Partida Rol por web

El estrafalario clérigo de Desna sonrió de forma siniestra ante el peligro de forma que o era un loco o se creía a salvo de los enemigos con los que combatía el grupo. 

-¡ Pues debo estar aquí para concederte los dones de la diosa de la fortuna, amigo barbudo! - exclamó con júbilo mientras se mantenía tras el robusto enano, en ese momento la ogra dió uno de sus latigazos dañando al clérigo. - ¡No hay por qué ponerse así! - exclamó a la ogra mientras que retrocedía para protegerse mediante Drommbar. - 

El enano descargó el hacha con furia saltando sobre el ogro que parecía aturdido al estar rodeado por sus compañeras. El enano descargó toda su furia, toda la rabia que había sentido al verse abandonado por los dioses contra la pobre criatura.

Debbe dañó al ogro con un rápido movimiento que, de no ser por el saltito que habia hecho su oponente para librarse del ataque, bien podía haber acertado en el riñón. Keldra también atacó al ogro, pero su ataque fue repelido por muy poco. En cambio Grongar, abandonado por su dios, pero no por su suerte, se lanzó con un grito cayendo fuertemente con el hacha en la espalda del ogro y casi acabando con su vida. Estaba claro que el tipo estaba a punto de morir, ya que gritó y lanzó un último ataque desesperado, que el enano pudo  esquivar a duras penas.

- ¡Hermana, ¿Por qué quieren hacernos daño?!

Mientras, en el interior del castillo, Kevan y Drommbar flanqueaban a la mujer ogro, atacando sucesivamente a medida que se iba girando hacia ellos y causando fuertes heridas que parecian ser arañazos en aquel enorme cuerpo. Ella trataba de defenderse, pero sus ataques no golpeaban más que el aire.

- Ahhhhhh. Malditos insectos.

¡Me encargo! ¡Id a ver que pasa allí!

La pícaro sospechaba que sus compañeros no estaban ayudando a una pobre mujer que se hubiese tropezado. La mencion a su"hermana" de aquel mosntruo no parecía indicarlo, al menos. Debbe lanzó un tajazo al cuello del ogrekin, tratando de que fuese el último. Parecía al bordede la muerte, de modo que, encuanto la sangre salpicó el suelo, paso por su lado para entrar también en la otra habitación.

Kevan se coloco como antes con el enano y lanzo otra estocada, bastante tibia.

- Puedes rendirte, hazlo y salvaras la vida.

El enano lanzó un golpe al aire, sin acertarle a nada.

-¡Ríndete y no te haremos daño!-bramó amenazante, una vez derrotada el ogro no parecía tan amenazador como unos momentos antes.

Tras favorecer la suerte del enano Drommbar el clérigo de Desna se alejó para acercarse hasta el otro guerrero, Kevan, a quién también favoreció con la suerte de la diosa de la fortuna. 

- ¡¡¿Rendirse?!! ¡¡Tarde!!- rugió elenano mientras golpeaba con furia al tremendo oponente con su hacha.

Debbe acabó con el ogro con un rápido movimiento de cadera, el arma oriental se clavó en el estómago de su gran oponente haciendo un corte horizontal que hizo que parte de sus intestinos asomaran por el hueco. Con ojos temblorosos y sorpresa, el ogro soltó el arma y se abrazó las tripas segundos antes de desplomarse en el suelo boca abajo.

Kevan y Kelda fallaron sus ataques al atacar al último de los enemigos que qeudaban en pie, no así Drommbar, que ayudado por la magia de Vasis lanzó un tremendo hachazo. El hacha cercenó el cuello de la ogra que salió volando por los aires y cayó a escasas pulgadas de las piernas de Vasis.

- Preferia que hubiesemos podido interrogarles ...

-Bueno...supongo que tenía que ocurrir...-dijo el enano, a sus compañeras, que sentía que acababa de quitar una vida sin motivo alguno. Aunque se deshizo pronto de ese pensamiento. Tenían que ayudar a Ameiko y nada podría oponerse a ellos.

–Y yo preferiría que aprendieses a usar la espada...o usases más tu magia–dijo mirando la espada del mago, manchada de sangre y las heridas que tenía por todo el cuerpo, señal de que el combate no había ido muy bien.– Y que Ameiko no estuviese enferma ni esos seres hubiesen invadido este castillo. Pero no es el caso...

La muchacha miró al clérigo, tambien parecía haber recibido graves heridas. Con cuidado, Debbe se agachó al lado del monstruo y la tocó con suavidad.

Deberías limpiaros eso antes de que se infecte...

Kevan intenta frenar las heridas, con escaso exito.

- Que alguien la cure, puede saber algo que resulte util.

Acto seguido dirige a Debbe una mirada bastante dura.

- Creo Debbe que no piensas lo que dices o no has estado atenta. He marcado estocadas que harian enorgullecerse a cualquier maestro de esgrima de Varissia. He entrado en combate para acompañar Drommbar y poder acosar desde lados opuestos a esta bestia. Ha sido tuya la idea de dividirnos y creo que ha sido un error. Y ademas te recuerdo que si hubiese sido por la varita que encontramos y use con esa abominacion la ultima vez, estariamos todos muertos.

Emplea tus consejos en quien los necesite, que yo reservare mi magia para cuando sea necesaria.

Como si muerto pudieses emplearla

–Sí, ha sido un error. Pero yo aprendo de ellos. –respondió manteniendo la mirada al mago, en referencia a todas las veces que el mago había estado a punto de morir por sus...habilidades con la espada– Además, si recuerdas bien, mi plan era que los que tú y yo atacásemos a distancia. Y sí, precisamente gracias a eso salimos de allí. A que usaste la varita, no la espada. Y a Drombar y Grongar. Y a Kelda.

Por no hablar de que estuviste a punto de achicharrarme a mí, capullo...Y sin contar con que fue tu imprudencia la que nos metió en ese lío

Debbe estaba siendo dura con el mago, y lo sabía, pero ya eran tres las veces que lo había creído muerto. Y no quería volver a pasar por ello.

Puede que esas estocadas sean el orgullo en una competición de esgrima entre aficionados, pero eso no es lo que te hará sobrevivir, Kevan. Esto es un combate, no una exhibición. ¿Sabes qué? Haz lo que quieras. Me da igual.–mintió

En cuánto el combate hubo finalizado el clérigo de Desna se agachó y contempló la cabeza decapitada de Muthilda. Acto seguido se levantó y se sacó de la túnica su pipa de fumar y caló algo de tabaco en ella. A continuación dió una profunda calada a la misma y inspiró para sí.

- ¡Ah! Casi me olvidaba... - exclamó como acordándose de algo.  Manteniendo el peso de su pipa en sus labios el anciano clérigo dió un golpe con su bastón al suelo y de pronto emergieron centenares de mariposas de colores muy variados que envolvieron a los presentes. Todos pensaron que se trataría de algún truco ilusionista, sin embargo los heridos sintieron como sus heridas se restablecían y sus cansados físicos del combate se revigorizaban. 

Kelda miró a los dos que discutían. No era el momento.

- Si pasamos problemas contra aquel monstruo fue por dos cosas. Nunca me sanasteis, quizás por que no confiabais en mi, pero no pude servir como apoyo. Y además dejamos las armas en la entrada engañados por un falso fantasma. Él hizo su jugada y casi acaba bien. Combatisteis bien ambos, igual que ahora. No conviene echarse mierda a la cara en un momento como este. Si no lo estais haciendo bien del todo es precisamente por falta de comunicación. Si trabajarais más en equipo y menos egositamente pasariais menos problemas.

Kevan giro la cabeza altanero.

- Dejemos estas discusiones y veamos lo que encontramos. Pero nada de dividirnos. Y no insultes mi esgrima, era conocido como la Espada del Amanecer en la escuela.

Maldita sea, tienen razón.

Debbe imitó con una mano el movimiento de la cabeza de un pato abriendo y cerrando la boca mientras el mago hablaba. Que hiciese lo que le diese la gana con su esgrima de salón y posturitas amaneradas. No movería un dedo por salvarlo si volvía a meterse en problemas por hacer el gilipollas. Como si se lo comía un cuervo.

Ya. Eso no te lo crees ni tú.

Las palabras de Kelda tampoco le parecieron justas, pues el plan había sido trazado con el apoyo de todos. Había sido un trabajo en equipo, otra cosa era que no hubiese salido como pensaban. Y en cuanto al monstruo que casi acaba con ellos estaba claro que la culpa había sido del mago, y como volviese a hacerse el listillo se lo echaría en cara.

Ya. Eso no te lo crees ni tú.

–Tienes razón. En algunas cosas–dijo haciendo hincapié en que no estaba de acuerdo con todo.– Mientras buscáis, voy a ver si hay trampas en la otra puerta. Ya no debe quedar mucho por explorar.

La chica sacó el plano que estaba dibujando del castillo, lleno de borrones y anotaciones y lo completó con la habitación que acababan de descubrir