Partida Rol por web

Su oponente se movió cerca de él, pero el golpe de Imperturbable fue lento y deficiente. Cuando se quiso dar cuenta ya estaba del otro lado.

Olaf al ver que su oponente quedaba otra vez atontado intento acabar con el de nuevo propinandole un fuerte hachazo que no consigue impactar en su enemigo.

Su enemigo sigue acosándole con fuerza. Ya no le puede quedar mucha en el interior así que Imperturbable sigue tratando de eludir sus ataques poniendo tierra de por medio.

Olaf comenzo a sentirse cansado, parecia que sus fuerzas disminuian, pero aun asi no iba a correr por todo el campo de batalla como lo hacia su contrincante.

Cumplido su objetivo de que su oponente se quedase sin fuerzas, Imperturbable mira a su oponente y por un instante parece que se fuera a quedar sin acción nuevamente, pero ahora resiste pues ya conoce cómo se las juega el terreno.

Tras ese pequeño susto, el guerrero coge su arma con precisión, observa a su oponente y le golpea en la clavícula, un chasquido indica que el golpe ha sido brutal pero insuficiente para que su enemigo finalmente caiga.

Olaf acababa de recibir un fuerte golpe, pero para el rendirse o huir no era una opcion asi que intento asestar un fuerte golpe a su enemigo, pero falla.

Imperturbable hace un último intento sin embargo, la magia del lugar le vuelve a afectar y hace que dude en su golpe. Lo último que ve es que va contra la armadura de su contrario pero no es seguro que le haya hecho algo de daño a él...

Olaf esta vez consiguio esquivar el ataque de su contrincante, pero aun asi lo estaba pasando bastante mal. De nuevo volvio a intentar golpear a su enemigo con el hacha, pero vuelve a fallar.

La última de las esquivas de su contrario lo había dejado desestabilizado. Su ataque fue fácilmente detenido por el escudo del guerrero Imperturbable así que más concentrado que antes, miró a su contrario, encontró el punto débil de su estrategia y golpeó con todas sus fuerzas. El golpe fue de tal calibre que su oponente calló al suelo fulminado...

Por fin, después de un larga serie de rápidas fintas y mortíferos golpes por ambas partes, el combate se decantó a favor del misterioso joven conocido como Imperturbable. A pesar de su mayor poderío físico, el bárbaro Olaf terminó acusando el prolongado encuentro y fue incapaz de esquivar el salvaje mayalazo que lo mandó de bruces contra la robusta estatua del dragón.

No obstante, una vez recogidos en sus respectivas celdas de aislamiento, ambos contendientes se sintieron gratamente satisfechos por la honrosa participación que habían dispensado en el torneo de sangre.