Partida Rol por web

Es medianoche, buena hora para trabajar. Deambulais, bajo la luna nueva, por los barrios bajos comprobando que todo siga en orden. Además de las incursiones de los no-muertos, habéis de lidiar con las bandas rivales y con los guardias que de vez en cuando vienen a tocaros las narices.

Además ultimamente el perista (el que compra/vende objetos robados) que goza de la "protección" de vuestra banda parece estar haciendo negocios por su cuenta. Sabéis que aprovecha los días de mercado para montar su carpa y hacer negocio. Quizás sería un bueno momento para recordarle a quien debe su tranquilidad...

Nia se dirigió con sus dos compañeros a la tienda del prtegido.

Al llegar tomo uno de los objetos que tenía a la venta, lo miro, y miró al negociante, llevó la vista de nuevo al objeto y dijo. La ciudad cambia, y tu lo sabes. Hoy tienes un negocio fructífero, mañana, te saquean y lo pierdes todo. Levantó los ojos de nuevo, y miro a sus compañeros. Se la notaba calma, pero aún no soltó el objeto. Avnadra te ha elegido para que tengas todo el dinero que quieres, pero no quieres morir en la codicia verdad? le preguntó. El mercader la miró pasmado. Tenemos un acuerdo... y no puedes dejar de cumplirlo cuando se te de la gana, porque si nosotros hacemos lo mismo, ya sabes donde terminarás... agregó, esbozando una sonrisa algo cínica. Esta será nuestra paga por los negocios que no nos estás pagando. Le dijo, mientras tomaba un par de objetos más del stock que estaba en exposición. La próxima vez no será tan barato.

Una noche mas Gryg patrullaba las calles junto con sus compañeros. Debian dejarse ver de tarde en tarde para que quienes les pagaban por su "protección" recordaran a quien debían dar gracias por la seguridad y la paz de los barrios marginales de la ciudad y fronterizos a las tierras tocadas por el Páramo Sombrío.

Como siempre, el dracónido se mantenía un paso por detrás de sus compañeros, escoltando al fundador de su banda. Aunque Gryg era buen guerrero y estratega, el semielfo era el cabecilla del grupo.

Los draconidos en la ciudad no eran muy numerosos y, como su gran tamaño era aun menos usual, las miradas siempre se posaban en él a pesar de intentar mantener un segundo plano. A sus espaldas contaba con su enorme hacha, la cual le era muy preciada. Su forma era poco común, pues su forjador habia sido tambien un dracónido.

Esa noche, el comerciante contaba con una nueva mercancía. Era el momento idóneo para hacer una visita y cobrarse los servicios.

- Pero, pero.... - se queda boquiabierto mirando los objetos que le acaba de quitar Nia, pero con miedo a pedir que se los devuelva, después mira a Pecham - yo cumplo mi parte señor yo la cumplo se lo juro. - tiene voz temblorosa.

La gente empieza a rodearos curiosa por saber que es lo que pasa.

- Bueno no es lo que me han contado últimamente - dice a Advarin mientras le mira picaramente - Saves que no me gusta que me defrauden mi querido perista - y sonríe dulcemente a modo de burla - ¿Recuerdas como estavas antes de que te sacaramos de ese nido de mierda en el que te envolvias? - hace una pausa para que Advarin recuerde - ¿Te gustaria volver? yo creo que no ¿Pero saves que te podemos volver a meter ahi? - y le da unos golpecitos en el hombro con la mano, y luego hace una larga pausa - Hoy nos llevaremos estos objetos, y si continuas creo que tendrás que recojer tus dientes jejeje - y mira a Gyrg picaramente - Bueno, adios y que pases una buena noche - Se gira y comienza a andar mientras les hace un gesto a sus compañeros para que le sigan.

Tras las palabras de Pecham y compartir una mirada de complicidad, Gryg muestra sus afilados dientes en gesto amenazador al asustadizo hombre, cualquiera diría que esta sonriendo. Soltando un fuerte resoplido por sus fosas como si de un caballo se tratara, una bocanada arrastra parte de su eléctrico aliento.

Cita:

Adfvarin no parece muy preocupado por los objetos que habéis recogido del mostrador, pues solo deja a la vista aquello que no tenga mucho valor, pues de vez en cuando desaparecen en las manos de algún ladrón principiante que no sabe que no merecen la pena.

Sin embargo, la amenaza ya es otra cuestión.

Espera, espera... - alarga su mano como queriendo detener al semielfo - yo... yo.. - se queda con la boca abierta por un momento como sin saber que decir.

Mira alrededor a la gente que se ha acumulado alrededor vuestro, curiosa por saber que pasa.

¿no os importaría discutir ésto en algún sitio más privado? - dice haciendo un gesto con la cabeza al interior de la tienda

Pecham se gira y fulmina con la mirada a Advarin No hay nada que discutir Advarin, si tu nos jodes nosotros te jodemos. dice el brujo muy convencido Pero que opináis compañeros ¿le damos una oportunidad? y mira a sus dos compañeros.

Demoslé la última oportunidad. Fúlmina Nia. Mirando al mercader e insinuando que se dirija adentro de la tienda.

Gryg, que asta el momento se mantenía en silencio y pendiente de la multitud pero sin preocuparse demasiado, se digna a responde al mercader.

-Tenemos mas asuntos que atender esta noche, pero supongo que podemos dedicarte unos minutos de nuestro tiempo si así lo desea el señor Pecham. -Dice con voz hueca y fría, casi tanto como la sangre de sus venas. -Procura aprovechar el tiempo que te brindamos y no lo malgastes en mas lamentables sollozos. -Termina de decir fijando sus ojos en el interpelado.

Venga tienes otra oportunidad, explícate mejor, pero hazlo rápido no tenemos toda la noche dice Pecham mientras en puja al perista al interior de la tienda, después entra el y les hace un gesto a sus compañeros para que le sigan.

Por unos segundos la conversación cesa y pasáis adentro. El silencio se llena con los cuchicheos de la gente que se arremolina alrededor de la tienda.

Algunas voces preguntan que pasa, y responden otras - Creo que Advarin tiene de vuelta a unos clientes no muy satisfechos. - dice una - no, ese es Pecham, controla el barrio - dice otra - pues si se ha metido en problemas el lagarto se lo va a comer - éste claramente no piensa que puedas oirlo Gryg - No es un lagarto, es un dracónido - corrije otro con voz pedante

Advarin se derrite como la mantequilla bajo la mirada del dracónido. Baja la mirada y cuando la sube sus ojos están llenos de lagrimas y tiembla.

- Yo, yo - traga - yo, nunca os robé. Solo que conseguí articulos por otras vías y no vi ningún mal en venderlos...

Gryg coge al hombre por el cuello de la camisa y lo acerca a él. Debido a la diferencia de altura, el hombre se tiene que poner un poco de puntillas, o mas bien rozando el suelo por la fuerza del dracónido.

-¿Para quien mas estas trabajando, Advarin? Espero que no estés pagando a tu proveedor con información sobre nosotros... Eso te pondría en peor situación de la que ya estas.

Cita:

- Era uno de los ladrones de Diamante (un gangster que controla una zona, al lado de la de Pecham). Dijo que trabajaba por su cuenta y trajo unas bonitas chucherias: anillos, collares, de todo.

¿Aun las tienes o las as vendido ya? le pregunta Pecham mientras le fulmina con la mirada Espero que digas la verdad, no me gustaria ver como Gyrg te rompe uno a uno todos tus dientes

-¿As dicho Diamante? -Dice ladeando un poco la cabeza, parece un poco sorprendido al volver oír ese nombre.
-Le conozco, estuve trabajando para él durante un tiempo. Ese tipo no es trigo limpio, Pecham. -Dice dirigiendose esta vez al semielfo.

Nia observa a sus compañeros algo confusa. No tenia idea de quien era ese tal Diamante.

Si lo se ya e tenido unos encuentros con el.

-Es normal que no sepas quien es, pequeña Nia. Eres la mas reciente de la banda. -Dice soltando al atormentado hombre sin mirarlo mientras habla con ella. -Es un ganster, un tipo de la peor calaña y muy influyente. Y aunque no me pagan por pensar... -empieza a decir y a media frase se dirige a Pecham- ... opino que tendríamos que dejarle claro a ese esbirro suyo de quien son estas calles. -Dice esbozando una sonrisa, mostrando una fila de afilados dientes. -¿No te parece, Pecham?