Partida Rol por web

Finalmente logramos encontrar un mapa y por fortuna pudimos orientarnos. Un par de giros más y habíamos llegado al aparcamiento del supermercado. Karen aparcó no muy lejos de la puerta y apagó el motor, sacando después las llaves del contacto. El viaje desde el hotel había sido corto. Ahora nos disponíamos a salir, pero antes continuaban las presentaciones. - Yo vivo de Chicago también, estudio allí. - Expliqué mientras Karen cogía su bolso antes de que yo desabrochase mi cinturón de seguridad y salir del coche junto con los demás.

Dejamos el coche en el aparcamiento y nos ecaminamos hacia el supermercado. Entramos por las puertas dobles y sonó la típica alarma de establecimiento que tiene un poco de todo. Eché a caminar por los pasillos, todos iguales y de iluminación blanquecina. Cogí un par de cosas que creía útiles, algo que tal vez podría necesitar más adelante. Cogí unas pilas, por si acaso, y también una botella de agua. Di un paseo de nuevo por el supermercado para pensar por si necesitaba coger algo más. Quien sabe lo que puede necesitar. Finalmente decidí que no iba a necesitar nada más de momento así que puse fin a las compras del momento

Bill pagó sus pequeñas compras y salió de nuevo al exterior. El parquing lucia exactamente igual que a su llegada. Vacio y tranquilo bajo ese agradable sol de media tarde. Pese a que el supermercado no era muy grande habia perdido de vista a las chicas cuando él se habia ido a la zona de la papeleria.
Se apoyó sobre el auto extendiendo el periódico y hojeó las noticias de la sección de sucesos. Buscaba conexiones invisibles del caso que les atañia con otros que a simple vista no tuvieran nada que ver. Cualquiera en el que estuviera implicado la compañia Minelli tambien era bienvenido. Pronto vió que se acercaba Arthur con una pequeña bolsa con algo de compra. Pero de las chicas aun ni rastro. A Bill le vino a a mente algo que dijo una vez un compañero de facultad que era muy cachondo y algo machista. -" ¿Alguien sabe cuanto tiempo pueden estar las mujeres de compras? Porque hasta el momento ningun hombre ha aguntado tanto..." -No pudo contener una pequeña risa mientras Arthur se debia preguntar de que se reia solo en medio del parking.

- Hola de nuevo Arthur. En cuanto lleguen Sonia y Karen iremos en direccion a la comisaria. Por cierto habias dicho que estudiabas en Chicago. No habia mencionado nada antes, pero que casualidad, yo tambien estoy acabando mi carrera. Estoy preparando mi tesis . Quiero especializarme hacia la Psicologia Forense. Dijo iniciando algo de conversación para hacer tiempo.

Sonia pagó las compras con tarjeta, y con sus nuevos bienes en el interior de su bolso, al fin y al cabo lo que había comprado no era gran cosa, rasgó la tableta de chocolate, y con un pequeño golpe, se partió uno, bueno uno y un buen pedazo de otro, de aquello oscuros recuadros de chocolate, el cual llevó a su boca mientras abandonaba el supermercado y se dirigía al aparcamiento donde esperaban Bill y Arthur. De camino, la joven pensó en el hallazgo de la mañana y como con su nueva grabadora podría saciar su curiosidad y mientras lo hacia, guardó la tableta de chocolate, un hábito que ya ejercía casi de forma instintiva, como si esconder el preciado chocolate convirtiese el comerlo en un pecado menor.

- ¿Aún no ha vuelto Karen? - inquirió cuando alcanzó el automóvil donde Bill estaba apoyado con un periódico en las  manos, seguramente comprado en el super. Arthur estaba junto a él, y ambos parecían conversar, por lo que Sonia lanzó una mirada su espalda, hacia las puertas de entrada del supermercado, y no dijo nada más, decidida a no interrumpir.

Karen rebuscó en su monedero hasta dar con la cantidad exacta para pagar sus compras. Al final, se había retrasado más de lo previsto devolviendo a su sitio un par de artículos que no creía necesarios. No sabía cuánto tiempo tendría que permanecer en aquel pueblo, no disponía de mucho dinero y se le antojó que no tenía tanta sed como para derrochar un preciado dólar en una botella pequeña de agua; además, las pilas de su grabadora estaban recién estrenadas y bien podría agenciarse otras más adelante. 

Salió al aparcamiento guardando los artículos que acababa de adquirir en el bolso, excepto uno de los carretes que pretendía colocar en la cámara en cuanto llegara al coche. De lejos, pudo observar cómo sus compañeros estaban ya reunidos esperándola y apretó el paso. 

Parecían estar charlando distraídamente y les sonrió a modo de disculpa por haberles hecho esperar. 

- ¿Alguien quiere conducir hasta la comisaría? – tendió su mano con la llave a nadie en particular – así puedo aprovechar el viaje para preparar la cámara de fotos.

Bill interrumpió su charla con Arthur para saludar a Sonia que regresaba en ese momento.
- La verdad es que no, pensabamos que estaba contigo. Aunque no creo que tarde mucho ya. dijo quitándole importancia. ¿ Ves? Por ayi viene Señaló hacia la entrada, donde las puertas automáticas del local se acababan de abrir para dejarla pasar.

- Si no os importa quiero probar este juguetito europeo. respondió accediendo a la petición de Karen mientras cogia sus llaves con una leve sonrisa de satisfacción en su rostro. Dejó sus cosas en la bolsa y esta en el maletero, bien atadas con un nudo para que no vaciar su contenido en las curvas. Después tomó asiento y se acomodó a los mandos con tranquilidad. Reguló bien los espejos y se abrochó el cinturón como si de un ritual se tratara.
¿ Estais listos para partir? dijo mirando a traves del espejo interior hacia la parte de atrás del auto, buscando una confirmación.

Escuché a Bill, al parecer teníamos bastantes cosas en común, el también estudiaba en chicago y al parecer la misma carrera que yo, o algo similar. Iba a contestarle para cuando llegaron Karen y Sonia. - Bueno, yo repito asiento, no es que me encante conducir, la verdad - Dije, mientras me encaminaba de nuevo al asiento del copiloto y me abría la puerta suavemente para volver a meterme dentro. Esta vez imaginaba que nadie pondría el bolso sobre mis rodillas, así que puse el maletín sobre estas, mientras jugueteaba con los cerrojos y esperaba a que ambas féminas tomaran asiento.

Entonces me dirigía Bill, que ocupaba el asiento del conductor. - Listo y preparado. Yo también estudio allí, preparo mi trabajo de fin de carrera, quiero especializarme en Investigación de campo, tal vez en investigador privado, quien sabe. He colaborado en algún caso con la policía, más o menos, durante las prácticas ¿Y tú? - Pregunté interesado a mi interlocutor, ya que acababa de descubrir a un tipo interesante con el que compartía también estudios. Mi mirada se intercalaba entre la luna delantera y el propio conductor, esperando impaciente a que partiéramos camino a la comisaría.

Los ánimos se habían calentado un poco con la conversación entre Josh y el señor Westmore. No podía evitar sentirme un poco culpable por todo lo sucedido, ya que había apoyado la idea de venir a comer. No me tembló la voz al hacer el pedido al camarero, que resultó ser el botones... ¿sólo tenían a él trabajando o es que no venía mucha gente?

-Gracias. Ey ¿sólo estás tu trabajando como servicio del hotel? -le pregunté sin el menor disimulo, cuando volvió con la comida que habíamos pedido-. Como antes me acompañaste a mi habitación, y ahora me estas sirviendo la comida... pues me picó la curiosidad.

Todo olía bastante bien y tenía ganas de hincarle el diente, pero había que tener buenos modales y esperar a que el servicio se retirara.

Aaron apenas prestó atención al dueño del hotel mas que la justa marcada por el protocolo. Un saludo, una escueta presentación, un par de asentimientos para dar a entender que le estaba prestando atención y poco más. A sus ojos solo era un tipejo venido a más que se creía con la autoridad moral de dar lecciones a otros y con el falso poder que creen que da una posición social aventajada. Un pez gordo en un estanque pequeño, vaya. En mar abierto, comida para tiburones.

Una vez se ha ido, sin despedirse siquiera de él, Aaron centra toda su atención en Amanda, mientras el botones iba y venía con los platos y las bebidas.

- No bajes la cabeza ante tipos como ese, no merece la pena. Solo sirve para que se crezcan y se vuelvan mas capullos. - Dijo sin reprimirse lo más mínimo delante del botones, se había cruzado con capullos arrogantes mil veces y sabía que disfrutaban poniéndose por encima de la gente - Se creen que porque tienen un poco de dinero pueden ir haciendo ese tipo de cosas. Seguro que en el pueblo poca gente que se atreverá a plantarle cara. Pero ni somos del pueblo, ni tenemos que rendirle cuentas a él, como ha dicho Josh. Para nosotros solo es una fuente de información más y un posible sospechoso.

- El muchacho que pateó la puerta es debería ser nuestro primer objetivo. Parecía estar lo suficientemente cabreado e implicado como para que se le suelte la lengua sin demasiada presión - Frunció el ceño y miró hacia la puerta por las que se había ido Westmore - Además, seguro que tiene algo que ver con ese impresentable que se acaba de ir. Lo sacó de la rueda de prensa con mucha familiaridad, ¿no?

Tras eso, Aaron quedó a la espera de la respuesta del botones. También sentía curiosidad sobre ese detalle. Si era el único que trabajaba en el hotel debían tener muy pocos clientes a los que servir. O eso, o Kevin era muy bueno. Y teniendo en cuenta como lo había recibido unas horas atrás, estaba casi seguro de que la segunda opción no sería la acertada.

Sonia miró las llaves que ofrecía Karen, pero con un ligero cabeceó, negó el ofrecimiento y cedió la opción a Bill quien parecía mucho más interesado en conducir que ella misma. Luego, subió al asiento trasero, aunque esta vez acompañada de Karen y acomodó, nuevamente sin cinturón, a la espera de que el coche se pusiera en marcha.

- Con excepción de Karen, los demás aún estamos estudiando. Parece que la selección de investigadores a sueldo de la señora Minelli no ha sido muy estudiada. Quizás le habría salido mejor contratar a un puñado de un investigadores privados con experiencia... a menos claro que eso no le interesase del todo. Esa mujer....

Dejando a un lado a la gerente de Minelli, y lo que fuera que escondiera, Sonia, volvió su mirada hacia su compañera de asiento. - Oye Karen, ¿alguna vez has trabajado en un caso como este?.

La pregunta formulada nada más colocar los platos en la mesa, hizo arrugar el entrecejo al botones.

-Soy uno de los empleados más cualificados del hotel, y mi aten-tención personal con los cli-clientes del hotel siempre ha sido muy va-valorada por mi jefe-contestó como si fuera algo totalmente evidente-. He sido elegido por el señor Westmore para atender su-sus necesidades en nuestro gran ho-hotel, por lo que yo me ocuparé de to-todo lo que necesiten en lo que dure su estancia.

Entre unas cosas y otras, los platos comenzaban a enfriarse por lo que Kevin decidió alejarse hasta el atril de entrada al comedor. Ya era algo tarde para almorzar y si no se daban prisa, el comedor cerraría con ellos dentro para poder limpiar y adecentar la zona de comedor para la cena.

Después de entregarle las llaves a Bill y esperar a que este abriera el coche, Karen ocupó su sitio en la parte de atrás, pero esta vez no se puso el cinturón. Mientras los demás tomaban asiento, la joven sacó su cámara y, con movimientos hábiles, comenzó a manipularla para introducir uno de los carretes que había comprado. 

Sin quitarle ojo a lo que tenía entre manos y sin romper su silencio, asintió con la cabeza ante la pregunta de Bill y, aunque pareciera algo ausente y totalmente concentrada, escuchaba con mucha atención la conversación surgida entre los chicos. Arthur era estudiante de último curso de algo que parecía tener relación con la investigación criminal y, por cómo se desarrollaba el diálogo, Bill debía también tener algo en común con todo aquello. Sin embargo de Sonia no sabía nada, o al menos no recordaba que hubiera hecho ninguna mención a su ocupación hasta el momento. 

Ahora entendía por qué el chico de la pajarita hacía tantas preguntas y era tan curiosamente detallista, como con la copa del brindis. Derrochaba la pasión y la escrupulosidad de los típicos estudiantes que seguían a rajatabla lo que habían aprendido en las aulas de la universidad; bueno, también había que reconocer que su exageración era producto de un frikismo bastante desarrollado. 

Recordó cómo ella también lo hacía en su primer año de carrera, cómo absorbía con entusiasmo todo lo que le enseñaban, cómo creía todo lo que le contaban, cómo se emocionaba pensando en convertirse en una gran periodista. Hasta que todo eso desapareció. 

Su frente se arrugó tenuemente, adoptando un semblante serio y una mirada triste que no apartó de la cámara que permanecía entre sus manos. No pienses en eso – se dijo – eso ya no volverá. Tú no eres como ellos. 

Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de Sonia. Con un gesto brusco, cerró el compartimento del carrete que ya estaba perfectamente colocado y se giró a mirarla. De alguna manera, aquella chica le recordaba a la Karen de hacía un par de años y eso le producía una extraña sensación de inquietud.  

- En realidad, no – contestó – el Daily Open Window no se caracteriza precisamente por sus artículos de investigación – no le importaba ser brutalmente sincera en este tema; era lo que había, y cualquier intento de adornar la realidad caería por su propio peso si alguien se dignaba a leer alguna publicación de dicho periódico – unas cuantas fotos e informaciones son suficientes para crear una noticia vendible – hizo una pequeña pausa, pensando lo que diría a continuación - He cubierto casos de asesinatos – mintió a medias; su experiencia se reducía a un par de casos de violencia de género y siempre como acompañante; aquel era su primer trabajo sin supervisión – pero nunca tan enrevesado como parece ser este. 

Evitó comentar que realmente no era periodista, que dejó de estudiar en su segundo año de carrera para poder costearse sus gastos a cambio de arrastrase ante su jefe. No era necesario compartir con desconocidos que su vida era un auténtico fracaso. 

- En fin, parece que esta es una buena oportunidad para adentrarme en el mundo del periodismo de investigación; quién sabe, puede que después pueda abrirme camino en este ámbito – dijo forzando un entusiasmo y una esperanza en su futuro profesional que no se creía en absoluto - ¿Y tú, Sonia, también estás estudiando?

Josh dio buena cuenta de la comida que habían puesto ante sí, y a su parecer, estaba deliciosa. Entre bocado y bocado, volvió a mirar a Amanda con el ceño fruncido.

- Amanda, ¿Estás segura de que no nos conocemos? Tu nombre me resulta muy muy familiar ¿Eres periodista? ¿Pudimos coincidir en el OneGate Journal?

Lanzó aquella pregunta justo antes de meterse un nuevo pedazo de carne en la boca. La saboreó con regocijo. Estaba deliciosa.

- También. - Sonia asintió, y acompañó su respuesta de una rápida y algo tímida sonrisa.

Por un momento, apenas un puñado de segundos entre su inicial respuesta y sus siguientes palabras, Sonia se planteó cuantos detalles dar acerca de su vida personal, y en este caso relacionada con los estudios, y tras unos segundos, concluyó que lo mejor era dar la mínima y necesaria, pues sus nuevos compañeros no se habían ganado todavía la confianza para ir más allá. Sonia se decantó por seguir con su idea original. - Estoy en el último curso de periodismo. - añadió, sin darle mucha importancia, pues para ella no la tenía. 

- Parece que de los presentes, la única que no lo es eres tú. - comentó entonces, apartando la conversación de ella misma para enfocarla más hacia el conjunto. - Supongo entonces que eres quien más experiencia tiene, así que espero aprender todo lo que pueda. - agregó con el único objetivo que halagar, y de nuevo esgrimiendo una cauta sonrisa.

Si ya sentía una ligera identificación entre su yo pasado y aquella joven, el detalle de que Sonia fuera estudiante de periodismo no hizo más que acrecentar aquel sentimiento. Se encontraba ante lo que ella podría haber sido, lo que ella debería haber sido. Y eso turbó de nuevo su ánimo. 

Karen no hizo ademán de negar ninguno de los dos detalles de la realidad que Sonia había esbozado con sus palabras. En efecto, no era estudiante; el hecho de haber abandonado sus estudios antes de tiempo la eliminaba de aquella categoría. Y posiblemente era la que más experiencia tenía, a no ser que alguno de ellos hubiera trabajado durante dos años en un periódico. No tenía intención de rectificar ninguna de las dos informaciones; no quería dar más detalles de los necesarios y, de momento, nadie podía decir que hubiera mentido. 

Pero no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa tras las últimas palabras de la joven - por tu bien espero que no aprendas nada de mí, preciosa – pensó, sintiendo lástima de sí misma. 

- Seguro que estos días aprenderemos mucho los unos de los otros - dijo dirigiéndose al grupo en general - sobre todo de vosotros - inclinó ligeramente su cuerpo hacia la parte delantera del vehículo - que parecéis los expertos en esto de investigaciones criminales - volvió a su posición, esperando que alguno de los dos tomara la palabra. 

Dando por concluida su intervención, rebuscó en su bolso y sacó los M&M’s que había comprado, metiéndose en la boca uno de color amarillo, especialmente escogido, y saboreándolo despacio. Tendió la bolsa hacia los demás. 

- ¿Queréis?

El vehículo avanzaba mientras las primeras interacciones humanas dentro de los miembros del grupo se producián, era interesante ver como se poducían dos conversaciones en primer lugar entre los aparentemente más afines, Bill y yo y entre ambas periodistas. Seguramente esto llamaría la atención a un sociólogo. Solo tal vez. Era un detalle curioso y humano. Después la conversación se generalizó, estaba bien, era hora de conocer al grupo con el que se iba a trabajar, desde luego. - Bueno, al parecer ambos estudiamos algo similar, tengo algo de experiencia práctica durante la carrera, aunque no se si se parecen a este caso, al menos no lo sabré hasta que conozca detalles, pero si he visto ya homicidios previos. - Apunté empleando un vocabulario un poco más técnico que ya empleaba de forma rutinaria, casi sustituyendo a las palabras populares como asesinato.

Mi expresión se mantuvo, entre entusiasmado e impaciente, mientras esperaba a que llegásemos de una vez a la comisaría. - Yo si querría uno, rojo a poder ser, gracias. - Indiqué mientras giraba la cabeza y sonreía a Karen. - Y vosotros, Sonia y Bill ¿Habéis hecho algún trabajo de investigación? En realidad, salvo por la diferencia de los pormenores técnicos y del cambio de escenarios, toda investigación de campo es más o menos similar, descartar datos y detalles irrelevantes, analizar a fondo y sintetizar, encontrar patrones y seguir rastros, reducirlo a lo más simple y buscar concordancias. A grandes rasgos. - Expliqué pletórico a los demás pasajeros del coche, y por supuesto también al conductor. Miré hacia delante de nuevo mientras jugueteaba distraído con el asa del maletín.