Partida Rol por web

Recuerdas la luz deslumbrante y luego la oscuridad plena te engulló. Entreabres los ojos, lentamente. La nueva luz, blanca y fría que apunta a tu cara te ciega por unos segundos, pero no como la vez anterior. Lo primero que sientes es como te duele todo tu cuerpo y la presión de tus brazos y piernas. Lo segundo es el enorme dolor de cabeza, cuyo foco procede de la parte posterior de tu cráneo. No recuerdas como has llegado a esta posición, sólo el entrar en un túnel y poco más. Apenas consigues ver nada a tu alrededor, gracias a la luz blanca, pero jurarías que sigues bajo tierra, aunque no tienes ni idea de dónde. Eso te pasa por separarte de tus compañeros y dejarles atrás…

No te da tiempo para rememorar cosas ni continuar maldiciéndote mentalmente demasiado, una criatura con ropajes extraños y un rostro oscuro y deforme va acercándose a donde estás mientras va diciendo algo que apenas consigues comprender… Aunque no ves al que sostiene la luz delante de ti, sí sabes quién o qué es el que se te acerca, Hombres de la Montaña.

-… Cerberus –pasa al siguiente y vuelve hablar con esa voz tan lejana –...Cosecha... –Sigue desplazándose como si nada importara hasta que se sitúa delante de ti, observándote con esos ojos enormes y vacíos -…Cerberus…- y sientes como te levantan del suelo unos brazos muy fuertes y te intentan llevar a rastras a saber dónde…

Intentasteis explorar la zona lo mejor posible, pero al final os visteis obligados a abandonar la búsqueda. El carro lleno de cadáveres, algunos con rostros que os sonaban, otros  completos desconocidos, os acojonó como nada lo ha hecho en esta vida, pero no sois gallinas que salgan huyendo cloqueando para esconderse en el primer agujero disponible, así que continuasteis con la búsqueda de vuestro compañero Tier. Bueno, eso y que Tristan amenazó con arrancaros la piel a tiras si no encontrabais al guerrero rubio. Al final hasta vuestro fiero líder tuvo que desistir, aquellos túneles son una auténtica telaraña compleja y ya habíais conseguido esquivar un par de veces la enorme manada de reapers que habitan en ellos. Una tercera era jugársela demasiado y alguien tenía que llegar vivo hasta casa, para avisar de la traición y el desastre que se había abatido sobre el Cónclave. Y aún quedaba la posibilidad de encontrar a vuestra shaman, a la cual tampoco habíais encontrado todavía (al menos entre los muertos de los túneles no estaba y eso os ha dado algo de esperanza).

Conseguisteis salir al exterior y dejar atrás el horror que se esconde bajo tierra, con el pesar de tener dos pérdidas y las imágenes de pesadilla que habéis visto y que difícilmente podréis olvidar jamás. Dais gracias de haber sobrevivido a todo eso. Ahora queda decidir hacia dónde tirar…

-¿Khan, seguro que no encuentras nada de Cassandra?- insiste, malhumorado Tristan, ya es bastante malo haber perdido a uno de vuestros guerreros, pero como tengáis que volver a casa sin Cassandra os espera el peor de los castigos.

El largo camino de vuelta es simplemente infernal. Scott está inconsciente y muy pálido, ha perdido mucha sangre, a pesar de las atenciones médicas dispensadas por Sean. Le lleváis en una especie de camilla improvisada con ramas y algunos de los ropajes de vuestros atacantes, por lo que vuestro avance es lento y dificultoso. Habéis dejado atrás a amigos muertos y enemigos a la intemperie, por imposibilidad de acarrearlos hasta el campamento para enterrarlos apropiadamente. El terror por lo sucedido y la tristeza por las muertes de vuestros compañeros invade vuestros espíritus y si cuando salisteis del campamento todo eran sonrisas, alegría y cháchara, ahora al retorno sólo hay silencio, cabezas bajas y miradas furtivas a cada paso. A eso se le añade el sentimiento de fracaso, dado que no habéis alcanzado el objetivo de vuestra misión, que era encontrar comida y agua. La Tierra ya no es el paraíso perdido que pensabais que era y eso, ahora que lo sabéis, os asusta más aún, con ese tipo de terror primitivo que se cala hasta el tuétano.

Os adentráis de nuevo en el bosque, corriendo semidesnudos entre los árboles, tratando de dejar atrás a los cazadores. El corazón os va a mil, os sentís confusos y agotados por el esfuerzo, nunca os habíais visto en esas cuando estabais en el Arca, no habíais usado vuestros músculos de este modo. Así que no tardáis mucho en veros obligados a parar para recuperar el aliento y dejar que vuestros músculos se tomen un respiro. La herida de Loki en la espalda sigue sangrando, aunque no con tanta velocidad como en el agua. Aun así, necesita atención médica inmediata.

Los rayos de luz solar, que penetran a través del follaje verde luminiscente de los árboles, son cada vez más tenues. El Sol está yendo hacia el final de su recorrido diario y aún os queda una larga distancia a recorrer. Y luego está el pequeño detalle de que habéis perdido vuestras cosas, en especial vuestra ropa: va a ser “difícil” de explicar el por qué aparecéis prácticamente desnudos. Eso sí, la puñetera pulsera de metal sigue colgada de vuestras muñecas, eso no se ha caído, sigue ahí como una señal de vuestra condena, vuestra marca de Caín.

Mientras tratáis de recuperar vuestra respiración para poder reemprender la marcha, oís nuevos sonidos sospechosos, a unos metros más allá, procedentes de la dirección de la que vosotros venís. Parece que este maldito planeta no os quiere dar ni un jodido respiro…

Caminé en silencio y cabizbajo, no demasiado lejos de la camilla donde llevaban a Scott por si me necesitaba. Había hecho lo que había podido, pero no estaba en la estación espacial y no disponía de las instalaciones médicas ni de los materiales necesarios. Nunca había estado demasiado entusiasmado con la idea del nuevo mundo, pero jamás me habría podido imaginar algo así. No íbamos a morir por la radiación, sino por salvajes.

La imagen que dejamos atrás se me quedaría grabada para siempre. Aquellos cuerpos sin vida y ensangrentados regando la hierba... Casi parecía irreal. Casi parecía un milagro que yo no estuviera entre ellos.

Antes de llegar al campamento me acerqué en silencio a Finn. Van a querer respuestas. Le susurré, con cierta apatía. Alguien tenía que dar la cara e intentar calmar al campamento y él era mejor que yo a la hora de tratar con la gente. Al menos podía hablar en público sin trabarse, lo cual ya era más de lo que yo podía decir. Ah, y diles que no hay riesgo de muerte por radiación. Puede que eso les anime un poco. Aunque lo dudaba bastante.

Esto... Dije, alzando la voz, para que la silenciosa comitiva pudiera escucharme. Llevad a Scott adentro. Voy a buscar medicinas o cualquier cosa que nos hayan podido dejar. Los que hayáis sido heridos pasaros después. Más que una orden sonaba como una sugerencia.

El contendeor metalico me habia revuelto las tripas, no tenia problema en admitirlo, al menos para mi mismo. Ver esos cuerpos tirados ahi como si fueran basura, ver sus rostros y reconocer algunos de ellos no ayudaron. Era palpable el sentimiento del grupo... mas aun al haber sido incapaces de encontrar a Tier o Cassandra. Como el explorador del grupo me sentia inutil e impotente ante la situacion, habia dedicado mi vida a seguir rastros, encontrar a enemigos o amigos... y tras recorrer dos veces este malhadado lugar no habia encontrado nada. Ni una pista sobre Tier ni sobre Cassandra. En el caso de la chamn podia deberse a mil cosas pero Tier se habia aventurado delante nuestro escasos minutos antes de ir a buscarlo... sabiendo como era solo habia una conclusion logica, los Reapers lo habian cazado. Aprete mi puño con fuerza ante la posibilidad de esa certeza... odiaba cuando habia puesto todo mi empeño y no conseguia nada... era algo que odiaba con toda mi alma.

Dimos varias vueltas por los tuneles, afine mis oidos en cada giro, en cada pasillo sin conseguir nada... incluso Trsitan llego a amenazarnos en una de las ocasiones pero siendo sincero, me importaba mas bien poco. Mis habilidades tan notorias en algunos campos no estaban sirviendo de nada y eso era mucho peor que la amenaza de mi lider. Terminamos saliendo a la superficie, deje que todos pasaran mientras yo me quedaba en el agujero que hacia de salida, recordando el lugar y sin poder evitar mirar a la oscuridad de alli dentro. Sonrei a Grey mientras le indicaba que fuera con Clover, no queria que el chico me viera en estos momento... donde era de todo menos un maestro de la exploracion. Mi mano se cierra sobre la negra tierra, aplastandola y dejando el surco de mis dedos en ella. Escucho las palabras de Tristan, su tono y timbre de voz, tardo unos segundos en mirarle y mi lengua esta a punto de hablar antes de que mi cerebro piense pero la retengo en el ultimo momento. Estoy cabreado y la acidez en sus palabras no ayuda para nada.- Ahi dentro no, no he visto ningun rastro... nada de ella ni de el.

Me alejo de la entrada mientras bajo la mirada y una idea viene a mi mente, devuelvo la mirada a la salida e investigo alrededor de ella. Veo las pisadas de mis compañeros... pero tal vez, solo tal vez, no los hallamos encontrado ahi dentro porque no estaban ahi dentro. Me agacho e intento descubrir la posibilidad de que ellos descubrieran la salida antes que nosotros.

Contribuyo a acarrear a Scott, esperando que aguante. Tantos otros no lo han hecho... La Tierra, que parecía un paraíso, ahora era una pesadilla llena de horribles monstruos.

He estudiado a los hombres primitivos no eran así, tan feroces y violentos ¿Qué les habrá pasado? ¿Por qué querrían matarnos con tanta intensidad? Ni nos dejaron hablar.

Respondo a Sean con lo que tengo. —Diremos la verdad. No podemos decir otra cosa. Tenemos que estar juntos, fuera es muy peligroso—  Jamás había contemplado la violencia... si tan sólo nos dejaran hablar... No podía parar de pensar en eso.

Era cuestión de llegar y que Sean hiciera lo que pudiera con los heridos. Busqué a Melany con la mirada, y traté de encontrar también a la Agente, debía habar con ella, tendríamos que hacer patrullas y armarnos si no queríamos acabar muertos por culpa de esos asesinos.

Corro jadeante, sin dejar de intercambiar miradas entre mi hermana y posibles perseguidores, parece que los hemos despistados. Había sido un estúpido, me había dejado llevar olvidando que estamos en peligro, no es momento de niñerías, cualquier despiste nos puede costar la vida, y ahora ni si quiera tenemos ropa...

-¿Estás bien Dii?- Pregunté preocupado, aunque parecía que no la habían alcanzado.

La espalda me ardía, pero intentaba que no se me notara. Ya me preocuparía por mi herida cuando ella estuviese a salvo. Pero ni un momento tuvimos de respiro.

-Parece que viene de allí...- Señalo al camino por el que vinimos.

Correr podría ser la opción más sensata, pero no creo que estemos en condiciones, y necesitamos saber de que huimos exactamente. Lo mismo hasta podemos entendernos... aunque enseguida descarto esto último, han atacado sin más, esta claro que no nos vamos a entender con nadie.
Busco algún lugar frondoso e insto a Dii a que me acompañe.

-Escondamonos...- Le digo con un susurro.- No hagas ruido...

Siempre trataba de ocultar mis sentimientos frente a los demás, intentaba que mi rostro fuese lo más inexpresivo posible, pero había en muchas ocasiones en la que aquello se convertía en un auténtico desafío, y esta situación era una de ellas. Di gracias a la Diosa y el Dios de que, entre aquellos cuerpos sin vida, no estuviesen ni Cassandra ni Tier. Y aunque pareciera mentira, casi me preocupaba más por el segundo. Sabía las habilidades de Cassandra (al menos una parte, y ya eran impresionantes) así que dudaba mucho que realmente estuviese en verdadero peligro. Tier en cambio... aunque era un guerrero formidable, su inteligencia era prácticamente nula, y podía ponerle en situaciones peligrosas en cuestión de segundos.

Cuando salimos de aquel lugar, para fastidio de Tristan y para alivio nuestro, no puedo evitar dirigir la mirada al cielo. ¿Por qué Cassandra no nos enviaba ninguna señal? No sé, que me poseyera o que hiciese un camino con hojas o cualquier cosa.

- Yo tampoco ví nada. -No creí necesario realmente decirlo, pues si Khan no había visto nada, estaba claro que yo menos aún, pero no quería ser motivo para que la frustración de Tristan aumentase.

- Yo estoy bien... - Le dije acercándome para ver su espalda con la respiración a mil. Siempre terminaba el con problemas o herido por mi y aquello me mataba por dentro.

Ante su idea de ocultarnos asentí, pues no creía que ninguno de los dos estuviera como para seguir corriendo por allí, por no decir que era como dar vueltas de forma estupida pues si no estábamos atentos podríamos perder el camino al campamento y aquello si que seria un problema.

Me preocupe de quedar bien ocultos y de que el se apoyara de forma cómoda en mi, para que así liberara tensión de su cuerpo e intentar que la herida le doliera menos.

Despierto con un gruñido gutural, sintiendo todo mi cuerpo destrozado como si hubiese estado horas corriendo por el bosque sin parar y cargando un peso muerto sobre los hombros. Agh, ¿qué coño ha pasado? Solo recuerdo oscuridad... luz y oscuridad... Intento maldecir, pero no me salen las palabras. Trato de moverme, pero mi cuerpo aún parece estar inconsciente. ¿Cómo me he dejado atrapar así? Espero haberme llevado a alguien por delante, sino seré la vergüenza de la tribu. JODER.

Logro enfocar con la vista y ver a uno de los sujetos, un hombre de la montaña, sin duda. Mierda. Empiezo a sentir algo de miedo, porque tal y como dicen las leyendas, una vez te atrapan los hombres de la montaña, no vuelves. Unos brazos me cogen y me levantan. El primer instinto es pelear, pero luego recuerdo que quizá tengan a Cassandra y que sería buena idea seguirlos hasta averiguar dónde la tienen. Y es probable que hubiese seguido con ese plan, si no fuese porque soy un animal de costumbres y el pensar no va mucho conmigo. Quiero decir, sí, no soy descerebrado, una parte de mí ha entendido que sería mejor averiguar dónde está la chamán, pero no es mi culpa que mis músculos agarrotados se hayan tensado y decidan forcejear contra el agarre.

Como me libere, pienso partir algunas cabezas. Antes muerto que dejarme atrapar sin combatir. Ya descubriré qué ha pasado con Cassandra una vez estén todos muertos y yo libre.

No sin cierta carga de frustración en el cuerpo os alejáis de la entrada a los túneles. El sol ha hecho buena parte de su recorrido por la bóveda celeste. Los árboles os rodean con su verde fluorescente como siempre. El aire huele a limpio, ni rastro de la niebla amarilla de hace unas horas. Oís el canto de algún pájaro y la vida animal correteando a vuestro alrededor. Todo parece haber vuelto a su extraña normalidad. Volvéis a estar solos en vuestro jardín del bien y del mal.

Tristan, ante vuestras respuestas negativas, toma las riendas de la ruta y decide emprender el camino de vuelta a casa.

-Con un poco de suerte, habrá vuelto por su propio pie- gruñó cuando alguno de vosotros “preguntó” por la dirección tomada. Aunque ninguno supisteis si se refería a Tier o a Cassandra con lo de “volver solo a pie”. El camino es algo penoso, pero cuanto más os alejáis de aquel sitio maldito, más rápido conseguís dejar atrás en vuestra mente la imagen del carro con los cadáveres.

El silencioso trampero se sitúa al lado de Clover y le da un apretón en la mano, como apoyo emocional.

-Estarán bien. Son fuertes- le dice en voz baja a la joven muchacha. Mira con calidez a Clover y seguidamente se separa de ella para continuar el trayecto.

El muchachito se acerca a Khan y se pone a su lado, en un intento de iniciar conversación de la forma más sutil que sabe.

-¿Qué crees que le ha pasado a Tier?- le susurra al veterano explorador –¿Crees que los reapers se lo han comido?- habla muy bajito, en un intento por no ser oído por vuestro jefe.