Partida Rol por web

¡Hay un primigenio en mi sopa!

II. Fundido en blanco

Cargando editor
03/11/2021, 11:44
El Cazador

Una vez se marcharon ambos apáticos colaboradores miró a Rutherford con una sonrisa amigable. Él era socio, y amigo. Los típicos dobles raseros de las empresas.

—¿Donde ha ido a parar tu "toque", amigo? ¿Te has hecho viejo de repente, un gallina?

Guardó silencio el suficiente tiempo como para que la mente de su socio preparara una respuesta filosa, pero no tanto como para dejarle abrir la boca y dar la estocada.

—No me digas que si un anciano decrépito, despreciable gurú violador de niños, olvidado por los medios de comunicación, palma de un infarto de miocardio, media hora después de tener una efusiva discusión con su antiguo captor, también jubilado, mis antiguos compañeros del FBI, con los que almuerzo todos los primeros domingos de mes, van a analizar su sangre con una tecnología de cien mil dólares la hora que no se pueden permitir más que para los casos más célebres de diplomáticos asesinados por Putin o los chinos.

Vamos, hombre, dame un juguete cuya acción solo una mente preclara para el tema como la de Kristian pueda descubrir en un cadáver y déjame correr un pequeño riesgo, que pareces mi madre.

Suspiró y cambió al autoproclamado padre de la niña. Pensando en cómo podría conseguir una muestra de ADN de Armín, trató de darle ánimos.

—Mire, señor Bahramí. Esta empresa se llama return porque se dedica a retornar hijos a sus padres. Todos y cada uno de los que formamos parte de la plantilla estamos aquí por y para Alex. No está usted solo en esta empresa ni lo estará. Encontraremos la manera de colaborar con Vicky y de sacar a la niña adelante. Es difícil pero para nada imposible. Se ha hecho mil veces antes.

Frunció el ceño.

—No veo por qué no ha cundido la idea de llevársela al cine, la verdad, ¿fuma usted?

Cargando editor
03/11/2021, 11:59
Director

Notas de juego

Consideramos que Kristian ha abandonado la estancia dispuesto a proseguir con sus quehaceres diarios en Arkham City. Solo resta Kyle por regresar cuando acabe su conversación telefónica.

Valdi, aguarda a que conteste con Rutherford y puedes proseguir para dirimir con Abel cuál es vuestro próximo movimiento.

Cargando editor
03/11/2021, 12:13
El Cazador

Sadie recibiría un mensaje en el móvil de su jefe, poco después de la reunión.

"Sospecho que existe algo parecido a una comunicación "telepática" entre Taker y sus sectarios. Podríamos tener un topo. No es paranoia sino higiene: monitoriza a todos los que me han oído decir que lo voy a matar. Especialmente interesante es que encuentres la manera de vigilar a Corcoran. Sé que es un tío raro pero tal vez encuentres un indicio de que se ha comunicado con la Estirpe. Se me oucrre que puedes buscar la manera de detectar un patrón de sueño irregular o algo, utilizando los senores de sus móviles y analizando el patrón de sus moviemientos. Si alguno se va a un lugar apartado para echar una cabezadita es sospechoso de estar avisando al jefe de la secta. Si logras espiar a Rutherford te duplico el sueldo".

Cargando editor
03/11/2021, 15:02
Kyle Angel

El silencio al otro lado de la línea, interrumpido únicamente por el tono de llamada, es como un picor. Es la ausencia de sonido, pero la ausencia es una sensación palpable.

Es como tener suciedad debajo de las uñas.

Me sorprendo mirando fijamente a la pared del pasillo, tratando de no pensar en qué voy a decirle a Harry. Ya me vendrá. Me froto los ojos. El teléfono hace ring, ring, ring. Silencio, en el fondo de todo. Entre las páginas del informe forense de unos sectarios encontrados en una plantación a las afueras de Oklahoma. En la mirada de una niña que nunca será normal. En las diapositivas de cadáveres de unas personas a las que nunca conocí. En un lugar maldito que está esperando mi llegada.

La voz de Harry me sobresalta, y dejo que mis ojos se cierren antes de contestar.

—Hola, Harry. ¿Cómo estás? —digo con seriedad, sin un ápice de ironía o malicia en mi voz. Decido que será más fácil empezar respondiendo a sus preguntas que inventarme toda una historia desde cero—. Sí, tengo un abogado. Clarence Strickland, ¿lo conoces? Es una eminencia en Oklahoma. Es quien notificó a una cliente mía que Aileen Collins la había nombrado tutora legal de su hija Alexandra. Nosotros la llamamos Alex —le respondo. Primera mentira. Supongo que la sentencia judicial presentada por Strickland sería una elaborada falsificación pergeñada por Charles Kane para allanarnos el camino hacia Alex, pero claro, no tengo manera de saberlo a ciencia cierta, así que estrictamente no estoy mintiendo—. Acompañé a mi cliente a buscar a la hija de su amiga para darle apoyo emocional, pero las cosas se torcieron, y mucho. —Hago una pausa de apenas un segundo, que es lo que tardo en decidir qué contar y qué no, y cómo hacerlo—. Hay una secta detrás de esa niña, Harry. Una secta peligrosa. Armada. Y antes de que digas nada, sé a lo que suena. A mí también me parece de locos, pero te aseguro que es la verdad. Investiga el nombre de Brian Taker. —¿Por qué he hecho eso? Dado mi historial psiquiátrico, hablar de sectas era la peor opción si lo que pretendía era ganarme la confianza de Harry. Tengo que rebajar la tensión como sea—. Nos amenazaron para que les entregásemos a Alex, pero no lo consiguieron. —Vale, eso sí que ha sido una mentira, y de las gordas. No solo he omitido que entregamos a Alex a la Estirpe del León, sino, sobre todo, lo que hicimos después para recuperarla. Los muertos que dejamos atrás—. La niña está ahora con su tutora legal. Está a salvo. No hay nada de qué preocuparse, de verdad. —Para mi vergüenza, me doy cuenta de que me escuecen los ojos. Una lágrima lucha por asomar a mi mejilla, pero me la enjuago con el dorso de la mano antes de que tenga ocasión. ¿Tan bueno soy creyéndome mis embustes? ¿O de verdad me preocupa tanto el bienestar de Harry que quiero evitar a toda costa que haga una estupidez, como venir a por mí?—. Por favor, Harry. Nunca te pido nada. Pero hoy voy a pedirte algo. Confía en mí. Por favor. —Los segundos transcurren sin que ninguno de los dos diga nada. Y de repente, el atisbo de una sospecha zumba en mi interior, como un cable pelado. Tengo un mal presentimiento—. Oye… ¿Quién denunció la desaparición de Alexandra Collins? Fuimos a buscarla al hospital con un documento legal, y siempre ha estado con nosotros. No tiene sentido. ¿Quién la está buscando, Harry?

Otra vez silencio.

Notas de juego

Me EN-CAN-TA cómo aprovechas los detalles de la vida de los PJ para volverlos en nuestra contra y añadir tensión y drama. Mis dieses.

Cargando editor
03/11/2021, 16:12
Corcoran

Lance Corcoran mira a Hershko con un semblante apático. Tanto, que casi parece observar al líder de Return desde el interior de una cámara mortuoria, como un ente espiritual, ajeno a las preocupaciones mundanas.

Las palabras de Abel son duras y su tono seco. Está enfadado. Es comprensible. Corcoran sabe bien que la reunión ha distado mucho de ser el éxito que esperaba. El psicoanalista no exhibe la elegancia de Korsgaard, quizás el único de los presentes que puede comparársele en frialdad. Tampoco el sentido del humor sarcástico y corrosivo que puede lucir Rutherford. Pero hay algo en lo que Corcoran rivaliza incluso con Kyle Fucking Angel... Descaro.

El silencio que precede a la réplica evidencia que Corcoran tiene ante sí un vasto catálogo de respuestas que le harían quedar como el arrogante bicho raro que es de cara a la galería, sentencias contundentes sobre la naturaleza última de su disciplina, una que a su entender es más elevada que la noble causa que tiene la medicina. Está acostumbrado a la incomprensión, hasta el punto de que le resulta intrascendente perder tiempo y energía explicando su postura o su visión sobre las cosas. 

Corcoran sabe bien qué hace ahí, ahora.

No necesita la aprobación de nadie.

Con todo, sin sonreír, sin parpadear siquiera, considera oportuno replicar en ese tono cauteloso y algo perturbador a su jefe.

—Oh, entiendo. Quiere resultados —Con parsimonia, hace un pliegue en la página del libro que estaba consultando a modo de separador, lo deja sobre la mesa y se retira las gafas con un movimiento mecánico antes de clavar sus ojos inexpresivos en Abel—. Déjeme a solas una hora con la señorita Smith. Solos. Ella y yo. Pase lo que pase, usted no intervendrá. No obstante... Seré considerado y le dejaré mirar —concluye con una apenas perceptible media sonrisa dibujándose en su rostro. En sus ojos negros podría parecer que subyace un desafío, pero Abel tiene la inquietante sensación de que Corcoran, de algún modo, le está sondeando—. En cuanto a la niña... —Corcoran mira a Armín con un deje que podría considerarse, en el mejor de los casos, un desastroso intento de fingir piedad, de compadecerse de su sufrimiento como padre de la criatura. En el peor, es la mirada de un coleccionista a un muñeco roto—. Sanar una mente es algo mucho más laborioso que reparar un tendón de Aquiles con cirugía, señor Hershko. Sin desmerecer, doctor —dice asintiendo a Korsgaard en lo que podría considerarse una contrarréplica profesional con efectos retardados—. No obstante, si lo desea, puedo someter a Alex Collins a un experimento para indagar en su subconsciente. Debo advertirle que no será un proceso agradable... —De nuevo, esa sonrisa torva. Esta vez, dirigida sin duda a Armín Bahramí, como si aguardase una reacción específica en el artista—. Pero dará resultados, por supuesto.

Luego se reclina en el asiento, se cruza de brazos e inspira profundamente antes de lanzar su última salva.

—Señor Hershko. ¿Podríamos hacerle una prueba de paternidad al señor Bahramí? Sin desmerecer la autoría sobre tan portentosa artista, debo reseñar que su último contacto con la señora Aileen Collins data de hace, cito, unos trece años. Según el perfil psicológico al que he podido acceder sobre la madre de Alex, -uno bastante interesante, por cierto-, creo que el término que mejor la define es el de... mesalina.

Notas de juego

Esta respuesta puede escucharla Korsgaard mientras se marcha, de ahí que la deje para los tres.

Evidentemente, lo que plantea Corcoran os sume en un interesante dilema: ¿Vais a dejar que psicoanalice a Alex con su particular método? ¿O vais a oponeros a tal propuesta?

Será interesante saber vuestra respuesta ;-)

Corcoran es un cabronazo muy retorcido, pero ofrece a Return -no diré al grupo- las particularidades de un brillante psicoanalista. Nadie ha dicho que esto sea bonito de ver, pero ahí tenéis esa opción... y sus consecuencias.

Como Abel y Armín están dando mucha dinamita en esta escena y ahora hay algo más de calma con la marcha de varios PJs -especialmente Vicky, tutora de Alex- he considerado interesante ver qué postura toma Abel. De Armín hasta puedo imaginarme la respuesta xDDDDDDD

Cargando editor
03/11/2021, 16:48
Rutherford

Rutherford sonríe mientras observa a Corcoran, ese felino impasible que reposa en su silla desafiando a Abel sin alzar la voz.

—No podrás decirle que no tiene ideas... —comenta a Abel mientras ríe sacudiendo la cabeza—. Bien, señor Bahramí, le agradecemos su colaboración. Como estamos bastante ocupados, voy a enviarle a un tipo para que ayude al seguimiento de su hija. Se pondrá en contacto con usted. Este hombre responde personalmente ante mí. Es un buen muchacho, pulcro y muy profesional. Además tiene la virtud de no hacer preguntas. Esta es mi tarjeta. Llámeme a cualquier hora del día si nos necesita. Nos tomamos en serio su seguridad y la de su hija... —mira de reojo a Corcoran con una sonrisa lobuna en su rostro—. La de las dos. Y ahora, si me disculpan, caballeros, debo retirarme a planear ardides variados —dice guiñándole un ojo a Abel—. Compraré dos billetes de avión. Te llevaré al aeropuerto a primera hora de la tarde. Pondré a Shafi un par de gorilas de incógnito. Y pediré pizza. Si vas a combatir al Diablo, más te vale hacerlo con el estómago lleno.

Rutherford se despide agitando la mano. No mira atrás.

La tarjeta que reposa en la mesa frente a Armín solo contiene un número de teléfono y tres eres doradas.

Notas de juego

Ahora sí podéis volver a postear ;-)

Cargando editor
03/11/2021, 17:20
Sadie Bell

Sintió vibrar su móvil en el bolsillo mientras se introducía en el coche. Segura de que se trataba de Abel abrió el mensaje. A veces le alucinaban las peticiones de Abel. Sus habilidades eran extensas, pero todavía no se había inventado programa capaz de monitorizar el sueño de nadie a distancia y Sadie dudaba que alguien fuera a dormir con el teléfono pegado a la oreja. 

"Haré lo que pueda" — Una escueta contestación que escondía mucho. Comenzaría por activar los GPS de los móviles de todos los miembros del grupo y por monitorizar sus movimiento. Si alguno acudía a algún lugar extraño lo sabría. A Sadie le preocupaba que Abel estuviera en modo paranoico. Si creía que la Estirpe había introducido un topo en nuestra organización es que la cosa iba peor de lo que pensaba. 

Cargando editor
03/11/2021, 17:57
Harry

Oye… ¿Quién denunció la desaparición de Alexandra Collins? Fuimos a buscarla al hospital con un documento legal, y siempre ha estado con nosotros. No tiene sentido. ¿Quién la está buscando, Harry?

Al otro lado del teléfono, la respiración de Harry resuena pesada, hastiada. Casi puedes imaginarle mirando a su alrededor como un paranoico, asegurándose de que nadie le escucha.

—Estás jugando a la ruleta rusa con un revólver con el tambor completamente cargado, Kyle... Y eres el que abre la mesa —dice dejando escapar un gruñido. Habla en voz muy baja, muy despacio—. Lo que me cuentas me hace sospechar que estuviste en Oklahoma City hace tres semanas... Sé que vas a mentirme a las primeras de cambio, así que voy a hablar, y tú vas a escucharme. Me importa una mierda lo que hagas a continuación. Si te he escrito, y quiero que lo tengas claro, es para prevenirte. Sé que esto te supera, Kyle. Va a abrumarte. La puta secta que mencionas es una especie de renacimiento de la Estirpe del León. Brian Taker es su jodido líder, el jodido Charles Manson de la América Profunda. Ese tío no acaparó más periódicos porque no rajó a la jodida Sharon Tate. Y seguro que quiso hacerlo el muy mamón...

Cuando habla en ese tono, reiterando de modo machacón jodido esto y jodido lo otro, Harry da más miedo que una cena para dos con el Dr. Korsgaard en L'Atelier y Lance Corcoran de sumiller sirviendo el vino.

—Taker está cumpliendo perpetua en una penitenciaría aislada en un islote, en Nueva York. Es imposible que esté dirigiendo a nadie. Además, es un puto viejo demente. Esto nos trae de cabeza porque sabemos que hay algo más, pero aún no podemos intuir qué. Añade a eso que esos hijoputas ultraviolentos de la Estirpe del León están dejando varios Estados regados de cadáveres y secuestrando gente, vete a saber por qué. Y, de repente, aparece una pista: están buscando a la jodida Alexandra Collins como si fuese el mandato de Dios Todopoderoso. ¿Por qué? No tengo ni puta idea. Ahora es cuando tú me iluminas y me dices qué coño pinta la niña en esta ecuación, pero ahórratelo. No quiero putas mentiras.

Harry se está encendiendo y está alzando la voz.

—Tengo noticias frescas para ti, detective: en estos momentos, la DEA y el FBI están realizando una operación conjunta investigando a la célula de la secta. A los asesinatos, a los secuestros y al tráfico ilegal de armas tienes que añadir el tráfico de una puta droga sintética conocida como Valkyr. Esto es una jodida mierda muy seria. Hay pesos pesados en el ajo. Este caso es de los que lanza carreras al estrellato. Y tengo una sorpresa para ti: ¿Sabes quién es el cabronazo que lidera la investigación del FBI...?

Harry hace un silencio dramático que se le queda corto. Está deseando restregártelo.

Desmond Rawlins. Mi jefe.

Tu memoria evoca el rostro negro y picado de viruela del inspector de la policía que te metió en la trena y grabó tu confesión sobre el asesinato de Missy Rupert.

Le jodiste bien, primero cuando te recluyeron en el psiquiátrico; luego resolviendo aquel caso desde tu celda. El hijo de puta ha prosperado y ahora juega en la Major League. Como no podía ser menos, Kyle Fucking Angel no podía cabrear a un don nadie.

—En cuanto se entere de que estás conectado, estás jodido. Y eso no es todo, Kyle... Apenas unas horas tras el incidente en el maizal en Oklahoma City, una fuente anónima llamó a la policía de Oklahoma City denunciando la desaparición de Alexandra Collins tras un tiroteo en un cementerio de neumáticos en Carson, en las afueras de Oklahoma. Dio una descripción física muy detallada de la niña y aseguró ser su hermano. La policía de Oklahoma, ajena a gran parte de lo que está sucediendo, le facilitó algunos datos creyendo su versión. Entre ellos, que Alexandra había ingresado en el Hospital Mercy a la espera de que se resolviese la cuestión relativa a su tutela legal.

Harry aprieta los dientes. Casi puedes oírlos rechinar.

—Si lo que dices es rigurosamente cierto... y no me creo nada de lo que me dices... Tenéis a alguien más tras la pista de la niña. Así que ahora interpretaré mi papel y te lo preguntaré una sola vez: ¿Vas a entregarme a Alexandra para que pueda protegerla como agente federal? ¿O vas a seguir poniéndola en peligro porque tu puto ego es más importante, señor detective?

Se hace un tenso silencio.

Notas de juego

Se acerca la hora de conocer a tu némesis, detective... ;-D

Te dejo el rostro de Rawlins reservado para el primer careo, si es que llega a darse.

Que se dará.

PD. Si necesitas aclarar algo, pregunta. Este mensaje de Harry es muy importante y te he soltado una pila de datos. Me lo he releído tres veces para asegurarme de que tiene el debido impacto y que aparte te resulte útil, pero errare humanum est, que diría Disco Spu ;-D

Ah, por cierto... Si has estado atento -que suele ser el caso- te darás cuenta de algo particularmente llamativo... Ahí lo dejo estar, pero si te sientes confundido, pregúntamelo y te lo diré.

Sé que no lo harás.

Eres Kyle Fucking Angel, después de todo ;-)

Cargando editor
03/11/2021, 21:29
Armín Bahramí

Mientras hablo, Korsgaard muestra exactamente el grado de interés que cabía esperar: nulo. Cuando define mi relato como empalagoso, dejo escapar un suave resoplido por la nariz, arqueando una ceja incrédula. Quizá no me haya explicado correctamente, pero de todas las palabras del mundo, «empalagoso» sería la última que se me ocurriría para calificar lo que sucedió entre Aileen y yo. No… Tortuoso, quizá. Pasional, furioso, degradante, obsesivo. Tóxico, como tanto gustan de decir ahora los jóvenes. Y a pesar de todo, absolutamente deslumbrante. Pero, ¿empalagoso? Ni hablar. Claro que tampoco me apetece entrar a detallar la naturaleza de la relación que tuvimos, y mucho menos ahora que Aileen está…

Muerta. Aileen está muerta.

Va y viene, como un sueño que uno recuerda a mitad del día y se pregunta si fue real o solo un capricho de la mente. Ceñudo, busco en mi interior, preguntándome qué siento, qué debería sentir. ¿Estoy de duelo? ¿Lo estaré en algún momento, cuando menos lo espere? ¿O ya lo hice en Arkham, cuando supe lo que le había pasado, incluso aunque en aquel entonces todavía siguiese con vida? ¿O incluso antes, mucho antes, en el momento en que se esfumó como la niebla a mediodía? O quizás, la posibilidad más irónica: esto es todo lo que hay, todo lo que habrá. No sería de extrañar, sabiendo cómo fue. Y sin embargo, casi puedo ver las sombras acechando desde los rincones de mi percepción, esperando a echarse sobre mí, esperando a hundirme de nuevo.

No. No volveré a caer. No puedo. Azadé me necesita. Alex me necesita. Yo soy el único que puede salvarlas. Nadie más lo entendería. Solo yo puedo…

Cuando mis sentidos vuelven a la sala de reuniones, me doy cuenta de que el doctor Korsgaard ya se ha ido. Ni siquiera me había dado cuenta de su ausencia; desde luego, no voy a echarlo de menos. Abel Hershko me está hablando, así que presto atención. Me asegura que Return lo pondrá todo de su parte para ayudar a Alex. Su promesa de que lo conseguiremos resulta extrañamente alentadora.

—Gracias, señor Hershko —concedo sobriamente, a modo de firma de un tratado de paz. Por lo menos el israelí no me trata como si fuese subnormal, independientemente de que lo crea o no. Respondo a su ofrecimiento de un cigarrillo con una sonrisa apretada—. No, gracias. Estoy tratando de dejar mis muchos vicios. —Me encojo ligeramente de hombros en gesto de disculpa.

A la propuesta de Corcoran de realizar un, en sus propias palabras, experimento para tratar de ayudar a Alex, le dedico una mirada que es como un muro de piedra.

—No, doctor Corcoran. Alex ya ha pasado por demasiado como para que la someta usted a lo que sea que haya… —No termino la frase. Me giro hacia Hershko y Rutherford, una arruga de ira empezando a formarse en mi entrecejo—. Lo siento, no puedo… ¿Por qué está él aquí? ¿Realmente es de fiar? Porque habla como la persona menos de fiar que podría imaginarme. —Empeñado en reforzar la idea que ya me he formado sobre él, el psiquiatra pregunta si puede hacerme una prueba de paternidad. Su forma de hablar me saca de mis casillas. No solo es lento hasta el hartazgo, sino que parece disfrutar transmitiendo una imagen de sordidez. Encojo los ojos ante su alusión a la promiscuidad de Aileen. De nuevo haciendo insinuaciones sexuales inapropiadas, y para más señas, involucrando a una persona muerta—. No lo necesito, doctor. Gracias. Lo sé, lo siento, desde que la vi por primera vez. —Me vuelvo hacia los otros dos integrantes de Return con una mirada afilada, casi amenazante—. ¿Y ustedes? ¿Ustedes lo consideran necesario? ¿También piensan que una prueba genética puede decirme quién soy mejor que mi instinto?

Me tranquilizo ligeramente cuando Rutherford redobla la manifestación de sus intenciones de ayudarme a proteger a mis hijas. Asiento en silencio, mirando fijamente la tarjeta de visita que ha dejado caer frente a mí. Poco después de que el irlandés se haya marchado, levanto la vista para encontrarme con la de Hershko.

—¿Sabe qué? Le acepto ese cigarrillo.

Algo en mi tono de voz suena más cauteloso de lo habitual. En mis ojos brilla un destello suspicaz.

Cargando editor
05/11/2021, 01:12
Kyle Angel

No creo que Harry espere ninguna respuesta cuando utiliza la metáfora sobre la ruleta rusa para referirse a mí, así que evito hacer ningún comentario, pero su siguiente observación me hace soltar una carcajada sarcástica.

—Oh, de modo que lo que te cuento te hace sospechar que estuve en Oklahoma City… Desde luego, menudo lince estás hecho. ¿Cómo lo has averiguado? ¿Ha sido cuando literalmente te he dicho que acompañé a mi cliente a buscar a Alex? —Niego con la cabeza antes de darme cuenta de que Harry no puede verme—. ¿Por qué no dejas de actuar como si siempre te estuviera mintiendo, Harry? Aunque solo sea durante un minuto. Es agotador. Intento confiar en ti, y… Mira, te he llamado, ¿vale? Podría no haberlo hecho. Eso tiene que valer de algo. —No es un argumento muy válido, que digamos, y Harry sabe de sobra que mi autoestima no va a deteriorarse en lo más mínimo porque él dude de mi sinceridad. Escucho todo lo que dice después acerca de la Estirpe del León, sobre todo lo de los secuestros. Entonces, ¿Alex no es su único objetivo? Las implicaciones de este descubrimiento me aturden, pero entonces, oigo el modo en que Harry dice que no voy a poder con este caso. Eso me cabrea bastante más, pero, por el bien de esta conversación, me cargo de paciencia. —Vale, estás preocupado por mí. Lo pillo. Lo que a lo mejor no se te ha ocurrido pensar es que yo también pueda estar preocupado por ti. ¿Sorprendido? Pues sí, resulta que me importan más cosas además de mí mismo. He visto cosas, sé cosas, que no puedo contarle a nadie. Ni siquiera a ti. En especial a ti. Y no porque no vayas a creerme, ojalá no lo hicieras, sino por miedo a que te las creas y hagas alguna gilipollez que acabe matándote. —Harry empieza a alzar la voz, así que yo mantengo la mía en un tono perfectamente moderado. Los años y la práctica me han demostrado que es lo más eficaz para sacar de quicio a la gente. Solo que esta vez, la conversación toma una dirección que no espero, y Harry me pregunta si sé quién está dirigiendo la investigación contra la secta—. Desmond Rawlins —decimos él y yo a la vez—. Joder. Qué guay. Dale recuerdos de mi parte —añado sin un ápice de simpatía. Mi madre, que era muy buena cristiana, decía que el rencor nos hace sufrir y nos convierte en malas personas, y siempre que he podido he intentado vivir respetando esa máxima… Desmond Rawlins es la excepción. Por su culpa estuve diez años pudriéndome en una penitenciaría psiquiátrica. Y lo peor es que no fue negligencia. Sabía lo que hacía, quiso encubrir a un compañero y arregló la situación para que confesara. Y encima lo ascendieron. Ahora va tras mis pasos, y como dice Harry, si se entera de que tengo algo que ver, irá a por mí—. Pero no se va a enterar. A menos que tú se lo digas, y no creo que me odies tanto como para eso… —digo en un intento por congraciarme con Harry. Si estoy acojonado, desde luego mi voz no lo transmite. Y entonces, ¡bum!, Harry menciona a un supuesto hermano de Alexandra Collins. ¿Es posible que la familia de Alex la esté buscando? El «hermano» mencionó en su llamada el tiroteo en el cementerio de neumáticos, ¿quiere decir eso que estaba allí? ¿Y si fueron ellos los que mataron a Aileen, y no la Estirpe del León? Significaría que tal vez la familia la quiere para hacer algo, y la Estirpe desea matarla para impedir ese algo. Siento que mi mente corre más y más rápido, haciendo asociaciones. Uniendo los puntos. Los engranajes de mi cabeza apenas me dejan oír a Harry preguntarme si voy a entregarle a Alex, pero antes de que acabe de formular su pregunta, ya sé lo que voy a contestarle. Tal vez lo peor de todo es que él también—. No, Harry. No voy a entregártela, ni tú deberías pedírmelo. Confío en ti, en tu persona, pero no en el FBI, ni en la policía, ni en el ejército, ni en ninguna puñetera fuerza de la ley y del orden. ¿Puedes culparme? —De nuevo, la emoción pugna por superarme, pero la asfixio en lo más hondo de mi ser antes de volver a hablar—. Hay que acabar con esto, y tengo que ser yo quien lo haga. Y créeme cuando digo que mi puto ego es lo de menos. Hay muchísimo más en juego de lo que te imaginas, y te necesito de mi lado. ¿Vas a ayudarme?

Notas de juego

Pedazo de mensaje te has marcado, nene... Tienes razón en lo de que es mucha información, pero creo que lo he asimilado todo. No he podido hacer mención a todos y cada uno de los detalles que expones, pero creo que no tengo dudas... Bueno, sí, de hecho se abren muchos interrogantes a raíz de toda esta información, pero no parece que Harry vaya a poder resolverlos.

¡Por cierto! No me he olvidado de los mensajes de texto, pero no veía procedente poner el manos libres y leerlos en medio de la discusión con Harry (aunque eso habría sido muy Kyle). Da por hecho que los leo cuando nuestra conversación acabe.

Cargando editor
05/11/2021, 08:35
Director

Notas de juego

Tranquilo.  que ibas a leer los mensajes de texto y lo tengo en mente para refrescártelos ;-)

Voy a hacer un barrido al anterior mensaje de Harry y a este último tuyo para asegurarme de que no me he pasado nada. Es importante porque, aparte del tema personal (el rival de Kyle, que Harry está involucrado de algún modo, esa mención a un tercer jugador tras Alex, etc.), es la forma en la que Kyle puede conectar los puntos. Estoy haciendo esto de forma más o menos subrepticia con todos los demás, pero contigo tengo que ser milimétrico porque en primer lugar te lo mereces y en segundo lugar odiaría muchísimo que el detective no fuese el primero en atar cabos ya que, de hecho, te has currado conseguir todas las piezas.

Te contestaré mañana, después de releerlo todo ^^

Abrazote, amigo Mic.

P.D. Para evitar confusiones: Kyle sabe positivamente que el tiroteo en Carson -que no el del maizal- fue noticia de conocimiento público días antes de el viaje a OKC. Fue de hecho lo que motivó que Vicky hablase con vosotros y Charles del tema en vuestra base en Arkham, como bien sabes. Cualquiera con un mínimo de interés podría tener acceso a esa información. No te miento ni voy con segundas vueltas. Considéralo una confirmación a una sospecha. Ahora bien, el que llamó a la policía local de OKC quería saber dónde estaba Alex después de que la sacaseis del Hospital Mercy. ¿Podría ser de la Estirpe? Podría. Pero según lo que dijo Harry...

Apenas unas horas tras el incidente en el maizal en Oklahoma City, una fuente anónima llamó a la policía de Oklahoma City denunciando la desaparición de Alexandra Collins

La llamada sucedió después de vuestro encuentro con los sectarios. Harry no miente.

Haga sus deducciones, detective ;-)

Y si necesitas cualquier aclaración, no dudes en pedírmela.

Cargando editor
05/11/2021, 10:09
Kyle Angel

Notas de juego

Sí, sí. De hecho, me llamó la atención que Harry mencionase el tiroteo del maizal, cuando en principio no hubo testigos (salvo el sectario que escapó), pero no he hecho mención explícita al mismo porque me parecía que no quedaba natural en mi post responder a todo lo que me has lanzado y porque Harry no sitúa a Kyle en dicho incidente. En todo caso, sí que me chocó que quienquiera que llamase esperase tanto tiempo para hacerlo. O bien es el sectario en discordia, o un tercer elemento que presenció el incidente sin que nosotros lo supiésemos, o... uno de los nuestros.

Tranquilo, que Kyle va a sacar su lado más interrogador cuando vuelva a la sala.

Cargando editor
06/11/2021, 18:08
Harry

Harry parece sonreír al otro lado del teléfono.

—Jodido mamón... Sigues creyéndote el puto jefe, ¿no es así? —replica con evidente hostilidad. No se ha tomado a bien que declines su oferta de entregar a Alex a los federales. Harry es un tipo orgulloso. Cuando le conociste tenía evidentes deslices en su vida personal, pero siempre ha sido un poli hasta la médula. Es, por así decirlo, un boyscout de corazón. No puede permitirse creer que el sistema está podrido. No puede permitirse pensar como tú piensas. Si lo hiciera, enloquecería mucho más rápido que tú.

—Para que te quede claro: esta llamada no ha tenido lugar. Es mi puta forma de lanzarte un cable cuanto estás a punto de ahogarte en un montón de mierda infecta. ¿Lo rechazas? Bien. Contaba con ello. No voy a delatarte, pero tampoco voy a ayudarte más de lo que he hecho hasta ahora. Jugaré según las reglas. Voy a ir a por Alex. Voy a encontrarla. Y me aseguraré de que entre en el programa de protección de testigos antes de hundir a esos hijos de la grandísima puta de la Estirpe. Y que Dios te ampare si te pones en el lado contrario, Kyle. Ya conoces a Rawlins. Sabe jugar al solitario para controlar las filtraciones y va a relamerse cuando sepa que estás metido en todo esto desde el incidente en Oklahoma City. Mierda, quizás hasta te conecte con el tiroteo en Carson. Joder, no sé todo lo que el cabrón sabe, pero tiene un buen tinglado montado en este momento. Más tarde o más temprano, daremos contigo y con la niña. Así que ya sabes: deshazte del móvil. Si te arrepientes y de verdad quieres jugar en equipo, llámame —parece que va a colgar sin dar opción a réplica, pero Harry fuerza un silencio y apretando los dientes alcanza a añadir:

La niña merece algo mejor, Kyle.

Hay puñetazos en la boca del estómago que duelen menos que las palabras de Harry. Y al igual que aquellos, no dejan marca.

Notas de juego

Creo que esta intensa conversación telefónica merece un control de Estabilidad a dificultad 3 ;-D

No he terminado... Prosigo.

Puedes contestar a Harry como siempre, claro ;-)

Extra.- El tiroteo en el maizal es un suceso muy ambiguo en la prensa (nadie lo ha consultado como tal, pero así te lo confirmo en este momento). Ahora bien, se armó tal escandalera -en particular con el asalto de Mr. Sharpe- que hay una investigación en curso, claro. Abel cuenta con poder dilatarla o, incluso, eludirla gracias a sus contactos. He dejado un poco a la fantasía qué ocurrió con los cadáveres de los sectarios por aquello de darle algo de misticismo a Return y sus medios, pero puedes apostar a que el evento ha atraído atenciones indeseadas.

Cargando editor
06/11/2021, 18:38
Narrador

La conversación con Harry te deja una sensación similar a la tierra quemada en la garganta y un ligero ardor en el estómago, pero como estás a punto de comprobar, la situación está a punto de mejorar.

El bueno de Benny te ha dejado un mensaje en su línea habitual.

—Eh, K. ¿Cómo va eso?

—Sé que andas liado, pero necesito confirmación.

—¿Luz verde para el encuentro de esta noche?

Casi puedes imaginártelo tecleando nervioso, aguardando que su colega Kyle Dark Knight Angel le asegure que ambos irán cual dúo dinámico al encuentro con el tal @myrick para indagar sobre el incidente de los documentalistas desaparecidos.

Antes de replicar a Benny, Kyle echa una ojeada al otro mensaje para borrarlo cual vil spam, pero algo detiene el impacto de la yema de su dedo contra el teclado del teléfono.

Este segundo mensaje es un mensaje multimedia enviado desde una dirección oculta a su correo personal. Solo puede leerse el texto del asunto: Funny Games. El símbolo de un clip indica que contiene un archivo adjunto. Acceder al mensaje solo te permite leer un sucinto texto:

—Alguien te envía recuerdos, Kyle.

Demasiado personalizado para tratarse de spam.

Tienes un mal pálpito, pero eso no va a detener tu curiosidad innata, ¿verdad?

Clic.

Un vídeo.

Sobre un fondo en negro, unas letras de color blanco que parecen grabadas a cuchilladas.

Estrellas Innombrables

Presenta...

ANIMAL DE MEDIANOCHE

Con una perturbadora música flotando en la atmósfera, las imágenes revelan los pasos de alguien caminando por una calle en mitad de la noche. No puedes ver al tipo que sostiene la cámara, pero escuchas su respiración pesada. En un primer momento dirías que no debe estar muy en forma a juzgar por los roncos jadeos que emite, pero luego consideras que es muy probable que esté nervioso o excitado por algo en particular.

Tú conoces esta calle.

La has recorrido varias veces, incluso a horas parecidas.

El tipo que graba se detiene ante un edificio concreto. El reloj de la grabación señala las 20:34:04. La lente sobrevuela las ventanas del bloque de ladrillo viejo, un muro característico en Arkham City. Algunas están ya encendidas, rastros de humanidad en la colmena de ladrillo que es la ciudad en la que vives y ejerces tu profesión como detective privado.

Con pesados pasos, el tipo que graba las imágenes avanza hasta el portal y teclea con una pasada de su mano todos los pulsadores de los apartamentos. Su brazo es grande, fuerte. Casi parece el de un gorila. Va vestido como lo que parece un mono de trabajo de un tono blanco deslucido. Su mano está envuelta en un grueso guante amarillo, uno de esos que utilizan los electricistas como protección y aislante. Alguien pregunta quién llama. Él no responde. Su respiración se mantiene acelerada. Ahora sabes que no está nervioso, sino concentrado. Alguien se limita a abrirle. En tu fuero interno lamentas la confianza que emana de la gente de a pie.

Los pasos ahora resuenan con amenazador eco en el vestíbulo de este edificio que tan familiar te resulta. Antes no lo escuchabas, pero ahora detectas un tintineo, un chasquido metálico y algo rítmico que acompasa el caminar del silencioso protagonista sin rostro que graba su avance. Apenas para a mirar los buzones de la entrada. Sabe a dónde se dirige. Antes de que suceda, sabes que a la izquierda queda un ascensor y a la derecha una escalera. El acechador se detiene en el vestíbulo, mirando a un lado y a otro. Deposita la cámara sobre una repisa que queda en la oficina del conserje, ahora ausente, y alcanzas a oír el característico sonido de un dado al caer. Al rebotar del dado contra el suelo la imagen tiembla en el momento en el que el misterioso cámara recoge el dispositivo para proseguir la grabación. Asciende por las escaleras, implacable. Nadie sale a su paso. Y entonces, cuando encara el pasillo de la segunda planta, tu mente arroja sobre ti la imagen completa.

Está frente al despacho de tu supervisora: Katherine Lizbon.

De nuevo, la imagen se detiene en el suelo. Una vez más resuena el dado. Luego hay un sonido metálico, como si el hombre sin rostro rebuscase algo en un cinturón, en una bolsa o en algo similar.

Te da un vuelco el corazón cuando su zurda esgrime un martillo, apretando la empuñadura con fuerza.

La respiración se acelera.

Hay luz en el interior de la oficina. El reloj marca las 20:41:32. Katherine no abandona su despacho hasta las 21:00 horas en la mayoría de las ocasiones, como sabes por propia experiencia.

La mano enguantada pulsa el timbre.

La silueta de la doctora se dibuja a través de la cristalera de la puerta.

—He acabado por hoy —advierte la cansada voz de la doctora Lizbon—. Señor Andrews, si ha olvidado la receta, yo...

Se abre la puerta.

El rostro de Lizbon se congela en una mueca que primero muestra desconcierto, pero inmediatamente después un miedo paralizante.

—ESTO NO HA HECHO MÁS QUE EMPEZAR, DOCTORA. —Voz distorsionada, inhumana.

Todo sucede en lo que dura una exhalación. El brazo del hombre desciende como un relámpago. El martillo impacta con la brutalidad de una guillotina, la misma sequedad, la misma contundencia. Lizbon cae al suelo a plomo. La sangre brota de su frente cubriéndole el rostro. El autor del vídeo accede al interior del despacho con la misma gracia que un depredador emboscado al amparo de la oscuridad mientras rodea a su incauta presa. Tras cerrar la puerta con delicadeza, deja la cámara reposar sobre el escritorio de Lizbon y arrastra a la inerte mujer hasta el interior del despacho. Luego se gira despacio a la cámara. Parece una mole humana... Solo que no tiene cabeza humana.

—¿HE CAPTADO SU ATENCIÓN, DETECTIVE?

Tiene cabeza de cerdo.

—USTED TIENE ALGO QUE QUIERO.

TIENE CABEZA DE CERDO.

—Y VA A ENTREGÁRMELO. PERSONALMENTE. VUELVA A CASA PRONTO. RECIBIRÁ INSTRUCCIONES PRECISAS. Y, DETECTIVE... 

Cuando se aproxima a la cámara, el eco de sus pasos te hace temer que, de algún modo, va a escapar por la lente y agarrarte del cuello. Notas cómo contienes la respiración.

—NO QUIERA SABER A QUÉ SUENA EL BLUES DE LA SANGRE DE CERDO.

Tardarás en olvidar ese rostro.

Ni siquiera sabes si podrás dejar de visualizarlo al cerrar los ojos.

El vídeo termina.

Tu pesadilla personal solo ha comenzado.

Notas de juego

Recreación total, perdón por la longitud.

De nuevo, tirada de Estabilidad. Esta es más difícil, aviso cortés.

Puedes volver a la sala cuando quieras o largarte sin decir nada. Eres libre, detective. En la sala solo quedan Armín, Abel y Corcoran.

Solo un aviso: Elegir es renunciar.

Puedes ir con Benny... O volver a casa bajo tu cuenta y riesgo.

Cargando editor
06/11/2021, 23:35
El Cazador

Ofreció un cigarro al artista, sintiendo ese goce social un tanto nihilista que se consigue al aunar a los otros en una conducta autodestructiva.

—Siempre me sorprende hasta qué punto somos seres sociales, hasta qué punto el amor es el vínculo que ata todos los vínculos. Por mi parte, si no hay problemas con Victoria, no veo la necesidad de ningún tipo de prueba genética. No me corresponde juzgar en algo tan personal. Lo único que me importa es hasta qué punto quiere usted a esa niña. Lo demás, en realidad, es superfluo.

»Dígame, señor Bahramí, si no le importa. Hábleme de arte. Tengo la impresión de que al arte no se le da la importancia que tiene. Los dibujos de Alex, por ejemplo, ¿cree usted que son una representación perceptiva de un mnemotécnico? ¿O la expresión alucinada de un visionario? Lo pregunto porque quisiera dilucidar no tanto si lo que hay dibujado existe de modo literal sino hasta qué punto puede ser nacido de su subjetividad. Es decir, ¿podríamos estar viendo los sueños de la niña? ¿O estamos viendo un sitio ajeno a la niña pero percibido por ella? ¿Hasta qué punto es su voluntad de una forma u otra creadora de lo que representa el dibujo?

Cargando editor
08/11/2021, 01:23
Armín Bahramí

En un gesto casi cómplice, me inclino hacia Hershko para permitir que encienda mi cigarrillo, aspirando el humo nocivo, que abrasa mis pulmones de un modo incómodo aunque extrañamente reconfortante. Y es que, me digo a mí mismo, fumar es una de las cosas más humanas del mundo, una de las cosas que mejor sabemos hacer las personas: matarnos.

—Gracias —exhalo lentamente el humo, sin prisa, demostrando que tengo el control.

Despacio, ahora que la mayoría de la gente se ha ido, tomo asiento más cerca de donde se encuentra Abel, cruzando una pierna sobre la otra. Me lo quedo mirando sin decir nada, dejándolo hablar, intrigado por unas preguntas que reflejan una mente y una forma de pensar más interesantes que las de la mayoría de gente con la que suelo toparme. Desde luego, mucho más que las de casi todos los asistentes a esta reunión fracasada. Esbozo el amago de una sonrisa mientras me doblo momentáneamente hacia delante para eliminar el exceso de ceniza de mi cigarrillo en un cenicero cercano.

—Las preguntas que usted hace no son fáciles de responder, ¿sabe? Serían equiparables a preguntar si Dios existe, y en tal caso, qué dios. O a querer saber qué es el arte, si lo que dice el artista o lo que dice el consumidor. Ambas cosas, ninguna. Otra. Porque, desde luego, es una cuestión de perspectiva y de lo dispuesto que esté uno a pensar fuera de los moldes prestablecidos. Del sentido de las palabras y del valor que se les dé. En cualquier caso, diría que se necesita cierta flexibilidad de pensamiento para hablar de estos asuntos. Y eso es algo que no abunda. —Río suavemente, llevándome nuevamente el pequeño asesino de nicotina a los labios mientras dirijo una mirada burlona, casi juguetona, al doctor Corcoran—. En conversaciones como esta, no nos hace ningún bien agarrarnos al significado estricto de lo que digamos. Es mejor divagar, como verá que ya he empezado a hacer, más que tratar de llegar a conclusiones concretas. No se puede atrapar el humo con la mano. —Soplando gentilmente el humo del tabaco, hago un movimiento perezoso con la mano para dispersarlo a mi alrededor—. Pero creo que, de todo Return, es precisamente usted la persona más capacitada para eso que le digo, señor Hershko.

Hago una pausa breve, limitándome a observar a Abel con una expresión indescifrable mientras mis brazos cuelgan relajadamente a ambos lados de mi asiento. Desde algún lugar me llega el tictac de un reloj. Curioso. Es la primera vez que me fijo desde que he llegado. Inspiro.

—¿Sabe por qué decidí ser escultor? Precisamente porque quería crear. No únicamente imaginar, o proyectar, o tejer una ilusión de realidad, como puedan ser un cuadro o un diseño. Quería que mi arte fuese real. Tangible, ocupando un lugar en este mundo, una expresión de mi intención que se pudiese experimentar físicamente. Creo que se puede decir, entonces, que el arte puede existir más allá de la imaginación de su creador, no solo como una imagen visible e interpretable, sino como algo objetivo, con entidad propia. Algo, en cierto modo, independiente y vivo. La capacidad transformativa del arte, si bien no de todas las formas de arte, es algo probado. Pueden cambiar a las personas, e incluso el mundo. Llámeme ególatra, pero yo quería dejar una huella real. Algo que perdurase después de mi muerte. Y creo… Creo que Alex ha llevado ese deseo todavía más lejos. —Tomo otra calada de mi cigarrillo, mirando a Hershko, tratando de determinar si lo estoy aburriendo—. Mi opinión personal, y recuerde no tomarse nada de lo que digo demasiado al pie de la letra, es que en este momento nos encontramos justo al principio de un enormemente prolongado déjà vu. Miramos a nuestro alrededor y somos conscientes de que está ocurriendo algo, pero es difícil identificarlo, y más aún ponerle freno. Que Alex está influyendo de algún modo en la realidad es algo de lo que estoy razonablemente convencido; no diré que no tenga ninguna duda, no sea que me tome usted por un fanático. —Sonriendo para dejar claro que estoy bromeando, levanto ambas manos a la altura de los hombros, en un gesto de rendición—. Lo que no sé es si es realmente ella, conscientemente, o alguna otra voluntad obrando a través de ella, lo que nos lleva a una de las primeras cuestiones que he mencionado al principio de mi divagación: ¿Cree usted en Dios, comoquiera que lo llame? No me responda, no quiero saberlo. En cualquier caso, tengo la sensación de que solo comprenderemos completamente lo que está sucediendo si dejamos que culmine. O, mejor dicho, si no lo evitamos. Pero es difícil interrumpir un déjà vu, ¿no? —Estiro las comisuras de la boca, meneando la cabeza a ambos lados en un gesto dubitativo—. Creo que estamos viendo cosas que ni siquiera ella ha visto. O bueno, «visto». Visto en el mundo tangible, quiero decir, en el mundo de lo literal. Cosas que quizá ni tan solo han sucedido, sino que están por llegar. Cosas que no nacen en ella, sino que le están siendo reveladas. Y antes de que me pregunte por quién: no tengo ni idea.

Río ligeramente, aunque por primera vez, puede apreciarse algo diferente en el sonido de mi risa. ¿Miedo, tal vez? No lo sé ni yo.

—Ahora es cuando usted me dice que estoy como una puta cabra y yo le doy las gracias por el piropo.

Cargando editor
08/11/2021, 19:03
Kyle Angel

Harry habla y habla… y habla, y necesito hacer verdaderos esfuerzos para seguir escuchándolo. Ya hemos dejado claras nuestras posturas, así que me limito a aguantar el rapapolvo en silencio, con la mirada fija en un punto concreto entre dos losetas del suelo que, visto lo visto, debe de ser especialmente interesante. Pero cuando Harry dice que Alex merece algo mejor, me siento en la obligación de responder.

—Ya lo sé. —Mi voz suena sincera, incluso abatida—. Intento hacerlo lo mejor posible, pero no es suficiente, ¿verdad? Nunca lo es. —No es un reproche pasivoagresivo, sino la constatación de un hecho. Porque soy bueno descifrando enigmas y resolviendo casos, o eso creo, pero al mismo tiempo, se me da fatal proteger a nadie. Es más, a veces tengo la impresión de ser un peligro para los demás, y puedo aceptar correr riesgos si me implican solo a mí. El problema es, precisamente, que nunca me implican solo a mí, pero me cuesta darme cuenta a tiempo, y cuando la gente que me importa sufre por mi culpa… Eso ya no lo llevo tan bien. Podría decírselo a Harry, pero seguramente pensaría que es un nuevo intento por manipularlo, y puede que incluso tuviese razón, así que ya está todo dicho, ¿no?

No.

—Harry… —digo con un suspiro—. Gracias. Por ayudarme a salir de prisión. Gracias por ser mi compañero. Y gracias por aguantarme todo este tiempo. —Tomo aire con dificultad—. Gracias. Siento haber tardado tanto en decírtelo, y aunque ahora mismo te importe una mierda que sepas que… bueno, que lo digo en serio. Adiós.

Se hace el silencio cuando finalizo la llamada. No estoy triste, o eso creo. Tampoco enfadado. Más bien, me siento terriblemente vacío, como si alguien hubiese practicado un agujero en el centro de mi cavidad torácica con una bola de demolición, y me escuece la garganta como si hubiese tragado papel de lija.

Mientras intento poner en orden mis pensamientos, reviso los mensajes que me han llegado al móvil. El primero es de Benny, que me pregunta si la reunión con nuestra persona de interés en el caso de los documentalistas desaparecidos sigue en pie.

A mi pesar, sonrío. Mira que Benny suele ser inoportuno, pero en esta ocasión, agradezco poder centrarme en algo completamente distinto que me distraiga de mis preocupaciones actuales. Pero antes, a ver de qué va ese otro mensaje. Odio esos malditos circulitos rojos con números en la pantalla de mi móvil cuando tengo notificaciones pendientes…

Pero, ¿qué coño…?

Al principio, no sé qué estoy viendo. Un tío va grabando mientras camina por la calle. Pues muy bien. No ganarás ningún Óscar, pero… Espera. Eso es Arkham City. Y ese edificio es...

No. No, no, no…

Incapaz de despegar los ojos de la pantalla, asisto a una secuencia de acontecimientos cada vez más siniestra. El tío se para varias veces para hacer algo. ¿Acaba de lanzar un dado? Luego, llama a la puerta de Kathy.

Aprieto los dientes tan fuerte que puedo oírlos rechinar dentro de mi cráneo. Mi primer impulso es gritarle a la pantalla para advertirla, pero no servirá de nada. Si la hora que aparece en el vídeo es correcta, lo que estoy viendo ya ha ocurrido, así que solo puedo mirar.

Y miro, con una mezcla de horror y curiosidad que no poca gente consideraría malsana.

Entonces, veo claramente cómo ese hijo de puta le pega un martillazo a la pobre Kathy. Joder. ¿La ha matado? Hundo las uñas con tanta fuerza en las palmas de mis manos que estoy seguro de que dejarán marca. Mientras tanto, ese cabronazo se para a mirar a la cámara para hablarme.

¿Eso es una máscara?

Una oleada de náusea me sobreviene, y me obligo a cerrar la ventana de mensaje. Apoyo la espalda contra la pared, y me dejo resbalar hasta casi sentarme en el suelo. Mordiéndome los labios, me llevo una mano al pelo, dejándola ahí mientras, con la otra mano, tecleo una respuesta al mensaje de Benny.

«Colega, tendrás que anular la cita. He comido algo esta mañana que me ha sentado como un rayo. Tiene que haber sido el beicon. Siempre me olvido de lo mal que me sienta el cerdo».

Enviar.

Tiene cojones. En una situación como esta, aún soy capaz de sacar a relucir mi retorcido sentido del humor. Y lo peor es que Kathy ya no ocupa el primer puesto en mi lista de prioridades. Mi mente ya está intentando determinar si conozco al tarado del vídeo, qué puede querer de mí. ¿Es un excompañero de prisión? ¿Un cliente agraviado? ¿Un delincuente al que atrapé y que ahora busca venganza? ¿O pertenece a alguna de las facciones que buscan a Alex, la Estirpe del León o cualquier otra? Sea como sea, es un nuevo enigma para Kyle Angel. Un nuevo desafío. Siento el hormigueo de la expectación en las yemas de los dedos, y me digo a mí mismo que la doctora Lizbon no puede estar muerta. Si ese anormal se la hubiese cargado, no tendría ningún poder de coacción sobre mí. No tendría sentido.

Antes de acabar de pensarlo, mis dedos ya han marcado un número de teléfono.

—¿Pinocho? —digo cuando al fin cogen la llamada—. Soy Bill. Bill Thurman. —Espero a que el irlandés dé alguna muestra de recordarme. Es un tipo listo; seguro que no me ha olvidado. —Oye, estoy buscando a alguien en Arkham con el que tengo un… asuntillo pendiente, y estoy seguro de que puedes echarme un cable. Porque, ¿quién mejor que Pinocho para decirme dónde encontrar a uno de los Tres Cerditos?

Concretamente, el más feo.

- Tiradas (2)

Notas de juego

He dado por hecho que Pinocho me coge el teléfono, pero, obviamente, no tiene por qué saber nada... Aunque no me negarás que la lógica de Kyle es aplastante. XD

Cargando editor
08/11/2021, 19:29
El Cazador

Pegó una calada haciendo un gesto ceñudo que no transmitía desagrado sino concentración. Afirmó con la cabeza cuando el artista terminó su discurso y habló tras tirar su humo y sonreír, con una complicidad infantil.

—En absoluto está usted loco. No al menos por su discurso sobre el arte, claro. Amigo, esta cuestión que usted tan bien ha expuesto es central, diría yo que en la condición humana y en la concepción del mundo… Además, me ha respondido perfectamente a lo que necesitaba saber, esto es: está claro que la niña no ha hecho una fotografía mental. Es decir, no es un mero testigo pasivo de una realidad manifiesta sino médium de algo que viene de un más allá y por lo tanto, de alguna forma artífice de su manifestación y vehículo potencial de sus potencias. Porque esas cosas al captarlas, de alguna manera, te poseen. No creo que sea una artista en el sentido moderno del término, al menos no todavía. No es ese artista ególatra que quiere afirmarse y perdurar en la memoria de los demás como un ídolo. A ella eso ahora no le importa.

Pegó otra calada pensativo. Hizo un gesto con la mano, como de espantar una mosca, para decir que no se quería ir demasiado por las ramas.

—Hemos sido testigos de algo… Pretérito. Que viene de la noche de los tiempos, cuando las mentes de los hombres estaban abiertas a esas cosas sin verse arrastradas a la locura. Incluso entonces habían personas dotadas para verlas y para invocarlas, para negociar con ellas y calmarlas, o atraparlas. Eran los chamanes. Y los chamanes eran artistas. Piense usted en el arte rupestre, por ejemplo. Esos artistas animaban los sueños, invocaban las bestias de las que eran presa y también depredador. Los pintores de esos dibujos eran poseídos por los espíritus animales que plasmaban en sus obras, pero también los poseían a ellos. Creo que ahí tenemos la salida para Alex, su futuro. Tiene que aprender racional y cabalmente a lidiar con las fuerzas que asaltan su imaginación. Pero para eso necesita estabilidad psíquica, formación moral y apoyo incondicional. Cosas que ahora me temo que ni sabe que existen. Y si tiene alguna de ellas, ni siquiera creo que quiera tenerlas.

Dio dos golpecitos a su cigarro contra el cenicero, mirando ensimismado las pequeñas chispas que desprendía.

—Por supuesto que nunca será una niña normal y sería un error hacer de ese nuestro objetivo, pero sí es una niña y podrá jugar con otros niños e interesarse por los dibujos animados, por los cantantes y por las modas. Entreveo un sitio para ella, una realización, una vía para ir madurando. Pero desde luego que no la veo capacitada para enfrentarse ahora a esas fuerzas que embargan sus sueños porque carece de la voluntad para domarlas, porque es una niña, y los niños son por naturaleza caprichosos. No tiene intención dominadora sobra la naturaleza, simplemente se dejará llevar y me temo que dejarse llevar ante algo así es ser arrastrado al abismo. Porque coincidirá conmigo en que lo que vimos fue una criatura del abismo. Eso es lo que temo que le ocurra. No quisiera morir en ese lugar que ella nos ha enseñado, pero menos quisiera morir convirtiéndola con mi sacrificio en un monstruo.

Notas de juego

Toma tochopost :-). Como quien no quiere la cosa os he metido un ensayo de Calasso XD

Cargando editor
09/11/2021, 01:39
Armín Bahramí

Le río a Abel su gracia sobre mi supuesto o no tan supuesto perjuicio psicológico. La verdad es que, inesperadamente, me lo estoy pasando bien hablando con él. En justa retribución por la paciencia con la que me ha escuchado, guardo silencio mientras él se expresa, asintiendo suavemente con la cabeza. Una vez más constato la agradable flexibilidad de sus planteamientos mentales, y disfruto de su buena disposición a dar cabida a posibilidades que otros tacharían de meras fantasías. Cuando Hershko comenta que Alex no es una artista, que no busca la adoración, dejo escapar un pequeño sonido de duda.

—No, pero desea expresarse. Se ha estado escondiendo mucho tiempo, huyendo, y quiere ser vista. Es un deseo que tenemos todos los seres humanos desde que nacemos y queremos ser vistos por nuestros padres, y luego por nuestros pares. Ser reconocidos —afirmo con una pasión apenas contenida, que modero casi de inmediato—. No… No estoy diciendo que ese impulso nazca de la vanidad de los adultos, sino del vacío. Del agujero que deja no ser nadie. Alex quería ser alguien, por la sencilla razón de que todos queremos serlo. Y ese deseo atrajo… —Me interrumpo a mí mismo, mirando a Abel a los ojos. Otra vez la desconfianza ha vuelto a mi mirada, como si no supiese si continuar hablando o no. Cuando finalmente me decido a seguir, mi voz suena mucho más cautelosa—. Y a pesar de todo, no puedo evitar sentirme terriblemente presuntuoso por intentar entender algo así, por atreverme a lanzar conjeturas como las que estamos compartiendo usted y yo ahora mismo, aunque solo estemos hablando. Pero… Pero usted lo ha dicho también. Usted también cree que hay algo en ella, otra cosa, de otro lugar. ¿No es así?

Los dos callamos unos instantes, y de nuevo cobro consciencia del tictac del reloj. Suena extraño. Desacompasado, su ritmo enrarecido por lo que sea que, como antiguos cuentacuentos, Abel y yo estemos conjurando con nuestras elucubraciones.

Entonces, Hershko lo verbaliza finalmente. No de pasada, como algo que uno dice de cualquier manera para sacárselo rápido de encima, sino frontalmente, con el aplomo de alguien que reconoce haber visto lo imposible. Casi sin darme cuenta, asiento nuevamente al oírlo hablar del amanecer de la humanidad, de la relación entre el arte y la magia, y de todas las cosas terribles y fantásticas que la imaginación y el espíritu del hombre podían codificar de un modo que permitiese comprenderlas.

—Sí. ¡Sí! Exacto, señor Hershko. Usted lo entiende. Se trata de algo que ha estado con nosotros desde que caminamos a dos patas. Ese anhelo primordial de comunicarnos, de expresarnos, nos daba sabiduría y poder. Por desgracia, la civilización y el progreso, pese a sus muchas bondades, han nublado aquella percepción, despojándonos de nuestra ingenuidad. Queriendo saber más, nos alejamos del conocimiento. Como Adán y Eva.

Continúo asintiendo ante sus conclusiones sobre Alex y lo que él considera que es más conveniente para ella. Mis ojos adoptan una expresión de intensa concentración.

—Me… sorprende que piense usted así. Lo digo en el buen sentido. No me lo esperaba. —Una sonrisa va surgiendo en mi rostro, haciéndose cada vez más grande—. Solo para estar seguro: está sugiriendo que ayudemos a Alex a aceptar y procesar racionalmente los fenómenos que forman parte de su vida, de modo que sea capaz de dominarlos y enfrentarse a ellos. —No es una pregunta—. Porque si es así, estamos completamente de acuerdo. La rama se parte, pero el junco se dobla… —Mi semblante se pone serio cuando Abel menciona al ser que nos atacó en el maizal, definiéndola como una criatura del abismo—. Una criatura del abismo, un arcángel, una tulpa, un dragón… —Suelto un bufido por la nariz—. La verdad, me da igual cómo llamarlo. Una vez aceptas que has visto algo como eso, lo aceptas todo. Ahora mismo me estoy preguntando si no habrá más verdad de la que creíamos en las historias de vampiros y fantasmas que contaban los ancianos de los pueblos. ¿Sabe qué es lo más divertido de todo? Que no me siento estúpido por plantearme esa posibilidad. —Niego lentamente con la cabeza—. Ni una pizca.

Quizá aún sea pronto para decir que confío en el señor Hershko, pero al menos me ha demostrado que hacerlo podría no ser tan mala idea, después de todo.

—¿Cómo llegó a Return, señor Hershko? —pregunto de improviso—. Siento curiosidad por saber si su sorprendente apertura mental es congénita o si, por el contrario, se debe a algún acontecimiento de su vida. —Apago definitivamente mi cigarrillo, al que tampoco es que estuviese haciendo demasiado caso últimamente—. Por supuesto, es libre de no responderme o de mentirme si considera mi pregunta impertinente. Me lo tomaré como una cortesía por su parte.

Notas de juego

Tocho por tocho, tocho al cuadrado. Joer, ¡cómo me gustan las buenas conversaciones ^^!

Mientras tanto, Corcoran toma notas desde una esquina XD.

Cargando editor
09/11/2021, 21:07
El Cazador

Afirmó con la cabeza, mirando al infinito y fumó otra calada, casi apurando la colilla, para volver en sí.

—Pedí una prórroga para estudiar antropología en la Universidad de Tel Aviv pero tuve que hacer el servicio militar obligatorio antes del doctorado. Estando de servicio maté a dos chicos de mi edad porque supe que se iban a inmolar al paso de un convoy militar. Lo supe porque vi en sus caras de determinación un halo de falsa beatitud absolutamente distinto de todas las expresiones que había visto hasta entonces. Después pude hacer mi doctorado en antropología cognitiva e hice una tesis doctoral sobre el fenómeno del sacrificio. Me convertí en un estudioso de los fanatismos y la historia y la lógica psicológica y cultural de la inmolación.

Se encogió de hombros.

—Me captó el Mossad y trabajé en el análisis situacional para operaciones de detección y desactivación de células terroristas. Luego pasé de trabajar en despachos al trabajo de campo y, bueno, hay un largo camino hasta aquí, pero en realidad es en línea recta.

Apagó el cigarro, dejándolo junto al que había apagado Armín.

—Alex puede ser una persona brillante. Le espera una vida plena y puede aportar a la sociedad algo bueno, pero necesita mucho tiempo y el esfuerzo de mucha gente excepcional para no perderse por el camino.

»De todas formas tenga cuidado. La normalidad es un castillo de naipes hecho a base de mediocridades y territorios comunes, una impostura. Al quitar una sola carta, ese edificio se desmorona. Eso es fácil que ocurra, no solo con experiencias como la nuestra; lo puede hacer cualquiera con una cierta cultura y un mínimo de carisma. Lo que utilizan las sectas y todo tipo de ideologías fanatizantes es sembrar su veneno en el solar que ha dejado el colapso del raquítico sistema de valores de la modernidad occidental. Instaurar una alternativa alucinada en su lugar. Una especie de "como todo vale, mi verdad es la nueva verdad".