Partida Rol por web

Poco a poco el sol va cayendo en el Valhalla mientras cada uno reacciona como puede a la confesión de Wakka. En el momento en que los rayos de luz anaranjada van entrando por los ventanales inundando todo el salón del trono, hasta que el templo entero parece estar en llamas.

En el momento en que Lightning se pone en pie Wakka se levanta también.

Levanto mi balón y se lo tiendo a Yuna. Entrégaselo a Lulu. Ella... ella lo entenderá.

Recordadme como el héroe que fui. Por favor. Y no olvideis, ninguno de vosotros -digo señalando a los supervivientes -los sacrificios que aquí se hicieron. Recordad a los caídos. A todos ellos por quienes fueron en vida - miro a Sephiroth y añado- o por las buenas acciones aquí realizadas.

Hazlo Lightning. Hazlo rápido mientras sigo siendo yo, antes de que la... criatura que llevo dentro se apodere de mí. 

Hemos ganado el partido Tidus -susurro. Buen trabajo... amigos.

Tras las palabras de Wakka, Lightning parece triste. Es la primera vez que sus palabras rituales cambian.

- Vuestra decisión ha sido tomada. Como Portavoz de la diosa la he recogido y ahora haré que se cumpla vuestra voluntad. Lo siento, no hay otra manera.

Tras esto avanza hacia el capitán de los Besaid Aurochs. Cuando saca su espada y un montón de plumas de luz aparecen alrededor de ella, todos sabéis lo que viene a continuación.

Sin embargo, una voz potente y grave interrumpe la situación. Caius os mira, de pie encima de una de las columnas rotas. El aura de oscuridad que lo rodea es mayor que nunca. Podéis sentir dolor y furia en su mirada.

En cuanto esto sucede, todos actuáis al instante.

Auron desbraza el lado izquierdo de su chaqueta, llevando la otra mano a la empuñadura de su arma y colocándose delante de Yuna. Ella se retrasa un par de pasos, adoptando una posición más defensiva y sin perder detalle de cómo se encuentran todos, lista para ayudar a quien lo necesite.

Cloud y Zack, al unísono como si fueran imágenes de un espejo, desenvainan sus espadas gemelas y apuntan con ellas hacia donde se encuentra el Guardián del Caos. Al mismo tiempo, con un cruce de miradas, Vincent desenfunda un par de pistolas y apunta al pecho y a la cabeza de su enemigo.

Rinoa se lleva los dedos a la boca, y emite un largo silbido, haciendo aparecer de la nada un gran perro de pelo largo blanco y negro, mezcla de pastor alemán y border collie, que se pone a su lado y comienza a gruñir en dirección a Caius, enseñando los dientes. A su lado, Laguna prepara su arma decidido, dispuesto a abrir fuego en caso de que sea necesario.

Del hombro derecho de Sephiroth se despliega una enorme ala de color negro ceniza y comienza a elevarse unos centímetros del suelo.

Vanille adelanta la mano izquierda, lista para defenderse o lanzar cualquier tipo de conjuro, mientras con la derecha hace repaso de las pociones que lleva en la faltriquera. Un rayo surca el cielo.

Ha llegado al fin el momento para el que Odín está realmente preparado: con sólo concentrarse invoca su filo letal, su sable justiciero, apareciendo este en su mano.

Mientras os preparáis para la batalla, Lightning da la espalda a Caius y se arrodilla delante del trono vacío, canalizando el poder de Etro a través de una oración.

- Vaya, parece que los cachorros de gato quieren mostrar sus uñas. - dice la fría voz de Caius, provocándoos un escalofrío.

Sin embargo, en el suelo, Wakka termina de convertirse en lucilos, y con la desaparición de su cuerpo físico sentís un enorme poder dentro de vosotros: el último Comealmas ha sido desenlazado.

La diosa es ahora mucho más fuerte y la oración  de Lightning os permite sentir vuestros dones con una intensidad que jamás habíais imaginado. Esta fuerza os ayuda a superar el temor que pudierais sentir y a hacerle frente a Caius.

Al ver que algo cambia en vosotros, Caius decide atajar por el camino más corto: con un sólo movimiento se aparece detrás de Lightning, con su espada en alto, listo para ejecutar un letal descenso. El golpe es más rápido de lo que vuestros ojos pueden seguir pero, sin embargo, algo parece no haber salido como esperaba: Lightning está perfectamente, mientras que Caius retrocede unos pasos, aturdido. La coraza proyectada por Yuna ha sido más fuerte que su golpe.

Cloud y Zack, ante esta situación, tienen muy claro qué hacer: se lanzan a por él al instante. El primer golpe es de Cloud, pero Caius consigue esquivarlo con un giro repentino. Sin embargo se ve obligado a bloquear con su arma el ataque de Zack, quien lanza una estocada baja. Durante un instante las dos armas se quedan paradas. La fuerza de la diosa Etro, aún repartida entre todos vosotros, es capaz de igualar la del Guardián. Sin embargo, cuando las balas de Vincent comienzan a ir hacia él a toda velocidad, Caius se ve obligado a realizar una gran pirueta hacia atrás para escapar.

La sorpresa se puede ver en sus ojos de Caius cuando, en el lugar en el que va a caer, justo antes de apoyar sus pies, se forma una gran bola de fuego. Una escalofriante risa os perturba, a pesar de saber que está de vuestro lado. - No hay Valhalla más bello que el que arde. - dice Sephiroth mientras incrementa la temperatura de su ataque.

Cuando el Guardián del Caos sale de la ardiente zona lo hace de un salto a toda velocidad, tratando de alcanzar a Yuna. Sin embargo algo se interpone ante él. Auron, el único guardián que queda vivo, acaba de beber de su tinaja y, tras escupir sobre su espada símbolos rúnicos comienzan a formarse en torno a ella. Con un solo golpe el aire parece temblar y, a pesar no conseguir impactar a Caius, logra separarle de su invocadora.

Justo cuando va a volver a lanzar un nuevo ataque, una voz le hace girar la cabeza. - ¡Eh, tú feo! - grita Rinoa. Entonces Angelo, su perro, se lanza a por él. Dando un salto a una velocidad pasmosa, a punto de morder su brazo. Pero al instante de conseguirlo la espada de Caius reacciona, liberando un aura de oscuridad tan potente que Angelo cae al suelo herido. Sin ningún tipo de compasión, el hombre levanta su espada con la intención de cortar por la mitad al perro sin ningún miramiento, cuando una ráfaga de balas impacta justo a sus pies. Laguna le mira con determinación, listo para lanzar una nueva ráfaga, esta vez letal.

- Reconozco que me habéis sorprendido, pero no penséis que sólo con eso podréis hacerme algo. - dice Caius con una sonrisa de oreja a oreja. Parece estárselo pasando a lo grande. Algo cambia entonces en su mirada. Sus ojos dejan de pareceros crueles y con atisbos de locura para estar centrados, atentos a todo lo que sucede, listos para reaccionar ante el más mínimo movimiento.

Los segundos siguientes se convierten en una carnicería. En sólo un instante aparece en tres lugares casi al mismo al tiempo: propina un rodillazo en la boca del estómago a Laguna, el último que le ha atacado, causa una explosión de energía que envía a Zack varios metros por el aire, y finalmente propina un tajo a Sephiroth con tanta potencia que los de la Portavoz parecen cosa de niños. Todos podéis ver la expresión de incredulidad del antiguo villano, que mira los lucilos saliendo de su pecho.

Durante un instante todos os detenéis. La expresión de Caius es de gozo cuando trata de lanzar un golpe de igual magnitud a Rinoa, sólo desviado por Odín. La confusión reina en el Valhalla, y mientras tanto la Portavoz sólo reza.

Aprovechando esta misma confusión Vanille llega hasta Angelo y, sujetándole el hocico, trata de que beba una de sus pociones. Instantáneamente el perro se pone en pie de nuevo, listo para dar la vida por su dueña.

Pero es necesario mucho más que eso para detener a Caius. Un golpe directo sobre Vincent, una carga completamente contundente a Auron y un impacto con el plano del arma a Rinoa dejan a Yuna sin protección. Caius, tranquilo, levanta la empuñadura de su espada, mostrándole el ojo que hay en ella. Cuando este ojo se abre de repente algo sucede en Yuna, cae sobre sus rodillas y su mirada se pierde, ausente, ajena a toda la destrucción que hay a su alrededor.

Todo parece perdido. De muchos de vosotros comienzan a manar los lucilos que indican que se acerca vuestro final. Sólo Odín, Vanille y Cloud siguen en buenas condiciones mientras sus compañeros agonizan.

Es entonces cuando la Portavoz abre de nuevo los ojos. Su mirada parece segura y se centra directamente en su enemigo. Corre hacia él con la espada a un lado del cuerpo, lista para lanzar su primer ataque. Cuando se cruzan un estallido recorre todo el Valhalla. Después los dos permanecen en pie, mirándose, estudiando el momento que está por venir.

Mientras tanto Vanille alcanza el lugar donde Rinoa, aún pendiente de lo que sucede alrededor, se despide de Angelo mientras su cuerpo se desvanence. Con toda su destreza y la premura de quien sabe lo que está en juego, le tiene una pequeña botella con un líquido verde dentro. - Bebe, Rinoa, eres nuestra mayor esperanza.

En cuanto las primeras gotas atraviesan su garganta, Rinoa comienza a sentirse de nuevo tangible, corpórea, preparada. Concentrando todo el poder de la diosa, tiene claras sus prioridades: dar la vida a Auron antes siquiera de que la pierda y con ello desaparezca su mundo. La sorpresa es grande al ver que el poder no se agota tras utilizarlo. Se siente con más capacidad que nunca. Un haz de luz parece iluminarla, y unas alas blancas comienzan a aparecer tras su espalda. Con sólo pensar en ello, a su alrededor los moribundos comienzan a volver a estar listos para la batalla. Uno a uno van recobrando las fuerzas y siendo capaces de ponerse de nuevo en pie.

Caius y Lightning no parecen estar prestando la menor atención a lo que sucede alrededor. Siguen estáticos, cada uno en la mirada del otro. Pero de repente ninguno de los dos está ya ahí. Sólo el sonido de un golpe os permite localizarlos con rapidez: sus espadas han chocado y ninguno de ellos parece ceder. Acto seguido los dos se apartan al unísono. En cuanto tocan el suelo se lanzan uno contra otro, y esta vez sí parece que uno de ellos consigue impactar.

Todos podéis ver cómo algo está mal en Caius. Ha sido herido de gravedad. Lightning le observa, dispuesta a lanzar un nuevo ataque, cuando de la espada de él parece manar una energía diferente a todas las que habéis visto aquí antes. Una enorme columna de espesa negrura asciende desde el suelo, impidiendo ver al Guardián del Caos. Pero cuando acto seguido su forma ha cambiado. Ahora es enorme, terrorífico, y lanza un primer ataque a la Portavoz acompañado de un gruñido.

Lightning consigue apartarse de su ataque y, con su nueva forma, Caius emprende el vuelo. La Portavoz echa a correr detrás de él, pero hay poco que pueda hacer: jamás conseguirá darle alcance.

Auron mira a Yuna para decir simplemente - Es tu momento.

Tras esto ella comienza a concentrarse. Si Shiva pudo llegar aquí, otros de sus eones podrán hacerlo. Es una invocación difícil, la más complicada que ha hecho hasta entonces.

Pero al sentir Caius lo que está pasando, se da cuenta de que no puede darle esa oportunidad. Varias bolas de energía salen de su cuerpo, lanzándose directamente contra la invocadora. Pero uno no se convierte en un guardián legendario siendo sólo una leyenda: Auron logra detener todos y cada uno de los ataques.

En esa enorme forma, el Guardián del Caos decide tomar velocidad e impactar contra ellos dos, pero Auron se prepara: retrasa su pierna derecha y flexiona la izquierda, adoptando una posición más defensiva. Cuando Caius desciende en picado, listo para destrozar al guardián y a su invocadora, él se ve obligado a sujetar el plano del arma con la otra mano, en un increíble choque de fuerzas.

Por un momento está a punto de ceder, pero su conexión con los muertos es tan grande que no sólo permite que ellos lo observen todo a través de él, sino que también hace que pueda tomar temporalmente su fuerza. Junto con la experiencia ganada en mil combates, su templanza hace que pueda defender a su protegida de uno de los ataques más potentes vistos alguna vez por el Valhalla. Caius se ve obligado a levantar de nuevo el vuelo y Auron, con la rodilla en tierra, observa por encima de sus lentes como se aleja.

El tiempo conseguido por Auron es más que suficiente. Cuando en el cielo comienza a formarse una espiral de luz y oscuridad, sois muchos los que pensáis que algo va mal. Sin embargo, en cuanto veis la confianza reflejada en el rostro de Yuna, no tardáis en intuir de qué se trata. De esa misma espiral baja de repente un ancla que penetra en la piedra del Valhalla, hundiéndose en el suelo entre un círculo de tinieblas y oscuridad. Tras un segundo la cadena vuelve a ascender y, cuando el ancla al fin emerge del suelo, arrastra consigo una criatura horripilante: una especie de monstruo encadenado y agonizante. Con un graznido que os pone los pelos de punta, la criatura os hace entender que siente un dolor sobrenatural, incomparable al que ninguno haya sentido antes. - Gracias por prestarme tu fuerza, Ánima. - le dice en tono tranquilo la invocadora.

Durante un instante que se hace eterno, podéis ver cómo toda la realidad se tiñe de sangre y, de repente, Caius parece estar recibiendo un millar de impactos a toda velocidad, uno tras otro. Cuando la serie de golpes finaliza, comienza a caer desde donde se encontraba, como un peso muerto. A punto está de aplastar a Vincent, pero Laguna se lanza en plancha y los dos caen al suelo, sin mayores daños que unos simples rasguños.

Tras este ataque la invocación comienza a hundirse de nuevo en la tierra hasta desaparecer, y la polvareda levantada dificulta la visión.

Para cuando el polvo se disipa, Caius ha vuelto a su forma habitual. Con una rodilla hincada en el suelo y apoyado en su espada, os mira recuperando el aliento.

Sephiroth, aprovechando su momento de debilidad, se acerca a él con una sonrisa en los labios. Caius es lo bastante rápido para bloquear su primer ataque, y también el segundo, pero desconoce la verdad: son sólo golpes dirigidos hacia una trampa. Sephiroth, con su don de Etro aumentado, puede ver con antelación todos los movimientos posibles de Caius y anticiparlos. En esa situación, es sencillo lanzar golpes adecuados para conseguir el mayor efecto. Un barrido que hará que se mueva a la derecha, un codazo que esquivará agachándose, una invocación del rayo que le hará apartarse ligeramente... y ahí está su oportunidad: un ataque de la espada de Caius con un hueco en su guardia. Con leve giro del torso, el arma de Caius pasa a sólo un milímetro del cuello de Sephiroth, pero le deja a este el espacio necesario para lanzar un golpe completamente letal: aprovechando el hueco en la armadura hecho por Lightning, su mano derecha atraviesa el pecho de Caius, llegando a tocar su corazón. El Corazón del Caos.

Inundado de dolor, Caius provoca una explosión de energía tan grande que el suelo comienza a temblar. Por exceso de confianza, un Sephiroth desprotegido se ve impulsado a tal velocidad que todos podéis ver cómo pasa por delante de vosotros hasta dar contra una pared, recibiendo un golpe tan fuerte que antes de caer al suelo los lucilos ya están saliendo de su cuerpo.

Fruto de la adrenalina y el peligro de muerte, el poder de Caius no parece haber menguado sino aumentado. Cientos de explosiones comienzan a suceder por todas partes, y sólo podéis protegeros de ellas sin prestar ningún tipo de ayuda a Sephiroth.

Sólo Vanille, con un increíble coraje, decide arriesgarse. Toma rápidamente una poción para mejorar sus reflejos y otra para aumentar su velocidad, y comienza a cruzar el Valhalla lo más rápido que puede, mientras el cuerpo de vuestro compañero comienza a desaparecer.

En muchos lugares las explosiones son tan fuertes que derriban paredes enteras. Salto, voltereta, salto, deslizamiento, voltereta, salto... Vanille consigue poco a poco y dando rodeos salvar su vida, llegar hasta Sephiroth. Toma su última poción y trata de dársela, pero es demasiado tarde: el antiguo miembro de SOLDADO no tiene fuerzas ni para abrir la boca. Tomando su cabeza sobre sus piernas y su mandíbula con una mano, introduce el líquido en su boca justo en el momento en que él comienza a hacerse intangible... justo en el último momento posible. No pasan siquiera dos segundos hasta que él abre los ojos tomando una gran bocanada de aire. Ha sido salvado.

Cuando las explosiones siguen y siguen sin que parezca que nadie puede hacer nada por detenerlas, Laguna toma una determinación: lo conseguirá o morirá en el intento.

A pesar de los años que lleva sin hacer algo así toma su gancho y lo lanza a un punto de apoyo alto. En cuanto está fijo comienza a balancearse, saliendo del alcance de las explosiones al ascender. Desde allí consigue localizar a Caius: está en el centro, recobrando poder mientras siembra la destrucción. Su espada posee el aura más densa que hayáis visto, y parece penetrar en él, curándole y dándole nuevas fuerzas.

Laguna tiene claro lo que debe hacer: utilizando la mano del arma saca una granada, retira la anilla con los dientes y se la lanza haciendo una gran parábola. En el tiempo en que tarda la granada en aterrizar, apunta con su arma y comienza a disparar, haciendo coincidir el momento en el que su cargador se agota con el de la explosión. Ninguno ha podido contar cuántas balas han dado en el objetivo, pero con la granada las explosiones cesan.

Con la agilidad que sus años de entrenamiento le han otorgado, Laguna se suelta de su cuerda, aterrizando cerca de Vincent. - Estoy sin munición, pero ya es nuestro: si hace falta le tiraré el arma a la cabeza.

Al escuchar lo que Laguna le dice, Vincent se lo toma como una señal. Está claro que es su turno. Con la conexión telepática ampliada que Etro les proporciona, los tres amigos saben lo que deben hacer. Con un giro rápido, se desprende de su abrigo y lo lanza por delante de él. Antes de que el abrigo toque el suelo su figura se disuelve en sombras. Ninguno de vosotros consigue localizarle, ni Caius tampoco.

Sólo sus dos compañeros saben lo que está sucediendo. Cuando Vincent aparece lo hace justo detrás de Caius, y todavía no ha terminado de recuperar su forma cuando ya le está sujetando por los hombros. Preparados como estaban, en menos tiempo de lo que parece posible Zack y Cloud ya están allí, listos para atacar. Coordinados a la perfección, lanzan un golpe tras otro con sus espadas. Caius consigue con la suya parar algunos de ellos, pero con la movilidad reducida y la perfecta sincronización de los tres guerreros le es imposible hacerles frente. Cuando Cloud lanza una estocada que Caius debe bloquear por arriba, Zack ataca por abajo, cuando Zack le obliga a esquivar un ataque por un costado ya está Cloud listo para recibirle en el otro...

El único momento de duda se produce cuando la espada de Zack se rompe al impactar contra el ojo de la de Caius. Sin embargo, esto no supone ninguna mejora para el Guardián del Caos. Zack y Cloud siguen asestando la misma cantidad de golpes, pues tienen tal sincronía que, tras el impacto de uno, éste puede soltar la empuñadura de la espada que queda y ser agarrada inmediatamente por el otro.

Finalmente, cuando parece que Caius ya está al borde de la inconsciencia, Vincent lo suelta. Pero sin darle tiempo a reaccionar toma sus dos armas y comienza a disparar contra él, descargando todo el dolor de los habitantes de su mundo en forma de balas.

Y una vez más, cuando va a hablar, la conexión que tienen entre ellos se demuestra al decir los tres a la vez. - Eso va por Gaia. - Justo antes de lanzarle al mismo tiempo un último golpe que lo deja arrodillado en el suelo.

- Esto... esto no ha terminado. - susurra Caius mientras comienza, despacio, a dibujar una sonrisa - Yo estaba en el Valhalla antes que tú, Portavoz. Yo conozco sus secretos. Yo sé de dónde saca su fuerza. La diosa me otorgó el Corazón del Caos y me nombró su Guardián. Y mientras me quede aliento, lucharé.

Cuando termina estas palabras, una sensación de vacío os recorre. Podéis sentir el poder de Etro debilitándose en vosotros, y de todos los lugares del Valhalla parece llegar una corriente de energía oscura. De cada piedra, de cada molécula de aire, parte una ligera bruma que se dirige hacia Caius. Podéis sentir cómo el Valhalla se va deshaciendo bajo vuestros pies. Se trata del poder verdadero de un Comealmas. El poder de un auténtico devorador de mundos.

Confusos ante la inminente destrucción, y vacíos de toda fuerza, la desesperanza se agarra a vuestros corazones. Sois conscientes de que es el poder de Caius quien os hace sentir así pero, aún así, no podéis hacer nada para evitarlo.

Sólo Odín, capaz de observar toda la inmensidad del alma de Caius, capaz de comprender todo su alcance, es capaz de comprenderla y hacerle frente. Sólo él puede levantar la vista del suelo como si nada sucediera para mirar a Lightning y decir. - Heroína, esta es la última oportunidad. - La Portavoz lo mira confundida. Tarda varios segundos en desprenderse de las enredaderas que apresan su alma pero, cuando lo hace, asiente.

- Etro te trajo a mí como mi eidolón. Ahora veo que no se equivocaba contigo.

Juntos, se lanzan al ataque a por Caius. A partir de este momento todo sucede a una velocidad tan pasmosa que sólo podéis adivinar lo que pasa reconstruyendo lo que veis mentalmente. Los golpes parecen no afectarle. Una estocada de la Portavoz, otra... parece como si ni siquiera las sintiera, y no hacen mella en su armadura ni en su piel. Caius permanece quieto, recibiendo la energía de todo un mundo mientras termina con él.

El suelo ya está comenzando a temblar cuando Odín lanza su primer golpe. Al hacerlo, Caius vuelve a la realidad durante un instante. El fluir de energía se detiene durante momentáneamente, y parece que está dispuesto a iniciar una nueva ofensa. Pero esta vez es interrumpido por un tajo de Lightning, que logra hacerle un ligero corte en la cara.

El segundo ataque de Odín hace a Caius retorcerse. La bruma comienza a disiparse, y Lightning le lanza tal ataque que hunde en su pecho parte de su espada. La mirada de odio que él dirige a la Portavoz es tan tremenda que cualquiera temblaría, pero ella permanece quieta, perdida en los ojos de él, sin darse cuenta de que de que el Guardián del Caos va a atravesarla con su espada utilizando sus últimas fuerzas.

El tercer ataque de Odín convierte a Caius en un muñeco sin vida justo antes de que pueda herir a Lightning. A su espalda él parece estar como siempre, hasta que un instante después las dos mitades de su cuerpo comienzan a separarse: el sable justiciero lo ha partido en dos.

Cuando el cuerpo de Caius desaparece disolviéndose en una espesa niebla negra, todos empezáis a saltar de alegría. Os abrazáis unos a otros y os ayudáis a poneros en pie. Durante unos instantes expresáis vuestra felicidad riendo a carcajadas, libres como niños pequeños.

Tardáis unos instantes en percibir que algo está pasando en el trono vacío. Cuando lo miráis, una inmensa luz os ciega y tardáis unos segundos en poder entrever a Lightning de pie frente al trono, atravesada por una gran energía blanca que, desde vuestro interior, pasa por ella y termina en el trono.

Cuando la luz desaparece, os dais cuenta de que el templo ha recobrado el esplendor que debió tener al ser construido. Todos los materiales brillan y parecen hechos de un cristal puro y transparente. El cielo brilla azul y algunas nubes blancas, como de algodón, se mueven por él mecidas por la brisa. Los escalones rotos delante del trono, ahora están intactos y guían como un camino hecho de luz, hacia él.

Lightning se gira hacia vosotros, más radiante que nunca, emanando un aura de luz en cada movimiento. Una sonrisa en su rostro os sorprende, nunca la habíais visto tan feliz, tan despreocupada.

- Lo hemos conseguido. Hemos acabado con Caius. Hemos liberado a la diosa.

Es entonces cuando mirando hacia vuestro interior os dais cuenta de que ya no podéis sentir los dones de Etro en vosotros. En cierta forma, esto os hace sentir vacíos, os habíais acostumbrado a sentirla acompañándoos desde dentro.

Mientras os hacéis conscientes de ello, un grupo de hilos de luz comienza a descender del techo lentamente, y en cuanto roza el suelo, de cada rayito comienza a formarse una silueta. Pronto empezáis a reconocer con emoción a todos los compañeros caídos.

Lightning os da unos minutos para recibirlos antes de volver a hablar manteniendo la sonrisa.

- Lamentablemente, los mundos perdidos no se pueden recuperar. Es una victoria triste la nuestra. Ahora llega el momento de que toméis una decisión, héroes.

Antes de que termine de hablar aparecen dos portales de gran tamaño en el salón. A través de ellos, podéis ver otro lugar, otro mundo. Laguna, Squall y Rinoa no tardan ni un segundo en reconocer el campo de Balamb en uno de ellos, mientras que Auron, Yuna, Wakka, Rikku y Kimahri enseguida descubren La Llanura de la Calma en el otro.

Lightning toma de nuevo la palabra mientras todos contempláis los portales y los mundos que muestran, algunos con alegría y otros con nostalgia de sus propios mundos.

- Podéis tomar cualquiera de los portales... O podéis quedaros aquí, en el Valhalla, y convertiros en Guardianes de Etro. Es vuestra elección.

Con estas palabras se gira y empieza a subir los escalones hacia el trono de Etro, donde finalmente se sienta a contemplaros con una sonrisa.

Odin el guardian force, asintió ante la llegada del final. Estaba satisfecho, sea cual fuera el final, él estaría satisfecho.

-Agradezco que hayas luchado a mi lado una vez mas Lightning a sido... interesante. Mas mi lugar no esta en ninguno de esos dos portales, mi sitio es otro. Por lo que me gustaría que una vez que todos los Héroes hayan marchado, me devuelvas allí, donde esperare durante un instante o una eternidad, hasta que vosotros, los héroes, volváis a necesitar de mis servicios.-Se quedo al lado de ella, mirando al resto, esperando ver su marcha.

Siento durante un momento el frio y oscuro corte de la espada de Caius en mi torso. Luego desaparece y... me siento bien. Ni rastro del comealmas. Ni rastro del dolor y la duda. Además estoy rodeado de mis amigos. Y de los otros héroes. En un templo cuyo esplendor casi hace daño.

No es hasta que la pelota golpea mi pie que me hago cargo de que vuelvo a estar vivo.

¡Yeahhjujuuuu! ¡Sí!

Dudo por un instante entre abrazar a mis amigo o no. ¿Me guardarán rencor?

Me acerco a Yuna y Auron. Lo siento chicos... no pude... yo...-titubeo.

Mis manos toman mi espada rota y la miro con algo de añoranza, supuse que aquello significaba que debía encontrar otra espada más fuerte. Pero había merecido la pena, poniendome en medio de Vincent y Cloud rodee sus hombros y los estreché contra mi. 

- En esta pelea habéis sido mis brazos y mis piernas, me alegra teneros a mi lado.

Ya había olvidado la estúpida discusión que habíamos tenido y hasta empezaba a plantearme las palabras de Laguna de unirme a los Seed.
- Tengo una invitación en Tierra pero... ¿que vais a decidir vosotros? ¿Tierra, Spira o Valhalla?

Todo había cambiado, tras la incertidumbre se abrió la certeza. Ahora había una nueva luz en el horizonte, la caída de mi hogar oscurecía mi alma, pero el poder estar de nuevo con mis almas gemelas reconfortaba ese pesar. 

"No hay nada que me impida separarme de vosotros. Si Caius no lo consiguió nada lo hará, cualquier decisión o paso que deis será mi camino, pues el único anhelo que me queda y me une a esta existencia es vuestra misma existencia." Vincent cogió el abrigo del suelo y tras quitarle el polvo o por lo menos simular que lo hacía se lo volvió a poner. Levantó las solapas del cuello, miro a Cloud, a Zack, de nuevo a Cloud y de nuevo a Zack. "Estoy preparado"

Ya solo faltaba la respuesta de Cloud, que esperaba fuera la misma que la de ellos, pero le faltaba alguien más, alguien que aparte de Vincent y de Cloud era también muy importante para él. Sus ojos buscaron a la florista que con sus sonrisa le robaba el corazón.

- ¿Habeis visto a Aerith? También quiero escuchar su opinión...- y no solo eso, quería abrazarla de una vez pues durante toda la dichosa guerra contra Caius no habían tenido ni un solo momento de intimidad para hablar de ellos.

Vanille se acerca por detrás despacito a Wakka y le sorprende con un abrazo enorme desde atrás.

-Sabemos que no eras tú, pero yo al menos no te guardo rencor. Al menos, ya pasó todo.

Cierra los ojos y se deja llevar por la calma que le transmite aquél momento...