Partida Rol por web

Bienvenidos a la Sala de Entretenimiento.

Dos nuevos pares de ojos se abren en la sala elegida. En contra de toda lógica, una relación muy especial acaba de abrirse entre ambos.

La vuestra es una relación que puede desafiar cualesquiera sea la separación moral o religiosa que les diferencie. A partir de ahora, el destino de ambos está unido y harán todo lo posible por el contrario, bajo riesgo de morir de pena si el objeto de su amor fallece.

Por el lado bueno, las ventajas especiales de supervivencia del uno, si los hubiera, pueden ser activados por el contrario.

¿Sientes que tu amor es afortunado?

Si lo desean, los ocupantes de esta habitación pueden pasar aquí toda la noche jugando, aunque el día entero siguiente no podrán usar sus dones a causa del cansancio, la noche que estén jugando nadie podrá usar sus dones o ataques con ellos.

Aunque no hay límite de usos, no pueden jugar más de dos noches seguidas.

Esta habilidad es ACTIVA. Si tu habilidad es nocturna, tendrás que elegir entre usar la protección de la sala o usar tu rol

Opcionalmente, renunciando al uso de la habitación y a tu habilidad (rol) durante una noche, es posible registrar esta habitación por si hubiese algún objeto de utilidad. La o Las personas que participen en el registro deben tirar 1D20 en oculto. 

Sois despreciables... 

Un frío y metálico beso es lo que siente Dorothea al despertar. Miro el entorno.

Hacía tiempo que no visitaba esta sala...

Reconozco, entonces miro mis manos y las abro y las cierro.

Es extraño éste sentimiento. Muy... Extraño. Pero me gusta.

Vuelvo a mirarla a ella.

Qué irónico, pero agradable. A mí, que me tildan de virus... Y a tí, que te tildan de terrorista. Reconozco que antes de conocer tu habilidad pensé que eras... sospechosa, pero no sabía por qué. Ahora lo sé. No podía dejar de fijarme en tí.

Una fría caricia que pretende ser cálida pese a todo.

Dorothea mira a UNO con los ojos muy abiertos. A pesar de su anatomía se siente tan cálido poder confiar al fin en alguien...

- Es normal que pensases que era sospechosa. - le dice con una sonrisa y la cabeza apoyada sobre los brazos - No me gustarías si no lo hubieras hecho.

Dorothea dedica un minuto a sentir el entorno. Es mucho mejor que la cocina, y mucho mejor que la sala común. Es un lugar donde está el único que la ve como realmente es. En ese momento se da cuenta de que sabe muy pocas cosas sobre él.

- ¿Recuerdas tu verdadero nombre? - le pregunta mientras le mira a los ojos. La mano derecha sostiene la barbilla del robot. Dios... parece tan distinto a ayer... El saber que puede cerrar los ojos durante unos minutos sin estar alerta, que alguien velará por ella, la hace sentir casi como en casa.

No, pero el nombre no es relevante para esto.

Responde de un modo un tanto escueto mientras la mira, observa, de arriba a abajo. Los dedos del robot colocan bien sus cabellos cuando ella cierra los ojos.

Realmente me intrigas, Dorothea, algo en tí es... distinto, decidido, pero a la vez vulnerable, el hecho de no dañar la integridad de la nave te honra... y hace que te respete aún más. Si necesitas algo, información, lo que sea... Dímelo. Estaré encantado de ayudarte, aunque creo que eso ya lo sabes...

La temperatura corporal del robot se incrementa sólamente para resultar más agradable para ella, aunque otros lo considerasen un malgasto de energías.

- Nunca he querido hacer daño real a nadie, sólo sobrevivir. - dice Dorothea encogiéndose de hombros. - Bueno, miento. Tanto Yulian como Elijah me sacaron de mis casillas. La verdad es que... tuve suerte. Cuando desactivé la sala de combustible lo hice cegada por el enfado, pero no sabía realmente que él estaba ahí. - durante un momento algunas de las palabras de sus compañeros, sobre todo de Sophie, vienen a su mente y por un instante tiene miedo de que UNO la rechace por lo que acaba de decir. - La verdad es que como se enteren de eso ahí me metarán entre todos sin esperar siquiera a las votaciones. - dice sin poder evitar sonreír.

Tras pensar durante un instante en el tema de los nombres cree que él está en lo correcto. Además le gusta llamarle UNO, aunque, en el fondo, le gustaría ser la única que conociese su nombre. - Tienes razón, el nombre no es importante, sólo... - ¿sólo qué? ¿cómo se explica esto? - quería conocerte un poco mejor. - dice pasando sus brazos por detrás del cuello de él y entrelazando las manos por detrás de su nuca - Me gusta como eres. Y si necesitas cualquier cosa tú también, sólo tienes que silbarme, ¿de acuerdo?

Shhh...

Mi dedo se coloca sobre sus labios cuando está terminando de hablar.

Estoy aquí por tí, no para judgarte. Eres realmente valiente y comprendo lo que hiciste. Yo... Yo también he sido cegado por mis sentimientos en el pasado. No me siento orgulloso de ello, pero lo hice.

En ese momento siento cómo se ha entrelazado en mi nuca y mis dedos van a su cintura para acercarla un poco más a mí en un gesto más humano que robótico.

Silvo.

Necesito que estés bien. No tienes nada que temer... Si ellos acabasen contigo, yo iría detrás... Pero volveríamos, ambos. Si quieres... Tu programa se puede unir al mío. Eso te hará volver siempre conmigo, le guste o no a Hall. Es... Mi apartado personal, pero no me importa compartirlo contigo.

Me doy cuenta de que el silvido ha sonado extraño.

Lo siento, no acostumbro a silvar. Si quieres saber algo de mí, no dudes en preguntar... A mí me basta con saber que estás bien, lo demás es secundario, incluso... La Misión.

Cuando UNO habla sobre unir los programas de ambos, Dorothea no sabe muy bien a qué se refiere. Por un momento le recuerda a la oferta que Hall le hizo poco tiempo atrás, unas veinticuatro horas. Hall no daba detalles y Dorothea dudaba. Realmente no sabía si iba a morir, pero con UNO era distinto. Ella podía confiar en él. - No entiendo muy bien lo que dices, la verdad, aunque me gustaría. No entiendo cómo se pueden enlazar programas. Pero no te preocupes, estará bien si tú crees que está bien. 

- Y no te preocupes por el silbido, es mejor así. Así podré reconocerlo entre todos los silbidos del mundo.

Tras escuchar el testimonio de UNO en la sala común, Dorothea lo mira con cierta ternura. Después lo aprieta contra su pecho. - Mi pequeño genio... - le dice. Su historia le ha llegado al corazón. No la parte en la que recibe a una nueva tripulación como parte de la Burbuja, sino antes... mucho antes. Toda la historia en realidad la enternece. Ver que ha pasado la mayor parte de su vida sin ningún compañero estable, o amigo... - No voy a dejarte solo, ¿de acuerdo? No voy a dejarte solo... 

Uno la escucha, e incluso nota cómo cambia su mirada en silencio. Pero cada palabra de ella queda grabada en lo más profundo de su memoria. De ser humano, el rojo hubiese invadido sus mejillas con el comentario del silvido.

No... Vas a dejarme sólo...

Esas palabras las repito en un susurro y por unos segundos me siento vulnerable, aunque el abrazo de ella me hace recobrar la fuerza la que debería de tener.

No vas a dejarme sólo.

Repito con más fuerza aún. Asiento con la cabeza firmemente.

El enlace de programas está hecho desde el momento que me lo has autorizado... Ahora siempre veremos juntos el amanecer. Nada podrá evitarlo... Salvo la destrucción completa de la Burbuja, pero para eso estamos aquí ¿no?

Haber hablado de mi pasado, y pese a que no debería de ser lo lógico, consigue que pregunte.

Y... ¿Tu pasado?

Mis ojos miran en lo más profundo de los de ella. ¿Cómo era posible que su mera presencia consiguiese sacar la fuerza que creía ya olvidada en mí?

- Mi pasado... - dice Dorothea, mientras recuerda cosas que ahora parecen completamente lejanas - Joder, parece como si no fuera mío. ¿En serio quieres que te lo cuente? Te aburrirás en cuanto empiece, y estando aquí, poco importa también... - le pregunta. Al ver el asentimiento del robot, decide comenzar desde el principio.

- Mi familia es, o era, estadounidense. Mis padres discutían cada día y yo me fui de casa a los dieciséis, dejando allí sola a mi hermana. Ya sabes, la típica historia: te crees que lo sabes todo, y no tienes ni puta idea. Tuve que malvivir con lo que me había llevado varios meses, haciendo un montón de chapuzas... Por suerte conocí a una chica que me enchufó en un curso de instaladora de paneles solares. - joder, de verdad parece que hayan pasado siglos. La verdad es que no sabemos ni en qué año estamos... - Por aquel entonces estaba muy de moda, y me sirvió para estar más relajada. Pero el trabajo era una mierda y estaba lleno de cachitas babosos. Yo lo que de verdad quería era algo artístico.

- Supongo que por eso empecé a tatuar. La verdad es que es algo que haría el resto de mi vida. - dice recorriendo el cuerpo metálico de UNO con la mirada - También sé manejar el soplete, quizá pueda dibujarte algo a ti, si te apetece. - bromea cariñosa - Entonces pasé una buena temporada. Tatuaba algunas noches y, cuando me hacía falta, montaba paneles para completar el mes. Luego las cosas fueron a peor, y ya sabes... - explica haciendo un gesto de inetabilidad - tuve que abrirme a otras cosas. Una chapuza aquí, reparar un electrodoméstico allá... lo justo para vivir sin lujo, pero lo suficiente como para poder seguir tatuando.

El rostro de Dorothea se torna serio de repente. - Después... apareció Jhon. La verdad, no sé qué vi en él. Supongo que estaba harta de que los tíos no me durasen más de dos semanas, y al principio él era capaz de darme tranquilidad. Pero en unos meses se puso insoportable... quería saber lo que hacía, con quien lo hacía, e incluso insinuó que sólo debería tatuar a los hombres en los brazos o la cara, ¡mientras él se iba con otras! - expresa indignada - Claro... rompí con él. Pero el muy capullo no debió darse cuenta, porque siguió igual: se colaba en mi casa, se metía en mi cama, me perseguía por la calle... - El relato de Dorothea llega al punto clave - No sé cuantas veces le advertí que si seguía así se arrepentiría, que jugaba con fuego, que me dejase en paz... Al final, una noche, me pasó como con Elijah. Destrocé algo por furia. Pero él sí que estaba ahí.

Cuando termina, Dorothea está realmente exhausta. Se abraza con fuerza a UNO.

- Yo... tendría que haber llamado antes a la policía, lo sé. Pero el cabrón estaba avisado y... -aprieta a UNO aún más fuerte, quedándose callada.

- Dios... qué suerte haberte encontrado.

Dorothea mira al robot. En la sala común acaba de hablar de que la quiere. ¿Es eso posible? Se para un momento a pensar sobre ello. Sí, es posible. En un lugar imposible, como La Burbuja, es posible. Una sonrisa bobalicona y cómplice se dibuja en su rostro antes de decir: - La próxima vez avísame antes, ¿eh?

El droide permanece callado todo el rato mientras ella hablaba, asintiendo y asimilando la información que llega de sus labios poco a poco y haciéndole un hueco en su memoria.

Con sus últimas palabras un sencillo abrazo con pretensiones de cálido para indicar que la apoya, que lo hará haga lo que haga. E incluso en su mente sus movimientos son completamente lógicos.

Luego dedica una sonrisa cómplice y los labios de UNO buscan rozar los suyos.

Avisada quedas.

Dice en un tono un tanto jugetón, pues la avisó después de decirlo, después de besarla. Luego mi mirada se desvía hacia el ojo perenne de Hall y pese a todo me decido a hablar.

Yo... Mi padre quiso viajar en el tiempo para cambiar un punto de Inflexión Temporal. Quiso arreglar mi enfermedad, darme una vida normal. Pero aquello desgarraría la realidad... Y yo se lo permití. Negué a los demás que se lo impidiesen. Él murió, la realidad fué desgarrada más aún. Pero era mi padre... ¿Qué iba a hacer? ¿Matarle?

Mientras habla UNO se sienta abatido con los recuerdos asaltándole y con las manos sobre la cabeza apretando con relativa fuerza.

... Bzz ...

.                                    Morir...

A Dorothea se le parte el alma al ver a UNO apretarse la cabeza de esa forma. Aparta con delicadeza sus manos y besa despacio cada uno de sus dedos - No, pequeño... ¿cómo ibas a matarle? - dice acariciándole con ternura - Además, todos cometemos errores. Y por lo que dices podría haber funcionado... - entonces se da cuenta de que el robot tampoco ha dicho que no lo hiciera. Se separa ligeramente de él para ver bien su rostro y preguntar - ¿No funcionó, verdad?

La delicadeza de Dorothea hace que la mire a los ojos y al contrario de lo esperable estos no están siquiera empañados, aunque queda claro que de poder llorar, lo haría.

Al principio las grietas eran apenas eso, pequeñas grietas con las cuales se podía trabajar sin demasiado problemas, pero ahora son como enormes surcos que marcan una realidad herida. Cerrarlas llevará tiempo, mucho tiempo. Él fué consumido por una de esas grietas y es como si nunca hubiese existido, sólo para la Burbuja el Creador es real.

Dorothea mira a su alrededor, haciendo un gesto para señalar a la nave en general - Si algo nos sobra es tiempo. Tenemos todo el del mundo y más, si he entendido bien cómo funciona este cacharro, así que supongo que el tema de las grietas aún no es preocupante. - dice. Después se para un momento a pensar, para preguntar - Si volviésemos... Si volviésemos al pasado, trabajando primero en esas grietas y luego en los puntos de Inflexión Temporal, ¿podríamos hacerle volver?

Dorothea se sorprende al ver cómo comienzan a precipitarse las cosas desde que UNO habló de vuestra raza y dió su explicación al respecto. Ella cree que están sacando las cosas de quicio en la sala de común: a Sergio le quedan pocas horas de vida. Es por eso que Sophie, su pareja, y Elizabeth, su compañera de programa, saltan a la mínima. ¿Quizá UNO cometió un error con su explicación genética? Puede ser, pero eso lo hace aún más humano.

- Ay, amor, la que has liado... - dice cogiéndole de la mano.

Un punto de Inflexión Temporal no puede ser alterado. Pero... Quizás... Quizás podríamos rescatar una parte de él y reconstruirle ¡Eso sería...!

Pero luego ella me habla de la que he liado y vuelvo a callarme, miro hacia un lado con mi mirada en el vacío.

No te preocupes, sólo digo la verdad... él me lo ocultó, pero yo lo sé... la primera ingeniera me lo dijo: mi código es extraño, hay anomalías. ¿Sabes? He estudiado a otras razas, las comprendo... no sólo el Vastha Nerada, hay cosas temibles en el espacio, cosas que sólo deberían de aparecer en las leyendas, el ser humano es débil, pero es muy... tenaz.

- No te preocupes por lo que está pasando allí. Es sólo que a ellos no se lo has explicado como a mí, y están a la que saltan. Es evidente que tú siempre has sido distinto al resto. Sólo hay que conocerte un poco para darse cuenta. - le dice con una sonrisa - Sin embargo parecía que decías que TODOS los humanos habían cambiado en diez años. En fin... - suspira mientras lo abraza. Entonces se separa ligeramente para preguntar - Oye, ¿qué es el Vashta Nerada?

Es la oscuridad, son seres carnívoros, similares a plantas, de tamaño microscópico que no pueden subsistir con la luz, pero que devoran cualquier cosa que atraviesa la oscuridad en cuestión de segundos, está presente en casi todos lados y rara vez se concentra, por eso el miedo a la oscuridad, normalmente apenas alcanza a devorar las partículas muertas de la piel, pero cuando se concentra... Sólo puedes buscar la luz. Eso es. ¿Acaso debería de explicárselo mejor a los de fuera?

Mi mano, fría, acaricia su rostro y ladeo mi cabeza, ella me inspira una confianza que creí olvidada.