticias de que lo hayan abandonado pese a haber quedado aislados del resto de los humanos al otro lado del la línea simbionte. Si tienen información podrán ser de ayuda, por eso hemos traído con nosotros al señor Sailor. Si se interponen en nuestro camino...- se encoge de hombros - entonces supongo que ustedes sabrán como actuar.

Un nuevo brinco hace que el anciano tengo que agarrarse con más fuerza.

- Queda el tema simbionte. Aquí no hay medias tintas, evidentemente. Confiamos en su experiencia en el campo de batalla para la defensa de la unidad Angelus en caso de un ataque simbionte, cosa que por desgracia probablemente suceda. Tendremos que abandonar la seguridad de estos excelentes vehículos cuando el terreno se ponga abrupto.- nuevo salto de la tanqueta - Más abrupto... si eso es posible. ¿Alguna pregunta?

¿El infierno? Oh aquello era estupendo. Alice pasó la mano por su pelo y se lo recogió en una coleta para que el pelo no le estorbara. Se había presentado a la misión por que... bueno, era de las pocas civiles que había estado en combate y porque toda ayuda es necesaria cuando se va lejos de la base. Además podría dar asistencia médica si era necesario a los humanos que había mas allá. Todo aquello ni siquiera sonaba tan mal... hasta ahora. Si ya era malo tener que ir con esos fanáticos que habían estado a punto de ejecutarla ahora hablaban del maldito infierno. Bueno, ya no había marcha atrás y ella poco tenía que decir. Seguiría a sus compañeros, obedecería las instrucciónes y con suerte regresaría sana y salva...

Con cada tambaleo de la tanqueta los bolsillos de la gabardina de Sailor sonaban como si fuera una maldita maraca. Llevaba 4 petacas con Fuego Verde, el licor más apreciado por los carroñeros de la zona. Cuando Sailor era uno de ellos hubiera matado por una de esas petacas. De hecho, es probable que lo hiciera, puesto que rara vez te acordabas de lo que habias hecho despues de emborracharte con aquello. Se decia que podia usarse de combustible para naves espaciales... El licor era su as en la manga si llegaban a tener que negociar con los carroñeros de la zona salvaje.

Lucas miraba a Alice con un silencio cómplice. Había oido historias sobre sus habilidades psi. Seguramente ella habría oido las mismas sobre él pero no le preocupaba. Sobre Lucas Sailor se contaban historias bastantes peores que las relacionadas con sus habilidades especiales. Y, seguramente, la mayoria las contaba la mujer que tenia en frente.

-Haidyn...otra vez juntos, Eh? Realmente no sabes qué hacer para verme...

¿Preguntas? Ese tío está de broma o algo parecido. Después de todo lo que Hadyn ha visto en este puto planeta las preguntas está claro que las deja para los que no tienen ni puta idea. La misión está clara, como siempre, proteger a los santurrones estos para que recojan lo que cojones sea eso que puede abrir la puerta del infierno, como si no fuera suficiente infierno lo que tienen ya. Por eso mira de reojo a Sheppard. La última misión ha sido un interludio de eso. Demonios, infiernos, da igual con tal de matar unos pocos bichos más. Que sean las cabezas pensantes las que decidan qué hacer con el resto. Total, ya viven en su propio infierno particular que es el planeta entero lleno de bichos.

Mira a Sailor mientras un bache los zarandea de lado a lado. A saber qué cojones lleva en los bolsillos para que haga tanto ruido.

-¿Te crees que eres el puto centro del Universo, Sailor?- No está para sus bromitas, su mirada acerada destella. - Voy donde me ordenan. - Un nuevo bache hace que se sujete un poco más fuerte al techo de la tanqueta. - Tal vez eres tú el que no sabe qué hacer para no perderme de vista. - La mirada acerada vuelve a destellar, esta vez en algo parecido a diversión, tan sólo un instante antes de volver a tener la frialdad de siempre.

El padre Aronius asiente.

- Si no hay preguntas entonces preparémonos para el desembarco. En breve llegaremos al primer destino establecido.

El sacerdote realiza las indicaciones necesarias para el momento en el que se baje la gente de ambas tanquetas. Se dividirá la unidad tres escuadras, cada una de ellas formada por eclesiásticos y soldados. La idea es avanzar juntos pero con posibilidad de dividirse si es necesario. Cada uno debe saber que posición ocupar y que órdenes obedecer en caso de combate.

Diez minutos después de la explicación del Padre Aronius las tanquetas se detienen, abriendo los enormes portones para que desciendan los soldados. Se han parado en lo alto de una loma. Los pilotos y artilleros quedarán en los vehículos para vigilar el regreso del equipo de exploración.

El lugar escogido para el despliegue es bueno: está a un centenar de metros de la subida de Pico Halcón y desde aquí las torretas de los vehículos podrían cubrir una retirada si el equipo de exploración tuviera que regresar apurado. Desde donde están ahora mismo pueden ver un sendero casi cubierto por la jungla que primero desciende para luego ascender gradualmente. En un punto del segundo ascenso hay una empalizada de madera que rodea la peña. No se ve movimiento pero si hay alguien en la empalizada tuvo que haber escuchado la llegada de las ruidosas tanquetas.

- Maese Sailor, creo que es su momento. Hadyn, Morneus y Sheppard irán con usted. El resto de los marines irá a una distancia prudencial por si las cosas se tuercen. Desde aquí arriba los demás podremos darles fuego de cobertura en caso de que haya algún tipo de malentendido.

Se aproxima a Sailor:

- Recuerde que nuestra petición es formal pero tajante: queremos subir hasta las cavernas de Pico Halcón. Lo haremos pacíficamente si nos lo permiten pero no dudaremos en usar la fuerza si es necesario. Espero que esos salvajes lo entiendan.

¿Salvajes? Tal como lo dice el sacerdote parece que se van al encuentro de unos tipos con taparrabos y lanzas, pero la última vez que Sailor estuvo aquí los carroñeros estaban bien armados. Muy bien armados. Nadie se queda al otro lado de la frontera simbionte armado con un palo.

Sailor se alejó con su escolta y espero a haberse alejado para comentar con la unidad...

-Claro, claro, Padre... Les enseñare nuestros palos de fuego y seguro que se mean encima! Vamos hombre! Estos tipos se las apañan para sobrevivir aquí en medio, rodeados de simbiontes asesinos y ese santurrón los subestima? No os engañeis, chicos. Cuando nos embosquen y nos rodeen no perdais los nervios. Estos tipos son peligrosos, asi que esperemos que podamos solucionarlo todo de buenas maneras...

Lucas, como siempre, elegió el humor para distanciarse de la tensión y el peligro. Aquello le funcionaba siempre desde que dejó el cuerpo. Lo malo era que alguien siempre acababa pagandolo.

-¡Por cierto, ahora mismo si que me siento un poco el centro del universo, Hadyn pero te preocupes, no dejare que te pase nada!

Marcelus había viajado con los ojos cerrados, y parecía que no le incomodaba para nada el traqueteo abrupto del transporte. Cosas de ser un marine.

Noto la mirada de Nova en su cabeza cuando el Padre termino de hablar. Sabía lo que ella estaba pensando, pero como ella, el silencio era la mejor respuesta.

Cuando llegaron y se bajaron la única respuesta a las ordenes por parte del soldado fue la corredera de su arma colocándose en posición.

En cuanto salieron, echo un vistazo atrás, recordando detalles que nadie más veía, y que hacían que fuera uno de los mejores rastreadores, en una selva que cambiaba a cada hora.

Luego, dio unas zancadas y se puso unos cuentos metros por delante del grupo. Era su trabajo, vigilar, encontrar rastros, trampas, y sobre todo, ser un ojo experto en un lugar donde cualquier detalle podía matarte.

Si alguien tenía algo que decir sobre como hacia su trabajo, podía decirlo. Pero no solía darse el caso.

Aquello era estupendo. Los fanáticos religiosos querían matarla. Los militares eran unos cabezas cuadradas que solo pensaban en arrasar cosas y el único civil aparte de ella misma parecía creerse el único hombre del planeta. El único que soportaba de aquella excursión era Morneus y parecía callado. 

Alice se mantuvo a la espera oteando el lugar y rezando por que no cayesen en una emboscada.

Al bajar de la tanqueta lo primero que hace es mirar a su alrededor comprobando el perímetro, lo segundo quitar el seguro al fusil, nunca se sabe.

Deja que Sheppard avance un poco, sus ojos son más agudos que los suyos, lo tiene comprobado y confía el el marine. Mira de reojo a Sailor.

-Haz tu trabajo, yo haré el mío.

Sin más empieza a avanzar hacia la empalizada.

El equipo avanza con cautela. La cautela es lo que marca la diferencia entre los héroes y los que vuelven a casa. 

Marccelus, un poco más adelantado, explora el terreno en busca de cualquier trampa. Cubriéndolo de cerca va Hadyn. Un poco detrás Sailor no quita ojo a lo que le rodea. Los demás marines se despliegan en semicírculo cubriendo al civil.

Pero llegan a la empalizada sin mayor problema. Por un momento se detienen pensando en si llamar o no. Sólo un momento antes de que una figura se asome por lo alto.

- Por todos los putos infiernos del Mundos Conocidos. ¡Pero si es el jodido Lucas Sailor!

Sailor mira al individuo pero no lo recuerda. Quedarse con el nombre de un carroñero no es una buena inversión de neuronas, no duran tanto como para tener que recordarlos. Pero éste parece que le conoce. Eso es un buen paso.

- ¿Os habéis perdido? - el tipo mira hacia los tanques de la colina - ¿O venís a cobrar algún tipo de diezmo? Si es lo segundo lamento deciros que mi madre no está y no volverá hasta dentro de un par de semanas. Pero le dejaré el recado...

Por el momento sólo se ve a este individuo, armado con una escopeta de postas, pero se escucha ruido al otro lado de la empalizada. El ruido que hacen armas y armaduras al prepararse para cualquier contingencia.

-Ja,ja,ja! ¡Que jodido perderse hasta acabar aqui, hermano! No, no, no. Vengo en misión oficial, tío! -dijo Sailor haciendo con los dedos el gesto universal del dinero. Nos mandan las autoridades en misión oficial de la Federación! Querían mandar un jodido batallón de marines pero yo estaba allí y le dije al viejo: "Mire capitán, si manda solo a un puñado de cabezas cuadradas van a acabar todos muertos a las puertas del Pico y se habrán perdido un montón de vidas a ambos lados tontamente. Déjeme ir a mí con ellos para revivir viejos tiempos y ya me sacaré yo mi beneficio por mi cuenta".

-Aún así se aseguró de armar a estos cabrones con un pequeño arsenal . En fin, ya sabes como es esta gente. Pero aquí estamos, dispuestos a negociar...

Sailor sabía que jugaba un delicado juego. Por una parte quería ir de buenas y ser educado pero por otra no podía permitirse que pensaran que podían acabar con todos y robarles lo que llevaban sin pagar un alto precio. Asi que mezclo bien sus cartas y se jugo una mano calculada...

El carroñero miró a Sailor y luego giró la cabeza para señalar la colina:

- Perdona si no noto la diferencia entre un batallón y lo que viene contigo. Vamos a ser claritos: si nos metemos a hostias esto no va a ser bonito. Puede que nos acabéis liquidando pero os va costar un poco... no creas que hemos sobrevivido a los putos verdes para que ahora nos amilanemos ante unos marines con pinta de duros. Estas son nuestras tierras y si el Emperador viene a reclamarlas llega un poco tarde. 

Apuntó con la escopeta de postas hacia Sailor. Desde esa distancia había posibilidades de fallo pero Lucas no tenía ganas de comprobar su suerte. Los marines levantaron sus armas. 

- Tú y yo vamos a ser los primeros en irnos a tomar por culo pero luego será una jodida masacre. Así que mejor negociamos.

Bajó la escopeta. Los marines se tranquilizaron un poco.

- ¿De qué coño va todo esto?

Al otro lado de la empalizada se escuchaban murmullos y movimientos intranquilos. El tipo tenía razón: si las cosas se torcían aquello iba a ser una jodida carnicería.

Lucas entorno los ojos pensando: pero si es justo lo que he dicho yo!

-Ya te he dicho que evitar eso es lo que me hizo involucrarme en la mision. Tenemos ordenes de llegar al Pico Halcon para investigar una especie de lecturas extrañas que se han detectado ahi. Sabeis algo de eso vosotros? Ha pasado algo fuera de,lo normal?

El tipo se quedacallado mirando a Sailor. Luego mira al horizonte, por encima de las tanquetas. Por un momento Lucas cree que quizás no le había entendido y está a punto de repetir la pregunta pero le interrumpe la tardía contestación.

- ¿A qué le llamas tú cosas raras? Más allá de la línea siempre pasan cosas raras...