Partida Rol por web

Se sorprende al ver aquella bestia. En primer momento le parece un tanto espectacular para su segunda apariencia le pone de los pelos por lo que rápidamente adopta una posición firme y defensiva al verla acercarse a ellos.

Marcus pensó un segundo...Mierda... observando a sus compañeros y al ver que no sostenía ningún arma sólo una cosa se le ocurrió hacer.  Busco algo en su bolsillo, era un pellizco de azufre. Rápidamente se concentró y de pronto al mezclar su maná con el azufre, creó una orbe de fuego que  con un rápido movimiento de sus manos lanzó a la alimaña. Toma!!!

-¡Mierda! - exclamo en cuanto el gato se lanza frente a nosotros y adquiere ese siniestro aspecto.

Durante un momento me encuentro en shock y realmente tardo en reaccionar, pero cuando lo hago, empuño la ballesta y lanzo un virote, lamentablemente mi puntería no es demasiado buena y el proyectil se pierde en la lejanía.

Observo como Marcus realiza uno de sus hechizos, y lo cierto es que me resulta increíble que sea capaz de hacer cosas así, ardo en deseos de ser capaz yo también de defenderme por mi mismo.

Marcus se sorprendió al ver como acaban con el felino agresivo, pero no alcanzó a sentirse bien ya que de un momento a otro estaba corriendo por su vida, perseguido por unas ratas encabronadas.

Definitivamente aquello estaba siendo demasiado para una primera clase. No necesitó mucha persuación para unirse a la carrera desesperada, dejando caer la siguiente piedra que sostenía con la mano, dado su nulo efecto sobre aquella criatura. Pero claro... ¿qué podía esperar conseguir con una simple piedra?, se maldecía a sí misma mientras se esforzaba por seguir el ritmo. 

No sabía qué era lo que esperaba de su instrucción... ¿Pero aquello? Aprieta las mandíbulas, siendo cada vez más consciente de que debería esforzarse, y mucho, en el tiempo que quedase allí si pretendía llegar a algo. ¿profecía o maleficio? ¿Potencial o calamidad predestinada? 

La próxima vez será diferente - se prometió a si misma

Una vez en el exterior no puedo menos que arrodillarme para jadear falto de oxígeno. No estoy acostumbrado a tener que correr, menos a correr por mi vida, y menos a correr por mi vida perseguido por una hueste de ratas gigantes.

El caso es que una vez en el exterior y en la seguridad me permito respirar lo más que puedo con el objetivo de ercuperar el oxígeno perdido.

-No... no creía... no creía que... que... que sería... sería tan peligroso - Logro decir entre jadeos.

Ya viendo cómo el profesor se alejaba, se dirige a los alumnos aventajados en lo que recupera el aliento.

- ¿Y esto... es lo que pasa siempre?

Miguel miró divertido a Alba:

-Hay días más tranquilos, pero a rasgos generales, si. Pero no te preocupes, te terminarás acostumbrando y al final hasta echarás de menos que no sean así.

Abrazo por la cintura a Miguel y digo a Alba:

Al final te acabas acostumbrando al olor del peligro... Marcus al principio, era de lo más introvertido. Y al final hay lo veis, es el único que ha conseguido un máscota un tanto extraña, y es el piromano del grupo.

Sonrio y digo acariciando la mejilla de Marcus: Has mejorado mucho... chispitas. Un día de estos tenemos que probar a incendiar las puntas de nuestras flechas a ver el resultado...

La verdad, pensaba que el que nos había sacado del apuro había sido Marcus, con su genial explosión. Poco a poco cada uno iba destacando en su área... y gracias  la incorporación de nuevos alumnos, seguro que lograrían hacer del equipo de Exploración, uno de los mejores jamas conocidos.

La noche se acercaba, y la tentativa a otra nueva alerta pesadilla me hizo reaccionar.

Mire el atardecer y dije: Chicos, la noche se acerca, creo que deberiamos acercarnos al complejo del instituto... si la alerta pesadilla se instala esta noche, no creo que los bosques de Fizban sean un buen lugar para pasar el momento.

Creedme... comparado con las alertas nocturnas, ese laberinto es un juego de parbulitos...

Agarro de la mano Miguel y comienzo a andar hacia la zona central del centro, donde estaban los jardines, la cafetería, y los dormitorios.

Marcus escuchó a Aleshia  tan sorprendido como antes. El nerviosismo le invadió pero logró controlarse. 

Asintió a lo dicho y dio un paso atrás al sentir el contacto de su mano sobre su mejilla. Desvió la vista al suelo y acomodándose la capucha flexionó un tanto las piernas para tomar impulso y salió despedido a toda velocidad, abandonando el despacho del Fizban. 

Qué inocente...Sigo siendo el peor explorador... Tuve suerte con aquel hechizo y el azufre... Alguna vez mejoraré y serviré...

Me quedo unos segundos en silencio, procesando todo loq ue acaba de ocurrir, estoy ¿sorprendido? ¿cabreado? Ni siquiera lo sé.

Finalmente carraspeo y me pongo en movimiento.

-Voy a la tienda a comprar un arma, creo que la voy a necesitar visto lo visto. - Caigo en la cuenta de que, aún tengo el arma que me han prestado, a si que me acerco al chico a devolvérsela.

-Muchas gracias por prestarme la ballesta, y siento haber errado el tiro tan claro que tenía, creo que debo practicar mucho más.

Si bien al terminar la anterior clase había salido jubiloso por el resultado, tras esta puede verse que no estoy para nada satisfecho, de hecho podría considerarse que incluso estoy enojado conmigo mismo, por no haber servido de absolutamente nada.

-Gracias a todos también por habernos salvado en el bosque. - Añado antes de girarme para marcharme.

Está bien... - Prácticamente murmura Alba, encaminándose siguiendo a sus compañeros en esa dirección. 

Y... em... no sé si ya lo he dicho... pero gracias. - Sigue caminando mirando al suelo - Para ustedes será prácticamente cotidiano... pero para los nuevos ha sido importante teneros cerca. Gracias. Y a ti, Miguel, también por prestarme las armas. 

Aún no he encontrado a Ayimi para hablar con ella, pero créeme que haré lo posible para poder devolbértelas

Los alumnos de Fizban os encontráis de nuevo en el despacho de vuestro excéntrico profesor. Como viene siendo habitual en él os encontráis una nota escrita con la estilizada y endemoniada letra del profesor.

"Queridos padawas míos, seguid el rastro de migas de pan, os espero en la biblioteca. No os salgáis del camino si queréis llegar de una pieza..."

Marcus apareció corriendo como era su costumbre hasta llegar al despacho. Una vez allí leyó la carta. Suspiró sabiendo como acabaría esto por lo que se dignó con esfuerzo a buscar algún rastro que seguir.

Alba llega a la estancia mordisqueando un panecillo de la cafetería. 

Algo distraída, saludó en un gesto silencioso a sus compañeros y se dedicó a mirar algo de interés en las estanterías... tanto fue así que hasta llegó a pisar alguna de las migas de pan del suelo sin darse cuenta de que ese era el rastro que debían de seguir.

Hoy la muchacha estaba definitivamente en la Innopia.