Partida Rol por web

Entre los dos, se encargaron de aquel hijo de la gran puta. El cámara de cebo y la asiática terminó por rebanarle el cuello. Quizás en otras circunstancias sentiría lástima por él….pero la lástima, es no haberse ocupado antes de arrancarle la vida, su asquerosa vida llena de…cosas que simplemente eran preferible olvidar, pese a ser imposible. No se borraría de su mente tan fácilmente. Todo lo contrario. Ambos se dirigieron al vehículo, que no le dio la gana de arrancar. Lau bufó hastiado. Sin duda la suerte la tenían a cuenta gotas.

La pedida de auxilio de atrás le hizo girarse completamente en guardia. No se lo esperó. La misma joven, colgada boca abajo, y que convirtieron parte de su cuerpo en cena. Ni se lo pensó, tal vez fuese un idiota, tal vez buscase redimirse, o simplemente quiso sentirse útil. No importaba. – Lin, revisa que le pasa a ese trasto, yo voy a por la chica y vigilo, y cuanto termine te echo un cable. – Le dijo de forma breve. Después se giró hacia ella y los ojos acabaron en la herida. – Hay que cerrarla, pero tendrá que esperar a que nos larguemos de aquí. – Ni tenía idea de mecánica, ni de medicina. Cass, Jon, o la desaparecida Carmen serían más útiles en ese momento. No obstante.

Se acercó con el cuchillo hasta la chica y el filo acabó cortando la cuerda que la tenía retenida, a sus piernas también. No se anduvo con tonterías, el tiempo apremiaba así que lo hizo rápidamente. De reojo estuvo pendiente de la posible llegada de más caníbales y violadores. Sin duda, sus madres estarían la mar de orgullosos. Sin duda. La chica acabaría en el suelo seguramente y Lau, con su cuchillo, la liberaría en un rescate nada caballeresco, pero efectivo. En cuanto terminó con ella, la cogió de su único brazo que acabó apoyando en su cuello y la acercó al todoterreno. Y en cuanto pudiese, ayudaría arreglarlo. O más bien……hacer un intento.

Con el fin del combate os repartís las tareas de forma casi automática, sin que nadie tenga que decir nada Tim procede a retirar la moto destrozada de los bajos de la camioneta para poder partir cuanto antes, Austin se dedica a rematar a los caníbales que quiedaron inconscientes, mientras que Emma recoge sus armas e inspecciona los alrededores con calma por si quedara alguien con vida, pero sus temores son infundados, tras inspeccionar la furgoneta azul comprueba que no queda nadie.

Tras registrar los caníbales la morena deja sobre la camioneta un cuchillo, dos machetes, un bate, una lanza y una pistola de reducidas dimensiones, P-96S (9mm), con el cargador medio vacío (5 cartuchos 9mm), en su registro también encuentra varias bolsas de plástico con pegamento industrial que los caníbales usaban para colocarse, acercando la nariz e inhalando sus vapores.  

Libres de los efectos de la adrenalina, el cansancio de llevar más de veinticuatro horas en pie desde que los sectoides os atacaron ayer en Scranton, empieza a hacer mella en vosotros. Ya era de noche cuando llegasteis a Filadelfia y entre la planificación del ataque, el ataque al campamento de los caníbales y la posterior persecución ni siquiera os habéis dado cuenta del momento en que ha amanecido hasta que los primeros rayos de sol asoman por el horizonte.

En la dirección por la que se fueron Sam, Casss y Becca sigue habiendo una gran columna de humo negro, pero los sonidos de combate ya no se escuchan, ni disparos ni nada, para bien o para mal parece que todo ha terminado y es entonces cuando caéis en un detalle; no acordasteis un punto de encuentro o algo parecido, quizás el plan de rescate era tan disparatado y suicida que nadie pensó en como reunirse después si por algún capricho del destino salíais con vida. Puede que no sea buena idea permanecer cerca del campamento de los caníbales, pero sea cual sea vuestro destino deberíais plantearos tomar un respiro o turnaros para conducir mientras los demás van durmiendo en el coche. 

Al no encontrar más que pegamento en su camioneta, cada vez me siento que vuelvo más a una "normalidad", por decirlo de algún modo. La ausencia de peligro hace que me preocupe más por el constante dolor, que ya ha pasado a transformarse en un edema en todo el área que me hace respirar cada vez más por la boca. Y es ahí que me doy cuenta de lo agotada que estoy. Cada vez respirando más incómodamente, lo cual no ayuda en nada. 

-Tenemos que...volver... - digo acercándome a los otros dos, colocándome una mano en la hinchada nariz con expresión de dolor y abatimiento. El bajón de adrenalina todavía me abate más. Logro coger un poco de algodón y alcohol entre los suministros antes de abrir la puerta de atrás de nuestra camioneta para meterme dentro. Mi tozudez no me deja aceptar en voz alta que no puedo seguir, pero sé que estoy hecha polvo y que necesito descansar. Me dejo caer sentada en el asiento como un peso muerto. Entonces cojo una larga bocanada de aire por la boca y suspiro igual de largo inclinando el cuello hacia atrás, dejando caer la nuca sobre el reposacabezas del asiento con una mano tapándome los ojos en gesto de total abatimiento. *Dios....- arrugo el entrecejo, preocupada.

-Que vamos a hacer ahora...? - pregunto en voz alta, a nadie en concreto, preocupada y sin saber que es lo que deberíamos hacer a continuación. *Estamos en medio de ninguna parte... volver donde estaba Vincent quizás? retroceder al anterior punto de encuentro antes de saber que los caníbales encontraron a los militares?.. Estarán todos bien??... 

El dolor latía en mi cara mientras me dejaba caer en el asiento. Había sido un día muy duro.

Con las manos bañadas en sangre, la ropa bastante manchada y marcas rojas bjao la nariz, como si un niño hubiese estado llorando y se hubiese esparcido los mocos, regreso a paso lento con los otros. Mi gesto es serio, pesado y dolido, además de que tengon los ojos algo rojos y suciedad en la cara, muestra de que he llorado.

— Ya... está hecho — enuncio con dureza agachando la mirada. Estoy cansado, mucho, para el arrastre. Pero ahora mismo no podemos detenernos y descansar, hay vidas en peligro.

— Tenemos que reagruparnos. El único sitio que conocemos todos es donde estábamos antes del ataque. Y también tenemos que volver a por Vincent.

Al escuchar a la mujer-jamón me quedo mirándola embelesada mientras Lau me habla. -Joder, los restos de su brazo están por ahí, a medio devorar y aún así quiere vivir. Que debe sentir? Desesperación? No se lo que haría yo en su situación, posiblemente me quitaría la vida, pero no puedo culparla por no querer terminar en la barriga de un caníbal grasiento.

Mirando como el camara la descuelga tardo unos segundos en analizar lo que me ha pedido que haga, pero al final reacciono y me dirijo hacia el vehículo sin mucha confianza. -Si casi sé conducir...  - Farfulllo mientras abro la puerta del vehículo y ocupo el puesto de conductor.  -A ver el depósito... vaya, creo que sí que tiene gasolina - Pienso decepcionada, ojala hubiera sido algo tan fácil, pero no parece ser el caso.

Me agacho buscando el botón o la palanza que sirva para abrir el motor. Tras una breve inspección encuentro la palanquita debajo del volante y tiro de ella, un click metálico me informa de que he acertado.  Levanto el capó pese a no tener ni idea de mecánica, examinando el motor con la esperanza de ver un cable suelto o alguna cosa que sea obvia pero no tengo tanta suerte, no sé ni lo que son las cosas que veo, mucho menos entiendo como funcionan. -Emmm... esto, no se que le pasa-  Digo decepcionada, esperando que Lau o la Jamona, sepan arreglarlo.

Consiguió liberar a la posible cena a medio comer, una cena con silueta de mujer y cuerpo asimétrico por la amputación. Lleva a la joven cerca del todoterreno, que continuó sin funcionar pese a la intervención de Lin. Sin duda la asiática confesó no tener mucha idea. Lau observó el dichoso vehículo que se negó a arrancar de una maldita vez y bufó. - Vale, lo intentaré yo, pero tampoco tengo mucha idea. - Sin duda, un mal equipo para hacer funcionar el maldito trasto. - Aprovecha para revisar al capullo ese, a ver si tenemos suerte. - Dedicó el joven una mirada a la otra chica, de nombre aún desconocido. Sin la extremidad por mucha idea que tuviese poco podría hacer, salvo dar indicaciones, que....quizás, no sería una mala idea en caso de necesidad.

El chico ocupó sustituyó a su compañera de misión suicida, delante del motor, sus ojos revisaron el mecanismo, el funcionamiento de aquel trasto. Empezó a toquetear un poco, aquí y allá. Sus manos empezaron con cautela, pero el recelo dejó paso a la ansiedad. Se le estrecharon los ojos durante unos segundos, para pasar a abrirlos de momento. - Ajá. - Masculló de forma automática con la vista aún fija en las piezas. Aparentemente encontró lo que buscaba con tanta insistencia, la causa de que no su mal funcionamiento, mejor dicho, inexistente funcionamiento. - Así que se trata de eso..... - Añadió sin ser del todo consciente, la atención del improvisado mecánico estuvo más que centrada en la avería más que en su alrededor. Algo insólito en él, tan paranoico, y pendiente del entorno.

Cuando veo que Emma vuelve con armas y munición, y que Austin también se acerca bañado en sangre me puede el cansancio.

Caigo de rodillas y las lágrimas brotan de mis ojos, estoy agotado, hambriento, sediento... no puedo más y sin embargo debemos volver, asiento desde abajo a las palabras de Emma.

Ayudadme por favor, cuando tiran de mi mano me incorporo a duras penas. Veo el maletero abierto de donde Emma ha sacado las medicinas y en él veo tirados algunos cómics, en concreto uno de Amazing Spider-Man, seguro que Peter estaría como una rosa.

Las preguntas de Emma las responde Austin, Vincent debería estar muy cerca, vamos hacia allí y una vez hayamos llegado pensamos algo más, me dirijo al vehículo y lo enciendo escuchando con placer el sonido del motor, preparad las armas por si acaso, vamos a meter en el vehículo todo lo que has encontrado.

-Tenéis razón - respondo. Estamos todos visiblemente echos polvo. Entre las armas hay una pistola, que se la tiendo a Austin para que al menos esté armado con algo que no le haga sangrar la nariz... ya que el otro M16 está sin balas al lado de mi asiento. Una vez todo listo y todo guardado (hasta el pegamento) en nuestro vehículo, me quedo en el asiento trasero tratando de taparme la nariz y limpiarme la cara. Cuando veo mi imagen reflejada en el retrovisor, una extraña y hinchada cara me responde la mirada. Una mirada fría, y cansada.

Me vienen a la mente imágenes de Amber cuidando a los heridos cuando estaba "hospitalizada"... por así decirlo, mientras trato de aplicarme un parche, tirita, o venda, que cogí previamente para curar y limpiar la nariz rota, mientras suelto algún silencioso quejido cuando me toco la zona.  

Fuera del coche, la luz comienza a ser cada vez menos, haciendo evidente que la noche no tardará en caer... Rezo para mis adentros poder encontrar a los demás, y que porfavor hayan sobrevivido todos al rescate contra los caníbales...

 Desorientado, como estaba, apuntó con el rifle a la mujer dispuesto a disparar. Su dedo permanecía alejado del gatillo, porque en su subconsciente, sabía bien que aunque lo apretase no dispararía ni una bala. Era una amenaza contra cualquier otra persona que intentase abalanzarse sobre él.

 Apenas acababa de quitarse el cuerpo muerto de aquel monstruo de encima y sólo podía pensar en defenderse. apenas si era consciente del disparo del militar, o de como la caballería, aka Cass, había venido a por él en momentos de necesidad.

 Bajó el arma, notablemente confuso, llevándose la diestra a la frente para apretarla. Fue entonces cuando la espalda le ardió como una línea de fuego que atravesaba una diagonal. Sentía el latido de su corazón en la mandíbula, entreabierta en busca de una bocanada más de aire.

 Miró con ojos temblorosos a Etain. A sus ojos.

 - Tenemos que ayudarlos. - sentenció.

 Señalando hacia la moto, con cierta pesadez en el brazo, hablaría después de tragar sangre mezclada con poca y seca saliva.

 - Tenía una pistola.  - reveló - la moto aún debería funcionar. - sugirió como método de transporte. Girándose al vehículo, con un rostro entre el terror y el agradecimiento, pálido como un fantasma pidió:

 - No podemos dejarlos atrás. Tenemos que bajar a por ellos si no lo consiguen. - negó. Tu bajarás si hace falta.

 Pensó que no era nadie para exigirles aquello. entonces trató de destrabar el rifle, siempre apuntando al suelo, necesitaba usarlo para ayudarles desde allí antes de bajar. En cuanto lo tuviese listo, cogería el machete del tipo que le atacó, era un arma, y podía serle más útil que la culata del rifle.

 En cuanto lo tuviese listo, miraría por la mirilla en busca de una visión del lugar, en su búsqueda de un plan para sacarlos de aquel infierno.

 - Tenemos que dividirnos y empezar a sacar gente de aquí. - sugirió - lo has hecho bien Etain - trató de animarla, al menos, a que recuperase el aliento. - para ser sólo una modelo. - añadió, no con ánimo de guerra, sino de profundo reconocimiento. Hace unas horas ella no daba ni un penique por sí misma, aparentemente, y ahora había sobrevivido a un apocalipsis canibal. Al menos, de momento.

 - Señor. - llamó a McKnight - ¿está usted al mando? - su voz temblorosa dejaba ver también su disposición a dar un paso al frente y sacarlos de allí, aunque él ordenase otra cosa.

 Estaba herido, pero...¿qué tenía que perder sino la vida?

Sonreiría aliviada al ver a Vincent a salvo -Disculpa la demora, me encontré con todos ellos- Comenzaba a picarme la curiosidad sobre donde estarían Lau, Lin y absolutamente todos los demás cuando Etain llego -Malditos sean todos- Me quejaría bajo -Puedo ir y subir en la moto, pero Samantha, no va a dejar a nadie atrás, necesito espacio aquí adentro, Pero no se de un lugar seguro para dejar a todos- Las manos me temblaban bruscamente así que las cerraría en un puño y clavaría la mirada en el coronel- No se abandona familia, nosotros no los abandonamos a ustedes, ustedes no nos fallen a nosotros..- 

Gra-  gracias- Os dice la chica sin brazo, subiendo al todoterreno y cayendo semiinconsciente en cuento su cabeza apoya en el reposacabezas. Amén de la suciedad, su aspecto es pálido y enfermizo, posiblemente la brutal cicatrización usando fuego la haya mantenido con vida a pesar de la amputación, pero sin tratamiento médico no parece probable que sobreviva.  

Lin no consigue averiguar como funciona el todoterreno pero tras depositar a la chica en el asiento Lau toquetea los cables que van del contacto a la batería y encuentra la causa de la avería al hallar un cable seccionado por algún disparo seguramente, tras pelar un poco los extremos de los cables y volver a empalmarlos de forma provisional, Lin prueba a arrancar y esta vez sí, el vehículo arranca.  

Sin tiempo que perder, Lau cierra el capó con un golpe seco y sube de un brinco al todoterreno artillado mientras Lin acelera para salir de allí derrapando rueda. Deambuláis un rato por el campamento buscando alguna salida de aquel mar de chabolas, pero la muralla de chatarra siempre acaba cortándoos el paso mientras cada vez acudan más y más caníbales que intentan cortaros el paso lanzándoos todo tipo de cosas. Varias piedras y un cóctel molotov impactan contra el humvee, pero el vehículo semiblindado soporta todo lo que os tiran encima hasta que encontráis una salida del campamento; embistiendo unas enclenques puertas hechas con chapa salís de allí alejándoos de aquel campamento de los horrores.

Libres de los efectos de la adrenalina, el cansancio de llevar más de veinticuatro horas en pie desde que los sectoides os atacaron ayer en Scranton, empieza a hacer mella en vosotros. Ya era de noche cuando llegasteis a Filadelfia y entre la planificación del ataque, la infiltración en el campamento, el rescate y la fuga ni siquiera os habéis dado cuenta del momento en que ha amanecido hasta que los primeros rayos de sol asoman por el horizonte, deslumbrándoos. Es entonces cuando caéis en un detalle; no acordasteis un punto de encuentro o algo parecido, quizás el plan de rescate era tan disparatado y suicida que nadie pensó en como reunirse después si por algún capricho del destino salíais con vida.

Finalmente, tras poner a punto la camioneta y recoger todo lo que se pueda utilizar de los caníbales os dirigís hacia la colina en la que estaba Vincent, el trayecto no es excesivamente largo, pero antes de llegar a la colina, justo en la falda de la loma en la que debería hallarse el profesor detectáis a una partida de caníbales a pie, por suerte están demasiado ocupados persiguiendo una mujer de pelo caoba que corre ladera arriba, ayudándose de pies y manos. A pesar de la distancia reconocéis a Samantha y también reconocéis a otra figura que surge desde un poco más arriba tendiéndole la mano a la pelirroja para ayudarla a subir; es Jon.

Parece que no habéis sido los únicos en tener la idea de reagruparos en la colina, sin embargo no hay rastro de Cass, Becca o el todoterreno en el que iba la pelirroja cuando os separasteis en medio de la persecución. Jon y Sam parecen estar solos y avanzan penosamente, tratando de alcanzar la cima aunque difícilmente lo lograrán, ya que ninguno de los dos dispone del físico necesario para dejar atrás a la docena de caníbales que les vienen encima.

El coronel niega con la cabeza cuando Vincent le pregunta si está al mando – No puedo asumir el mando en medio de una operación de rescate de la que no sé nada- Dice negándose, no es el momento ni el lugar para cambiar de mando.

El militar desconoce si el rescate es solo cosa vuestra o si hay más gente involucrada y sin conocer los detalles de la operación de rescate carece de la información necesaria para tomar decisiones, por lo que no puede asumir el mando…  al menos hasta que todo esto haya finalizado - No puedo dirigiros, ahora no, pero si hay que rescatarlas voy con vosotros.

El militar asiente al escuchar a Cassandra- Los Rangers tenemos un lema. “Nadie queda atrás” ¿Huah? - Responde-  No les abadonaré. 

El militar se presta a ayudar a Vincent, ambos se dirigen hacia la posición que ocupa Etain pero desde allí arriba ya consiguen ver que llegan demasiado tarde.

Tanto Sam como Jon se han quedado atrás para permitir que Etain y el resto pudieran alcanzar cima cuando los caníbales surgieron en su persecución, llevan ya un rato enfrentándose a ellos, tratando de mantenerlos a distancia con algunos disparos, pero los caníbales les acaban alcanzando.

El combate no dura mucho, de la docena de caníbales dos mueren por los disparos de la escritora, pero rodeada de enemigos uno de los caníbales le atiza con un garrote en la cabeza, haciendo que la escritora caiga al suelo como si fuera un fardo. Jon emite un grito de furia y se coloca sobre ella tratando de protegerla manejando una lanza con más fe que destreza contra los diez caníbales que le rodean y se mofan de él, lanzándole tajos y causándole cortes cada vez que les da la espalda a alguno de ellos. 

— Mierda — digo desde uno de los asientos traseros de la furgoneta. Sigo estando manchado de sangre, pero encima después de ocuparme de los caníbales tengo la ropa igual y he manchado los asientos traseros.

— ¿Y ahora qué? Tenemos que salvarlos. Tim, ¿Crees que podrías mantenernos cerca de ellos todo el rato, sin que nos alcancen y sin demasiado riesgo de meternos en algún agujero o darnos con un árbol? Si no habrá que adelantarse para que se suban a la carga de la furgo y salir pitando.

Miro el brazalete aún acoplado a mi brazo. Es curioso que cada vez me voy familiarizando más a utilizarlo y llevarlo, pero lo cierto es que me hace sentirme bastante más protegido que un arma de fuego normal. Me pregunto si será parte de las conexiones neuronales que necesita, el hacerme cada vez más dependiente de él. Pero aunque así fuera, no hay opción de no utilizar un arma que, como ya se ha demostrado, puede salvarnos.

La noche se va acercando, y cuando porfin nos vamos acercando me siento apotronada en el asiento y con una sensación pésima y amarga en todo el cuerpo. 

Entonces porfin, vemos la colina... y a dos figuras... *JON??? y esa es Samantha?.. -y a 12 caníbales detrás suyo. 

Mi expresión se pone sombría. Un "deja vu" me sitúa  en una escena parecida. Cuando padre e hijo estaban siendo amenazados y nosotros nos quedamos mirando...  *Morirán... - pienso con una solemne tristeza. *No podemos permitir que pase lo mismo.

-Tim.. Arrasa con todos. - la frase sale de mí con fuerza, cruelmente, con la voz ronca y grave, mientras acerco mi cabeza a los asientos delanteros para ver mejor. Con expresión seria, me agarro fuerte a los asientos de delante con las manos esperando a que Tim acelere. Si no están demasiado esnifados, hasta verán las luces de nuestra camioneta antes de estamparnos contra ellos...

Odiaba conducir antes de este fin del mundo, pero ahora... me permite estar ligeramente concentrado y olvidando las penas y preocupaciones. Sin embargo no podía dejar de notar ese pequeño martilleo en la cabeza, sabía perfectamente lo que era, era cansancio y sed, antes me ocurría después de una larga noche de sábado jugando al WoW sin parar... pero ahora era puro agotamiento físico, exigencias, peleas, conducción nocturna, tensión... Cuando nos acercamos hacia donde debía estar Vincent veo la situación.

Oigo a Austin decir "mierda" y no puedo estar más de acuerdo con él. Pienso en posibles opciones, arrasarlos, mantener a la distancia... llamar su atención... El cuerpo me pide lanzarme ladera arriba y arrasarlos... Al escuchar a Austin me giro hacia él tratando de meditar mi respuesta... Resoplo y tuerzo el gesto buf, ni idea, no se ve muy bien... Estoy agotado y falto de reflejos, no sé si podremos acercarnos debido a la maleza, pero podemos lla..., me interrumpe Emma sugiriendo arrasarlos.

El pie que mantengo sobre el acelerador pelea por pisar a fondo y que sea lo que dios quiera... pero sacudo la cabeza negando, con gesto de tristeza miro a Emma y termino mi frase anterior no sé si podemos llegar hasta ellos pero preparaos que me acerco y abrís fuego y si se pone mal acelero... ya veremos.

*NO PIENSO VER MORIR A JON SIN HACER NADA.

A las palabras de Tim, no tardo ni 10 segundos en sacar medio cuerpo por la ventana apuntando con el rifle. El cansancio es abrumador, y sé que las probabilidades son prácticamente nulas. Tim arranca y comienza a avanzar, pero apunto como puedo al primero de los caníbales que encabece su absurda marcha, aprieto el gatillo y...

La bala da en el blanco. Un puto milagro.

Sonrío para mis adentros mientras me recoloco más cómoda dentro del vehículo para no caer y vuelvo a apuntar. Y me fijo en la reacción de los caníbales al ver como uno de ellos ha recibido un buen balazo. *Eso es. Sed inteligentes y CORRED. O a la próxima no estaremos tan lejos.

Mientras Lau trastea con el motor me quedo mirando a la chica jamón unos instantes, iba a interrogarla pero a la pobre parece que le quedan dos telediarios y se queda dormida, así que me limito a mirarla en silencio. ¿A qué se dedicaría antes de que el mundo se fuera a la mierda?    

Mis pensamientos se interrumpen cuando el cámara me pide que arranque, me coloco en el asiento del conductor, le doy al contacto y esta vez sí el motor arranca. Siii funciona! -Exclamo felizmente.- ¡Lo has hecho! – Le felicito sin acabar de creérmelo, aunque me corto un poco al recordar que es amigo de Jon.  

Acelero para salir de allí pero no es tan fácil, el sitio está lleno de caníbales que nos tiran cosas. -Joder! - Doy un volantazo involuntario cuando el frontal del vehículo se llena de fuego y con el impacto de varias piedras – Cabrones –  Al final no sé ni como encuentro una salida del campamento, el que esté cerrada no me importa mucho con tal de salir de allí y piso a fondo para embestir las puertas.

Al cabo de un rato, cuando ya nos hemos alejado y veo el sol saliendo por el horizonte empiezo a ser consciente del cansancio acumulado.- Emmm  deberíamos buscar a los otros -Le comento al copiloto mientras me pongo una mano delante de la boca para reprimir un sonoro bostezo. - Iban a pie, pero… no tengo ni idea de por donde pueden estar. Quizás podríamos ir hacia la colina en la que estaba Vincent, -Digo usando el único punto de referencia que conozco.