Partida Rol por web

La bibliotecaria le informó de que conocía un par de libros que podían ser de utilidad, por lo que fue a buscarlos. Aline le agradeció el gesto, con una gran sonrisa. Sin embargo, su expresión se torció ligeramente al verla llegar cargada con dos volúmenes enormes.  Le dio las gracias de nuevo por su ayuda, se dirigió a tomar asiento en uno de los escritorios y se dispuso a sumergirse en la lectura. Era consciente de que tendría muchas dificultades para encontrar alguna referencia que pudiese ayudarla, pero quería intentarlo al menos. Poco después de que empezase a leer, notó cómo alguien se sentaba a su lado. Pensó que sería Elphie, y dijo:

—Llegas justo a tiempo: iba a empezar a ojear estos libros para ver si encuentro alguna pista que nos pueda ayudar.

Alzó la vista y, para su sorpresa, no era Elphie quien estaba a su lado. Era el chico de Durmstrang que había recibido el mismo huevo que ella. Se ruborizó debido a que no esperaba verlo tan repentinamente. 

—Perdona, pensé que eras mi amiga. Como le dije que estaría en la biblioteca, creí que habría venido. Me llamo Aline, encantada de conocerte—le susurró—¿Cómo te llamas? Siento no recordar tu nombre, soy muy mala para memorizarlos, sé que ganaste un par de medallas en las pruebas de Runas, y me alegro mucho—comentó, sonriendo.

Vio que tenía una herida en la barbilla, así que le preguntó, con inquietud:

— ¿Estás bien? Vi que te dirigías hacia el bosque, ¡espero que no te haya pasado nada! Perdona si hablo por los codos, a veces tengo que contenerme porque hay gente a la que le puede resultar molesto. Iba a empezar a buscar información en estos libros. Si encuentro algo que nos pueda ayudar, te lo comentaré. 

Eileen entra apresurada en los baños que, a pesar de las reformas, siguen sin funcionar. Esperanzada, intenta llamar a Myrtle, tal vez ella sepa por dónde empezar a buscar. Sin embargo, los abandonados baños sólo le devuelven el eco de su propia voz. Tal vez esté en otro sitio…

VItaly, que después de su pequeño tropiezo decidió probar suerte en la Biblioteca, se sentó junto a Aline y comenzó a hojear los libros. Después de un buen rato buscando, cuando ya dependían completamente de las tenues luces parpadeantes de las velas, Vitaly consiguió encontrar algo. Al parecer, muchos huevos sentían atracción por el calor, pero muy pocos lo buscaban activamente. Encontró una nota a pie de página escrita a mano cuya tinta estaba medio borrada, pero pudo distinguir claramente la palabra “ceniza”.

Gabriel se quedó a solas con Hagrid y aprovechó para intentar engatusarle con un buen regalo y hablándole de su hermanastro. Sabía que Hagrid no podía resistirse a hablar cuando le tocaban en la fibra sensible.

­—¿Viste a Grawp? Ah, ese diablillo… ha progresado mucho, la verdad —dijo con expresión soñadora—. Los huevos no fueron muy difíciles de encontrar, alguno incluso ya estaba en Hogwarts, pero esos hechizos… diablos, McGonagall se ha empleado a fondo. He de admitir que ya no sé cuál es cuál. Supongo que sólo sería cuestión de encontrar la debilidad de cada uno… no debí decir eso —dijo, volviendo a ponerse rojo e inquieto—. Bueno, será mejor que te marches ya, tendrás mucho que investigar.

Clarisse y Kolia se dirigieron a los baños para poner a prueba su nueva teoría. Se miraron a los ojos y ambos se ruborizaron ante la idea de entrar juntos a los baños, por lo que se despidieron brevemente antes de entrar cada uno en el suyo. Llenaron un barreño grande de agua e introdujeron el huevo.

Mientras esperaba unos instantes, Kolia intentaba pensar en el siguiente movimiento por si el agua no daba resultado, pero antes de que pudiera pensar en nada, observó cómo su huevo comenzaba a temblar a rachas violentamente, buscando adentrarse más en el barreño poco profundo.

Clarisse, por su parte, obtuvo una reacción similar. Su huevo temblaba tan violentamente como el de Kolia, salpicando agua a varios palmos de distancia del barreño. Y cuando salpicó tanta agua que apenas quedaba en el recipiente, el huevo volvió a quedarse inmóvil.

Seguía leyendo los párrafos que ya había repasado anteriormente, mas su concentración se quebró al oír una voz dulce y aguda. Él se quedó mirando las letras mientras ella le susurraba y Vitaly, paralizado, sólo miraba la hoja el cual quedó a medio doblar. Mientras la oía veía sus labios relativamente cerca de él sintió un escozor en su cabeza a la vez que sintió como sus manos estaban un poco temblorosas; disimuló estirarse y respirar profundamente mientras le decía su nombre.

Aline, la muchacha de Beauxbatons se llama Aline.

Entonces mientras ella hablaba respecto a la herida en su barbilla sacó su libreta color carmesí y estornudó tapándose su boca con su otra mano mientras sentía el olor a ceniza y azufre en su nariz por unos escasos segundos. Él entonces, más tranquilo que su primera reacción, tomó su bolígrafo y escribió unas palabras y arrancó la página, pasándoselo a Aline:

Mi nombre es Vitaly.
No se me da hablar inglés, y escribiendo soy algo mejor.
Podríamos usar el libro grande para acortarte el tiempo.
¿Escribirías acá tu respuesta? Gracias.
Ah, y el corte fue un accidente.

Entonces él puso una hoja que había sacado del bosque en el libro para marcar la página mientras tomaba otro libro respecto a criaturas exóticas del oriente, y empezó a complementar sus apuntes del cuaderno (escritos en ruso) con la información del libro en inglés y además con sus textos de criaturas mágicas traídos desde su escuela. Empezó a estudiar intensamente, respondiendo cada pregunta que Aline le planteaba (tanto de la materia como coloquia, aunque lo último de vez en cuando) en otra hoja la cual había sacado desde su bolso personal; de vez en cuando movía sus ojos para ver a Eline estudiar, mas cuando veía algún signo de movimiento, Vitaly inmediatamente los movía devuelta al texto. Ya cuando el sol se puso y la noche inundó la biblioteca, hizo un buen número de candidatos para ver qué descripción calzaba mejor con el experimento previo, y justo cuando iba a cerrar su libreta vió un pie de página ubicado en el libro el cual había sacado, uno el cual le dió una clave importante para la resolución del misterio del huevo.

Entonces se acordó de Aline, y mordió sus labios.

Anotó la palabra clave en su libreta y la cerró, y mientras acomodaba los libros hacia un lado, empezó a notar en la hoja común para comunicarse. Tras escribir, se levantó, hizo una reverencia dándole las gracias a la muchacha, y fue a donde el barco, donde iría a seguir ahondando en su nuevo descubrimiento con sus compañeros participantes. Mientras caminaba por los pasillos, Vitaly sintió su corazón latir ligeramente más rápido mientras sus ojos no quitaban la visión de aquellos ojos verdes, aquellos cabellos dorados cerca suyo y aquella sonrisa que le hizo reír estúpidamente en el pasillo, acto seguido se golpeó con el puño suavemente su frente, y volvió a su posición estoica de siempre.

Mientras espero a Eileen decido poner a prueba mi teoría, si mi hechizo rompe el encantamiento del huevo, lo próximo será buscar el nido.

Apunto mi varita hacia el huevo

Pues bien, espero que funcione y si no, pues al menos descartaré una alternativa.

¡Glacius!

El eco de mi voz resonó en el baño de prefectos,mmmmm, que raro, Myrtle siempre está aquí... Salí del baño con la cabeza dándome vueltas sin parar,¿quién podría ayudarme?, recorrí los pasillos haciendo recuento una y otra vez, no me venía nada a la cabeza. Saqué el huevo del bolso y lo miré fijamente,¿qué es lo que escondes?, pensé para mis adentros.

Mis pasos resonaban en el pasillo vacío, no había ningún alumno alrededor y de esa manera el pasillo parecía bastante solitario, Piensa Eileen, piensa,mmmmm, no le puedo preguntar a Rowena, no puedo entrar a la torre de Ravenclaw, Nick casidecapitado no se toma en serio las cosas,mmmmm...........¡¡Lo tengo¡¡. Salí disparada por el pasillo y empecé a bajar escaleras, llegué a la planta principal, a lo lejos alguien me saludó paro no me paré, tan sólo levante la mano y seguí corriendo. Me dirigía a las cocinas. Tal vez Winky podría ayudarme, la conocí durante la guerra mágica cuando me la presentó Hermione y sabía que ahora trabajaba en las cocinas desde que la familia Crouch la liberó.

Con decisión asomé la cabeza en las cocinas de Hogwarts y pude ver una multitud de elfos domésticos de aquí para allá preparando la comida.

Busqué con la mirada a Winky y me acerqué a ella....garraspeé un poco y:-Disculpa....

Artemis, ansioso por la llegada de su compañera, comenzó a dar vueltas entre las enormes calabazas, con el huevo balanceándose en sus manos. Al fin, preso de una impaciencia insoportable, decidió probar con su siguiente hechizo.

Un rayo azul que emanaba frío salió de su varita y fue a impactar contra el huevo, que se cubrió de escarcha. Cada vez se movía menos.

Eileen corrió como un rayo por todo el castillo hasta conseguir colarse sin que nadie lo viera en las cocinas de Hogwarts. Allí abajo, con los fogones siempre encendidos, el calor era algo asfixiante, pero lo compensaba el intenso olor de la comida cocinándose. Abrió la puerta y apenas pudo decir nada cuando vio a Winky al fondo, junto a uno de los fuegos.

A pesar de la guerra y de la caída de Voldemort, desde la cual los elfos domésticos eran tratados con más dignidad, Winky seguía bebiendo más cerveza de mantequilla de la cuenta. Así que cuando Eileen llegó hasta ella, encontró a la elfina en un estado bastante lamentable. Eileen le preguntó sobre el huevo, y para su sorpresa, Winky sabía mucho más de lo que pensaba. Su ebriedad no le permitía hablar con mucha claridad, pero Eileen pudo entender algunas cosas.

—Competición absurda... ¡hip! Muchos intereses, sí, muchos. A Winky no le da buena espina, no. ¡Hip! ¡Violeta! —abrió mucho los ojos al ver el huevo que portaba Eileen—, violeta es el mal. ¡Hip! Violeta es oscuro como las aguas profundas, ¡hip!, violeta es dolor. Eileen no debería tener ese huevo. Eileen corre peligro. Todos corren peligro. ¡Hip!

Y, acto seguido, Winky se desmayó y empezó a roncar.

Genial. Ahora lo estoy matando, bueno al menos descarte una posibilidad. - digo resignado mientras apunto mi varita hacia el huevo y deshago mi propio encantamiento.

Tal vez si el frío no es la respuesta, quizá el agua y si esto no funciona, pues creo que lo enpollaré y ya está. 

Y si no gano la prueba, pues al menos será una linda mascota.

¡Aguamenti!

Artemis deshizo su propio hechizo y el huevo volvió a moverse como hasta entonces. Cuando el joven mago volvió a probar otro hechizo, un chorro de agua salió de su varita y empapó el huevo, que se movió durante un instante como sacudiéndose el agua, y después volvió a la normalidad.

El estudiante de Durmstrang retiró una libreta y comenzó a escribir, mientras tanto, Aline lo observaba con curiosidad. Una vez que terminó, arrancó la página y se la dio. Al leer la nota, se dio cuenta de que no hablaba inglés con fluidez, por eso no contestó inmediatamente a las preguntas que le había formulado.

¡No te preocupes! No hay ningún problema. ¡Y siento haberte soltado este discurso! A partir de ahora, llevaré siempre una libreta conmigo.

Yo puedo hablarlo bien porque mi padre es irlandés, si no, seguro que no sabría demasiado. Si no me entiendes, avisa, por favor.

Me alegro de que haya sido un pequeño accidente lo del corte.

Continuaron leyendo información sobre criaturas mágicas. Vitaly—así se llamaba el chico—disponía de varios libros y libretas escritos en ruso. Aline miró asombrada sus apuntes, ya que llamaban mucho la atención trazos de la caligrafía cirílica. Salió del ensimismamiento en el que se hallaba sumida, y decidió imitar a su compañero, por lo que se concentró en el estudio de los libros.  A medida que leía, anotaba los nombres de algunas criaturas que podrían corresponder a las características del huevo que habían recibido. Se había concentrado tanto en la lectura y en escribir a Vitaly, que no se dio cuenta de que había anochecido. Escribió una última frase en la libreta, se levantó, hizo una reverencia y se marchó. Aline le dijo adiós con la mano, y leyó el último mensaje que le había escrito. El contenido la había emocionado, y se ruborizó de nuevo. «¡Tengo que darle las gracias por su ayuda! Apenas me me dio tiempo a despedirme…», pensó. Estaba muy contenta de poder haber charlado con Vitaly. A pesar de la barrera lingüística que existía entre ambos, se habían entendido muy bien, y habían conectado con una facilidad pasmosa. Esperaba poder conocerlo mejor.

Volvió a la realidad, y miró la lista de criaturas que había confeccionado. Y le había surgido una duda, pero le parecía demasiado exagerado acudir al despacho de la directora, ya que era demasiado tarde. Era la hora de cenar, por lo que decidió acudir al Gran Comedor, comer con calma y compartir su duda con la directora Mcgonnagall.

Cuando la profesora se levantó de la mesa y se disponía a abandonar el comedor, Aline acudió junto a ella, y le dijo:

—Profesora, siento molestarla, pero tengo una duda. ¿El huevo corresponde a alguna criatura autóctona de Hogwarts? ¿O cabe la posibilidad de que pertenezca a criaturas originarias de otros países o áreas que hayan traído expresamente para la realización de esta prueba? No sé si me explico.

No estaba segura de que la directora pudiese proporcionarle ese tipo de información, pero debía intentarlo. 

El huevo reacciona ante la cercanía del agua, demostrando que la iniciativa de Morena ha resultado ser todo un acierto. La criatura encerrada en su interior se altera, aunque no estoy del todo seguro de si entusiasmada por la cercanía del líquido elemento o reacia a ser introducida en él.

Espero a que mi compañera salga de su baño y comparto con ella el proceder de mi huevo, esperando confirmar que el suyo ha reaccionado de manera similar.

—Está claro que el agua altera a nuestra criaturita. Tal vez podríamos acercarnos a la Biblioteca en busca de un listado de seres afines a este elemento o que sientan repulsión hacia él. También quiero ver cómo reacciona cuando se enciende un fuego cerca, pero eso será mejor que lo hagamos al aire libre. Y también comprobar cómo se comporta si lo sumergimos en el agua del lago, mucho más profunda que un simple barreño. Puede que ni siquiera necesitemos descubrir qué tenemos entre manos y que él mismo trate de regresar a su nido si le facilitamos los medios. ¿Por dónde quieres que empecemos?

La chica una vez vio que el huevo reaccionaba al agua dio un saltito aplaudiendo y sonriendo, bastante emocionada y claro, orgullosa por haber acertado. Salió del baño y tras reunirse con su compañero y contrarestar el resultado con el suyo. Estuvo de acuerdo en probar como reaccionaba a otras cosas. — Creo, que su reacción era de desprecio hacia el agua. Ya que, salpicó todo el agua hasta que una vez que no quedó nada, paró de moverse. Así que entiendo por eso... Que no quería agua cerca... Y que no paró hasta que la sacó... — Murmuraba casi para si misma mirando a la nada. Volvió a mirar a su compañero. — Probemos con fuego. Ya que es el contrario elemento al agua. Quizá por eso le siente mal al huevo. — Asintió como reafirmándose. — Vayamos fuera, busquemos un suelo de piedra y hagamos un fuego. No quiero incendiar nada. — Ella siempre tan precavida. Así que salieron dirección al patio principal.

¿Violeta es el mal?,¿muchos en peligro?,pensé para mis adentros Mmmm esto no me gusta. Salí de las cocinas y sin tener muy claro qué hacer subí de nuevo a la planta principal. Me quedé pensando mientras miraba los techos abovedados y barajé las opciones,Podría preguntarle a algún profesor......no, no, otra cosa......y si pregunto en la biblioteca, tal vez allí puedan saber algo....¿Y si...? Se me encendió una chispa en la cabeza y salí corriendo.

La distancia hasta la clase de adivinación se me hizo eterna, pero no paré hasta llegar allí. Cuando llegué a la clase divisé a lo lejos a la profesora Trelawney. Es cierto que es bastante extravagante pero al final y al cabo fue ella la que predijo la venida del niño que sobrevivió y también el ascenso y caída de Voldemort.

Toqué en la puerta: -Ejem, ¿Profesora Trelawney, tiene un momento?

Me muestro conforme con la sugerencia de mi compañera de emplear el fuego como el siguiente elemento de nuestra experimentación. Así pues salimos fuera del castillo en busca de un lugar alejado de miradas indiscretas y allí, valiéndome de un Lacarnum Inflamarae, enciendo una pequeña hoguera con ramas y hojas secas que Morena y yo hemos reunido para tal fin.

Una vez que las llamas comienzan a arder alegremente, acerco mi huevo púrpura a una distancia prudencial y aguardo a ver qué ocurre. Si éste permanece inerte, no dudo en aproximarlo un poco más pero asegurándome siempre de que no entre en contacto con las llamas si no es por propia iniciativa.

Tanto si busca el fuego como si lo rehúye, me aseguro de que una vez acabado nuestro ensayo la hoguera quede totalmente extinguida por medio de un Aqua Eructo antes de proseguir con nuestra investigación en otro lugar.

Tras ayudar a mi compañero a hacer lo propio para conseguir el fuego, lo imita. Acerca su precioso huevo sin que pueda llegar a quemarse y lo sujeta suavemente por si el huevo quisiera hacer algún movimiento, no interferir demasiado en su movimiento. 

Una vez tengamos una respuesta, por supuesto. Ella aportará su granito de arena a dejar aquello como estaba. E incluso de permitirse el soplar un poco para quitar posibles manchas de ceniza. 

Aline acudió al Gran Comedor después de una intensa tarde de estudio e investigación en la que descubrió algo más que meros conocimientos.
Tras la cena, interceptó a la Directora McGonagall justo antes de que desapareciera por la puerta de doble hoja.

—Lo lamento, señorita Dunne, pero me temo que no puedo darle ese tipo de información. Es algo que los participantes del Torneo debéis averiguar por vuestros propios medios. Que tenga muy buenas noches, y no deje que el torneo le que quite el sueño.