Partida Rol por web

La calma tras la tormenta

5.1 Secretos en los Caminos

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29/03/2011, 19:06
Director (Akrabu)

Carreteras del Imperio. Año 2523 del Calendario Imperial

Últimas horas del Día.

Los cascos de los caballos golpeaban el suelo del camino con su acelerado cabalgar, haciendo saltar tierra y pequeños guijarros a los lados del terreno por el que la traqueteante diligencia se movía con velocidad, y por el que antes debía de haber pasado Lazár con su propia montura.

Pese a que el día aún no había llegado a su fín, el camino estaba oscuro, a causa de que los últimos rayos de sol, eran incapaces de atravesar el tejado de ramas que los árboles del bosque habían tejido en la mayoría del camino. De vez en cuando atravesaban algún pequeño claro en el que la luminosidad del astro rey volvía a sonreirles, pero a medida que la noche ganaba terreno, el sol fue dejando paso a Mannslieb y Morrslieb, las cuales, eran dueñas absolutas de los dominios de la noche. Pero aquellos que aún se interesaron por el paisaje del camino en lugar de tratar de descansar algo en la diligencia, podían haber jurado que Morrslieb les sonreía con su enfermizo tono verde, en una luminosidad extrañamente intensa.

El camino estaba relativamente bien cuidado, pese a no estar empedrado, pero eso no quitaba que estuviera lleno de baches y otros elementos que parecían poner en serio peligro la estabilidad de la diligencia a la velocidad a la que viajaban, algo que para Lazár no era tan problemático, ya que podía esquivar con mayor facilidad los accidentes del terreno.

El cochero sonrió con el último bote al ver el rostro de los que lo acompañaban en el asiento de fuera, y se apresuró a relajar el momento asegurando que pese a la incomodidad, era algo normal a esa velocidad, algo que debían mantener si querían llegar a la primera posta del camino según los planes de Heinrich.

El camino continuo pasando a velocidad de vertigo bajo los cascos de los caballos, y las ruedas de la diligencia, y los árboles del bosque se apresuraron a darles la bienvenida saludándolos con las ramas a medida que iban dejando atrás la capital del Imperio.

Notas de juego

Desmarcad a Lazár, y Lazár que desmarque a los demás claro.

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30/03/2011, 01:47
Alvaro de la Mancha.

Tanto traqueteo que no deja dormir, maldita sea, me atuso el bigote viendo pasar el techo de árboles que nos cubre. Tengo tanto sueño y estoy tan cansado, que no puedo dormir, seran los nervios, giro la cabeza en torno mia ademas de oscuridad solo veo la picara sonrisa de Wolfgang mi fiel amigo, y la cara de siempre de Lollenda, puede estar pensando en ir al baño como en matar limpiamente a cualquiera de estos, nunca lo sabre lo tengo mas que claro.

El traqueteo del carruaje que se amplifica gracias al tupido bosque que nos rodea, infectado de goblins y cosas peores seguro. Y el infinito camino lleno de baches que aparecen derrepente, sin ser invitados a nada, siguen interrumpiendo mi sueño. Recuerdo cuando vivia en la granja, mullidos lechos de paja, con sabanas blancas y limpias, calentitas en invierno gracias a los animales, y frescas en verano gracias a la altura de la misma, cama que me esperaba todas las noches cuando era joven, recuerdo que desde alli se podia ver el cielo, las estrellas, y ambas lunas junto a la tranquilidad de una granja a las afuera. Ahora mismo hecho tanto de menos esa vida, solo para poder dormir, y que las preocupaciones no me hagan atusarme el bigote durante tantisimas horas. Recuerdo que alfinal de un largo día, podia cenar, tomar algo de vino especiado y dormir placidamente. Eso si era vida y no estar con la apestosa inquisición, partiendome el culo por medio del imperio, hacia una misión suicida de la que tal vez salga vivo, pero seguro que mal parado, esta gente que acompaño es la tipica que siempre te mete en asuntos en los que terminas vivo, eso espero, pero mal parado, hablo de las maldiciones, la peste y la brujeria. O cosas aun peores, hablo de una vida de esclavitud.

-A si,... eso si que no ... ¡¡umm!!... - ni se les ocurra.

Se me escapa en mitad de la noche, me arremolino en mi capa y vuelvo a intentar reconciliar el sueño, entre tanto bulto que se me claba, tanto traqueteo y sobre todo tanto bache que hace zozobrar el coche al que temo que se salga del camino y nos mate a todos.

Notas de juego

Me he puesto un poco bucolico, pero el Sr. de la Mancha, esta un poco callado, muerto de sueño y pensando que coño pinta aqui.

Esto lo pienso yo, podre Lazár, nunca antes un heroe murio de una manera tan estupida, una pedrada. Tiene muchas papeletes para que lo maten asi.

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30/03/2011, 15:01
Maul

Maul observaba el paisaje de refilon por un lateal de la ventana, desde la noche un tirador cabron podia derribar a cualquiera de ellos, asi que un poco de vigilancia extra no estaba mal o eso penso al principio pero conforme avanzaban las horas, Maul adopto su pose de rezo; dejandose mecer por el traqueteo de la carreta.

Dormitar, una tecnica maravillosa, la pondria casi por delante de menear el martillo, nunca se sabia cuando iba a poder dormir uno y con el traqueteo de todo el dia, ademas empezaba a tener gazuza; la comida del mediodia habia estado bien pero no bastaba; necesitaba tres al dia por lo menos; claro que era de los que cuando no hay mas contigo tomas; confiando en que llegaria a la posada pronto, pudiera cenar y dormir un buen rato en una cama comoda.

Por el amor de Sigmar, que ganas de tener a un enemigo claro delante al que poder aplastar el craneo con su martillo; odiaba los juegos politicos de poder; odiaba perder el tiempo en cacerias, echaba y mucho de menos el campo de batalla....

 

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30/03/2011, 15:34
Heinrich Arztmann

Heinrich se arrepentía de haberse sentado junto al cochero. En el exterior uno percibía con más exactitud la velocidad a la que iban y para el inquisidor, que era un hombre más de pluma y pergamino que de cabalgar espada en ristre, ver los árboles pasar en un santiamén ante sus ojos era demasiado.

Algo descompuesto vio la sonrisa del cochero, que parecía disfrutar con la situación, para después decirle que era decisión del inquisidor. Heinrich estuvo tentado de tirarlo del coche de una patada, y lo habría hecho si no hubiera supuesto el final para él.

—Usted encárguese de que lleguemos de una pieza, Herr —le respondió tras reunir coraje donde no lo había para formar una de sus típicas sonrisas.

Quien rie último rie mejor, cabrón.

Empezaba a refrescar, así que Heinrich sacó una manta y se tapó con ella mientras observaba el, cada vez más, oscuro camino.

Notas de juego

¡Escena nueva! :D

Álvaro: tampoco creo que sea muy difícil derribarnos a nosotros del carro, así que agárrate bien, no vayas a caerte cuando atropellemos el cuerpo de Lazár (hay que ver cómo somos, dándole por muerto ya xD).

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30/03/2011, 17:05
Gabriella Klara Von Hauss

El viaje había empezado de la formqa más movida posible, pero a pesar de ello Gabriella intentó ver el lado positivo del asunto.

Desde hacía horas tenía un presentimiento, solo esperaba estar equivocada, no quería dar la noticia al grupo hasta estars egura y, de todas formas ahora no hubiera sido un buen momento para hacerlo

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31/03/2011, 00:08
Wolfgang Ehrlichmann

Entre cabezada y cabezada la boca de lengua floja del charlatán se abría y cerraba al compás de los saltos de la carroza sobre el camino. Un observador atento hubiera podido jurar que el hombre no solo hablaba despierto hasta por lo codos, sino que también lo hacía en sueños y que era capaz de hilar tal retahíla de maldiciones que haría enrojecer a las mujeres de varias comarcas del Imperio, todas al mismo tiempo. Sobretodo maldecía a su suerte, a los transportes incómodos que no dejaban de moverse de un lado a otro, a los viajes en carruaje en plena noche con un frío de mil demonios, a los incautos e inconscientes que los hacían, a los pasteles de carne en malas condiciones que daban retortijones de estómago, a la cerveza floja que te cobraban a precio de oro, al enano, Hargrin, por haberse muerto, a los guardias de las ciudades y su manía de meterse en sus asuntos y un largo etcétera que no parecía tener fin. Se le había desatado la lengua después de haber tenido que morderla durante tanto tiempo en la celda de la Inquisición. Hasta es posible que llegara a mentar a Herr Arztmann de manera poco amigable.

Se removía inquieto, de un lado a otro, haciendo el viaje para sus compañeros incluso más incómodo de lo que ya pudiera serlo de por si. De vez en cuando afloraba aquella sonrisa pícara que lo caracterizaba, acompañada de halagos y chanzas, quizá mientras algún sueño agradable irrumpía entre el mar de molestias asociadas al viaje.

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31/03/2011, 12:15
Katherina Müller

Katherina pronto se dejó llevar por el cansancio y el continuo traqueteo del carro dedicándose durante las primeras horas a descansar la vista y soñar con enormes hogueras, magos y brujas quemadas vivas, engendros del caos derritiéndose ante el implacable poder de las llamas purificadoras de su orden. Al despertar bruscamente por culpa de un bache se dio cuenta de que comenzaba a anochecer y ya no pudo volver a dormirse.
Recordaba el sueño con cierta nostalgia, el emprender de nuevo un viaje le traía recuerdos no muy lejanos de su viaje desde el Templo de Frank hasta la capital imperial. Esos recuerdos la entristecieron al revivir la muerte de sus padres y de su mentor y amigo, aún no hacía ni un año de lo segundo... Kat se apretó fuerte contra el pecho la cruz que este le había regalado. Cerró los ojos solo un momento más para rememorar la enorme hoguera que encendió con quienes acabaron con la vida del sacerdote guerrero, y una sonrisa se posó en sus labios.

La sacerdotisa se fijó ahora en el paisaje, escrudiñando entre árboles buscando posibles bandidos o enemigos. No se fiaba ni de su sombra, y el comprobar que Morrslieb, allá en el cielo, parecía sonreirles con una intensa luz verde, no hizo más que aumentar esos temores.

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31/03/2011, 14:09
Lollenda

Lollenda, en silencio se mostraba vigilante durante todo el tiempo... miraba de un lado a otro con el rostro tranquilo, aunque en realidad, en su interior estaba intranquila... los viajes de noche no eran aconsejables y menos aún en aquellas tierras de humanos ignorantes y belicosos. Su mente no divagaba, estaba centrada y despierta, aunque en ciertos momentos no pudo evitar sonreír un poco al ver a su compañero maldecir, a hablar sin parar, como siempre... le resultó curioso, en aquel momento, como algo que le sacaba de quicio se había transformado en un sentimiento totalmente opuesto.

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04/04/2011, 18:56
Director (Akrabu)

El caballo de Lazár cabalgaba velozmente, y los kilometros eran devorados poco a poco debajo de sus cascos, con la misma rapidez con la que el camino pasaba bajo el raudo animal.

Viajar solo por los caminos del Imperio no era una idea buena, pero Lazár había sido entrenado para eso. Su trabajo era aquel. Servir como avanzadilla de grupos más numerosos, y advertir antes que nadie de cualquier posible peligro en el camino, para así salvar a sus camaradas de cualquier posible embboscada, trampa, o sencillamente, accidente peligroso del terreno.

Innumerables habían sido las veces en las que había desempeñado aquel trabajo, y su experiencia lo protegía ante cualquier eventualidad. Además, pese a lo peligroso de su trabajo, no conocía otro en el que ser feliz. Había prestado sus servicios a Sigmar haciendo lo que mejor se le daba, y Sigmar lo había bendecido con un puesto para el que estaba capacitado. El corazón de las ciudades lo oprimía, y ahora, en medio del bosque, en medio de las tierras del Imperio, fuera de la gris constricción que suponían los edificios de las ciudades, Lazár se sentía más libre que en ningún otro sitio, y ningún peligro lo haría dudar de la seguridad que ahora lo embargaba.

El primer problema en el camino vino como algo tan inesperado como la crecida de un río, provocada por las lluvias primaverales de varios días atrás.

El caballo se detuvo ante la orden de Lazár, y este pudo ver que el vado por el cual se debía atravesar aquella parte del camino se encontraba a demasiada profundidad como para que la diligencia pudiera atravesarla con facilidad. Podía ser posible hacerlo, pero cabía el riesgo de que las ruedas se atascaran en el fondo, o que la corriente fuera demasiado fuerte para los caballos, quienes ya estarían esforzándose al máximo de su capacidad con tantos ocupantes en el interior del vehículo. Un vistazo al agua le indicó que la corriente bajaba con fuerza, y recordó haber pasado un cruce en el camino que sin duda los llevaría a otra parte que atravesaría el río mediante un puente. Conocía aquellas tierras como la palma de su mano y sabía que el puente estaría allí esperándolos, pero el rodeo sería considerable, y luego habría que volver al camino principal para recuperar la ruta que habían tomado. Aquello era mucho tiempo para invertir.

Tras este descubrimiento, lo primordial ahora era avisar a la diligencia antes de que pasara de largo el cruce, o sería más tiempo perdido en caso de que decidieran dar media vuelta y tomar el camino que les llevara hasta el puente en lugar de arriesgarse con el vado crecido.

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04/04/2011, 18:59
Cochero Sigmarita de la Diligencia

-Puede relajarse. A esta velocidad estos traqueteos son normales. La diligencia guanta esto, y más. Le respondió el cochero a Heinrich. Solo temo un poco por nuestros pasajeros del techo. Si no aminoro un poco la marcha, tal vez un bache los pueda hacer volar en la próxima curva, y convendría avisarles de que no se acomoden mucho y de que se agarren bien, si usted me entiende Herr.

La diligencia volvió a botar, e hizo que todos dieran un pequeño salto en sus respectivo asientos.

-He llevado este trasto en situaciones peores, y nunca me ha fallado. Y esos caballos son unos animales más fieles que el mejor de los perros, si usted me entiende. Llegaremos a nuestro destino antes de que nos demos cuenta.

El cochero volvió a azuzar a los caballos, ayudándose de un grito, y estos aceleraron para tomar la pendiente a la que se acercaban. Una vez subida, el cochero los hizo aminorar, y continuaron en terreno llano tras realizar la bajada. Había que reconocer que tenía pericia para llevar a los animales, y sabía cuando hacerlos correr más, y cuando hacerlos decelerar para mantener la velocidad establecida.

Notas de juego

Si lo deseais podeis rolear un poco entre vosotros vigilando los destinatarios, y que vuestros PJ-s intercambien impresiones. Los que van dentro no oirán a los que van fuera de la diligencia, y los que van en el asiento del cochero, no oiran a los que van en el techo (y viceversa) a causa del viento causado por la velocidad (a no ser que griten muy alto, o se acerquen unos a otros).

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05/04/2011, 00:55
Alvaro de la Mancha.

Era del todo imposible, traqueteo, baches y un frio que se te mete entre los huesos, un verdadero desastre, mi merecido descanso se estaba habia combertido en un infierno. Mire a mis compañeros, pesadumbrados y cansados, menos Wolfgang que parecia moverse inquieto por algún sueño, le tome el hombro con la mano firme, con la intención de que se levantara y me prestara atención.

Despues de unos minitos y con las caras de sueño, cerca unos de otros para procurar que me escucharan con el ulular del viento que nos pasaba a toda velocidad, llevandose nuestro escaso calor;

-Escuchadme bien, no se que pintamos aqui, ni como terminara esto, pero si vemos que la cosa se pone fea, no quiero heroes, quiero unas zancadas bien definidas y, - mirando al rededor -  ha poner tierra de por medio. En caso de que ocurra lo peor, nos veremos en las afueras de AltDorf unas cinco millas al este. - procurando pronunciar mis palabras lo mas claro posible, no se que pensaran sobre esto, pero no quiero escusas al respecto. - Entendido recios! - No era una pregunta, no pensaba dejar la piel aqui por nada.

Los miro intensamente, taladrando si apareciera cualquiera de sus dudas, siempre procuro cuidar de los mios, y ahora no voy a cambiar de parecer, son libres de ir y venir cuando quieran, pero no bajo mi tutela. Creo que vamos a necesitar cuidarnos mucho, para poder salir de aqui, enteros.

Notas de juego

Me gusta como habla ese cochero, me recuerda a algo, o a alguien.

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05/04/2011, 01:26
Lazár Harish
Sólo para el director

Bajo la mortecina luz del crepúsculo crucé las puertas de Altdorf mientras algunos campesinos, que volvían de trabajar en los campos aledaños, se acogían a las fuertes murallas de la capital imperial para evitar los más que posibles percances que la noche prometía. Arrojé unas monedas a un mutilado, posiblemente herido en las últimas campañas, para congraciarme un mínimo ante Sigmar y los antiguos dioses.

En el camino de nuevo, gracias a Sigmar. Dos días más encerrado en esa inmunda ciénaga y hubiera cogido todas las plagas conocidas y parte de las que aun están por descubrir…

Tenía que abrir paso a mis compañeros, reconocer el camino por delante de ellos e informarlos de los posibles peligros que los aguardaban, aunque ello supusiera acabar con el cuello rebanado en una de las sucias cunetas de las sendas del Drakwald. Goblins, orcos, hombres bestia , miserables mutantes, ladrones, en el fondo estos eran los que más me llamaban a la compasión, pues no eran más que hombres desesperados, y viles asesinos, por no hablar de monstruosidades más antiguas que los hombres podían agazaparse en las florestas que pronto cruzaría.

Pero no me importaba. Era un precio que desde hacía ya mucho tiempo estaba dispuesto a pagar, no por la soldada, que era escasa, si no por la responsabilidad que el buen dios de los hombres había depositado en mis manos.  Debía llevar a mis compañeros hasta el nido putrefacto donde unos repugnantes traidores conspiraban para destruirnos, para abatir sobre nuestras gentes la horrible enfermedad que habían comenzado a propagar entre los más humildes.  Esos infectados bien podían haber sido mis propios paisanos… tan solo pensar en las columnas de humo que las hogueras ,alimentadas con los cadáveres de mis familiares y vecinos, alzarían en mi aldea, llenaba mi corazón de una funesta cólera. Las imágenes de esos malditos bastardos descuartizados colmaban mi mente.

Me alejaba trotando cuando al fin observé como el carro también abandonaba la ciudad y aquello me devolvió a la realidad y el presente.

En ese momento pique espuelas y comencé a cabalgar a través de los huertos, pasando velozmente a mi lado los molinos y granjas que salpicaban esa parte del paisaje arrebatado al bosque con el fuego  y el hacha. Sentí algo de pena por esos antiguos árboles que antaño cubrieron con su sombra aquellas tierras, tan poco respetadas, expoliados como si en vez de humanos fuéramos inmundos orcos y vejados a pesar de todos los bienes que nos brindaban. Pero pronto, gracias a la velocidad de Hochfahren, alcancé las últimas edificaciones, y la inevitable orla de avellanos, groselleros y arándanos, amen de otros arbustos y jóvenes árboles, que rodeaban a la gran selva, formada por abetos y hayas que se alzaba imponente ante mi.

Hice un alto para comprobar mis armas y arreos, además de recargar mi pistola, junto a una gran casona, que más parecía un pequeño fuerte por la torre junto a la que había sido construida, mientras una pequeña niña, que me observó no con cierta suspicacia hasta que detuvo su mirada en los emblemas inquisitoriales que adornaban mi chaqueta de cuero, jaleaba a unos gansos conduciéndolos a su interior. Tras cerciorarme del buen estado del caballo y mis armas, le di un buen tiento a mi cantimplora, y ya con el sol desapareciendo entre las lejanas montañas monté de nuevo y penetré en la masa forestal al trote.

A la media hora de viajar por aquellos caminos sinuosos, caí en la cuenta de que estaban demasiado tranquilos, pues no eran pocos los comerciantes que los transitaban en dirección a Altdorf. Además un lejano rumor de agua, más intenso de lo normal, llegaba hasta mi, impidiéndome escuchar los ruidos que debían producirse a mi alrededor provocados por las bestias y alimañas que poblaban aquella parte del bosque, ni que decir tiene los que harían un grupo de salteadores al crujir el cuero o el tintineo de las piezas metálicas efectuado por sus armas y armaduras. Por ello detuve al caballo, desenfundé la pistola y continué a pie con las riendas en la mano izquierda.

Caminaba nervioso, pues el creciente ruido del rio, que supuse desbordado, me obligaba a fiarme más de mi vista, y teniendo en cuenta la creciente oscuridad no me valía de gran cosa. Afortunadamente  logré alcanzar la corriente de agua, viendo consternado que la fuerza de aquel era demasiada para ser cruzada por nuestro carro sin que se rompiesen los ejes o una de las ruedas quedara partida o atascada en el fango. No pude ver los pequeños sauces que en este tipo de parajes suelen crecer junto a las márgenes de los ríos, por lo que supuse que, para colmo de males, la profundidad tampoco sería la recomendable para vadear el rio.

Volví sobre mis pasos hasta que el rumor del agua se asemejó a un leve susurro y desde allí cabalgué hacia mis compañeros. Ciertamente este era un serio contratiempo, pero podía ser superado, aunque se perdería un precioso tiempo en tomar el desvió que los llevaría al solido puente de piedra junto a la vieja torre de Manfred Mataskavens.

Las lunas ya estaban en lo alto cuando el perfil del carro se recortó contra el horizonte. Aminoré la velocidad y tranquilamente me dirigí hacia su posición.

¡Alto!- grité desde unos treinta metros-¡Alto! Soy Lazar.

Desmonté y caminé hacia ellos.

 

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05/04/2011, 16:19
Maul

Maul permanecio adormilado, a cubierto por la ventana del carruaje; el sueño mataba el hambre, al menos hasta poder llegar a una posada donde poder comer de nuevo; los espadas de alquiler estaban descubriendo la glamurosa vida de la inquisicion; je..si ellos supieran de la que se habian librado...nunca lo dira en voz alta por que nadie se lo habia preguntado pero...estaba completamente a favor de hacer hogueras con todos ellos...bruja la primera y untada en gasolina...

En cualquier caso, maul no habia sido preguntado, ergo de boca cerrada no salen herejias...

 

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05/04/2011, 17:13
Director (Akrabu)

Las lunas ya estaban en lo alto cuando los perfiles de un jinete y su montura se recortaron contra el horizonte. El jinete aminoró la velocidad y tranquilamente se dirigío hacia la posición de la diligencia cuando esta hizo lo mismo al presenciar la figuar en medio del camino.

-¡Alto!- gritó el hombre desde unos treinta metros-¡Alto! Soy Lazar.

Las luces de los faroles situados en los laterales de la diligencia pronto alumbraron al hombre, y las palabras fueron confirmadas cuando la figura de Lazár Haris se hizo reconocible en el radio de luz.

El hombre desmontó y caminó hacia ellos en el momento en el que la diligencia se detuvo por fín.

Notas de juego

Podeis volver a marcaros todos.

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05/04/2011, 23:34
Heinrich Arztmann

En un principio Heinrich se preocupó al ver la figura, pero rápidamente comprendió que si era un enemigo, no era uno muy inteligente dejándose ver con tanta calma. Aun así, mantuvo la mano sobre la empuñadura de su maza hasta que Lazár se identificó.

Esperó pacientemente a que el explorador llegara —desde luego no iba a molestarse en bajar del carro—, sabiendo que traería noticias sobre el camino que había más adelante. No creía que hubiera peligro, seres inteligentes al menos, pues el explorador no se había preocupado en el ruido que hizo al darles el alto.

—Buenas noches, Herr. ¿Qué le trae por aquí? —le sonrió Heinrich.

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06/04/2011, 00:26
Lazár Harish

Habrá que darle el gustazo pensé mientras alzaba la cabeza para hablar con Artzmann, el cual no se dignó a apearse del carro.

Herr Artzmann, traigo malas noticias. El vado es impracticable debido a las crecidas de primavera, el agua baja con demasiada fuerza y la profundidad del cauce no aconseja el paso, por no hablar de los troncos y otros restos que debe arrastrar rio abajo.

Nuestra única alternativa es desviarnos hacia el este. Conozco un puente de piedra capaz de resisitir una riada de estas características, aunque le advierto que nos llevará más tiempo de lo estimado el dar semejante rodeo. Pero, como ya le dije Herr Artzmann, no nos queda otro camino.

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06/04/2011, 12:47
Heinrich Arztmann

El habitualmente calmado Heinrich soltó un improperio, golpeando con la palma de la mano el lateral de la diligencia, ante las malas nuevas. Tras unos segundos para tranquilizarse respondió a Lazár, alzando la voz para que pudiera escucharle todo el mundo.

—Gracias, Herr Harish. No tiene sentido demorarnos más tiempo aquí, pues. A menos de que queramos pasar la noche al raso. Partamos cuanto antes.

No le hacía ninguna gracia tomar un desvío, pero mejor cruzar el río a través de un puente. Aún recordaba cuando, de niño, los abusones le tiraban a estanques y arroyos por diversión. Por pura supervivencia acabó por aprender a nadar. Peor aquellos eran los viejos tiempos y no tenía sentido pensar en ellos. Más frescos eran los recuerdos de los mismos chicos, ya mayores, hundiéndose en el río Aver con una roca atada a las piernas.

Esos si son recuerdos que merecen la pena.

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06/04/2011, 17:43
Gabriella Klara Von Hauss

Un contratiempo sin duda, pero tal como Arztmann bien ha dicho, no creo que haya motivo para permanecer aqui, apresuremosnos a alcanzar el otro puente, no dejemso que esto nos retrase

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06/04/2011, 17:49
Maul

Hrumm..resono Maul cavernoso desde su pequeña esquina en el interior de la carrera; LAzar no habia traido las mejores nueva precisamente; ninguna buena a ser verdad....menudo desastre...en fin, poco podian hacer salvo tirar para el camino de piedra, algo en la mente de Maul le dijo que era hora de dejar de dormitar; con un crujido de un cuello como el un toro; MAul se ajusto las vertebras; dada la noche cerrada, ver fuera del carruaje era una chifladura pero, por si acaso, aflojo un poco la cincha que mantenia el martillo sujeto, quizas tendria que bajar del carro a repartir amor de sigmar...mas valia prevenir que curar...

 

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06/04/2011, 23:27
Katherina Müller

Katherina estaba metida en sus pensamientos cuando escuchó la voz de Lázar en lo lejos y notó que se detenían. Asomó la cabeza por la ventanuca de la diligencia para obsrvar al explorador mientras hablaba con Heinrich, sentado junto al conductor.
Ya hacía rato que la sacerdotisa se mantenía despierta aunque ensimismada en sus recuerdos, tristes en su mayoría. Negó con la cabeza ante las malas noticias que Herr Harish traía pero más les valía no demorarse en tomar esa desviación.

Solo espero que no tengamos que rodar mucho en plena noche, pensó la mujer dispuesta a echar una pequeña cabezada más hasta llegar al puente de piedra nombrado. Cierto es que ha sido sin duda cosa de la madre naturaleza pero el hecho de tener que dar un rodeo hace que Kat se sienta intranquila, así que más que dormir cierra los ojos sin poder dejar la mente en blanco, tratando de percibir el sonido del río para mantenerse atenta cuando lleguen al lugar indicado.