Partida Rol por web

El estadio de Quidditch de Hogwarts, se encuentra a las afueras del castillo. Se usa para que los equipos de quidditch practiquen y jueguen partidos entre las casas para competir por la Copa de la Casa.

Tiene las gradas decoradas de las diferentes casas de Hogwarts y un estrado para el comentarista así como la cancha de quidditch con los 6 aros tradicionales y los vestidores.

Tras equivocarme una vez llegué al campo de quidditch. Estaban entrenando los equipos de las diferentes casas. Esta vez entrenaban juntos. Me fijé en slytherin. Acto seguido subí a la grada con la bandera de slytherin y me senté en uno de los asientos. La vista era espectaular, se veía todo el bosque oscuro y el horizonte quedaba lejano, tras las montañas. Me fascinaba ese lugar y decidí en ese momento que lo utilizaría para cuando quisiera estar solo. El sonido de las escobas volando me animó un poco más. 

Esperé a que Kendra subiera, ya que se había quedado un poco atrás. Mientras tanto disfruté de mis sentidos.

Una delgada sonrisa se dibujó en los labios de Kendra cuando vio a los equipos entrenar en el campo. Su abuelo y su padre muchas veces le hablaban de Qudditch y, aunque no era una fanática absoluta, lo cierto es que tenía bastante idea.

Se detuvo a medio camino para observarlos volar en sus escobas, lo que hizo que Anthony se le adelantara ligeramente. Lo cierto es que, a decir verdad, la vision era espectacular, con todas aquellas escobas volando de un lado para otro.

Finalmente, llegó al lugar en el que Anthony estaba sentado y, con su habitual elegancia, se sentó junto a el, pensando bien en cómo empezar aquella charla. Carraspeó ligeramente, básicamente para llamar su atención y, acto seguido, comenzó de la mejor forma que se le ocurrió:

-Anthony... ¿Qué ha pasado con Linc? - preguntó, mirándolo con el ceño ligeramente fruncido. No era enfado lo que había en su rostro, sino más bien preocupación. No quería verlos enemistados. Para eso, ya estaban el resto de casas.

Miraba volar las escobas mientras Kendra, preocupada me preguntaba. No me atrevía a mirarla fijamente, por eso miraba las escobas. Bueno, también he de admitir que lo hacía porque el quidditch me fascinaba. Me encantaría algún día derribar gente con la bludger, era mi posición preferida. Pero me concentré en la conversación aunque pareciera que no lo estaba. Sin mirarle y mientras mi cuerpo estaba echado hacia delante, apoyado en mis piernas con mis antebrazos para ver mejor el vuelo de las escobas dije con tono algo más animado.- Desde el primer día que llegué tu misma vistes que me insultaba constantemente.- Quería que Kendra entendiera que yo era muy impulsivo, pero no sabía como decirlo.- Cuando me siento amenazado, tengo que defenderme. En la cafetería me dijo que había dejado a la casa en vergüenza, mientras hablaba con mi prima Sam... que yo era la vergüenza de Slytherin...- Recordé el momento y se me cerraron los puños de rabia.- ¿Acaso tú podrías haberte contenido?.- No creo que nadie con suficiente autocontrol pudiera haberse contenido ante palabras tan crueles. Mis palabras se tornaron en rabia. Ahora estaba colorado de rabia.

Kendra escuchó antentamente las palabras de Anthony. A diferencia del chico, que miraba hacia el campo, ella sí que tenía su mirada en él. No, no tenía miedo a aquella conversación. Más bien todo lo contrario. Desde la noche anterior, había tenido claro que era más que necesaria.

A medida que el chico hablaba, una media sonrisa, diminuta, se dibujo en sus labios. Y permaneció allí incluso cuando Anthony se puso rojo de ira. Tampoco le tenía miedo al chico, por mucho que otros dijeran que era demasiado violento.

-Lincoln es un chico problemático. Me da la sensación de que es un niño malcriado y consentido acostumbrado a tratar al resto con desprecio. A mí también intentó ridiculizarme ayer, delante de todo el mundo, en el comedor, porque no sabía el nombre de un estúpido grupo muggle...

Quería que Anthony viera que no había sido el único que había recibido los comentarios mordaces y los ladridos de Lincoln. Estaba claro que el rubio aún tenía mucho que aprender sobre modales y educación.

-Sin embargo, sí que existe otra forma, Anthony. Somos serpientes, no lo olvides. Y las serpientes nunca se precipitan. Siempre esperan el momento ideal, silenciosas, sin que nadie perciba que están ahí. Y, cuando todo el mundo se ha olvidado de ellas... atacan, asestando un mordisco letal a su víctima.

Su mirada se volvió fría y astuta a medida que le explicaba su símil de las serpientes. Y, a pesar de que su discurso estaba cargado de emociones, en ningún momento se mostró violenta, ni alzó el tono más de la cuenta.

-Lo que quiero decir, Anthony, es que él te provoca para que actúes así, para acabar convirtiendote en el malo, en la bestia, y ponerte a todo el mundo en contra. Sin embargo, si tú no reaccionas a sus provocaciones, si finges que te es indiferente... él será el que quede mal delante de todo el mundo y tú serás el que tiene demasiada clase como para perder el tiempo con niñatos, ¿entiendes?

Hice una pequeña pausa, esperando su confirmación. Sin embargo, consciente de que me había dejado un cabo suelto en todo aquello, me apresuré a rematar mis palabras:

-Y la venganza llegará, no te preocupes por eso... Pero cuando nadie se acuerde ya de la ofensa... Cuando nadie, excepto él, te relacione con la catástrofe que acaba de sucederle. Yo te enseñaré como se hace.

De nuevo aquella astucia, aquel deje de maldad que contrastaba con lo angelica de mi expresión y mi rostro. Y, ahora sí, esperé su reaccion, antes de seguir hablando.

La voz calmada de Kendra hizo que me relajara. Pasé de estar tenso y cabreado a estar relajado. Ya no estaba tan triste, incluso se me dibujo una pequeña sonrisa en el rostro. Miré a Kendra tras escuchar sus palabras. Nunca había escuchado unas palabras tan bien elaboradas. Nosotros en Rusia éramos fuerza bruta. Yo era nuevo en el mundo de Hogwarts y en Slytherin, allí no había casas ni rivalidades entre grupos.- Así que esa es la clave de un buen slytherin.- Dije mirando a Kendra. Ella misma me dijo que nos vengaríamos de Linc y que ¡ella me ayudaría! pero no sabía si sus palabras eran verdaderas, aunque parecía sincera. No sabía si lo hacía solo para calmarme o sería capaz de ayudarme a hacerle daño.- Ya no se en quién confiar. No se si me lo dices para tranquilizarme o porque realmente quieras ayudarme.- Igualmente yo pensaba vengarme de él tarde o temprano. Mientras más cosas me hiciera más grave sería mi venganza contra él.- ¿Cómo me enseñarás?.- Ahora mismo aunque me había tranquilizado momentáneamente, tenía la rabia concentrada por todos los sucesos recientes.- ¿Qué haces para liberarte de la rabia y controlar tus emociones?.- Ese era mi punto débil, y seguramente Kendra me podía ayudar a mejorarlo.

Ahora la miraba fijamente, me parecía que era más guapa cuando la maldad se apoderaba de ella.

A Kendra le sorprendió que Anthony se mostrara tan receptivo. Había esperado que opusiera resistencia, que le dijera que no llevaba razón... lo que jamás habría esperado era que le dijera que, sencillamente, nunca había aprendido cómo comportarse así. No había esperado que la cosa fuera tan sencilla como ayudarlo a convertirse en una auténtica serpiente.

-Claro, así es como somos nosotros... Fríos, calculadores. Sólo esos gatos meones de Gryffindor son tan imprudentes como para lanzarse a hacer las cosas sin pensar... Ellos y Lincoln. Me pregunto si el sombrero no se confundio de casa... - dijo y, por primera vez, se echó a reir, mucho más relajada ahora que estaba viendo que las cosas iban por buen camino.- Lo más difícil es pensar antes de actuar. Lo que tienes que hacer la próxima vez es contar hasta diez antes de responder a sus provocaciones. Oblígate a hacerlo. Y, si vas a flaquear, piensa en que tú estás por encima de él y sus provocaciones... No querrás rebajarte a su altura, ¿verdad?

Ese es el primer paso. Aprender a controlarse. Cuando te sientas furioso, o a punto de estallar, piensa en algo bonito, o en algo que te relaje... Desconecta y no sigas escuchando hasta que tu ira no se haya aplacado. Estoy segura de que eres capaz de hacerlo...

Acabó por dibujar una diminuta sonrisa en sus labios, mientras lo miraba -Puedes confiar en mi, Anthony. Sólo quiero que nos llevemos todos bien. Después de todo, tenemos que permanecer unidos si queremos llegar lejos... Y aquí, somos la única familia que tenemos, después de todo. Lo cierto es que las chicas y yo nos fuimos preocupadas anoche a la cama después de ver lo que había sucedido con Linc y contigo.

Y volvió a guardar silencio, con aquella sensación de que las cosas comenzaban a asentarse, y de que iba por el buen camino.

Toda la rabia había desaparecido, ahora estaba concentrado en lo que Kendra me decía. Eran palabras muy serias para una niña de mi edad. Así que pelear así es de gryffindor. ¿Realmente me puso en slytherin porque yo se lo pedí? ¿Por mi odio a los sangresucia? seguro que es por mi odio a los sangresucia. Tengo que mejorar en este aspecto para ser realmente un buen slytherin. Tengo que ser un buen slytherin, si.- ¿Qué tienes pensado que hagamos con Linc?.- Dije curioso de lo que estaría tramando Kendra. Esperaba que no le dijera lo de "ya veremos", porque no sonaba para nada convincente.

En cuanto Kendra escuchó la pregunta de Anthony, la sonrisa volvió a afilarse en sus labios. Posó su mirada en los jugadores, que seguían volando de un lado a otro, montados en sus escobas, sin borrar la sonrisa de sus labios.

-¿Qué es un mago sin su varita, Anthony? - respondió, sencillamente, mirándolo de reojo tras formular su pregunta.

Tenía un plan. Claro que tenía un plan. Y esperaba poder contar con Anthony para llevar a cabo su pequeño escarmiento.

Un mago... sin varita...- Pues es un muggle.- Y reí contento. El plan tenía que ver con quitarle la varita, pero a Anthony se le había ocurrido otra cosa mejor.- ¿y si se la quitamos antes de algún duelo?.- La sonrisa de mi cara se hizo más evidente. No podía evitar imaginar cómo lloriquearía en pleno duelo Linc tras haber perdido la varita. Merecía mucho la pena.- Gracias por tu apoyo.- Dije a Kendra mientras me levantaba de la silla.- Estoy mucho mejor... ¿Nos movemos?.- Indicándole que ya era suficiente, podíamos volver con nuestros compañeros. Finalmente Kendra parecía más cercana a mi. 

-¿Por qué quitarsela pudiendo rompersela? -dijo Kendra entonces, afilando aún más aquella sonrisa, mientras asentía a su propuesta, poniéndose en pie, ahora sí volviendo a mirarlo de frente- Si se la quitamos, la acabará recuperando y se acabó la diversión. Pero, si tan sólo se la resquebrajamos un poquito... Dejará de funcionar bien y hará el ridículo en todas las clases a las que vaya... Tiene que ser algo sutil... Lo suficientemente sutil como para que no se de cuenta de qué es lo que va mal hasta que sea tarde y haya quedado mal delante de todo el mundo...

La chica sonrió con aire satisfecho. Linc se había dedicado a intentar ridiculizar a todo el mundo desde que había llegado al colegio y había puesto en peligro la unidad de su casa, y las puntuaciones de la copa de la casa. Ya era hora de que alguien le diera una lección de humildad.

Negó entonces, ante el agradecimiento de Anthony-  No tienes que darme las gracias. Tan sólo intenta poner en práctica lo que te dije... Verás como van mucho mejor las cosas. - añadi, echando ya a andar de vuelta al colegio, con intención de reunirnos con el resto- Y recuerda... ni una palabra sobre lo de Linc. Será nuestro secreto, ¿de acuerdo?

Y los ojos de la chica brillaron con astucia, de nuevo con aquel deje maquinador, mientras tendía la mano a Anthony, en un gesto distendido que acompañó de una sonrisilla divertida para cerrar aquel "trato".

Su idea era mucho mejor que la mía, incluso con más mala idea. Definitivamente sabía que iba a aprender mucho de Kendra. Mis ojos brillaron imaginándome lo cuánto iba a sufrir la "rubia" cuando se diera cuenta de que se le había roto la varita y no hacía bien los hechizos. Y lo mejor de todo es que no dejarían rastro.- Kendra... eres increíble.- Dije medio alucinado, pero sin expresarlo excesivamente. Definitivamente, esa chica me fascinaba.- ¿Por qué le iba a decir algo a esa "rubia"? ¡Cuenta con ello! ¡A nadie!.- Dije mientras sonreía y le chocaba la mano con energía para después agarrársela. Que tacto tan suave y estremecedor el de Kendra. Pensé en dónde podían estar los demás y no dudé en hacerle saber mi inquietud a Kendra.- ¿Dónde están los demás?.- Dije para que nos reuniéramos con ellos y no pensaran que nos había podido ocurrir algo. Las chicas estarían preocupada, seguramente después de todo el espectáculo seguirían creyendo que yo era un monstruo. Pero yo ahora estaba cambiando. Sería un veradero slytherin...

Kendra sonrió ante su cumplido y, al ver que Anthony parecía entusiasmado con el plan, asintió, satisfecha- Entonces, sólo hay que tener paciencia y esperar el momento adecuado. Cuando no se lo espere, cuando ya no sospeche de ti. - le dijo, mientras seguía caminando, sin detenerse, fuera ya del campo de Quidditch.

Y, cuando el chico le preguntó por sus compañeros, Kendra respondió rápidamente- Asterope y Lincoln habían ido al lago y Ludmilla a practicar el conjuro de antes. Si quieres, podemos practicarlo cuando lleguemos allí. Así seguro que no tendrás problemas en recuperarlo... - le propuso, conforme caminaban. - Vayamos al lago. Aún tenemos tiempos antes de comer...

Y, ni corta ni perezosa, puso rumbo al lago. Sabía que Asterope se preocuparía si tardaba demasiado.
 

El estadio de Quidditch de Hogwarts, se encuentra a las afueras del castillo. Se usa para que los equipos de quidditch practiquen y jueguen partidos entre las casas para competir por la Copa de la Casa.

Tiene las gradas decoradas de las diferentes casas de Hogwarts y un estrado para el comentarista así como la cancha de quidditch con los 6 aros tradicionales y los vestidores.

Linc apareció en el campo de Quidditch pensando en sus cosas, pero se quedó atontado, sin duda lo mejor de la escuela estaba ahí... esos seis aros que pedían a gritos ser defendidos por un guardián, por él... el año que viene iba a entrar en el equipo le gustara a la gente o no, sería el mejor guardián que Slytherin jamás haya tenido y demostraría a todos la superioridad de un Siral ante cualquier otra familia.

No pudo evitar darse cuenta de que Víctor Krum, el profesor de vuelo estaba por ahí, o eso le pareció, así que decidió acercarse a él para preguntarle un par de cosas -Señor Krum- Estaba claro que era el único profesor al que podía respetar -una pregunta... bueno, se que usted es el profesor de vuelo y me preguntaba si los de primero por algo muy remoto podríamos participar en el Quidditch, soy un muy buen guardián y puedo superar a cualquiera de los cursos superiores, estoy seguro.- Esperó su respuesta aunque seguramente sería negativa.

El profesor Krum sonrió pícaramente. Me alegra tu actitud, jovencito. ¿Cómo es tu nombre?

Estoy contento porque quieras formar parte de los equipos de Quidditch, pero primero debes mostrar si eres capaz de manejar correctamente una escoba, y si eres capaz de maniobrar con ella. Así que antes tendrás que dar las clases de Vuelo, y aún te queda mucho para eso.

No tengas prisa, y no confundas lo que has hecho o practicado en casa, con lo que de verdad sucede en el campo. Son cosas muy distintas, así tranquilo que cuando llegue el día, estaré dispuesto a contar contigo para los entrenamientos.

Dijo tratando de animar al joven, pues parecía estar solo y aburrido.

El estadio de Quidditch de Hogwarts, se encuentra a las afueras del castillo. Se usa para que los equipos de quidditch practiquen y jueguen partidos entre las casas para competir por la Copa de la Casa.

Tiene las gradas decoradas de las diferentes casas de Hogwarts y un estrado para el comentarista así como la cancha de quidditch con los 6 aros tradicionales y los vestidores.

Realmente no sabía cuanto tiempo había estado vagando por los pasillos de Hogwarts, pero cuando al fin puso pie en el exterior y sus pasos le llevaron al Campo de Quidditch, supo que había perdido toda la mañana y que la comida ya debía estar servida.

Se permitió perder unos instantes más admirando el campo. Durante el verano había recuperado la pasión por el vuelo gracias a sus hermanas. Y era por esa razón que había acabado por desear cursar la asignatura de Vuelo y Quidditch. No sabía si era madera de jugador, y en realidad le daba igual en juego en sí. Cuando volviera a coger una escoba, sabría si la diversión con las gemelas se había asentado.

A lo lejos vio a un alumno hablando con el profesor Krum. El jueves tendría vuelo y le volvería a ver. Entonces sabría si realmente era bueno en el aire.

Se marchó al poco rato, con destino el comedor.

Linc sonrió a Krum, sin duda la respuesta que le había dado era mucho mejor que la que se esperaba, así que pensó en volver después de la clase de vuelo y demostrar lo que valía, demostrar que podría ser el guardián de Slytherin, al rato vio llegar a dos alumnos de segundo, pero uno de ellos tardó nada y menos en irse, así que Lincoln supuso que se le había hecho tarde y ya era el momento de ir al comedor, con paso calmado y despidiéndose del profesor con la mano, se dirigió para el comedor a ver si ahora, un poco mas animado, le apetecía ver a sus compañeros.

Oliver llegó corriendo al campo de Quidditch, siguiendo el rastro de Mircea. Sin embargo, se cruzó con el rumano antes de llegar al lugar donde el profesor Krum parecia hablar con uno de los nuevos.

-¡Mir, espera! - exclamo, cogiendo aire, resollando. Se habia dado una buena carrera, la verdad.

Estaba preocupado por lo que habia sucedido con Perry en clase. Y quizas alli, sin nadie más, Mircea querria contarle por qué habia actuado de aquella forma con el Ravenclaw.

-Te he estado buscando... ¿Que te ha pasado? ¿Vas hacia el comedor? ¡Te acompaño!  - esta vez su efusividad fue cosa de la preocupacion, y no de aquella hiperactividad que normalmente acompañaba a todas y cada una de sus acciones.

Y asi, comenzó a caminar, aun recuperandose, junto a Mircea, camino del Gran Comedor.