Partida Rol por web

Estaba tenso. Mucho. Aquello me gustaba cada vez menos. Cada paso que daba, cada paso que me alejaba del grupo principal sentía que estaba un paso más lejos de la seguridad. Me agaché, creía haber visto una planta medicinal. Cuando me levanté, un poco más lívido de lo que habitualmente era, miré fijamente hacia Scott y Finn.

Di unos pasos hacia ellos, aparentando normalidad y tranquilidad. Sí... Tienes razón. Dije a mi mejor amigo, sonriendo de una forma algo extraña para mí. Él se daría cuenta que no era mi sonrisa habitual. Me seguí acercando y, cuando estuve lo suficientemente cerca de ellos para hablar en un susurro y que me escuchasen, entonces se lo conté. Nos están observando. Tenía un hilillo de voz. No miréis, pero he visto varias figuras humanas. No estamos solos, he contado al menos tres. Tenemos que irnos de aquí.

Tenía miedo, no era valiente y no pretendía serlo. No sabía lo que hacían aquellas sombras, pero no quería parar a averiguarlo. Pero íbamos a necesitar el agua...

Scott miró a Sean, era la segunda vez que intentaba hablar con Valary y la segunda que acababa interrumpido, no conocía bien al chico, parecía nervioso y un poco paranoico en general pero no desechó lo que decía, no después de ver al ciervo, un escalofrío le corrió la espalda al pensar que alguien con dos caras podría estar vigilándolos desde los arbustos. Miró a la agente, alegrándose de que estuviese allí, y habló a media voz para que le escucharan Sean, Finn y Valary.

-No digáis nada al resto, vamos a parar y asegurarnos de que estamos todos, abrid bien los ojos y avisad si veis cualquier cosa. Si estamos juntos no se acercará lo que sea que nos ronde- Se separó de ellos y para dirigirse al resto del grupo.

-¡Eh gente!- Dijo para llamar la atención del grupo -Vamos a parar un poco, acercaos todos, vamos a echar un ojo a lo que hemos encontrado. Y abrid los ojos, no queremos encontrar un oso con dos caras o algo así- Lo último lo dijo medio en serio medio en broma, esperando al menos plantarles la duda para que no se alejara nadie del grupo.

Mientras se acercaban todos Scott intentó contarlos con la esperanza de que no faltara nadie mientras lanzaba miradas discretas a los alrededores.

Gracias a los Dioses, encontramos un refugio pronto. No es lo ideal, pero nos salvará, al menos de la niebla. Me deslizo por el hueco como puedo, sin darle importancia al dolor que me producen las zonas afiladas de la grieta. El dolor me hacía recordar que estaba viva, cosa que dejaría de ser cierta si aquella niebla nos atrapaba. Unos rasguños eran un buen precio a pagar por salvarnos.

Sin embargo, al movernos allí abajo, algo no parecía estar bien. El aire parecía estar cargado. Y realmente, nos habíamos metido allí sin haber siquiera mirado si era más seguro que el exterior. Parecía lógico pensar que no había nada peor que la niebla, pero también era estúpido creer algo así. De todas formas, los problemas era mejor solucionarlos de uno en uno.

Con cada paso, estaba atenta a todo mi alrededor, por si acaso había algún sonido o cambio de aire extraños.

Verla de aquel humor hacía que yo mismo sonriera, no solo eso, me sentía lleno de energía, aunque no por ello olvidaba los riesgos que entrañaba aquel extraño y maravilloso lugar.

-Está bien. Pero ten mucho cuidado.- Dije sabiendo que llegado el momento iba a hacer igualmente lo que le diera la real gana.- Y no te alejes mucho de mi.

La verdad era que a pesar de lo peligroso yo también tenía ganas de ver que tenía la tierra para ofrecernos. Dicho aquello le di un leve golpecito con el puño en el hombro a la vez que le sonreía.

Valary se rasca tras la nuca ante la pregunta de Scott. Bufa levemente, como intentando pensar por dónde empezar o como responder a dicha cuestión.

-Sé menos de lo que parece y más de lo que querría…-  hace una mueca cínica con la cara –Sois los “voluntarios” de una programa llamado Éxodo, a saber que es…- entonces es interrumpida por la llegada de Sean –¡Ey Cupcake! ¡Veo que todavía respiras!- dice alegremente la joven rubia, sonriendo algo torcidamente. Se queda pensativa al oír el descubrimiento del joven aprendiz de médico y no protesta ante las órdenes dadas por Scott, aunque aún no entiende quien le ha puesto al mando, pero bueno. Localiza a Lilith con la mirada y se sitúa a su lado, para protegerla de lo que sea que haya ahí fuera.

La muchacha, que no tiene ni puñetera idea del tema plantas y bayas, se dedica a recoger flores que le parecen bonitas. Se siente muy fuera de lugar dado que su aprendizaje y tareas en el Arca de nada le sirven en medio del campo. “Bueno, a no ser que haya algún árbol mecánico, claro, entonces seré la maldita reina de los engranajes”, piensa para sus adentros, mientras camina distraídamente sin alejarse mucho de Finn. Ve una de esas mariposas de color azul neón y sonriendo, complacida, la va siguiendo en un intento por tocarla…

La mayoría de los miembros de la expedición responden a la llamada y dejan de buscar comida y agua para acercarse. Algunos llevan moras de un color violáceo sujetas y amontonadas en su camiseta, a modo de cestito. Otros llevan en las manos algunas ramas de hierbas distintas y otros directamente han recogido ramas de árbol para la fogata. La mayoría se quedan sorprendidos con el aviso y esperan a algún tipo de explicación al respecto.

Veis rencillas y tal, pero nada que sea preocupante, así que decidís iros por vuestra cuenta a explorar la zona. Sin preocupaciones y sonrientes, os adentráis en la arboleda que rodea vuestro campamento improvisado. Al principio sólo veis más árboles del mismo estilo que ya habíais visto antes, de colores verdes luminiscentes y otros más opacos y similares a los de los libros electrónicos de la escuela. Oís pequeños animalitos correteando entre los arbustos y la hojarasca del suelo o saltando por encima de vuestras cabezas, de rama en rama. Sentís el latido del bosque en todo su hermoso esplendor. Unas pequeñas y curiosas mariposas de alas de color azul neón se acercan a vosotros y revolotean a vuestro alrededor de forma inofensiva. El Sol penetra a través de las copas de los árboles, calentando levemente vuestros cuerpos. El aire es fresco, puro y limpio y todo parece en paz…

Scott se quedó un momento en blanco cuando el grupo se quedó a las espera de alguna explicación, por un momento pensó en contarles lo que dijo Sean, pero no tenía mucho que contar, él no había visto nada y pensándolo en frío puede que Sean solo creyera ver lo que decía, no dudaba que decía la verdad pero puede que la imaginación le hubiese jugado una mala pasada.

-Lo de ese ciervo ha sido increíble...- Dijo mientras buscaba un sitio donde sentarse -Ahora sabemos que hay animales por aquí, así que será mejor que no nos separemos mucho, puede que no todos sean tan inofensivos como el ciervo- Intentaba darles un motivo para que no se separaran pero tampoco quería asustarlos -pero seguro que ellos tienen más miedo que nosotros que nosotros de ellos- 

Se quedó mirándolos un momento sin saber muy bien que decir, entonces se dio cuenta de que no conocía a ninguno, solo algunos les sonaba de verlos en el comedor, de hecho al que más conocía allí era a Fin y apenas de unas semanas.

-Sé que va a sonar a una mierda de esas de auto ayuda, pero ahora dependemos los unos de los otros y creo que estaría bien conocernos, al menos nuestros nombres y que hacíamos en el Arca o que sabemos hacer...- los miró a todos por si alguno se atrevía a dar el primer paso y asegurándose de nuevo de que estaban todos -Eh, bueno... Yo me llamo Scott y mi madre trabaja en la estación agrícola, así que se algo sobre plantas-

Alcé una ceja y miré a Scott, extrañado. Era una buena idea mantenernos todos juntos, pero había que encontrar el río. Debíamos seguir. Esto... Bueno, yo me llamo, Sean. Un placer. Dije, levantando la mano y sonriendo con cierta vergüenza. No se me daba bien hablar en público y no me gustaba que la atención se centrase en mí, pero tenía que ayudar a Scott, no podíamos permitir que el grupo se separase. Si había gente en aquel lugar a saber lo que podrían hacernos. No quería ni imaginármelo.

Era estudiante de medicina antes de que me encerrasen, así que si sentís algo raro, podéis acudir a mí. Aunque no sé de las medicinas que disponemos, si es que disponemos de alguna. Cuando volvamos lo intentaré averiguar... Miró nervioso a Finn en busca de ayuda. Ya había hablado más de lo que me habría gustado. Podemos hacer esto mientras buscamos agua. Propuse, poniéndome a andar con la esperanza de que me siguiesen. Mover masas nunca había sido mi fuerte. No queremos que se nos haga tarde.

Melany se distraía, así que la tomé de la mano y la llevé hacia el grupo central, el que estaban reuniendo Sean y Scott. No fuera cierto que hubiera alguien o algo vigilándonos y se viera en peligro. 

—Y yo soy Finn. Hola gente— saludé a todos con una sonrisa. Una algo tensa. Pero Sean también se había presentado y cuando me miró asentí aprobadoramente y cuando trató de guiar al grupo para encontrar agua le seguí, junto con Melany. Para hacer masa y que todos fueran cerca de nosotros. 

—Venga, vamos, tenemos que encontrar agua y llevarla al grupo principal. Seguro que tenéis tanta sed como yo.

Maldita niebla amarilla. Malditas piedrecitas afiladas. A medida que voy bajando por ese estrecho agujero, rasgándome brazos y piernas, maldigo en voz baja, cada vez más cabreado. No me gustan los espacios cerrados. No me gustan los sitios oscuros. Pero, sobretodo, no me gusta la niebla amarilla. Con un chapoteo demasiado ruidoso para mi gusto, mis pies tocan el suelo y me aparto para que otros puedan bajar. Mis ojos escudriñan el lugar, aunque la oscuridad no ayuda en nada. No me gusta. Aquí abajo hay algo que no me gusta. Siento el vello de mi cuerpo erizarse y eso es mala señal. Soplo a medida que agarro con fuerza la lanza con las dos manos, colocándola con la punta hacia delante. Preparado.

Doy un par de pasos, concentrándome en mi oído e intentando acostumbrar mis ojos a la oscuridad. Le hago un gesto a Tristán. "¿Voy a ver?".

- ¡Waaaaaaaaa! ¡Peque esto es una pasada! - El apodo era bastante comico pues el era mas mayor que yo y mas grande que yo, pero por eso mismo se lo había puesto, cuando llegue con su familia aquello lo picaba mucho, pero con los años al final fue un mote cariñoso entre ambos, al igual que el me llamaba Nana de "enana".

- ¿Tu te lo imaginabas asi? - Alargue mi mano hacia una de las mariposas mientras mis ojos estaban abiertos de par en par observando todo, una cosa eran las hostorias o lo que podiamos haber leido, y otra verlo en directo, de aquella manera - ¿Habra algun rio o lago o algo asi? - en el arca el agua se contaba a la milesima pues había que depuerarla y volver a tratarla para su uso, el imaginarme pudiendo entrar en una gran zona de agua zambullendome me parecia de sueño.

Lo cogi de la mano entrelazando nuestros dedos y tirando de el como una niña ansiosa - ¡Vamos a buscar! - Pero en ese momento me di cuenta de algo, tenia una memoria impresionante pero... Busque una piedra en el suelo e hice una marca en un arbol, para asi ir marcando algunos por si nos perdiams a la hora de volver.

La miré divertido, sin duda la Tierra superaba en mucho cualquier cosa que hubiera escuchado sobre ella, pero era aun mejor ver a Di disfrutar de ello.
La verdad es que no me imaginaba la Tierra de aquella forma, la esperaba más peligrosa. Vi como jugueteaba con una mariposa cuando contesté.

-Me lo imaginaba más como un pozo radioactivo sin vida.- Bromee con cierto fondo de seriedad.

No estaba seguro de que buscar un río fuera una gran idea, al menos no para lo que suponía que lo quería, aun así me dejé llevar por su emoción y tomé su mano.

-Está bien, pero ten cuidado.- Repetí una vez más dejándome llevar, pero sin dejar que tirase con demasiado ímpetu.

A saber que nos podíamos encontrar, al menos tenía aun la suficiente cabeza de marcar el camino. Intentaba mantenerme alerta, aunque a decir verdad yo también estaba demasiado emocionado por el mundo que nos rodeaba.

- ¡Oh por Dios! ¿Te metieron una escoba por el culo estos años? - Le dije riendo y tirando d ele mientras iba marcando las zonas - Deja de repetir ten cuidado y vamos a divertirnos un poco - Me pare en seco y lo mire de forma complice acercandome para darle un beso en la punta de la nariz - ¿Cuanto hace que no nos divertimos juntos? Deja de hacer de hermano mayor y vamos a disfrutar mientras podamos.

No sabia si necesitaba pasarmelo bien yo o que lo hiciera el, a dia de hoy seguia sintiendome culpable por lo que había pasado, porque el estuviera en prision por tener que protegerme y quello era un peso que no me quitaria de encima tan facilmente.

Le sonrei y volvi a poner rumbo a... bueno algun sitio.

La miré algo enfadado, pero enseguida le sonreí.

-Esa boca.- Le regañé con una sonrisa.

Tenía razón, estaba demasiado preocupado, ¿pero como no estarlo?, era como si estuviéramos en un sueño que en cualquier momento se pudiera deshacer.
Aquel beso hice que me sonrojara por lo extraño de la localización del mismo, pero enseguida volví a centrarme en el tema.

-Está bien. Busquemos ese lago, con un poco de suerte hasta podremos llevar agua de vuelta.- Dije algo más relajado reemprendiendo la marcha, para tras unos segundos decirle al oído.- ¡A ver quien lo encuentra primero!

Dicho esto eche a correr delante de ella pero sin dejar tanta distancia como para perderla de vista.

Tristan afirma con la cabeza, desde más arriba, dado que ha sido el último en entrar en la brecha, dando luz verde a Tier. Mientras acabáis de bajar, no sin cierta animadversión por el sitio, que pone algo los pelos de punta, Tier se adelanta al pisar suelo el primero y se adentra en la oscuridad. Le perdéis de vista por completo (cosa no muy difícil dada la escasa luz que hay abajo de todo de vuestro escondite improvisado). Oís vuestras respiraciones e intuís los latidos de vuestros corazones, fuertes y acelerados por el nerviosismo. Notáis como el polvo de la tierra penetra por vuestras fosas nasales, mezclado con el aire, rascando a cada aliento que tomáis. Todo está en un silencio sepulcral. Os veis levemente los rostros sudorosos y tensos. También podéis ver las raíces de los árboles y los líquenes colgando de las paredes terrosas. Al mirar hacia arriba apenas veis ya la niebla amarilla cubriendo la parte superior de la grieta, la habéis dejado realmente atrás.

El resto de chicos y chicas se quedan algo confusos con el tema de las presentaciones pero al final una chica pelirroja, de ojos verdes y mirada tímida, rompe el hielo.

-Anne-Marie, trabajo… trabajaba en el módulo agrícola.

Los demás se presentan a su vez, de forma rápida y algo incómoda hasta que Finn acaba con su mísera agonía y os ponéis en marcha de nuevo, en busca de agua potable.