Partida Rol por web

Tras casi cuatro horas desde que Mara y Rennor se fueron, el sonido de caballos acercándose os saco a todos de vuestro sopor... Habían sido cuatro horas tranquilas en las que unicamente escuchabais el sonido de los pájaros y los susurros del bosque...

Medianamente alerta por el sonido de esos caballos, os preparasteis por si acaso, pero os relajasteis al ver que se trataban de Mara y de Rennor, los cuales volvían por fin del Puesto...

Al ver que eran nuestros compañeros, me levanto y me acerco ¿Y bien? ¿habéis conseguido hacer entrar en razón a esos cabezotas?

Tras el reparador descanso, durante el cual las heridas habían empezado a sanar o, al menos, a dejar de sangrar, se levantó, alertado por el sonido de los caballos que se acercaban. En menos de un segundo la jabalina que minutos antes había reposado a su lado —se la había descolgado de la espalda para poder apoyarse correctamente contra el tronco—, ya se encontraba en su mano, y él estaba listo para acabar con cualquiera de los jinetes que se acercara si tenían intenciones hostiles. Al ver que eran sus compañeros, se relajó. 

¿Y bien? ¿habéis conseguido hacer entrar en razón a esos cabezotas?

— Habéis tardado un buen rato, así que espero que si — dijo sonriente, mientras empezaba a prepararse para retomar el viaje, alegre por poder volver al fuerte. 

Rennor bajó de Brisa y miró a Mara hacíéndole un gesto con la cabeza para que fuera ella la que diera las noticias a los otros.

Ella parpadeó un poco tras escuchar las palabras de Rennor. - El corazón humano alberga heroicidad, pero también la mas terrible maldad. Me alegra ver que pese a todo seguís peleando por lo que creeis justo. - Le devolvió una dulce sonrisa justo cuando llegaban al claro, sin tiempo a seguir ya que llegaban al claro. 

- Hemos ido tan rápido como hemos podido, Malak. - Cuando el explorador le indicó que fuese ella quien diese las noticias asintió mirando al grupo. - Buenas noticias, he hablado con Oleg y se ha ofrecido a albergar a los kobolds, a avisar a los mercenarios y a traer a un sacerdote para que se encargue de sanar a los heridos. - Mostró una sonrisa de satisfacción ya que había ido todo sobre ruedas. - Ah, y también ha avisado a Sveltana para que nos prepare algo de cenar. - 

Deja unos segundos de silencio antes de seguir hablando - Dado que parece estar todo resulto y no va a haber malentendidos sugiero que nos pongamos en camino al puesto. Ha sido un día muy largo. Por cierto, ¿creeís que podríamos llevar unos rábanos lunares a modo de detalle? Lo digo por la famosa sopa - 

— Más bien una noche larga — dijo con una sonrisa en los labios —. Y espero que tengamos comida antes de cenar, o tendré que devorar a uno de los kobolds — miró a Nakpik y compañía, y entonces mostró los dientes, hasta que al final se echó a reír —. Es broma, con una sopa bastará, de momento. 

Y así, tras decidir que ya habían pasado suficiente tiempo lejos del fuerte, fue hasta el caballo que le habían prestado para aquellas investigaciones y montó de un salto que a punto estuvo de hacerle caer por el otro lado cuando notó como las heridas volvían a abrirse por la gracia. 

— arg.., movámonos ya, por favor — se lamentó con un quejido mientras recobraba la postura. 

Asiento con una sonrisa a Mara Muy bien hecho. Buen trabajo

Recojamos algunos rábanos y vayamos al puesto comento recogiendo algún rábano y metiéndolo en la mochila.

Justo en ese momento, oigo a Ma´lak, que parecía divertirse con los pequeños Kobold. En un primer momento, le lanzo una mirada de reproche, aunque con una ligera sonrisa acompañada de un pequeño movimiento de cabeza Deja de hacerles de rabiar a los pobres.

Después, y a diferencia de Ma´lak, me subo despacio al caballo. No me gustaria romperme el cuello estando tan cerca de un merecido descanso.

Al puesto de Oleg. Con un leve espueleo, comienzo el trote hacia el puesto, donde nos espera una cama y una comida caliente.

Khastal sonrió. Pese a todo parecía que las cosas se ponían en marcha y quizas aquel puesto funcionase y esas tierras empezasen a ser un poco mas civilizadas. O al menos tan civilizadas como lo puede llegar a ser cualquier ciudad... lo cual no es decir mucho.

-Estoy deseando cenar algo caliente y poder dormir en una cama-dijo la semielfa subiendo a su caballo.

El grupo tomo los caballos y ayudando a los pequeños kobolds a auparse a la grupa de los caballos, el grupo inició el viaje hacia el fuerte deseando poder descansar en las camas y comer algo caliente... El grupo ademas llevaban un par de sacos con algunos rábanos lunares como una pequeña ofrenda de gratitud a la buena de Svetlana, la cual casi se comportaba como una madre para el grupo.

El viaje a caballo duro poco mas de tres horas, ya que a diferencia de antes con Mara y Rennor, este grupo no podía ir al galope, ya que había dos heridos que a cada sacudida del caballo, ponían gestos de dolor... Eso sin contar a los kobold, los cuales se aferraban aterrados al cuello del caballo, cada vez que este aceleraba el paso.

Pero finalmente el grupo llego finalmente al puesto de Oleg, siendo casi las 3 de la tarde... El fuerte estaba algo mas vacío y de los soldados, unicamente permanecía uno de ellos, vigilando el puesto desde lo alto de la empaladiza, cuando este os vio acercaros hizo un leve gesto de bienvenida con la mano, mientras continuaba su aburrida guardia.

En el interior del puesto, os esperaba una  deliciosa comida, así como la ayuda del sacerdote Kavken, el cual empezó a tratar a los heridos, tanto humanos como kobold.

La galopada hasta allí fue, como era de esperar, lenta y aburrida, hasta el punto de que el tedio y el dolor que empezaba a tener en la parte baja de la espalda y que se unía al de sus ya de por si graves heridas, hicieron que estuviera a punto de bajarse del corcel y seguir andando. No lo hizo por tres razones: tenía hambre, tenía sueño, y no tenía ganas de llevarse ninguna otra hosca reprimenda por parte de nadie. Era mejor ser un buen chico y obedecer al grupo, antes de que el grupo —más concretamente la celestial— le hiciera avanzar tirándole de una de sus picudas orejas, más similares a las de un murciélago que a las de un elfo. Tras varias horas en las que al final se había dedicado a compararse con diversos animales y reptiles, llegaron al fuerte y el apagado saludo del guardia que vigilaba le sacó de su ensimismamiento; aquél tipo, además, parecía tener las mismas ganas que él de que pasara algo. Podía entenderle. Lo que no terminó de comprender es dónde se habían metido todos los demás guardias destinados allí, a los cuales había visto a su llegada.

— Oye, ¿dónde están todos? — preguntó al desmontar, hacia los demás, aunque mirando en especial a las chicas que eran quienes podían saber más —. Creí que protegerían este lugar de posibles ataques, mientras nosotros investigábamos.

Mientras mantenían aquella charla, fueron encaminándose —al menos él lo hizo—, hacia el interior del fuerte. El olor de la comida le hizo salivar, y casi estuvo a punto de lanzarse sobre Sveltana para darla un abrazo por tan grato recibimiento. Decidiendo que a lo mejor ver a un semidemonio lanzándose con los afilados dientes a la vista contra una mujer indefensa podría estar mal considerado y peor entendido, se contuvo y se limitó a esto último, en su ya peculiar parodia de una sonrisa humana.

Eso le dio tiempo, además, a ver como un sacerdote se acercaba a ellos y ofrecía sus curaciones. Cuando notó el ligero cosquilleo de la magia curativa cerrando sus heridas, casi se sintió en su cumpleaños, o así se habría sentido si alguna vez hubiera tenido alguno.

— Gracias, caballero — le dijo con voz amable, y un gesto que para él al menos también lo era.

El ansiado regreso a un lugar conocido y "civilizado" la hacía espolear al caballo más de lo que pretendía, pues cada paso era un pequeño dolor, como agujas que se clavaban en cada lugar donde tenía las heridas provocadas por esa enorme garrapata gigante.

Con un leve encogimiento de hombros, niego con la cabeza ante el comentario de Malak

- No lo se, la verdad. Esperemos que todo vaya bien. Al fin y al cabo, solo han pasado unas horas desde que vinieron Mara y Rennor.

Con ese pensamiento, me introduje por las puertas, sin dejar de mirar al soldado hasta que, por la posición de mi cuerpo se me hizo imposible. Una vez dentro, y viendo que Oleg y Svetlana estaban bien, me tranquilicé un poco. Así, con calma, bajé del caballo y recogí todo mi equipo, dirgiéndome hace el comedor.

Una vez allí, comí y bebí y agradecí a Kavken sus atenciones Gracias Padre. No se nos ha olvidado lo que nos pidió, pero hemos tenido que solucionar el problema con los Kobold y eso nos ha llevado a alejarnos más de la cuenta.

Espero que podamos explorar un poco la zona y localizar ese templo del que nos habló.

¿Qué opináis? ¿vosotros habéis oído algo de un templo abandonado que está protegido por un oso enloquecido?

De vuelta en el puesto comercial, Rennor llevó a Brisa al establo y le quitó la silla y la brida para que descansara; le rellenó el abrevadero y volvió con sus compañeros. Contó a los kobolds y vigiló que no se metieran en problemas antes de unirse a la conversación: No se ofenda Padre pero ahora mismo tenemos otro problema que resolver, preferiría llevar a estos pequeños de vuelta a su casa lo antes posible.

Khastal agradeció los cuidados y sobretodo poderse sentar en una banqueta para poder comer comida caliente. Lo que mas detestaba de comer en el campo era tener que sentarse en el suelo o en una piedra.

-Pues... dejame que piense...-dijo respondiendo a las preguntas de Shallana*.

-Ah ya recuerdo-dijo de pronto la semielfa- escuche hace tiempo que durante el intento de expansión de Taldor fundaron un templo en el interior del bosque... quizás sea ese al que se refieren. Tendría sentido pues dedicaron el templo y un salon de caza a Erastil... por lo que no sería extraño que la naturaleza misma estuviese influida por su poder...-la joven se apartó un mechon de la frente haciendo un mohín- lo que no me cuadra... es que haya alguien allí. Todo quedó abandonado hace muchos años igual que pasó en toda la región excepto por este puesto y poco más... que haya alguién allí ahora es... inquietante...

Эх Naptik-se dirigió al kobold en su idioma- кроме человека бандитских групп звучит как какой-то другой группе людей или полу-человека, что организованный в этой области?*
 

Mara se acercó a sus compañeros una vez llegaron, escuchando las conversaciones y atendiendo a las palabras de Khastal. Se pasó una mano por la mandíbula con expresión pensativa antes de comentar. - Quizá no lo estén usando humanos. Quizá otras criaturas se hayan apropiado de él. Puede que la capilla esté allí de aquella época pero sirva a otros usos. Hay infinitas posibilidades. - 

El kobold mira a Khastal y este niega con la cabeza. -Не то, что я знаю ... Я знаю, что дальше, если были какие-то племенами нечеловеческих рас, но мы никогда не отклонились слишком далеко от нашей территории*

El kobold miraba con curiosidad alrededor, observando la construcción humana y a sus habitantes. -Ummmm... es la primera vez que entro en este sitio... Algunas veces lo habíamos estado observando, pero nunca habíamos entrado

La semielfa asintió a las palabras de Mara.

-Tienes razón, aunque los humanos tenéis esa propensión a adueñaros de todo-dijo medio en broma medio en serio. Después se giró hacia el Kobold.

-Mas os vale portaros bien, esta gente solo necesita una excusa para ponerse en guerra con vosotros y no queremos eso, ¿verdad?-dijo la mujer avisandoles de que podían ponerse en peligro si no tenían cuidado.