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Hogwarts Adventures - En busca del tiempo perdido

2038 - Despertar

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03/08/2014, 18:45
[Narradoras] Pizpireta y Polvorilla

El Martes Sangriento pasó, dejando sitio al miércoles, jueves y viernes, días de clase que muchos alumnos vivieron con desasosiego. Gran parte de los alumnos de Hogwarts habían perdido a sus mascotas y no importaba si apenas las conocieran de hacía dos meses o de toda la vida, las reacciones eran diversas. Algunos alumnos más débiles decidieron que los peligros del mundo mágico eran demasiado para ellos y convencieron a sus padres para dejar de estudiar magia y acabar internados en escuelas muggles, una auténtica decepción para todos y de ninguna manera menos arriesgado. Otros lloraron, rezaron, buscaron conjuros de resurrección en la zona prohibida de la biblioteca y acabaron expulsados de los terrenos del conocimiento durante todo el curso; pero de igual forma todos tuvieron que llegar a una misma decisión, despedir a sus mascotas en un último acto organizado por los elfos domésticos, que aceptaron peticiones de creencias, para inhumaciones, despidos en el agua, cremaciones e incluso taxidermia.

Pero la vida seguía, los segundos retumbaban y los minutos pasaban, las horas parecían ser grandes piedras que rodaban por la escuela, que demostró no estar a la altura de su reputación para resolver lo que ocurrió. Pero ese misterio no es algo del que debamos preocuparnos, pues otros se encargarán de resolverlo, o puede que incluso alguno de nuestros futuros protagonistas, eso ya se verá. Pues hay muchísimos misterios en Hogwarts, entre los que se encuentran el del reloj solar, el del anfiteatro de más allá del lago, y tantos más, pero hoy no toca hablar de ellos; hoy la historia es otra.

 


 

La noche del sábado prometía la llegada de un día de libertad, un domingo que cada alumno aprovecharía para lo que prefiriese. Pero por alguna extraña razón, los relojes se detuvieron a las 2.59 de la madrugada.

El ambiente del colegio era frío, como si todas las ventanas y puertas se hubiesen quedado abiertas y el viento de tramontana pasase, deteniéndose en cada rincón y congelando los sueños y las vidas de todos los seres del castillo.

En el momento que debían dar las tres en el reloj, siete pares de ojos de abrieron, los elegidos, puede que alguno más, quién sabe.

A la pequeña Asterope, única Slytherin en despertar, fue un ulular lo que la despertó y lo que la guió a través de un castillo congelado en el tiempo.

A las pequeñas Gabriela y Kelly, que compartían dormitorio, fueron dos diversas fuentes las que las despertaron, a la primera el rechinar de una rueda y el rápido masticar al que tan acostumbrada estaba, a la segunda un maullido, el de su gata Blackie. Y aunque compartían dormitorios, al despertar, cada una por su lado creyó ver a la otra dormida. Salieron sin hacer ruido creyendo que solo ellas despertaron y de forma individual cada una seguía a su guía.

A los pequeños Matthew y Maxwell, les pasó lo mismo que a las Gryffindor. Despertaron cada uno por su cuenta, como si el universo se hubiese duplicado momentáneamente para permitir semejante magia, donde en un lado uno despierta y ve al otro aún dormido, congelado en el tiempo, y en el otro lado pasa justo lo contrario. Nunca habían tenido amor por ningún animal y no fueron animales lo que les despertó y les guió. Sino el parloteo extraño de una criatura, que cada vez que creían verla se desvanecía y aparecía en el siguiente recodo para continuar llevándoles a su destino. Verde eran los cabellos que veía Matthew y azules los que veía Maxwell.

En Ravenclaw despertó la pequeña Willow con una sensación de nostalgia al notar el cosquilleo en la nariz al que tanto se había acostumbrado. Un leve canturreo fue lo que la guió. Y en la misma torre de Ravenclaw hubo un error, pues también despertó Perry, el único de segundo. Podía razonarse que era porque el niño no quería crecer y se sentía más cómodo con los alumnos más pequeños, pero cualquier explicación sería inventada. A él le despertó Gladius, que cayó a plomo sobre su pecho y escapó.

Todos despertaron y todos fueron guiados. No encontraron a nadie en su caminar, en un deambular por un castillo saturado de magia y desprovisto de vida, hasta que llegaron a una sala que no conocían, más profunda que las mazmorras.

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03/08/2014, 19:18
Booky del futuro

La sala era amplia, de forma circular, con columnas tan altas que parecían perderse en el infinito, probablemente el mismo conjuro de techo del que gozaba el Gran Comedor. Ninguna de las criaturas que guiaron a los niños estaban allí.

En el centro había una figura de cabellos canos, sentado en una mesa y escribiendo con pluma. Cuando todos estuvieron reunidos, el ser levantó el rostro y pareciera que le costase enfocar la vista. Veíais a un Booky más viejo, como si hubieran pasado mil años o más, ¿quién sabía cuanto podían vivir los elfos?

Bienvenidos, jóvenes magos, habló en voz lenta y pausada, como si le costase hablar. Ya veo que ha vuelto a llegar el día. Se quedó momentáneamente sumido en sus pensamientos, con la pluma goteando su tinta sobre el pergamino sobre el que estaba trabajando.

Encantadores, diplomáticos, conocedores, buscadores, combatientes, voladores y químicos, qué interesante selección, dijo antes de devolver su atención a los niños y niñas que habían sido llamados.

Tithorea cariño, ¿puedes venir?, susurró al viento y las palabras parecieron conformarse en letras que se unieron en una fisura, de donde apareció la dríade que los niños podían reconocer como la pareja de baile del Booky real.

Notas de juego

Posibles tiradas:

Averiguar intenciones, dificultad 20

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03/08/2014, 19:29
Tithorea

El ser verde no parecía haber cambiado un ápice. Podría ser la dríade que creían haber visto hacía cinco días o pertenecer a la misma época que el Booky aviejado que tenían frente a sí; ¿acaso envejecían las dríades?

Vaya, como pasa el tiempo, cantó la dríade en tonos otoñales.

Entonces se dirigió al pequeño grupo ahí reunido. Pequeños de Hogwarts, estáis aquí porque habéis sido elegidos. El tiempo se ha detenido y nosotros no podemos resolverlo. Solo la inocencia de los niños y el poder de vuestra imaginación, vuestra valentía y pureza puede solucionar algo que lleva ocurriendo año tras año.

Calló, esperando cualquier pregunta antes de indicarles como empezar a ser los salvadores del tiempo perdido.

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03/08/2014, 22:43
Asterope Blechtley

Asterope llevaba cinco días sin apenas dormir. Cinco días en los que se acostaba en su cama de mantas verdes y plateadas, miraba por la ventana y se quedaba observando las aguas del lago. De vez en cuando, sus ojos se cerraban; pero entonces llegaban las pesadillas y su mente, que no podía con ellas, la obligaba a volver a abrirlos. Grandes y oscuras ojeras había mostrado esa semana en clase.

Pero esa noche había sido diferente. Había podido dormir desde el instante en el que posó su cabeza en la almohada. Y, cruel destino, justo cuando lograba descansar, algo muy distinto a los días anteriores se lo impidió. Algo que la llenó de temor y esperanza al mismo tiempo. Durante el primer segundo, tuvo la ilusión de que él estaba con ella y de que todo lo horrible que había sucedido había sido un espantoso sueño. Una única pluma que había guardado de su fiel amigo debajo de la almohada le recordó que sí había sido real.

El ulular seguía. Quizás fuera su naturaleza curiosa; quizás un arranque de temeridad; quizás razones mágicas totalmente ajenas a ella; en cualquier caso, la niña se levantó y lo siguió. Sam, Ludmila y Kendra ni se inmutaron. No veía al ave, pero lo escuchaba claramente y sabía por qué esquina girar, por qué escalera bajar, por qué pasadizo cruzar y por qué pasillo continuar. No salía de las mazmorras pero, por más que las hubiera recorrido, entraba en zonas desconocidas para ella. El destino último, lo ignoraba. La quietud del castillo, aunque extraña, no le importaba. Estaba más pendiente de su guía y del final de su camino.

No tardó en entrar en una sala, alta y circular. Pero allí no había ninguna lechuza. Había solo un elfo viejo-. ¿Don Booky? ¿Es usted? –La pregunta era retórica; claro que era él. Tras unos segundos, apartó la mirada del anciano y se dio cuenta de que no era la única alumna. Otras seis personas habían ido llegando después que ella, aunque no las había escuchado. ¿Qué hacen aquí? ¿Han seguido también a la lechuza invisible? Los conocía a todos menos a un niño con gafas. Le sonaba de haberlo visto con Mircea, un Ravenclaw creía recordar.

Apareció entonces la pareja de Booky, joven, como en el baile. Algo extraño había pasado, les contaba Tithorea. Con su rostro huraño y ojeroso, la serpiente atendía a la dríade. Cualquier cosa con tal de alejar su mente de los demonios que la acechaban. ¿El tiempo se ha detenido? En su vida había oído semejante cosa. ¿Alguien habrá experimentado con giratiempos potentes? Se preguntó si, de ser así, quien hubiera amañado el tiempo también había envejecido al bibliotecario.

- Disculpe, Doña Tithorea, ¿nadie más que nosotros sabe esto? ¿No puede hacer nada... no sé... el Ministerio? –preguntó con voz ronca, como si no la hubiera usado en días. Y casi era así, porque apenas había hablado esa semana.

Y el elfo y su pareja querían que ella y otros seis críos resolvieran el misterio. ¡Ella! No tenía la cabeza ahora para centrarse en nada. ¡Y ni siquiera tenía sus Títulos Indispensables de Magia Ordinaria! No estaba capacitada. Pensó en las cualidades que les había dicho que tenían: ¿Inocencia? La muerte, especialmente la violenta, te quita la inocencia de un plumazo. ¿Imaginación? Ella se consideraba una persona más de razonamiento. ¿Valentía? Desafiar a su familia era el único acto de valor que había realizado. ¿Pureza? No estaba segura de a qué se refería. De sangre, sí, pero esa no importaba; y de pensamiento... Últimamente su mente se había visto oscurecida. No se veía poseedora de ninguna. Y no era por falta de autoestima, pues era bastante orgullosa, sino porque realmente veía en ella otras cualidades.

Pero algo podía con ese pensamiento. Asterope no podía dejar pasar la oportunidad de mantenerse ocupada e intentar sentirse mejor haciendo algo de provecho. Además, cuando el deber la llamaba, no acostumbraba a dejarle tirado.

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03/08/2014, 23:38
Gabriela Sánchez

No habían pasado 5 minutos (o al menos así lo sintió ella), cuando Gabi volvia a despertarse como si tuviera una alarma en su cerebro que le dijera "¡Levántate! No puedes dormir, estás en peligro."

Pero ya no era igual a lanoche del baile, ni a las 2 noches siguientes. Ahora le resultaba tedioso, estaba trsite y molesta. Quería, necesitaba dormir,sobre todo después de quedarse dormida en un par de clases esta semana. Estaba claro que los profesores de Hogwarts no se preocupaban por ellos. Aunque... Su tren de pensamientos se vio interrumpido de súbito al escuchar a Gus usar su ruedita.

Sin darse cuenta sonrió, adormilada aun como estaba. Pero enseguida su corazón empezó a latir fuerte -Gus está muerto ¡No puede ser!- Pensó, sentándose de golpe a revisar la jaula de su mascota.

Nada, estaba tan vacía como lo había estado los últimos dias. Entonces el sonido de su hámster, ese masticar extraño que repitió por mucho tiempo estaba en la puerta. Así que la niña decidió levantarse, poniéndose la bata para invierno encima y las pantuflas. -¿Podría ser que el hechizo con el que la habían ayudado hubiese surtido efecto?-

Con cierta esperanza en el corazón se fue a seguir el sonido sigilosa, hasta llegar a una sala redondeada de grandes columnas donde estaba:

-¿Booky?- Soltó sin pensarlo, sorprendida de ver allí a Asterope también. Y además estaba la que para efectos de su pensamiento infantil era la "novia" del elfo doméstico: Tithorea.

En ese momento Booky habló, describiendo a cada niño con una cualidad. Gabriela se quedo perpleja, hasta ahora no entendía ni pe de lo que hablaba la criatura. Si embargo, la voz de la dríade logró captar mejor su atención.

-Pero ¿quién habrá hecho esto? ¿Pudo ser la bestia que atacó a nuestras mascotas?- Preguntó en voz alta, esperando que los "adultos" tuvieran las respuestas que ella debía buscar.

- Tiradas (2)

Motivo: Averiguar intenciones

Dificultad: 20

Habilidad: 0+2

Tirada: 5 5 6

Total: 6 +2 = 8 Fracaso

Motivo: Averiguar intenciones

Dificultad: 20

Habilidad: 0+13

Tirada: 2 7 8

Total: 8 +13 = 21 Éxito

Notas de juego

Me equivoqué en la primera tirada e hice una segunda por si se puede corregir.

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04/08/2014, 00:54
Matthew Williams

Habían pasado algunos días desde la matanza, sin que Matt supiera demasiado sobre quien la cometió o sobre la criatura a la que la profesora aludió. ¿Significaba eso que Matt ya lo había superado y que dormiría tranquilo? Nada más lejos, aún sin haber perdido ninguna mascota, estaba asustado como muchos de los alumnos de Howarts.

Pero en el momento en el que todo ocurrió sí estaba dormido, o eso creía, cuando una criatura con el pelo verde le despertó, un ser escurridizo que le guió a una sala en la que encontró a otros niños y a un Booky algo cambiado.

-¿Max?... ¿pero cómo?- dijo algo extrañado, pues él creía que estaba durmiendo cuando fue despertado.

¿Tanto tiempo había estado siguiendo a aquella cosa que le había dado tiempo a Maxwell a despertarse? En realidad no importaba, aquello era demasiado raro de por sí. El cambiado Booky y una dríada les dieron la bienvenida, les dijeron que el tiempo se había detenido y que ellos mismos eran los elegidos volverían a solucionar un problema, que aparentemente era cíclico.

Acto seguido, tras oír lo que le parecieron incoherencias, se frotó los ojos con los puños, para despertarse si estaba soñando. Al ver que todo seguía en su sitio, exceptuando los ligeros puntos luminosos que indicaban que se había frotado los ojos demasiado fuerte, se convenció de que aquello no era un sueño o era uno del que no despertaría fácilmente. También buscó con la mirada por la sala por si veía a las gemelas tejonas. Parecía una broma pesada solo digna de ellas... aunque parecía demasiado elaborada para ser creada por unas alumnas de primero.

Ninguna explicación tenía lógica, así que decidió aceptar que aquello era real. Esperó a que Tithorea o el elfo doméstico respondieran a las preguntas de los demás.

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04/08/2014, 12:51
Kelly Doherty

La semana casi había terminado y aunque Kelly no había sufrido la pérdida de su mascota sí que había sido una semana muy dura. Ver a la mayoría de sus compañeros sufrir por los amigos que habían perdido le dolía mucho y las ceremonias de despedida habían sido particularmente tristes.

Dormía en un sueño profundo que, comenzó a convertirse en un duermevela cuando notó la presión sobre su pecho. Cuando se acercaba la hora de despertar, Blackie acostumbraba a subirse sobre ella y olisquearle la cara haciéndole cosquillas con sus bigotes. Eso significaba que quería comer. La presión de sus patas delanteras sobre su esternón hizo que abriese los ojos, iba a refunfuñarle a la gata que aún no era la hora cuando se encontró repentinamente con que la presión había desaparecido y no había rastro de su mascota.

Se incorporó algo desorientada ¿había imaginado que su gata le pedía la comida o había sido una fantasía provocada por el duermevela? Parecía temprano, y Blackie solía ser impaciente, pero no tanto. Kelly optó por volver a acostarse cuando escuchó su característico maullido –Meeeew-.

Sus compañeras dormían y Kelly no quería despertarlas, ninguna de las cuatro descansaba muy bien últimamente. –Shhhh- dijo flojito Kelly.

-Meeeew- volvió a escuchar, esta vez más insistentemente y le pareció ver el reflejo de dos ojos redondos, tan característico en los gatos cuando acechaban en la oscuridad.

Sin saber muy bien por qué, se levantó y siguió la insistente llamada de su gata –Meeeew…Meeeeewww- el sonido, aunque débil, la guiaba por los pasillos de la escuela. La parte más racional de Kelly le decía que aquello no estaba bien, que la pillarían y la castigarían por andar deambulando por el castillo a aquellas horas y más teniendo en cuanta los acontecimientos del pasado martes. Pero a niña caminaba y caminaba sin parar subiendo y bajando escaleras móviles, cruzando pasillos y más pasillos y siguiendo siempre la llamada lejana, a veces le parecía ver la punta de un rabito negro perderse tras una esquina, o el reflejo de unos ojos brillantes al final de un pasillo aunque nunca conseguía ver en realidad a su inteligente mascota. El recorrido se le hizo interminable, hasta que llegó a una sala.

No había rastro de su gata, sin embargo allí estaba Booky, el bibliotecario.

Parecía que habían pasado una incontable cantidad de años sobre él, se parecía a una versión del futuro del actual Booky. Kelly no sabía si era un sueño o era real, pues estaba en un mundo lleno de magia.

Había más compañeros de colegio allí, sin embargo seguían igual que siempre. A Kelly le sorprendió ver a Gaby, recordaba haberla dejado durmiendo cuando salió de la habitación.- ¿Gaby?- dijo como para comprobar si aquello era real.

El Booky del Futuro (Kelly le bautizó así para sus adentros) les esperaba. El pequeño elfo libréstico llamó a su compañera, a la que recordaba del pasado martes, sin embargo la dríade parecía igual que siempre. Aunque lo más normal fuera que el tiempo no pasara a través de seres como ella.

La grácil mujer se dirigió a ellos como elegidos para resolver el misterio, los extraños sucesos cobraron algo de sentido para ella, sin embargo las preguntas comenzaron a agolparse en su mente. Y al parecer también en las de sus compañeros que dieron voz a lo que ella misma también se preguntaba.

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04/08/2014, 17:00
Perry Ward

-¡Maldit...gato!- Gladius tenía la mala costumbre de saltar sobre él cuando dormía para despertarlo. Normalmente apuntaba bien el pillo y caía sobre su vejiga a rebosar haciendo que tuviera que levantarse rápidamente para ir a aliviarse al baño. Sin embargo, esta vez, era demasiado pronto, ni siquiera tenía ganas de mear.

Qué querrá este gato ahora, juraría que le había dejado la comida puesta.

Perry hizo el esfuerzo por levantarse. Quizás su gato echara de menos a las otras mascotas con las que jugar. Lo siguió hasta una habitación donde estaba un elfo doméstico que se parecía a Booky. Después de todos todos los elfos eran casi idénticos pero éste llevaba las gafas iguales que las del bibliotecario, pero parecía mayor. Perry le lanzó una mirada cargada de perspicacia mientras permanecía de pie, en pijama y frotándose los ojos bajos los cristales de sus gafas. Debía lavarse bien los oídos pues la dríade no parecía más que decir sandeces.

- ¿Elegidos? Mañana tenemos clase y es muy tarde.

 

- Tiradas (1)

Motivo: Averiguar intenciones

Dificultad: 20

Habilidad: 0+10

Tirada: 1 2 10

Total: 2 +10 = 12 Fracaso

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04/08/2014, 17:15
Maxwell Alden

Los primeros días de noviembre, tras el incidente de la fiesta de Halloween, habían sido los más tranquilos desde su llegada a Hogwarts. Ninguna queja en clase, nadie corriendo por los pasillos, comidas en silencio casi absoluto.

Maxwell hubiera disfrutado del silencio y la quietud, si esos días no hubieran sido al mismo tiempo los más deprimentes. Era como si un régimen de terror hubiera hecho presa sobre la Academia, y los alumnos tuvieran demasiado miedo como para levantar la cabeza o la voz, para mover las piernas más deprisa de lo estrictamente necesario para caminar.

Maxwell se pasaba los ratos leyendo en la biblioteca. Allí, el silencio era natural. En ocasiones, cuando veía el sol alumbrar por alguna ventana, salía del castillo y buscaba algún lugar en el que no hubiera nadie, cerca del lago o el bosque, donde se tumbaba hasta que las nubes se interponían entre el brillo de la esfera anaranjada y él. Todavía quedaba mes y medio para el inicio del invierno, pero en las montañas escocesas sobre las que estaba construido el castillo que albergaba Hogwarts ya hacía demasiado puto frío para pasar demasiado rato tirado en el suelo, al aire libre.

Daba la bienvenida a la noche, sabiendo que pronto podría acostarse, olvidándose de todas esas caras maquilladas con sufrimiento inconsolable.

Aquella noche, Maxwell dormía sin sueños cuando un ruido lo sacó de la inconsciencia. ¿Era cháchara o eran risas? Se incorporó, buscando la fuente con la mirada. Cuando sus ojos se adaptaron a la oscuridad reinante en el dormitorio, un destello azul atrajo su atención hacia las escaleras.

Nadie más se había dado cuenta. Todos seguían en sus camas.

El parloteo indescifrable proseguía, más allá del dormitorio. Saltó de la cama. Algo en ese ruido lo atraía. Se metió dentro de unos vaqueros, una sudadera y un par de zapatillas; no iba a salir de allí en calzoncillos. Agarró la varita y se escabulló del dormitorio en silencio, en busca de quienquiera que estuviera llamándolo.

La voz y los destellos azules, que ya identificaba como cabellos desapareciendo tras una esquina, lo guiaron durante varios minutos por los pasillos de Hogwarts, siempre un paso por delante de él, incluso cuando decidió mandar a la mierda el sigilo y echarse a correr con todas sus fuerzas.

Pronto, se encontró en un área desconocida. Estaba convencido de haber recorrido el colegio completamente, pero no reconocía esos pasadizos. Porque ya no eran pasillos. ¿Cuándo había perdido el camino? Había descendido uno, dos, tres… ¿cuántos? Pero era imposible. Los dormitorios de Hufflepuff se encontraban en el sótano, solo por encima de las mazmorras, donde  moraban los Slytherin. No había tantas plantas bajo sus pies. No accesibles, al menos. Recordaba puertas cerradas, impenetrables, y sabía que la academia albergaba innumerables caminos secretos. Sin embargo, no era consciente de haber atravesado ningún umbral aparecido en un muro, o puerta que habitualmente se encontraba cerrada.

Sin detenerse, a pesar de sus dudas, llegó hasta una inmensa habitación circular. La luz no alcanzaba el techo, y las columnas que adornaban la sala se disolvían en la oscuridad, a una altura imposible. No he bajado tanto, es una ilusión, reflexionó, apenas capaz de confiar en sus propios sentidos.

No estaba solo. Otros alumnos, todos ellos conocidos, llegaban al mismo tiempo. Asterope, de Slytherin; Kelly y Gabriela, de Gryffindor; Willow, de Ravenclaw; Matthew, a quien había visto dormido unos minutos antes, y con quien no se habíacruzado en el camino. Y otro más, el amigo Ravenclaw de Mircea. Había escuchado su nombre en alguna ocasión, pero no era capaz de recordarlo, naturalmente.

Cuando su compañero de casa preguntó cómo había pasado, Maxwell negó con la cabeza y enseñó las palmas de las manos. Qué coño podía saber él.

En el centro del círculo, sentado tras una mesa, escribía un elfo de cabellos canosos. Cuando levantó la mirada de su trabajo, Maxwell reconoció su rostro de inmediato. Podía leerse el transcurrir de los años en la profundidad de las arrugas que cruzaban su faz como una telaraña de canales, pero eran todavía los rasgos del bibliotecario. Sus ojos, inmensos y azules, eran inconfundibles a pesar de haber perdido parte de su lustre.

Si no era Booky, se trataba de alguien idéntico. Quizás su padre, si los elfos tenían padres.

Cuando habló, lo hizo con dificultad, como si cada palabra que salía de su boca se llevara con ella algo irrecuperable. La voz era más grave, la voz erosionada de un viejo, pero el timbre era el mismo.

El elfo libréstico tenía una forma extraña de expresarse. En esta ocasión, a diferencia de todas las demás, sus palabras eran crípticas a propósito, como si interpretara un papel.

Como convocada por esas palabras, la dríade que lo había acompañado al funesto baile se materializó junto al elfo. Su explicación no fue más aclaratoria. Elegidos, tiempo detenido, imaginación, valentía y pureza… ridículo.

—¿De qué estáis hablando? —soltó—. El tiempo no se para, y se parara no nos enteraríamos, porque estaríamos congelados.

Maxwell todavía no atisbaba más que la superficie del mundo mágico, pero algo así era demasiado absurdo, incluso tras todo lo que había visto. Y no tenía sentido.

—¿Qué cojones pasa de verdad? —preguntó, irritado por la explicación de la dríade—. ¿Dónde estamos? ¿Quiénes nos han traído aquí?

Hogwarts ejercía un efecto calmante en Maxwell. Comía lo que quería, dormía toda la noche de un tirón, y no tenía que aguantar las gilipolleces de los adultos a menudo. Los últimos días, la absurdez de la situación actual, sin embargo, le irritaban profundamente. Los que estaban con él no eran adultos; no exactamente adultos. Conocía a Booky; podía hablar con él.

—¿Eres Booky, verdad? Hemos hablado esta tarde, ¿por qué pareces un viejo? ¿Qué ocurre?

- Tiradas (1)

Motivo: Averiguar intenciones

Dificultad: 20

Habilidad: 0+10

Tirada: 4 4 5

Total: 4 +10 = 14 Fracaso

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04/08/2014, 17:54
Willow Brontë

A diferencia del resto de alumnos con los que Willow había hablado, ella si podía conciliar el sueño por las noches, y de hecho, esperaba ese momento con ansias, y es que desde su fatídico cumpleaños, todas las noches había soñado con Greeny, y no habían sido pesadillas como ella había creído en un principio.
Ella sabía que lo que ocurría en su mente por las noches no era cierto, y que su pequeño compañero ya no estaría nunca más junto a ella, pero disfrutaba poder verlo aunque fuese en sueños.

Esta noche Greeny había decidido que, mientras Willow leía echada sobre la cama, introduciría su larga lengua en la nariz de la pequeña, seguramente para alimentarse, aunque la Ravenclaw sospechaba que al puffskein le gustaba ver a su dueña reir, y esa era sin duda una muy buena manera de conseguirlo.
Sin embargo, aunque los últimos sueños que había tenido eran totalmente realistas este... era distinto, de algún modo. Riéndose, se acercó una mano a la punta de la nariz, y la frotó, esperando que el picor desapareciese. Greeny incluso se había apartado, pero la sensación de su nariz no desaparecía. Extrañada, comenzó a mover los músculos de la cara y, tras ver que eso tampoco funcionaba, decidió despertarse.

El picor pareció ir desapareciendo poco a poco, aunque una sensación de tristeza le embargó el corazón. No lo entendía, sabía que eran sueños, se había convencido totalmente de ello, pero esta vez... esta vez realmente creyó que iba a encontrarse a Greeny junto a ella, en la mesita.

Tardó un momento en despertarse completamente, y entonces fue cuando escuchó aquel cántico. No le sonaba de nada, intentó hacer memoria, buscar mentalmente entre los libros sobre criaturas mágicas que había leído, pero aquel sonido no lo relacionaba con absolutamente nada.
¿Los puffskeins podían hacer ruido? Aunque dudaba que realmente fuese así, se vistió rápidamente con su peto vaquero, un jersey y unas bambas y salió de allí, guiándose por aquel sonido tan peculiar.

Cuando llegó a aquella sala que de nada conocía, se sorprendió al ver a algunos de sus compañeros allí, aunque si duda la mayor sorpresa se la llevó al reconocer a Booky (¿por qué tenía esos pelos?) y a su novia.

¿Se había detenido el tiempo? No hacía muchas noches atrás había deseado si no eso, algo muy parecido. Cuando descubrió lo que le había ocurrido a Greeny, había deseado con todas sus fuerzas poder retroceder el tiempo. Sonrió nostálgicamente.

No formuló ninguna pregunta, creyó que las que ya habían hecho algunos de sus compañeros eran suficientes, porque eran las mismas que recorrían su mente.

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04/08/2014, 23:28
Erzsébet y Orsolya Padurearu

En las tinieblas de la zona femenina de la tejonera, dos pares de párpados se despegaron, mostrando unas pupilas tan dilatadas que el azul oscuro en el caso de los iris de una niña y el verde clarito de los de la otra eran apenas un anillo fino que permitía diferenciarlas, hechas casi un nudo en una misma cama. Durante la noche sus cabecitas se activaban, permitiéndoles viajar por multitud de mundos para compartir miles de aventuras, pero ahora que estaban despiertas, solo podían pensar en una cosa: comida

Era algo muy extraño, porque siendo domingo lo más normal es que hibernasen hasta el lunes, sin despertar. Pero el sueño se había interrumpido y no porque una compañera pesada del cuarto las sacase de sus ensoñaciones, no, habían despertado por alguna razón. Estaba claro que era la de comer. Brândusha y Viorica no estaban a la vista, seguro que estarían haciendo las cosas que hacían los gatos cuando nadie les ve.

Se desenredaron de las sábanas, de sus propias extremidades y saltaron de la cama. El suelo estaba helado y ahora que se daban cuenta, el cuarto parecía haber sido víctima del rocío, como si la humedad ocupase todo. Descalzas se escabulleron del dormitorio, vestidas solo con sus camisones de un color blanco perla y con la embocadura inferior que las llegaba hasta los pies, con puntilla, las largas mangas también tenían lazadas en los puños. Orsolya cogió su varita por si acaso, la pobre Erzsébet aún seguía sin recibir la suya.

Ante la puerta de las cocinas, frotaron el rabo de la pera, pero no ocurrió nada. Chuparon el dibujo de la pera y tampoco. Golpearon por si algún elfo doméstico que estuviera en guardia podía abrirlas, pero nada. Sus estómagos rugieron, descontentos y por sus cabezas pasó la fugaz idea que morirían de inanición.

Fue entonces cuando escucharon el golpeteo de miles de patitas por el suelo embaldosado. Creyendo que quizás sería algo comestible, se decidieron a seguir el ruido. Estaban convencidas de que iban ganándole terreno, pero como en la paradoja de Zeno, nunca lo consiguieron. Creían haber dado por concluida su caza cuando se encontraron en una gran sala que nunca antes habían visto. Y casi alineados, varios alumnos que reconocieron.

Eh, ¿vosotros también teníais hambre?, preguntó Erzsébet corriendo hasta alcanzarles. ¿Habéis visto algo pasar por aquí que debía correr muy rápido?

Orsolya se quedó quieta mirando primero al elfo viejoso y a la criatura verde, y después miró a sus compañeros. De todas las casas, parecían haberse reunido aquellos que mejor les caían, a excepción del gafotas pedantillo y aburrido, amigo de Mir. ¿Casualidad? ¡Ho, hola!, saludó la pequeña. Dos iban vestidos y el resto en ropa de cama o en lo que debían considerar ropa de cama. Un camisón era mil veces más cómodo. ¡Erzy, me parece que acabamos de meternos de lleno en un misterio!

¡El misterio de la comida desaparecida!, concluyó la hermana, poniéndose al lado de los demás niños para completar el grupo de nueve.

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05/08/2014, 00:03
[Narradoras] Pizpireta y Polvorilla

Gracias a tu perspicacia y tu buena vista, te das cuenta que quizás Booky no sea tan viejo como aparenta. Podrías jurar que lo que lleva es una peluca y que esas arrugas están hechas con maquillaje. Pero no querrías que nadie pensase que eres una listilla, ¿verdad? :p

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05/08/2014, 00:04
[Narradoras] Pizpireta y Polvorilla

Por vuestra mala habilidad de averiguar intenciones, mala visión, baja percepción y muchos otros factores, no descubrís nada raro.

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05/08/2014, 00:06
Tithorea

Como supuso, las preguntas no se hicieron esperar.

"Disculpe, Doña Tithorea, ¿nadie más que nosotros sabe esto? ¿No puede hacer nada... no sé... el Ministerio?"

¿Acaso el ministerio es capaz de resolver algo?, rio la dríade con voz cantarina. No, allí no pueden ayudarnos.

"Pero ¿quién habrá hecho esto? ¿Pudo ser la bestia que atacó a nuestras mascotas?"

El quien o el qué deberéis descubrirlo vosotros. Aquello que se llevó a vuestras mascotas no tiene nada que ver, aquí no encontraréis la resolución de ese acertijo, respondió con convencimiento.

"¿Elegidos? Mañana tenemos clase y es muy tarde"

Riendo ante la exclamación del ravenclaw durante un momento, la dríade contestó seria al momento siguiente, como si el cambio se produjera de forma repentina, si no lo resolvéis, no habrá un mañana.

"¿De qué estáis hablando? El tiempo no se para, y se parara no nos enteraríamos, porque estaríamos congelados"

Sí se detiene, asintió la criatura del bosque. Si intentarais despertar a alguno de los dormidos no lo conseguiríais y si salieras al exterior, verías que las gotas de lluvia no caen. Podrías pasar una mano y dibujar figuras en la tormenta y así se quedaría como señal eterna de vuestro paso. No estáis congelados porque también existen poderes que actúan a favor del fluir del tiempo y vosotros sois los que han despertado esta vez.

"¿Qué cojones pasa de verdad? ¿Dónde estamos? ¿Quiénes nos han traído aquí?"

Difícilmente Tithorea se sentía irritada, aunque la entonación de Maxwell bien podría haberlo hecho, además eran niños que no entendían lo que tenía delante, pero si avanzaban por el camino marcado, conseguirían entender. El tiempo se ha detenido y estáis en un lugar seguro. Aquí el tiempo también está detenido pero su poder nos protege, dijo sin especificar al poder de quien se refería. Nadie os ha traído aquí, vosotros habéis venido, sonrió.

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05/08/2014, 00:20
Booky del futuro

Booky dejó que Tithorea contestara, mientras él descansaba. Le costaba tanto hablar, como si el número de respiraciones que quedaban hasta su final se acortaran cada vez que se esforzaba.

Arrugó los labios al ver llegar a dos alumnas más. Si estaban despiertas debían ser elegidas también, aunque era extraño que no hubieran llegado a la vez que el resto.

Booky, paladeó el elfo, rememorando viejos tiempos. Sí, así se me conoció una vez, dijo de forma lenta. Una vida entera ha pasado, suspiró, olvidándose brevemente de los alumnos.

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05/08/2014, 12:51
Asterope Blechtley

Un aura de misterio rodeaba esa sala y quienes estaban dentro. Mientras escuchaba las preguntas de los demás, Asterope se dio cuenta de que también ella tenía esas dudas. Solo que eran tantas, que no le daba tiempo a su cerebro a procesarlas. Después de formular Max la última, esperó con ansias las repuestas. Sobre todo a la de Gabriela. Si había sido el mismo...

Y, ese momento climático, aparecieron de repente otras dos alumnas, en camisón como ella, para unirse a la aventura. O al banquete, según esperaban las gemelas. ¿Pero no habían dicho Don Booky y su novia que solo éramos nosotros siete los elegidos? No es que le importara que las Padurearu estuvieran con ellos; le caían bien. Pero ya empezaba a haber más gente de la que Asterope podía aguantar. Ese poco gusto por la compañía humana, que había mejorado desde que entró en Hogwarts, se había aumentado hasta límites insospechados en los últimos días hasta convertirse en casi una aversión.

Y, por fin, llegaron las respuestas. La primera era a su pregunta-. Pues... –Su abuelo siempre se quejaba del ministerio, así que era lógico pensar que algo bueno hacían. Pero ella no estaba tampoco muy puesta en esos temas. Siempre creyó que gente tan poderosa que había llegado tan alto tendría las capacidades más que suficientes para resolver casi todo. Y en los libros de historia así lo narraban. Claro que igual esos libros que había leído ella habían pasado por ojos censores antes de publicarse.

Sintió algo de decepción al enterarse de que no encontrarían respuesta a quién había matado a sus mascotas en esa aventura. Ese pensamiento le habría dado más ánimos a continuar con ella. Además, habría sido lógico. Estaba segura de que había sido Hefesto quien la había conducido hasta allí. Y eso solo podría significar que él quería que su amiga humana buscara venganza por su muerte, ¿no? ¿No será que Tithorea estaba equivocada?

¿Cómo que no habrá mañana si no lo resolvemos? ¿Quiere decir que el tiempo seguirá congelado y seguiremos en el mismo día? ¿O... que moriremos? Apretó ligeramente su varita. Ni venganzas, con posibilidad de muerte, temas metafísicos y metamágicos que nadie entendía... Era interesante, sin duda, y podían aprender muchísimo. Pero ¿estaba realmente en condiciones para algo así?

No podían despertar a los dormidos. Curioso. Y útil, así no tendría que soportar el barullo de los cientos de estudiantes durante el tiempo que estuvieran resolviendo lo que había pasado. ¿Su poder? ¿El poder de quién? ¿Del tiempo? ¿De Hogwarts?- ¿Y la gente congelada también está protegida? –No había formulado el resto de preguntas por apatía habladora, pero de esta en concreto debía saber su respuesta. Lo último que necesitaban era que hubiera otra masacre tan cerca de la anterior-. Yo no he venido. He caminado sola hasta aquí, pero me ha traído He... -¿Cómo explicar que el espíritu de su búho muerto la había guiado hasta allá? Pensarían que estaba loca. Y tampoco creía que esos niños tuvieran que saber qué clase de alucinaciones sufría la pequeña. Claro, ella no sabía que a los demás también los habían conducido diferentes seres-. Eh... sí, tiene razón, he venido yo.

Booky se puso místico y Asterope, pensando que chocheaba, lo miró casi con cara de pena. Y recalco el “casi”, pues la expresión de la Slytherin no cambiaba demasiado, ni siquiera cuando hablaba. Nadie que se fijara en ella podría saber si sentía miedo, felicidad, tristeza, euforia, extrañeza, cansancio, odio... Así que podemos decir que, sencillamente, lo miró.

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05/08/2014, 18:31
Matthew Williams

Como supuso, las respuestas del elfo y la dríada no les revelaron demasiado que no hubiesen hecho ya. No podían ser las cosas tan fáciles, no, debían hacerlo todo ellos mismos.

Matt chasqueaba la lengua cada vez que Booky, que además afirmaba haber vivido mucho más que al elfo que conocían, y Tithorea respondían algo vago y que no le convencían. Fue entre chasqueo y chasqueo cuando vio dos remolinos de energía inconfundibles para él. Las gemelas de su misma Casa.

-Lo sabía- pensó Matt. Las gemelas estaban implicadas directamente o de forma indirecta, como los demás, en este embrollo- por qué será que no me sorprende verles.

Vinieron con no se sabía qué historia sobre cosas rápidas y un misterio sobre comida, dando a entender que estaban tan perdidas como los otros, si no más. Se autoimpuso la tarea de ponerles al corriente, esperando que sus cabezas que solo ellas entendían se centraran sobre lo que allí parecía acontecer.

-¿Comida desaparecida? No, estamos aquí, o eso nos han dicho, para hacer volver a funcionar el tiempo.- conforme lo decía él mismo ponía cara de incredulidad, seguro de que era una broma o un sueño de esos tontos y pesados. Pero siguió hablando, las niñas tenían tanta pasión por las aventuras que posiblemente se lo creyeran- Booky y Tithorea dicen que hemos sido elegidos para que el tiempo vuelva a fluir. Hasta entonces, ni el resto de alumnos nos oye ni el reloj se moverá- por si acaso, continuó con algo que serviría de motivación a las niñas, tocando la que él creía era su fibra sensible- y supongo que los que preparan la comida también estarán parados hasta que hagamos algo.

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06/08/2014, 00:04
Kelly Doherty

Kelly casi las estaba esperando, justo antes de que Booky y Tithorea respondiesen a sus preguntas aparecieron Erzsébet y Orsolya. Como siempre ocurría con sus amigas cuando se enfrentaban a algo, tenían sus propias teorías acerca de lo ocurrido.

Llevaba poco tiempo en el mundo mágico, pero había aprendido pronto que el Ministerio de Magia era a menudo bastante inútil. La dríade les dejó caer que lo que estaba pasando en ese momento, poco tenía que ver con lo que había pasado el martes, y eso le tranquilizó en cierto modo.

Al parecer, ellos eran los únicos que no habían sufrido los efectos de la detención del tiempo. Si ellos eran los únicos, entonces ¿Quién la había llevado hasta allí? ¿A quién había seguido? Muchas veces había escuchado que hasta los gatos más comunes eran criaturas mágicas y se preguntó si Blackie habría sufrido o no los efectos de aquel misteriosos suceso.

Sea lo que fuera, ellos habían sido los elegidos para resolver aquello. Lo cierto era que Kelly se sentía emocionada, no deseaba que le pasara nada malo a sus compañeros de colegio pero aquello parecía una aventura en toda regla.

-Bueno ¿y por dónde empezamos? –dijo dirigiéndose a todos los allí presentes.

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06/08/2014, 04:37
Gabriela Sánchez

Gabi entrecerró los ojos un momento, arrugando el ceño un segundo antes de abrir la boca para comentar algo y cerrarla de inmediato cuando llegaron las gemelas, tan sorprendentemente impetuosas como siempre. Reprimiendo una sonrisa de alegría por verlas a ellas y a Kelly en el grupo, escuchó lo que los demás decían para decidir qué hacer a continuación.

Era una lástima en parte que la masacre de las mascotas no pudiese ser resuelta en esta ocasión, pero era un alivio saber que no se enfrentarían a una bestia salvaje, sedienta de sangre y capaz de manipular el tiempo. Por supuesto, tampoco iba a comentar la manera en la que había llegado allí, pensando que aquel hechizo "resucitador", que un amable alumno mayor aceptó hacerle a los restos de su hámster, había tenido efecto. No, demasiados problemas habían tenido ya los que fueron pillados en pleno acto de omnipotencia.

Pensó que ya que estaban despiertos y las gemelas habían llegado. -Podemos olvidarnos de todo lo que ha pasado, al menos por una noche. Igual no es que esté durmiendo mucho.-

Paseó la mirada por cada uno de los presentes, comenzaba a emocionarle la idea de poder hacer muchas cosas en el castillo con el tiempo congelado, o simplemente la perspectiva de pasar tiempo con sus compañeros fuera de clase y conocerlos mejor. De cualquier manera, se animó a decir:

-Sí Kelly, podemos revisar el castillo de cabo a rabo para saber quién falta y así encontraremos al culpable.- Dijo enfáticamente, orgullosa de la súbita idea que había tenido. Al fin y al cabo tenían todo el tiempo del mundo.

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06/08/2014, 08:41
Perry Ward

- Ho-hola.- Contestó Perry a una de las gemelas, la tartamuda. Al menos así podría distinguirlas pues aún no veía diferencia en ellas. 

Parecen más siamesas que gemelas.- Perry no era partidario de que los mellizos o gemelos se pasasen todo el día juntos de la mano, como si hubiera un cordón umbilical imaginario que los uniera constantemente. Así escrutaba a las gemelas para ver si estaba unidas por una especia de cola que fuera d ela una a la otra. Precisamente Mircea le había insinuado que mimaba a su hermano Edward, por el regalo que le había hecho en Halloween. Quizá él tuviera también que revisar lo que pasaba dentro de su familia. Agitó la cabeza para alejar los malos pensamientos que se pasaban por su mente y respiró hondo. 

Seré idiota.- Se forzó a contestar avergonzado de su propio comportamiento. A veces le costaba controlar su iracundo carácter.

- A mí me levantó mi gato y ya aproveché para ir al baño pero...bueno al final acabé aquí. ¿Vuestro hermano sigue dormido?- Tenía esperanzas de que al menos Mircea hubiera sido también uno de los "elegidos". Escuchó con atención las palabras de la dríade pero siempre con cierto recelo, como si estuvieran intentando gastarle una broma.- ¿Un acertijo?- Se acercó a Willow, la única de los de primero que conocía bien.- Entonces  los Ravenclaw os venimos al pelo.- No quería desmerecer a los demás pero es que apenas los conocía. A la serpiente la ignoraba, pues no creía que nada bueno pudiera salir de ella. Uno de los tejones era el que había ido al baile con Eli, con la que le hubiera gustado ir a, por lo que así, de primeras, pues como que le tiraba para atrás. El otro era un completo maleducado, aunque le recordaba un poco a Joey. Las dos niñas Gryffindor parecían dos soles, aunque (siempre había un aunque) una había ido al baile con el  "de bueno soy tonto" de Oliver. Respiró hondo y trató de relajarse. Tendría que hacer un esfuerzo por socializar, no era malo en ello, sabía cómo ser encantador si se lo proponía.

- ¿Qué el tiempo está parado?- ¡Cómo echaba de menos su reloj digital "casio"! aún no entendía bien la ausencia de tecnología muggle en el colegio. Perry levantó el índice en el aire dispuesto a  teorizar sobr elo que ocurría.

- Si esto es así y nadie va a levantarse aunque nos lo propongamos, ¿qué pasaría si ahora mismo lanzo un hechizo de duelo?- Sacó su varita apuntando hacia una zona vacía.-No me castigarían, ¿no?- Miraba de reojo al envejecido Booky y a la dríade, confiado en que no le dejarían hacerlo para evitar que lo castigaran.- Que voy , ¿eh? Lo voy a hacer.

¡Me ganaré un castigo, pero qué demonios!

Apuntó a una silla que reposaba tranquila frente al escritorio de Booky y disparó.

- ¡Envertestatil!

 

 

- Tiradas (1)

Motivo: Envertestatil Objeto

Dificultad: 18

Habilidad: 5+15

Tirada: 1 3 8

Total: 3 +5 +15 = 23 Éxito