Partida Rol por web

Caminabas pensativo por el corredor del séptimo piso, de un lado para otro, mientras pensabas en que te gustaría tener un lugar donde poder reunirte con la gente en la que confiabas y formar un ejército para hacer frente a los mortífagos. Un lugar en el que poder hablar sin peligro.

Era la tercera o cuarta vez que pasabas por delante de la misma pared cuando, para tu sorpresa, algo en ella se mueve. Te fijas bien y observas que en ella aparecen unas marcas que parecen estar grabadas en la pared. Las marcas crecen, se extienden. Las tocas y te das cuenta de que tienen un tacto diferente, pues parece madera y no piedra. Cuando en mural parece demasiado grande como para verlo de un vistazo desde tan cerca, das unos pasos hacia atrás, y caes entonces en la cuenta de que no es ningún mural, sino una gran puerta.

La abres, y descubres una sala amplia y acogedora. Es perfecta, tal y como la querías. Parece que el propio castillo intenta ayudarte.

La Sala de los Menesteres, también llamada La Sala que Viene y Va o Sala Multipropósitos es una sala que atiende las necesidades del usuario de la misma, trasformándose y abasteciéndose según sus necesidades (menos las cinco excepciones de la Ley de Transformación Elemental de Gamp). Algunos la llaman la Sala de los Objetos Ocultos ya que cuando quieres esconder algún objeto se les materializa en forma de una especie de "mini-ciudad" conformada por miles de objetos que los alumnos de Hogwarts de todas las generaciones fueron ocultando.

Se halla en el séptimo piso justo en frente de un tapiz de Bárnabas el Chiflado, para hacerla aparecer se debe pasar tres veces frente al pedazo de pared despejada con la necesidad clara en la mente, si se concentra y lo logra se aparece una puerta que al abrirla revela la sala adaptada totalmente a la necesidad requerida.

Justo cuando salías de tu sala común, una pajarita de papel se acerca a ti volando sin que nadie más se dé cuenta.

En la pajarita está escrito:

En la pared del pasillo del séptimo piso, frente al tapiz de Barnabás el Chiflado, existe una puerta oculta que lleva a una sala secreta.

Debes caminar de un lado a otro frente a ella tres veces, mientras piensas "quiero un lugar en el que hablar en privado y sin peligro".

Con curiosidad, sigues las instrucciones de la pajarita, y observas como en aquella pared se descubre una gran puerta. La puerta da a una enorme sala, acogedora y amplia.

Galadriel entra en la sala, y descubre allí a Tyler.

Hacía rato que Tyler había enviado su nota voladora en forma de Dragón a Galadriel. En cuanto ella viera la nota, sabría en seguida por la forma de quien era. Pero el tiempo en la sala de los Menesteres transcurría de manera diferente. 

-Reúnete conmigo en el pasillo de la séptima planta, frente al tapiz de Bárnabas el Chiflado-decía la nota.

El chico estaba ansioso y recorría la sala con impaciencia, mientras en el fondo de la sala se podía escuchar una sintonía.

Miró escudriñando las paredes de la mágica sala. – Eso no me ayuda…- se quejó a la sala por la ansiedad que le creaba la canción.

Cuando al fin, escuchó unos pasos en el exterior. Miró por la útil mirilla que tenía la puerta desde dentro y vio a Galadriel algo confusa y buscando con la mirada al chico. Hizo amago de salir de la sala de la sala, pero antes de salir del todo, agarró a la chica por el brazo asaltándola y tiró de ella hacia dentro de la sala.

Antes de que la Hufflepuff pudiera gritar del susto, Tyler le tapó la boca con una mano mientras con la otra se puso el dedo índice en sus labios señalando “Silencio”. Tras unos segundos en sumo silencio se cercioró de que la puerta se había vuelto a cerrar y que nadie los había descubierto en el pasillo. 

-No tengas miedo.- le susurró antes de soltarla y alejarse unos pocos centímetros de ella.

-¿Estas bien? Estaba preocupado…- el chico se rascó la cabeza ligeramente avergonzado con una tímida sonrisa. 

–Descubrí esta sala, aquí estaremos a salvo.- se encogió de hombros mientras miraba el sitio.

El lugar tenía un sofá, una chimenea y extrañamente sin altavoces, salía música de las paredes. Y no tardó en hacer su magia. Una canción se tarareó en el lugar.

Tyler miró el techo de soslayo mientras notaba como enrojecía. La sala lo estaba avergonzando con la chica delante. Sacudió la cabeza como si pudiera poner fin a la música y se centró en ella de nuevo.

-¿Tu a quien votarás? Yo no tengo ninguna certeza sobre nadie...- la voz del chico sonó plenamente sincera.

Había doblado por el pasillo algo confundida, -La sala de menesteres- susurró para si misma. A medida que avanzaba, el pasillo se hacía casi húmedo. Las paredes parecían humedecerse poco a poco. -Estúpidas ideas de T...- Sus pensamientos se vieron rápidamente interrumpidos por una mano que se aproximaba a su boca, ahogando un grito de miedo que se vio rápidamente apaciguado por una voz conocida. 

-¿¡Eres idiota por deporte o algo parecido!?- Exclamó la chica. Estaba molesta, puesto que Tyler le había dado un susto de aquellos. Dejó de mirar a Tyler mientras observaba la habitación. Se veía bien decorada y cómoda para los dos tórtolos los dos chicos. Sillones y una chimenea, el lugar se veía cómodo. -Estoy bien- Dijo fríamente la chica, luego de la pregunta del León. Al momento de decir que se había preocupado, Gala lo miró algo sorprendida y descolocada, pero el joven se había girado ya para admirar la habitación y no logró ver su expresión.

-Aún no lo sé...- Dijo la chica. -Sabes que detesto a todo el mundo, incluyéndote- Le dedicó una mirada de desagrado. Gala se acomodó en el sillón frente a la Chimenea y se dedicó a mirar a Tyler, hasta que por cansancio se sentara junto a ella. -¿Supiste lo... lo de V-Valeria?- La rubia titubeó. Sus ojos brillaron a la luz de las llamas de la chimenea. -Me acabo de enterar camino hacia acá...- Se tomó la cabeza con una mano. Estaba entrando en un estado de desesperación, se podía escuchar en su voz. -¿Por qué ella, Tyler, por qué?- Dijo mientras soltaba una lágrima que cometió suicidio lanzándose desde la mejilla de Tejona, muriendo en el suelo. -Era la única persona en la que confiaba, la única persona que consideraba mi amiga...- En su voz se escuchaba la mezcla entre rabia y dolor. Gala no aguantó la tensión en sus hombros y abrazó a Tyler tan fuerte como pudo. Era la primera vez que alguien le veía llorar en sus dos años en Hogwarts. 

Luego de unos momentos de llanto, Gala recobró la compostura y se disculpó con el chico, -Lo lament-to, Tyler...- dijo mientras se limpiaba las lágrimas de sus mejillas. -Es difícil hacerse la dura y no poder deshacerte del peso que llevas encima...- Dijo ya acomodándose nuevamente en el sillón. 

-Tyler... tengo algo que confesarte...- Dijo la chica con, ahora, algo más de seriedad en su rostro. -Sé que nosotros nos llevamos muy mal, pero eres la única persona en la que puedo confiar...- se dio una pausa teatral. -La pregunta es, ¿Confías en mi...?- Gala terminó, mirando cada vez más cerca al León, con sus ojos penetrantes, incluso, quedando demasiado cerca del chico.

Galadriel no tardó en sacar su “dulce personalidad” llamando al chico idiota. Lejos de ofenderle, Tyler sonrió al ver que la chica seguía siendo la misma. Ella le contestó con un tono frio que estaba bien, pero tras las acusaciones en la mesa, el americano no perdió de vista a la chica mientras ésta admiraba la sala.

–Arpía- Saludó Tyler acompañado de una pequeña y teatral reverencia cuando ésta le recordó que odiaba a todos, incluyéndole a él y mirándolo con desagrado. Poco podía aguantar sin escapársele su habitual sonrisa ladina y divertida.

La chica se deslizo hasta el sofá y se limitó a mirar al chico mientras este sacó su varita y conjuró “leviosa” apuntando a un trozo de tronco que ardía en el interior de la chimenea. El tronco ascendió levitándose con suaves movimientos.

-Sí, la vi. La libros habría sabido que hacer en estos momentos. – Sin dejar de observar el tronco, se dejó caer junto a Galadriel en el sofá. Su pregunta le hizo mirarla con ternura. Sus ojos estaban humedecidos, realmente la tejona estaba afectada por la muerte de su amiga. – Creo que descubrió algo que no debía...- El chico se encogió de hombros demostrando su ignorancia sobre el tema.

Por primera vez, el chico vio a Galadriel realmente emocionada. Toda aquella imagen de chica dura habia flaqueado en aquellos instantes, mostrando una chica sensible y dolida. Tyler acogió a la chica entre sus brazos, apretándola con fuerza contra él. Acarició su cabello y susurró algo al oído. – Todo saldrá bien.- El chico recuperaba su optimismo y quiso transmitirlo a su amiga.

Tras unos segundos, la chica recuperó su estado disculpándose, pero Tyler no dejó de mirarla con dulzura en todo momento, observando como recuperaba su compostura y por lo tanto su coraza.

La chica confesaba que el chico era en la única persona en la que podía confiar. Tyler escudriñó sus palabras tras la larga pausa. Dudaba que él fuera su único apoyo allí dentro, pero de cualquier forma confiaba en la chica.

-Claro que confío en ti.- Asintió sin intimidarse por la cercanía de la chica. Galadriel podía estar segura de aquello. En la mesa no había dudado en ningún momento de su inocencia, e incluso le había revelado su “escondite”.

Su expresión cambió de seria a calma en dos segundos. Gala suspiró profundamente y, dándose ánimos a sí misma, respondió, -Tengo algo que podría ser de utilidad, pero no quiero ocuparlo a menos que sea completamente necesario y descubramos quién es de los seguidores del señor oscuro-. La rubia empezó a buscar dentro de su túnica una pequeña botella color verde azulado. -Es una amortentia, pero me equivoqué en hacerla y creo que hice una poción de odio- confesó. -Podría sernos de ayuda para culpar a alguien-.

Gala, esta vez, se levantó del sillón y dio unos pasos perdidos en la habitación. -No quiero ocuparla con cualquiera, quiero estar segura, Tyler...- Se volteó al decir su nombre. -En serio... eres la única persona en la que podría confiar, me moriría si eres uno de ellos también o si algo te pasa-. Desvió la mirada y frunció el ceño, como si detuviera las lágrimas a la fuerza, para no seguirse mostrando una persona débil.

La chica tenía algo que podía serles de ayuda para incriminar a alguien, pero quería estar seguro de quién era quién. -¿Tienes algo que pueda ayudarnos también...?- Preguntó dubitativa.

Tyler empezaba a sentir mucha curiosidad por el misterio que desprendía la chica. Galadriel, sacó un frasco de cristal con un tono verde azulado. No era el color de la amortentia, y como explicaba ella, la poción no le había salido bien.

-¿A quién querías enamorar?- Fue la primera pregunta que el chico formuló con franqueza.

Hizo amago de cogerla para olerla y descubrir a que podía oler la poción de odio, pero Gala se levantó del sillón alejándose mientras seguía hablando. Tyler la escuchó mientras apoyaba sus codos sobre sus rodillas, y finalmente reposaba su cabeza sobre las manos en un gesto reflexivo.

-Esa poción puede ser muy peligrosa, Galadriel.- Dijo serio, llamándola por primera vez por su nombre y no por cualquier mote como solía hacer.

Negó con el cabeza ante su pregunta, desesperanzado. Mientras algunos de los alumnos planeaban y creaban pociones, él se limitó a vagar por los pasillos del castillo inmerso en sus pensamientos y en su música. Así fue como la sala de los Menesteres se abrió ante él. – No tengo nada útil. Tan solo esta sala para reflexionar. Se me abrió cuando pensaba en un lugar seguro para forma un ejército contra los mortifagos.- Se encogió de hombros apenado de no ser de mucha ayuda.

Se levantó del sillón y se rascó la nuca mientras caminaba por la sala, dubitativo. – No tengo ninguna certeza sobre nadie. Pero voy a ir a por Ladien. Él ha ido contra ti, y ha demostrado ser un mentiroso. Su nombre estará en mi papeleta. ¿Y tú? ¿Sabes ya a quien votarás? ¿O en quién confías?- Se dio la vuelta y fijó sus verdes sobre los de la chica.

Cuando su compañero le preguntó sobre a quién quería enamorar, Gala se puso roja inmediatamente. -Como que sepa que la poción era para él...- pensó. -Tienes razón sobre Ladien- Expresó, en un tono bastante serio, -Pero dudo que sea alguien a quien debamos culpar. La gente que menos piensas que es, es la que tiene más probabilidades de ser el o los culpables- Afirmó en un tono detectivesco. 

Mientras daba vuelta en la habitación y soltaba suspiros cortos de vez en vez con la mano en el mentón, se atrevió a decir que -Mis mayores sospechas se levantan en contra de Maren y Austin. Ambos tienen la idea de mantener al grupo unido. Me parece que su estrategia es demasiado obvia. Si se queda como la Líder del grupo, los demás creerán que es necesaria- Miró a Tyler esperando una respuesta. -Lo de Austin es meramente una corazonada-

Gala finalmente se calmó y se sentó nuevamente al lado de Tyler -Escucha... Sé que no soy el perfecto ejemplo de simpatía, pero no quiero dudar de ti. Estoy poniendo toda mi confianza en que no eres uno de ellos- Dicho esto, la rubia tomó las manos del León. -Prométeme que si eres uno de ellos, seré tu próxima victima. Lo seas o no, no quiero perder la esperanza en ti...- Dijo esto mordiéndose el labio inferior y apoyando su cabeza en el hombro del chico.

La chica enrojeció por momentos ante la pregunta de Tyler. El chico se percató y estuvo a punto de sonreírle cuando esta le cambió de tema drásticamente. Disimulando su decepción por descubrir quién era su objetivo, Tyler se echó su cabello para atrás acompañándolo con un leve suspiro.

Tras divagar, Galadriel soltó sus primeras conclusiones. Maren y Austin eran sus primeros sospechosos. Al escuchar el nombre de su amiga, Tyler alzó la mirada hasta la de la chica con sorpresa. – No quiero pensar que ella es uno de ellos.- Negó con la cabeza, pero la idea de Galadriel se adentró en su mente abriendo una pequeña sospecha que antes no había tenido.

Tras volver ambos al sofá, la chica confesó sus conjeturas hacia él. Confiaba en él y así se lo hizo saber tomándole las manos para acaparar toda su atención, aunque ya la tenía desde hacía mucho tiempo atrás.

La chica recostó su rostro sobre el hombro del chico tras sincerarse, pidiéndole ser su próxima víctima si él era uno de ellos. Con un brazo, rodeó la cintura de la chica para apretarla más contra él. Y con delicadeza, apartó un mechón de pelo del rostro de la chica y se permitió oler el delicioso perfume de Galadriel.

A la mañana siguiente, Tyler corrió hasta la sala de los menesteres en cuanto habló con sus compañeros de casa. En su casa faltaba la presencia de Malcom. Todo parecía indicar que había sido la siguiente víctima de los fanáticos de mierda, pero la sola idea de que Galadriel no apareciera allí tal como habían acordado, helaba la sangre al chico.

Por primera vez la sala ayudó a calmar los nervios del chico, entonando una armonía tranquila y esperanzadora. Pero de poco le servía al chico que iba de un lado para otro en la sala, esperando que aquella puerta se abriera con la chica más hermosa del colegio.

Tyler se tumbó en el sofá de la sala, bastante aburrido mientras esperaba a la rubia. Tras cerciorarse en el desayuno que la chica estaba bien, se quedó más tranquilo. Sin embargo la noticia de Malcom muerto había sido devastadora para todos, pero sobre todo para los de su casa. Con el fin de meditar, se fue a la sala de los Menesteres, o como a él le gustaba llamarla, la "Sala OST"*.

Y como siempre, la sala hizo su mejor magia haciendo sonar por sus mágicas paredes: 

Asomándose por encima del respaldo del sofá, vio la hora que marcaba el reloj de péndulo. Se hacía tarde, pronto debían tomar otra decisión importante y no podía esperarla durante mucho más tiempo. Aburrido, sacó su bola de béisbol favorita, firmada por el mismísimo Carl Yastrzenski. Su padre se lo regaló justo el verano antes de empezar el primer año en el colegio de Hogwarts.

La hizo volar por los aires para luego atraparla entre sus manos, y así varias veces. Los minutos pasaban eternos, pero por suerte la sala no dejó momento de silencio.

Can you dance the hipogriff?

Ma ma ma, ma ma ma, ma ma ma

Pero de pronto, Tyler cayó en la cuenta sobre algo. Bruscamente, atrapó la pelota y se sentó en el sofá. Sacó rápidamente un trozo papel y escribió.

"Encuéntrate conmigo frente al tapiz de Barnabas el Chiflado, en la séptima planta. Tyler"

Hizo un pequeño dragón rojo con el papel, y lo hechizó hasta hacerlo volar. En cuanto la chica viera la nota, sabría de quien era.

Escuchas pasos al otro lado de la puerta.

Con la nota doblada en mi bolsillo,  la sostengo con mis manos observando todo a mi alrededor. Si mal no recuerdo,  la ubicación era esta y mordiéndome el labio inquieta espero a que Tyler aparezca. 

A su vez,  guardo el giratiempo porque estar en varios lados a la vez no era fácil y debía respetar la línea de tiempo. No era mala idea esto de conversar los dos ya que sería una forma de comprender mis motivos y entendernos. Quería a mi amigo por sobre todas las cosas y por esa razón estaba contenta de que me citará aquí. 

Además iba a conocer la sala que viene y va. ¡Sería una locura! 

Tyler llegó a la sala con el rostro enrojecido, como si hubiera llorado. La sala estaba lista para su llegada pues empezó a entonar su habitual banda sonora para el chico.

Sentándose en el sofá que había frente a la chimenea y en el cual había compartido su mejor momento intimo con Galadriel, hundió la cabeza entre sus manos.

Se había percatado de la presencia de su amiga, pero no había sido capaz de mirarla.

-Ha sido todo culpa mía…- su voz estaba rota. – Si hubiera llegado a tiempo, no habría ocurrido todo esto.-

Levantó levemente su rostro de entre sus manos y la miró afligido.-¿Has podido hablar con ella?-