Partida Rol por web

Escucho la detonación y el animal cae al suelo sangrando, muerto. Mi respiración se relaja un poco pero sigo visiblemente alterado y agotado por el uso del arma, aunque por suerte los segundos que he tenido me sirven para recomponerme un poco.
Me llevo el puño de la ropa a la nariz para limpiar la sangre que parece estar saliendo con mucha menor intensidad.
Miro a Emma entera manchada de sangre mientras aparta las armas de los caídos y asiento con la cabeza como respuesta.
—Sí, es solo que creo que he usado demasiado el brazalete... pero se me pasará — dicho eso me muevo del asiento para bajar de la furgoneta —. Tenemos que ir a ayudar al resto... y no podemos dejar a estos... animales, vivos — cojo aire y lo expulso antes de coger un arma de fuego y dirigirme hacia el primer cańibal tendido en el suelo.
—Yo... yo me ocupo. Tenemos que poder mover la furgoneta cuanto antes... Y supongo que el camión ese está inservible.

Me duele la cabeza... y mi corazón aun bombea sangre con fuerza y violencia, casi soy capaz de sentir cada latido empujando la sangre y la adrenalina por todo mi cuerpo, como preparándome para seguir luchando por mi vida, aún si eso me hace tener que acabar con otras. Aún no puedo creerme que haya conseguido abatir a todos esas personas, pero... no son personas, y no lo van a volver a ser. Ahora mismo hay gente de verdad luchando, apostando sus vidas para conseguir salvar a otros de este grupo de animales salvajes. No hacer nada, ser cobardes y pensar primero en nosotros ha hecho que un hombre y su pobre hijo murieran. Eso no se puede repetir... aún si tengo que mancharme las manos de sangre. No podemos dejar que siga habiendo gente así en el mundo... aunque para ello tenga que perder parte de mi propia humanidad en el proceso. No me importa, es lo correcto. Alguien tiene que hacerlo, y no es justo que lo haga otro. Emma y Tim se tienen a ellos mismos, igual que tienen a Laurent y a Jon, pero yo... yo no tengo a nadie, a nadie le importa si vivo o muero, a nadie le importa si mis manos están manchadas de sangre. No estoy preparado, pero aún así debo hacerlo.

Etain intentaba hacer caso omiso al dolor que sentía por todo su cuerpo, a las punzadas que sentía en su cabeza por el golpe recibido, al cansancio de sus piernas por la caminata, pero la voz de Hanna la saca de su particular lucha por continuar andando.

- ¿Alguien tiene armas? No creo que les demos a esta distancia pero quizá se asusten lo bastante para reducir el ritmo, y al menos allí arriba sabrán que tenemos problemas.

Fue entonces cuando Samantha se ofreció a retenerlos únicamente con una pistola y Etain sintió como se le caía el alma a los pies.

- No duraras mucho si te enfrentas a veinte de esas bestias... no te detengas, dispara para que agachen las cabezas y sigue avanzando, gana tiempo pero no dejes que se te acerquen. Iremos en busca de ayuda, te prometo que ire tan rápido como sea capaz.

Dicho esto se abrazó a ella y tras darle un beso en la mejilla reanudo la marcha colina arriba.

- Tan rápido como podáis, no os detengáis por nada.

Y con estas palabras empezó un suave trote dispuesta a cumplir su promesa. No es que fuese una atleta consumada ni mucho menos, pero siempre se había mantenido en relativa forma, con un estilo de vida sano y jamas había fumado, así que estaba dispuesta a olvidarse de contusiones y emplearse a fondo para ir en busca de ayuda.

¡No! ¡Maldita sea!

 Gritó retumbando en su cráneo como el pensamiento de un ser condenado a la muerte. Oír el vehículo no le alivió, su estrés era mayor que su esperanza de sobrevivir, el sudor avanza por su rostro, hasta que se detiene un instante en una mueca sincera de dolor. El cuchillo rasga su ropa y corta la piel, la herida abierta sangra, en su espalda. La arquea, y emite un grito sordo entre el pavor y el odio.

 Era demasiado tarde para rendirse. Su estrategia no era la más lógica, ni la más inteligente, había abandonado parte de su raciocinio o lo había abrazado hasta las últimas consecuencias, trasgrediendo los límites de una sociedad civil bien articulada. Sólo podía esperar que su rifle estuviese tan bien articulado como lo estuvo el mundo.

 Consciente de que no podría volver a disparar, apretó los dientes y gruñó. Lo hizo con tanta adrenalina bombeando en su cuerpo que la saliva se deslizó entre ellos brotando de la boca hasta el suelo que ahora recorría su agresor, tan cerca. Vincent dejó de correr. Se dio la vuelta, a tientas, aferró el rifle y cargó contra él.

 - ¡Esto no debería ser así! - Le gritó - ¡Somos seres humanos! - espetó a modo de reproche, no sólo era un pecado para él lo que habían cometido, también le habían obligado a él a tomar ese curso de acción tan violento, tan improductivo, tan desesperado.

 - ¡Se supone que debemos ayudarnos entre nosotros! - le gritó aún con más fuerza, alzando el rifle. - ¡No comernos los unos a los otros!

 ¡¡Es una locura!!

 ¡¡¡Y no voy a permitirlo!!!

 Pero la fuerza de sus palabras era sólo eso, tal vez eso mismo fue lo que frenó su iniciativa al darse la vuelta y preparar el culatazo directo al tabique que pretendía regalarle. No sólo hablaba de no permitir que unos se comieran a otros, ahora mismo hablaba de su propio pasado, no podía observar impasible como violaban a una chica, aunque fuese una desconocida, o como maltratan y torturaban a otro ser humano. Tal vez moriría por reivindicar aquello. Moriría orgulloso de sus actos, aunque falleciese como un estúpido a manos de un tonto.

 Si tenía la oportunidad lanzaría un segundo culatazo con la intención de desequilibrarle, estaba fuera de sí, la suerte no le acompañaba y la furia no estaba siendo tan productiva como cabría esperar.

Literalmente escuchaba los latidos de mi corazón mientras manejaba "No puede estar muerto, por favor Vincent, aguanta" Comenzaba a considerar que no usaría nunca un freno cuando finalmente lo vi a lo lejos.

-Bien Señor, espero que su puntería sea buena porque mi amigo es el que esta ahí- Al pasar la moto, la miraría con interés, seguro nos vendría bien, dos personas podrían ir cómodos en ella, pero no frenaría hasta estar cerca de Vincent, tan cerca como pudiera.

Me quedo mirando al primero de los animales que hay tirados en el suelo. Lo apunto con el arma y me quedo ahí unos segundos, dudando si apretar el gatillo. Sé que debo hacerlo, pero aunque no se hayan mostrado como humanos...

Finalmente cierro los ojos y bajo el arma, después retrocedo y dejo el arma en nuestra furgoneta tomando un cuchillo de los que Emma apartó, y con el arma en mano vuelvo a acercarme a uno de los durmientes.

— No podemos gastar balas — digo con un tono pesado y serio, incluso dolido.

Me agacho junto a uno y coloco el cuchillo en el cuello, y ahí me tomo de nuevo unos segundos.

— Lo... lo siento — balbuceo antes de apretar el cuchillo perforandon la carne. La sangre caliente mana por la herida y me mancha con su repugnante contacto y yo tengo que apartar la mirada de lo que estoy haciendo, pero es necesario —. Tengo... tengo que hacerlo... — me digo a mi mismo en un hilillo de voz antes de ponerme en pie para avanzar hasta el siguiente, y después a por otro... hasta que no quede ninguno, que nadie siga amenazando a quienes pasen por aquí.

Ajá - Asiento a Lau mientras me alejo buscando un sitio desde el que atacar al gordo. Cuando ya estoy lista asiento con la cabeza, haciéndole una señal para que distraiga al gordo mientras desenvaino la katana y me acerco a él por la espalda.     

Aun con el arma entre mis manos respiro profundamente y le sigo apuntando aunque lo veo derribado en el suelo.

El ventilador me hace dar un respingo, los nervios están a flor de piel y quiero salir de allí pitando. Parpadeo y bajo el arma.

Respondo a Emma, ssssí, tienes razón. ¿Es... estáis bien? Yo sí

Veo que Austin se dirige hacia los inconscientes así que me dedico a preparar nuestra furgoneta quitando lo que haga falta, no tenemos mucho tiempo señalo hacia el campamento y luego el humo, si nos da tiempo cogemos los dos vehículos, sino nos vamos....

El dónde no sabría decir aún.

Me extraña que Austin mencione lo del brazalete cuando le pregunto si está bien. Le miro con preocupación preguntándome si ese arma es una buena idea o es más un riesgo. No tarda en mencionar lo evidente, no podemos dejar vivos a los caníbales. Miro los cuerpos con asco y duda, mientras me arrugo la frente tras un pinchazo de dolor en la nariz. Pienso en que debería usar algún trozo de algodón que haya en los suministros de la camioneta para taparme la herida nasal, cuando Austin se ofrece para matarlos. 

No puedo evitar mirar a Austin fijamente, pero dadas las circumstancias, él mismo podría haberlos matado con el arma alienígena, así que supongo que no es algo tan fuera de lugar.  Yo misma no me reconozco y poco a poco empiezo a sentirme más... tranquila. Lo cual hace que me empiece a preocupar por el dolor y la sangre que tengo encima.

Estoy bien.. -respondo  a Tim. - Solo es dolor ... - respondo de forma extraña. Veo como se dispone a sacar la moto para poder continuar y señala al campamento y al humo al otro lado.  Yo me quedo en medio preocupada por si alguno se recupera de su inconsciencia, apuntando a los cuerpos y "vigilando" a mis dos compañeros. 

-Estoy preocupada por ... Lau y los demás... - me muevo inquieta. - se supone que están esperando que alguien les saque de allí...  ese era el plan y no se hasta cuanto podrá cubrirles Vincent... ¿Creés que Cass Sam y Becca estén bien?... 

Me quedo mirando al primero de los animales que hay tirados en el suelo. Lo apunto con el arma y me quedo ahí unos segundos, dudando si apretar el gatillo. Sé que debo hacerlo, pero aunque no se hayan mostrado como humanos...

Finalmente cierro los ojos y bajo el arma, después retrocedo y dejo el arma en nuestra furgoneta tomando un cuchillo de los que Emma apartó, y con el arma en mano vuelvo a acercarme a uno de los durmientes.

— No podemos gastar balas — digo con un tono pesado y serio, incluso dolido.

Me agacho junto a uno y coloco el cuchillo en el cuello, y ahí me tomo de nuevo unos segundos.

— Lo... lo siento — balbuceo antes de apretar el cuchillo perforandon la carne. La sangre caliente mana por la herida y me mancha con su repugnante contacto y yo tengo que apartar la mirada de lo que estoy haciendo, pero es necesario —. Tengo... tengo que hacerlo... — me digo a mi mismo en un hilillo de voz antes de ponerme en pie para avanzar hasta el siguiente, y después a por otro... hasta que no quede ninguno, que nadie siga amenazando a quienes pasen por aquí.

Agarro los bajos de la moto, el carburador está partido por la mitad, igual nos da porque no la necesitamos ni podemos arreglarla. Escucho las palabras de Emma, respiro fuerte, no tengo muy claro nada… Me detengo un instante, me paso la mano por la frente que está empapada en sudor y sin querer me mancho de la grasa del vehículo, No… no sé si están bien, espero que sí. Nuestro objetivo era distraerlos, eso seguro lo hemos hecho pero había montones, estos de aquí y los que se han ido tras los demás son solo unos pocos. – aquella era una conversación complicada, ojalá estuvieran todos bien.

Me agacho y vuelvo a tirar de la moto, apoyo el pie en el guardabarros y tiro para desencajar la pieza, oigo la voz de Austin murmurando algo, miro y le veo clavando un cuchillo a uno del suelo, nos hemos insensibilizado, yo mismo soy capaz de mirar como la sangre brota casi sin pestañear, por fin algo de la moto cede y la consigo sacar tirando mientras caigo yo también el suelo hacia atrás. Me incorporo y busco con la mirada a la lejanía debemos darnos prisa, no sabemos qué ha ocurrido, quizá vengan más.

Os preparáis para deshaceros del caníbal, Lin busca un buen sitio, Lau da unos golpecitos contra el metal haciendo que el tipo gordo se incorpore mirando en su dirección lo que aprovecha la asiática para acercarse sigilosamente por su espalda y atravesarle el cuello. La punta del arma sale de la garganta del tipo que se desploma como un fardo emitiendo algunos gorgoteos.

Al acercaros al todoterreno comprobáis que tiene las llaves puestas, pero por desgracia no arranca.

La chica que cuelga del árbol como si fuera un jamón abre los ojos desesperada al veros. -Eh!!  ayudadme, por  favor, ¡Ayuda! No me dejéis aquí. 

Resumen del turno

El coronel McKnigth intenta disparar al caníbal desde la torreta del vehículo, pero trabados en cobate cuerpo a cuerpo con Vincent el militar no se atreve a realizar un disparo de precisión con una ametralladora. En vez de eso se saca la pistola y apunta al caníbal efectúando un único disparo, que a pesar de la distancia, impacta de lleno en el caníbal.    

Cass pisa a fondo el acelerador dirigiéndose hacia el combate, haciendo temer a todos los ocupantes del vehículo, y puede que al propio Vincent, que va a llevárselos a los dos por delante pero justo antes de eso derrapa deteniendo el vehículo justo a su lado. 

Vincent viendo que caníbal se le viene encima le atesta un culatazo con el rifle, enviándolo al suelo, aunque este ya estaba muerto por el disparo del coronel.

Con la muerte del caníbal finaliza el combate. En el todoterreno, aparte del coronel y Cass van las chicas violadas y algunos de los prisioneros que estaban en peor estado. El vehículo está atestado y no cabe nadie más.

Apenas tenéis tiempo para felicitaros y congratularos por vuestra victoria, cerca, muy cerca de vosotros se siguen escuchando sonidos de combate.

No tardan en llegar a la colina el resto de prisioneros, los que no cabían en el todoterreno, tres personas que llegan exhaustas lideradas por Etain. Tras ellos se escuchan disparos.  Algunos se dejan caer al suelo, otros se quedan apoyados sobre sus rodillas, pronto comprobáis que no todos han llegado, Sam que se bajó del todoterreno para dejar sitio a las chicas violadas y Jon no aparecen por ningún lado.

El profesor Zimmerman, Hanna y Becca siguen a Etain pero Jon decide quedarse con Sam. El reportero/medico es el único que tiene un arma robada a los caníbales, una primitiva lanza,  menos es nada. A pesar de la insistencia de la escritora Jon se mantiene en sus trece y se queda con ella.  

Os alejáis a la carrera mientras que Sam y Jon van quedando atrás, disparando ocasionalmente a los perseguidores hasta que poco a poco los van acorralando. Antes de llegar a la cima de la colina lo último que llegáis a ver es a Sam disparando a un caníbal a bocajarro, mientras que Jon agita la lanza de un lado a otro, tratando de mantener a otros tres a raya.

En la cima de la colina te encuentras a Vincent cubierto de sangre, aunque la mayor parte no es suya. El todoterreno de Cass está a su lado y hay varios cadáveres de caníbales esparcidos por la zona.

Etain tenia miedo de mirar hacia atrás y encontrarse con un escenario aterrador, pero aun así era incapaz de no girarse cada tanto tiempo, desesperada al ver que la distancia entre los caníbales y sus dos compañeros era cada vez menor. Sus piernas le ardían, y los pulmones apenas eran capaz de inspirar aire sin que dolorosas punzadas atenazasen su pecho durante el ultimo tramo de ascenso, hasta que por fin alcanzó el lugar donde se encontraba Vincent. No parecía haber nadie mas en el lugar, aunque el vehículo en el que habían subido la chica tatuada y los demás prisioneros estaba allí mismo.

- Ayuda... - dice sin aliento -, Sam... Jon... abajo... solos...

La joven buscó con la mirada el rifle para indicarle que debía usarlo para ayudarles, si podía derribar a algunos quizá el resto se asustaran y huyeran, si es que no era ya demasiado tarde.

Observo como Austin les va acuchillando uno tras otro. Es increíble a lo que hemos llegado. Como de desesperados tuvieron que estar para hacer las atrocidades que hicieron?. O simplemente prefirieron convertirse en los monstruos que tantos seres humanos llevan dentro. 

*Igual que nosotros, que hemos tenido que ...cambiar para.. sobrevivir... - niego con la cabeza sacándome de esos absortos pensamientos. *Nosotros jamás haremos algo como eso. Que forma tan estúpida de reducir la vida de los pocos humanos que quedamos. - Tim cae de culo pareciendo haber arreglado el asunto de la moto atrancada, y en cuanto Austin acaba con el último, miro hacia la camioneta enemiga sin olvidar la paranoia de un inminente ataque sorpresa a escondidas. La urgencia de irnos es importante, pero no me fío ni lo más mínimo. 

Me acerco a la furgoneta enemiga para revisarla. Sin dejar de apuntar casi obsesivamente por si algo se mueve.  -Quedará alguien dentro?.. - lo último que quiero es que nos disparen a traición cuando nos alejemos de allí.