Partida Rol por web

Una vez nos alejamos, Álex expuso su idea.

- Mmm... no me parece mala idea. Sin embargo, deberíamos colocarlas después de que el pueblo sea evacuado. Si lo hacemos durante, alguien podría caer en la trampa-comento-. No tengo demasiada idea sobre trampas, la verdad, pero lo que expones parece bastante complicado de hacer...-miro a Henri, es él quien tiene idea sobre este tipo de cosas-. Además... ¿daría tiempo? 

Suspiré, dejando caer la cabeza. Nadie tenía paciencia, todos querían marcharse ya... O tal vez daban por bueno lo que yo había dicho sobre que hacer tras conseguir varitas y demás. Estaba cansado de hablar, de todos modos, demasiado para acabar de empezar el día.

Me levanté y miré a Spencer. A ninguno de los dos nos gustaba la idea, lo tenía claro. La gente empezaba aabandonar la sala, así que me acerqué a él. 

- Tú no quieres, yo no quiero, pero seamos adultos y hagámoslo. Tengamos la fiesta en paz. ¿Listo? - le dije estirando la mano. Iba a tener que tenerle agarrado si nos queríamos desaparecer, y esta era la manera menos... incómoda que se me ocurría.

- Me guardaré los comentarios hirientes, siempre y cuando sigas mis instrucciones dentro de la tienda.- Gringotts era uno de los lugares más seguros que todos los magos conocían... pero sólo por que no conocían a mi madre, al fin y al cabo, se había casado con un Ollivander y sobrevivido a la experiencia.

Como dos desconocidos que se saludan agarre la mano de Jason.

- Cuando quieras.

Tranquilos, hoy intentaré comportarme y no dejar que ningún bosque me ataque.- Les digo sonriendo a todos aquellos que se preocupan por mi seguridad y salud personal, y luego me dirijo a Spencer y Jason.- Vosotros cuidado, nada de aprovechar la aparición para intercambiar brazos ni piernas ni nada parecido.

Pues no es mala idea.- Le responde Henri a Alex.- Yo soy más de bombas explosivas y pastillas de vómito y esas cosas. Lo que viene siendo la broma tradicional, vamos.- Luego se queda un rato pensando.- Está completamente fuera de mi alcance eso de lanzar hechizos a distancia. Pero si alguien pudiera preparar una poción que tuviera efectos parecidos a un Alarte ascendere, hacer las trampas para que el primero que entre en una casa acabe empapado de líquido no sería muy complicado.

Niego, eso no nos sirve.

-No...eso no nos vale, no ahora. No tenemos tiempo para preparar pociones. En lanzar un hechizo no se tarda nada pero en averiguar como y en hacer una poción...es buena idea pero tampoco nos vale. Tendremos que dejar lo de las trampas por esta vez. Ya habrá ocasión. ahora vayamos a buscar al castillo.

Seguía faltando organización, pero al menos había colaboración. Madelain no estaba de acuerdo con la manera en que se manejaban. Se había reunido para planear lo que harían dentro de dos días, pero ni bien terminaban de planear lo que harían en los próximos diez minutos ya cada cual se iba por su lado. Como por lo menos parecía haber un mejor ambiente que los días anteriores, no dijo nada y aceptó lo que le habían indicado, aunque no le gustaba tener que interrumpir la reunión para luego volver a reunirse. Se giró hacia sus compañeros.

_Lissy, Tina, André, ¿comenzamos? Debe haber mucho para saquear aún en el castillo. Suerte al resto.

Me encogí de hombro.

- Tu casa, tus reglas. - le dije con sencillez. No tenía intención de llevarle la contraria sólo por diversión. Ese era ma´s su estilo. Yo era más práctico. - Vamos. No me sueltes aunque notes una sensación de presión. Es normal, si te sueltas, puedes perder alguna parte del cuerpo. - dije apretando su mano y cerrando los ojos.

"Destino, decisión, desenvoltura." - pensé justo antes de desaparecernos de esa cocina.

Y así, el plan comienza a ponerse en marcha. La decisión está tomada y el destino es Azkaban. Mientras dos chicos se abren paso hacia el callejón Diagon para hacerse con las varitas necesarias, el resto se encamina de nuevo hacia el castillo por el túnel del sauce boxeador para saquear la que hasta hace unas horas ha sido como su segundo hogar.

¿Tendrán tiempo para prepararlo todo? ¿Estarán a la altura? ¿Podrán entrar en Azkaban de forma fácil?

¿Y los profesores? ¿Por qué no se pronuncian? ¿En qué ocuparán su tiempo?

Solo el tiempo lo dirá. El destino está echado.