Partida Rol por web

-Bueno amigos, - dice el sirviente, - yo no sería más que un estorbo ahí abajo, - y señala con un gesto de su cabeza la trampilla.

- Así que a partir de aquí, si no es molestia, yo me retiro de nuevo a la casa de mi señor, por si éste apareciera de nuevo.

-Sin problemas -le comenté al sirviente- ten cuidado a la vuelta y si te enteras de algo avísanos como sea.

Me quedé observando el agujero mientras ataba una cuerda a una lámpara. Luego la descolgué para ver que había ahí abajo:

-Bien machotes, es vuestro turno -dije mientras abría la túnica y sacaba mi arma-

Cojo una de las lámparas con la mano izquierda, y la espada corta en la otra. Alumbrando hacia abajo voy descendiendo por la escalera fijándome en posibles huellas y rastros de sangre...

- Bueno, pues a por Aluino...

Cojo una de las lámparas y continúo tras Rorick con una espada (la que cogí yo) en la mano y otra (la que Dunkel dejó atada a la espalda). Intento seguir rastros también sin molestar a Rorick que parece saber lo que se hace. 

Se coloca al final de la fila, con las manos en los bolsillos, acariciando sus dagas, olisqueando el ambiente y poniendo cara de asco.

Al parecer Dunkel me dejó pasar con un chascarrillo o alguna frase que no entendí bien y me coloqué entre el y Rorik. -Las manos quietas- Le dije.

Rasgué un trozo de la túnica y me lo até alrededor de la cara tapando boca y nariz por si hubiese gases en aquel sitio.

Con la lámpara en una mano y la espada en la otra comenzamos a avanzar.

-Cuidado con las ratas, odio las ratas. -dije con voz tétrica-

- Chicos, nuestro gran amigo y yo, vamos a que nos remienden las heridas.
Nos vemos en la casa de nuestro "Benefactor"?

Con la manome agarro al brazo de la chica y le digo:

-Vámonos, que te voy a llevar a casa. Si alguien quiere venir que nos siga.

Comienzo a andar tirando un poco de ella.

Val, ni Ator ni yo sabemos nada de la chica porque nada habéis contado, así que, a menos que nos digas algo que nos convenza, seguiremos con nuestro plan de ir a curarnos las heridas puesto que los muertos vivientes nos han quitado las ganas de seguir merodeando por la ciudad, al menos por esta noche.

-Es verdad, que estábais en el otro lado -digo medio riéndome- esta chica es la esposa del nigromante la que hemos idoa  robar, y sospecho quela amante de alguien. -señalé a Aluino con la cabeza- prefiero que un nigromanete nos persiga por robarle a que lo haga por secuestro o asesinato.

Ator se sentó en el suelo mientras escuchaba su conversación. Cuando terminaron, dijo:

No ser adecuado ir con estas pintas al barrio del oro. Seguro la guardia buscar ya nosotros. Mejor lavar, cambiar ropa y alquilar carro de pasajeros cerrado para ir todos allí de nuevo sin ser vistos. 

Aluino se acerca a Val - Ok, sabes donde estaremos, allí te esperamos. 

Luego se gira hacia el resto y continúa, - ¿Barrio del Oro?, no amigo, no habrá nadie por las calles mirando como vistes, vámonos y sanemos nuestras heridas lo antes posible.

Así pues, Ator, Rorik y Dunkel, seguís al embozado Aluino en dirección a su casa, mientras Val se queda con la mujer camino a la mansión.

Y ahora, por favor, alguien sería tan amable de contarnos que va a pasar con nosotros? La chica nos ha visto y nos puede reconocer, por lo que el hechicero de su marido también.
Qué vamos a hacer a partir de ahora?
 

El sirviente abre la puerta y una embozada Val, entra en la casa, y os saluda. 

- Permitidme vuestra capa, señora, ¿deseáis algo? ¿comida? ¿bebida?.

Recoge cuidadosamente la ropa, mientras observa a la mujer de arriba a abajo,- ¿tenéis alguna herida?- le pregunta, al tiempo que señala con la cabeza, una bandeja que hay sobre la mesa con los potes, vendas e hilo que ha usado para remendar a Ator.

- Avisaré al señor de que ya están todos.- Dice antes de salir de la cocina y comenzar a subir las escaleras