Partida Rol por web

Todo se vuelve rojo, veo a Scott con una lanza en el vientre y comienzo a gritar al monstruo que tengo delante mientras muevo los brazos como puedo para abrirle la cabeza.

—¡Pero ¿Por qué?! ¡CABRONES! CABROOOONES— ahora mismo solo puedo ver a mi nuevo compañero muriendo, no llego a ver al bueno de Sean ayudandole sino que pienso que también puede estar muerto por esos idiotas... y algo se rompe, voy a machacar a los malditos atacantes aunque sea lo último que haga, claro que no soy precisamente diestro en ello. 

Seguía nadando como podía, pero el dolor era intenso, me habían dado, estaba seguro, pero la adrenalina podía más al dolos, pues sabía que si parábamos moriríamos.
Necesitábamos llegar a tierra, así que aunque seguía nadando intentaba hacerlo en dirección a la orilla, mientras no quitaba un ojo de Di.

-¡¡Vamos Di!!- Grité dejándome la voz de puro terror.

Reapers.

Aquella palabra hizo que mi mano izquierda fuese directamente hacia el arco y la derecha hacia mi espalda, en busca de alguna flecha. La coloqué habilidosamente y me mantuve en posición, dispuesta a dejarla ir ante el primer reaper que apareciese frente a nuestras narices.

Intenté ver en la dirección en la que estaba mirando Khan, pero manteniendo una distancia prudente, pues estaba claro que hoy mis habilidades de sigilo no estaban en su mejor momento.

Khan avanza por el túnel, en dirección hacia la zona iluminada, deslizándose por las sombras. Tras él, se mueven con toda la cautela y el silencio que pueden, Clover y el resto de la banda. Un pie delante del otro, sin emitir apenas ruido, la distancia se hace larga y casi eterna. Finalmente conseguís llegar hasta el punto de origen de la luz anaranjada. En el suelo, en el centro, hay una hoguera a medio crepitar, que proyecta sombras ancestrales en las paredes de roca y tierra. El polvo terroso está lleno de pisadas revueltas que van y vienen y giran sin sentido. El olor acre a muerte es más intenso en esta pequeña bóveda que en el túnel del que procedéis. No hay nadie a la vista, ningún reaper parece estar esperándoos. Y ni rastro de Tier…

-¿Qué es eso de ahí?- susurra el pequeño aprendiz señalando hacia el fondo, a un lateral. Tristan, mientras mira a los lados, desconfiado, esperando a que le salte cualquier bicho al cuello (y quien dice bicho, dice reaper, vamos). 

–¿Es… una mano?- cuando todos miráis hacia donde está señalando, podéis ver la silueta recortada de un carro de metal muy hondo y mugroso. Cuando os fijáis más, veis como sobresale lo que parece una mano humana, colgando del borde superior de la cubeta enorme. Está inerte y sucia…

El dolor es atroz y el esfuerzo de nadar hacia la orilla merma las energías de Loki a gran velocidad. Por un momento su visión se nubla y está a punto de perder el mundo de vista, pero su voluntad de vivir, su deseo de proteger a su hermana, se sobreponen a todo. Consigue alcanzar tierra, no donde están sus cosas, pero sí un punto cercano. Tocará correr si no queréis volver al campamento semidesnudos, mojados y ateridos.

Diana tarda un poco más en alcanzar la orilla del río, pero finalmente lo consigue. Las flechas ya no parecen alcanzaros, habéis salido fuera de su radio de acción. Los extraños cazadores os miran desde la lejanía pero deciden no seguiros, al menos por el momento. Salís del agua, boqueando, agotados. Respiráis profusamente y los latidos de vuestros corazones están acelerados como un motor en marcha. El cuerpo os pesa tras sentir de nuevo la gravedad de la Tierra a vuestros pies. Además, está la herida de Loki, aunque el agua la ha limpiado, continúa sangrando, abierta, en su espalda. Y aún os queda correr...

Vale, Finn no lleva el espíritu guerrero en sus venas (o sí, depende de cómo se mire), pero nadie puede negar que le “echa huevos” al asunto. Algunos podrían decir que ha perdido el juicio, otros que es un acto desesperado ante una situación aún más desesperada. Lo cierto es que el muchacho se ciega ante la situación, el exceso de sangre y la ira, y en vez de esquivar el golpe de su atacante, intenta golpear el aire con los puños, esperando darle por mero azar. El resultado no puede ser más caótico, Finn recibe un fuerte impacto en sus costillas que le deja sin respiración y entonces sí se vuelve todo rojo ante sus ojos y pierde todo concepto del aquí y del ahora, cayendo en un abismo de oscuridad temporal. Pero su sacrificio no es en vano, ya que Melany golpea con todas sus fuerzas en la nuca de la bestia a la vez que él, dejándole seriamente tocado. El tipo empieza a tambalearse como si estuviera borracho y a golpear el aire sin mucho acierto. Es el momento del remate final, Finn podría acabar con él si sólo el mundo dejara de dar vueltas y el aire no hubiera huido vilmente de sus pulmones…

Todo pasa muy deprisa y de forma confusa y caótica. Scott, sangrando copiosamente y con la vista completamente nublada por el dolor y la pérdida masiva de sangre, saca fuerzas de flaqueza de no sabe dónde e intenta golpear de nuevo a su atacante, que está tratando de incorporarse tras los cortes sufridos en la parte posterior de sus rodillas. El tipo no entiende qué está pasando pero fracasa al intentar ponerse en pie, el daño generado por la niña le bloquea por completo. En los ojos del hombre feral se ve reflejada una oscuridad abismal y lejana, la de alguien que ve la muerte cercana. Éste trata de esquivar el golpe de Scott pero la niña, Lilith, vuelve a atacar a su vez y le clava el cuchillo en la yugular a la vez que el palo de Scott cae sobre su pecho, aplastándole el esternón. Cae al suelo cuan largo es y no vuelve a levantarse nunca más.

Sean, en un acto tremendamente heroico (al menos para él) se acerca a Scott para ayudarle con la enorme herida sangrante que amenaza con matarle en breve si nadie hace nada. Al menos el joven aprendiz de médico ha sido lo bastante cauto como para esperarse a que Scott soltara el palo y dejara de ir dando mamporros al azar o habría acabado con alguna contusión en la cara, como al chico pecoso que estaba al lado de Scott hacía apenas unos minutos…

Obligando a Scott a recostarse en el suelo, Sean inicia su delicada y vital tarea de tratar de parar la hemorragia y cerrar el boquete en la barriga del valiente joven. Las manos de Sean se llenan de la sangre de su compañero y para cuando empieza a coser le llega ya hasta los codos. Scott, aun estando saturado por la adrenalina, nota todas y cada una de las puntadas que Sean le practica para cerrar la herida. El dolor es atroz y amenaza con hacerle caer en el abismo sin fondo de la inconsciencia total.

Mientras, a pocos metros, Finn y Melany tratan de salvar sus vidas frente al atacante que empieza a recuperarse de la confusión creada por la pedrada y el puñetazo. Con rapidez agarra la muñeca de Melany y de un tirón la acerca a él, interponiéndola entre éste y Finn para usarla como escudo (o para comérsela, a saber). Todo parece perdido cuando algo golpea la cabeza del tipo y éste cae al suelo inconsciente, arrastrando a Melany con él. La muchacha pega un chillido al verse cayendo con esa cosa agarrada a ella. En pie, delante de Finn, está Valary con una rama gruesa y larga con manchas de sangre en la corteza.

-Caaaalma cupcake, ¡o le sacarás un ojo a alguien!-  sonríe torcidamente la joven rubia agente.

Al mirar a vuestro alrededor el panorama no puede ser más desolador. Hay varios cuerpos tirados en la hierba y entre los arbustos, como en un campo de batalla de los libros de texto. Veis claramente los cuerpos de vuestros atacantes, cubiertos en pelajes de distinto tipo, pero también discernís que algunos de los que están tirados son compañeros vuestros. El único que parece estar siendo atendido apropiadamente es Scott, el resto de los caídos no parecen moverse, ni siquiera respirar… En pie apenas quedáis unos pocos: la agente Valary y su hermana Lilith, Melany que trata de zafarse del cuerpo del tipo inconsciente o muerto, Finn, la chica pelirroja (nadie sabe cómo demonios ha podido sobrevivir) y un chico asiático, Nikko. Nadie más parece haber sobrevivido.

“10 negritos se fueron de excursión… y ninguno volvió”

[Continuará...]