Partida Rol por web

Avanzabais al galope hacia el puesto de Oleg, mientras que veíais como empezaba a amanecer... En apenas unas 2 horas habíais llegado al puesto.

El puesto estaba empezando su actividad diaria, y los guardias estaban abriendo los portones de madera. Cuando e vigia apostado en lo alto de la empaladiza os reconoció, os saludo con la mano, dandoos la bienvenida de nuevo al Puesto.

Una vez dentro, visteis como Oleg estaba sentado en la mesa exterior hablando tranquilamente con el capitán de los guardias.

-Ahhhh... Bienvenidos de nuevo. Cuando Oleg vio que solo estabais los dos solos, os miro con cierto gesto preocupado. -¿Y el resto? ¿Que ha pasado?

La joven barda le dedica una sonrisa fresca y natural a Oleg que no mostraba signos de haber sufrido problemas. Intento transmitir una actitud positiva en vez de mostrarse preocupada por la situación. - Buenas tardes Oleg, bueno, ha habido problemas pero nada que no hayamos podido manejar, el resto del grupo está bien. - 

- Hemos estado trabajando para acabar con la amenaza kobold. Descubrimos que estaban siendo extorsionados y les hemos ayudado a liberarse de aquellos que les oprimen. Es más, han combatido mano a mano con nosotros contra un grupo de canijos que había anidado bajo el suelo demostrando su valor. - 

Se aclara la garganta. - Pero durante el combate algunos de ellos fueron heridos, al igual que nosotros. Para terminar de liberarles necesitamos descansar y reponernos, y no podemos enviarles junto a aquello que les extorsionan porque no les volveríamos a ver y es injusto hacerle eso a compañeros de armas. Agradeceríamos que se pudiesen quedar aquí bajo nuestra vigilancia. En cuanto estemos todos repuestos partiríamos sin dilación.  Si estás de acuerdo hablaría con el jefe de los mercenarios pero al ser tu hogar tu autorización es primordial. - 

Quería descansar, pero quería descansar en un lugar tranquilo, mullido, y cómodo. Eso, por supuesto, quería decir una cama caliente, no el claro de rábanos del que ya se estaba empezando a cansar. Entendía, claro, que era mejor no aparecer con un escuadrón de kobolds a las puertas del fortín, al menos no cuando los soldados estarían por allí patrullando y nerviosos, pero aún así, la espera era molesta y aburrida, lo que unido a sus tirantes y dolorosas heridas, la hacían insoportable. 

— Deberíamos haber ido todos, prefiero pedir perdón que permiso —sentenció, mientras se removía como un gusano en un anzuelo, buscando la posición menos incómoda—. Estar aquí es una pérdida de tiempo —acabó diciendo, molesto. Estaba claro que el campo no le agradaba, prueba de ello era que ni tenía un saco de dormir, y prefería mantenerse todo lo lejos de la naturaleza que pudiera. 

El hombre miro a Mara mientras esta le daba su explicación y su rostro se relajo al escuchar que el grupo estaba bien... -Bueno... me alegra saber que estáis todos bien... En cuanto a los kobold... bueno... en parte eso explica el repentino cambio de actitud de la tribu... Si das fé que el grupo va a saber comportarse, por mi parte no hay mayor problema en que vengan al puesto... Si quieres ve a avisar a tus compañeros y a los kobold de que pueden volver aquí, yo informaré a Garess para que avise a sus guardias acerca de los kobold y también avisare al sacerdote... Por lo que me has dicho, imagino que necesitareis alguna que otra sanación, así que su presencia sera necesaria... ¿Le digo a mi mujer que os prepare algo de comer para cuando volváis? 

Ella esbozó una sonrisa de alegría al escuchar las palabras de Oleg y asintió. - Vaya, gracias por tu comprensión. La verdad es que nos vendría todo bien, tanto la sanación como la cena. - Dijo asintiendo - La comida de Sveltana siempre es bien recibida. - 

- Iremos de vuelta a buscar al resto y volveremos en unas horas. Gracias otra vez. - Asintió con la cabeza y tras hacerle una señal a Rennor se puso en marcha de vuelta al punto de reunión. 

- Bien está lo que bien acaba. - Le dijo a su compañero una vez salieron del puesto con una sonrisa de satisfacción. 

Si no era suficiente el estar ahí recuperándome de las heridas, encima iba a estar escuchando los quejidos de Ma´lak

Ma´lak, precisamente por eso hemos tenido tantos problemas hoy. Debes de aprender de tus errores para no volver a repetirlos, y cultivar la paciencia es un buen ejercicio que debes de practicar digo amagando una sonrisa justo antes de poner una mueca de dolor

Y no te quejes tanto. El tiempo será el mismo, pero al menos no tendremos que arriesgarnos a que se abran las heridas montando en esos caballos o, incluso podamos tener un percance. Estamos jodidos, asúmelo y descansa o en breve tendremos que meterte en una tumba.

Mara es capaz de convencer a Oleg y al resto de que no estos amigos no serán un problema, y Rennor es capaz de llevarla por una ruta seguro. Por nuestra parte, está con nosotros Khastal, como nueva, la muy jodía. vuelvo a sonreir mientras me recuesto un poco más, encontrando una postura en la que las heridas no me duelan.

Nakpik ¿nos puedes contar algo más de ese brujo? ¿qué le has visto hacer? ¿le has visto lanzar algún tipo de sortilegio o conjuro? ¿combatir?

Rennor deja hablar a la barda, a sabiendas que a veces no sabe poner palabras a sus pensamientos y la gente no comprende lo que quiere expresar. En contra de lo que esperaba, Oleg no solo no pone pegas sino que se ofrece a mediar con la guardia...parecía que ese hombre se salía del típico humano, cosa que le agradaba.

- Gracias por todo, volveremos lo antes posible -  responde al dueño. Después cuando se queda a solas con su compañera detecta la satisfacción de ella: Has sabido manipular bien la situación, yo hubiera sido más directo.

Paciencia...

Había tenido suficiente a lo largo de los años, prácticamente sin poder salir de su habitación primero —sus padres no querían ni verle una vez se dieron cuenta de que no tenían fuerzas para venderle ni matarle—, y de su casa después —esta vez porque su maestro sabía lo que le ocurriría en las calles, por su aspecto—, y por lo que no había nadie que tuviera, seguramente, más que él. Había tenido que leer el libro mágico de su maestro decenas de veces sólo para pasar cientos de horas haciendo el suyo propio, y cuando no lo hacía ni estaba descansando, su vida había sido un sin fin de clases de esgrima y otras artes de combate, entre las que se incluía el manejo de multitud de armas blancas, e incluso había aprendido a usar sus dientes de manera eficiente, en vez de como un animal rabioso. 

Si, había tenido paciencia de sobra. Lo que no tenía era ganas de estar en un maldito bosque, por muy agradable que fuera el raspar de la corteza del árbol contra su escamada piel, o la cálida caricia de los últimos rayos del ocaso en su rostro, o la mullida hierba sobre la que se sentaba...

Bueno, no estaba tan mal. Pero quería irse. Así que gruñó, sólo para que su idea se viera reforzado, y cerró los ojos mientras dormitaba tranquilamente haciendo caso en realidad. 

- Bueno, ¿Y que no son los cuentos sino realidad largamente manipulada? - Comenta con naturalidad encogiéndose de hombros. - Además, en este caso ni siquiera modifiqué lo ocurrido, solo me limité a destacar las partes mas convenientes. Si hice alguna manipulación fue en la expresividad, porque me preocupaba que Oleg o los mercenarios nos pusiesen problemas . Pero si algo he aprendido es que si quien defiende la idea se muestra dudoso transmite muy poca confianza. - Muestra una sonrisa inocente a su compañero. - Por cierto, gracias por tus palabras. - Añade al final consciente de que el seco cazador le había hecho un algo parecido a un cumplido, cosa que solía ocurrir a menudo.

Tanto Nakpik como los otros kobold se habían refugiado a la sombra de algunos arboles y descansaban tranquilamente.

Los ojos del kobold negro se abrieron y miraron a la aasimar con su afilada pupila. -Ummmm no nunca lo he visto combatir ni lanzar magia... Se que siempre le acompaña un cuervo, del cual nunca se separa... pero lo mas raro de él, es su color... El kobold se incorporó sentándose sobre la piedra. -Los kobold solemos ser de variados colores... pero siempre dentro de los colores de los dragones cromáticos... aunque hay quien dice que hay kobold que comparten el color con los dragones metálicos... Pero Tartuk... El kobold se queda un momento callado y se acerca a la aasimar hablando en voz baja. -El es extraño, pues el color de sus escamas es morado... Ninguno de la tribu, había visto nunca un kobold con ese color de escamas...

-No se mucho de Kobolds, mas allá de su lengua-dijo la semielfa- pero si dices que es un color raro para un kobold, entonces tendrá que serlo... y eso no me gusta. Las pocas cosas que se me ocurren que puedan cambiar las escamas de un kobold... puede que sean mas peligrosas de lo que pensamos.

В конце концов мы собираемся, чтобы попасть в худшей беспорядок, чем мы уже были ...-dijo Khastal en su idioma, aunque sin darle demasiada importancia.

В конце концов мы собираемся, чтобы попасть в худшей беспорядок, чем мы уже были ...

podrías tirar saber (naturaleza)

Tu sabes que los kobold siempre toman los colores de los dragones, y en muy raras ocasiones el color de los metálicos... pero nunca se ha visto un kobold morado... por lo que seguramente ese color es resultado de algún tipo de magia... En cuanto a la magia usada, hay demasiadas posibilidades, como para teorizar sin haber podido verlo ni echarle un vistazo mágico...

Es extraño que. O le,hayáis visto usar su magia. A los hechiceros les gusta alardear de sus poderes comento encogiéndome de hombros sin darle demasiada importancia por el momento.

Bueno, será mejor que descansemos unas horas hasta que vuelvan del puesto

Con los ojos ya cerrados, relajado en la cómoda posición que se había conseguido, mostró los dientes y emitió un ruidillo que casi podía parecer una risilla cuando Khastal habló en dracónico. Era gracioso pensar que podían meterse en un lío mayor del que suponía estar completamente dejados en un territorio hostil y peligroso, pero lo cierto es que podía ser incluso verdad. Meterse con un hechicero kobold que ni siquiera parecía —por lo que decían Nakpik y compañía—, un verdadero hechicero kobold.

— Pronto descubriremos que es en realidad, o al menos no importará en absoluto —dijo, al fin, sin que su voz transmitiera sentimiento alguno.

Antes de sumirse en un sueño ligero con el permiso de Shallana, pensó en que otras sorpresas les esperarían cuando fueran a entregar la estatua. Se durmió con el convencimiento de que a él no le gustaban las sorpresas, y no le gustaba aquél plan. 

El explorador abre la boca para intentar explicarse pues al principio se da cuenta de que puede que sus palabras no fueran las mejores pero el agradecimiento final de Mara hace que la cierre. Asiente y sigue el camino durante un rato antes de atreverse a preguntar a la chica.

- ¿Y cuál es tu historia? Quiero decir ¿qué lleva a una chica a adentrarse en los peligros de este inexplorado bosque? Con tu voz podrías ganar mucho dinero en alguna corte.

Un brillo atravesó los ojos de la barda cuando el explorador le hizo esa pregunta, le dedicó una mirada cómplice antes de empezar a hablar, mientras seguía caminando. - Estoy segura de ello pero.. ¿Quien dice que mi objetivo en la vida sea ganar dinero y vivir cómodamente?- Negó con la cabeza mientras miraba hacia el bosque. 

- Siempre quise hacer las cosas de manera.. distinta. Supongo que lo veréis como algo infantil y no os culpo por ello pero para mí el dinero siempre ha sido un medio para un fin, no un fin en si mismo. - Dijo antes de emitir un suspiro amargo y con un deje de tristeza, por un momento se alejó de la brillante y jovial chica que siempre cantaba pero pronto volvió a ser ella misma.  - El problema es que los idealistas hacemos sentir incómoda a gente con mucho poder. - Negó con la cabeza. - Se que puede parecer una excusa pero si lo que he dicho antes no fuese cierto no habría atraído su ira. - Le confesó con una sonrisa infantil e inocente, aunque sus ojos guardaban algo más profundo, lejos del tono jovial con el que contaba aquella historia. 

- ¿Y que hay de ti? ¿Cual es tu historia? - 

Rennor escuchó y guardó silencio; había lanzado la pregunta para rellenar el tiempo de ir hasta el campo de rábanos lunares pero no había calculado que se la devolviera. Se sentía incómodo, no solía hablar de su pasado pero si la misión seguía pasaría meses con aquel grupo y debían llegar a cierto grado de confianza si querían sobrevivir....tampoco tenía que contarle toda la historia.

- Soy un animal solitario que busca su propia justicia - dijo sin dejar de mirar hacia delante - He sufrido la maldad humana muy de cerca así que busco la manera de combatirla y marcar la diferencia.