Partida Rol por web

Al parecer había un nuevo alumno en nuestras clases.

Lo mire con una sonrisa mientras pensaba. El equipo de exploración cada vez es más numeroso... Seremos un gran equipo...

La puerta de una enorme biblioteca se abría ante nosotros, mis ojos no podían dejar de saltar de estante a estante viendo las maravillas que el lugar guardaba para mis ojos...

Pronto Fizban nos presentó el lugar y un nuevo manual.

Sonreí a Fizban mientras que cogía mi ejemplar. Herbología... me encanta.

Sin más me senté en el filo de una mesa y empezé a ojear sus primeras páginas, mientras recogía mi pelo... Mientras lo hacía ví como Miguel me miraba, como analizando mis movimientos. Quizás había descubierto lo que pasaba. Con una cara de enfado fingida dije: Deja de mirarme así... Este cuento es el de Hansel y ...

Mi voz se cayó rapidamente mientras mi mirada se fijaba en un cuadrante de la biblioteca. Me erguí sobre mis piernas y dije acercandome a Miguel y el resto.

¿Habeis escuchado eso?...

Todos los alumnos de Fizban, incluido el nuevo, se dedicaron a estudiar el capitulo indicado por el profesor. La babosa amorosa de Marcus se paseaba de un hombro a otro de su dueño, feliz y contenta de estar con él. La pequeña Alba redactó una redacción muy currada sobre las plantas en general, sin embargo Mark pareció tener más capacidad para el estudio que sus compañeros.

Los minutos pasaban en silencio y aparente calma... pero aquello no podía durar mucho y menos en una clase de Exploración. Allí pasaba algo... todos lo percibieron excepto el joven Masaru que parecía inmerso en el cultivo y cría de los Cardos Borriqueros. 

La certeza de estar siendo observados los sacó de su ensimismamiento, miraron a su alrededor, pero la biblioteca era tan grande que no sabían donde enfocar su atención. La babosa amorosa de Marcus emitió un gruñido amenazador y saltó del hombro de su amado para encararse frente a un bulto que cada vez se estaba haciendo más grande justo a la derecha de la mesa de estudio. Todos miráis en la dirección que aquella adorable masa gelatinosa con ojos y boca os está indicando... un rostro humano surge entre la oscuridad, sus extraños ojos os miran con voracidad...

Parece sopesar hacia quien dirigirse, ese ser, puesto que humano no puede ser, quería sorprenderos y atraeros a la oscuridad para sorprenderos, pero por suerte habíais conseguido percibirlo la mayoría de vosotros. 

- Muy listos...- dijo silbando como una serpiente- pero moriréis de todos modos...

Se preparó para abalanzarse sobre ellos..

- Me temo que el que morirá serás tu...- la voz del profesor a sus espaldas lo detuvo, la bestia se volvió sobresaltada- no eres bienvenido aquí... demonio- aquel era Fizban, no cabía duda... pero su mirada esmeralda era mucho más animal que de costumbre, por no hablar de sus colmillos que se encontraban completamente visibles y listos para morder, en aquellos momentos no sabéis cual de los dos os infunde más miedo- voy a tener que pedirte que te marches...- le dedicó una terrible sonrisa, mezcla de depredador, locura y... muerte.

El demonio rugió contrariado por haberse quedado sin almuerzo y decidió avanzar hacia Marcus, pues había sido el padawa más confiado de todos.

Sin embargo Fizban estaba preparado para ese movimiento y antes de que aquel demonio hiciera nada ya se había interpuesto entre la babosa amorosa y Marcus. Y en un abrir y cerrar de ojos un arma se materializo en sus delgadas manos apuntando a la cabeza de aquel ser.

- Insisto...- le dijo Fizban en un tono que no dejaba lugar a dudas mientras acentuaba la sonrisa y se relamía los colmillos.

El demonio horrorizado prefirió huir desvaneciéndose entre la oscuridad.

- Esto... es un demonio- les dijo a sus padawas sin perder la luz verdosa de sus ojos señalando el lugar por el que se había ido la criatura- y esto... se señaló a si mismo con un arma- es un cazademonios...- les dedicó la misma sonrisa perturbadora que al demonio- Cerbero- llamó a su lobo que no tardó en aparecer a su lado- llévalos al Instituto...- se relamió- tengo que fumigar la biblioteca...

Solo cuando el profesor se desvaneció y Cerbero los miró a todos con esa expresión entre apaciguadora y sabia que solo un perro como él podía tener, Alba se dio cuenta de que estaba agarrando tan fuerte su daga que le dolían la mano que la sostenía. - ¿Pero qué estoy haciendo? - Se reprendió a sí misma en silencio mientras dejaba el arma en su lugar.

Con disimulo, miró a todos los demás para confirmar que no era la única que se había llevado un buen susto. Intentando recuperar algo de dignidad, se estira la falda, abotona la chaqueta y recoge sus cosas sin decir una palabra. Aunque su rostro pretende estar sereno, e leve temblor en sus manos traiciona aún el miedo que ha sentido. 

Cuando ese demonio hace acto de aparición, no puedo por menos que dar un salto hacia atrás lanzando la silla por los aires. He comprado un arma, a si que podría sacarla para amenazarlo o defenderme, pero mis manos quedan inmóviles, mis músculos no tienen intención alguna de ejercer el más mínimo esfuerzo.

Solo soy capaz de abrir los ojos  y permanecer inmóvil.

Cuando el demonio se marcha, me quedo alucinado.

-¿En serio? - Es lo único que soy capaz de decir, ha sido absurdamente peligroso, podría haber acabado con nosotros, y no parecía que Fizban no estuviese al corriente de su presencia ¿nos había utilizado?

Casi no digo palabra y espero a que Cerbero se ponga a andar para seguirlo y marcharme de ahí.

Miguel se giró dónde señalaba Aleshia y la babosa estaba jugueteando. De pronto un demonio apareció de entre las sombras y Miguel al igual que sus compañeros se asustó y llevó rápidamente su mano hacia la pistola que aún no había devuelto. Sin embargo el profesor estuvo rápido y salió en defensa de sus alumnos.

Cuando Fizban intervino Miguel se tranquilizó, pues confiaba en aquel viejo loco y se sentía seguro. Fue por esto que cuando el profesor les pidió que volviesen al instituto, Miguel asintió y obedeció y se fue junto a sus compañeros.

Cuando menos lo esperaba algo surgió de aquella esquina... y esta vez lo que no esperaba era la intervención de Fizban.

¿Porque meternos en el aula y luego hecharnos despues del peligro?.

Algo contrariada por la nueva actitud de Fizban, acaricie el lomo de Cerbero y fui junto con él, Miguel y el resto hasta el instituto, mientras sin mirar atrás dije elevando la mano y saludando:

Hasta mañana profesor Thaselhoff, la carnaza se va a la cama...

Mire a Julian y le dije por si se preocupaba por haberle servido de carnaza al profesor: De un loco solo uno puede esperar locuras... Aunque admito que esta vez se ha pasado.

Todo pasó tan rápido que Marcus solo pudo reaccionar al tiempo de que todo había acabado. 

Marcus bajó la mirada en cuanto el profesor Fizban dio por terminada la clase. Marcus observó a todos, todos habían reaccionado ante lo sucedido, de una u otra forma, habían hecho algo. Marcus se acomodó la capucha y tomó entre sus manos a su babosa, la acarició y luego la acomodó en sus hombros. Sin decir ni una palabra Marcus siguió a Cerbero hasta el instituto.

Mientras los demás salen y me he quedado mirando absorto al demonio,una sonrisa se encuentra en mi cara, una sonrisa amplia, mientras miro fijamente a la bestia mis ojos cambian de expresión, en un principio habian tenido una expresión de sorpresa pero eso habia dejado de ser así. Ahora la mirada de Markus era similar a la de Fizban pero no del todo, sus ojos no son los de un depredador, són unos ojos frios que analizan a la bestia que tienen delante, no muy diferentes de los de un carnicero ante un futuro pedazo de carne.Por su mente pasan recuerdos de aquellos seres que veia de vez en cuando en las alcantarillas.Interesante, muy interesante...

- Tiene razón, quizás mejor que me vaya. En mi mente una cosa ha quedado muy clara.Primero necesito un arma, segundo, las clases de este tio van a ser la hostia!

Finalmente sigo a Cerbero con una sonrisa en la boca.