Partida Rol por web

Almah, la princesa mercante, señora de Kelmarane bajo el patrocinio de los Señores del Pacto, estab asomada a una ventana del palacio del pueblo, recientemente restaurado.

Enfrente de ella se alzaba imponente el mercado de batalla en el que entraba y salia gente continuamente, tras el se podían ver los grandes campos de Pesh y otros cultivos, sangre de la ciudad. El ruido de la calle parecía tener su centro en la taberna de Dorwas y Morbo e ir disminuyendo hacia el gran obelisco de la iglesia coronado por la imagen de la Rosa del Amanecer. Sin duda habían logrado algo bueno.

- Realmente... ¿le crees?, ¿estamos en peligro?, ¿esta todo esto en peligro? - Almah sigue siendo joven y bella, pero el último año ha hecho mella en su cara. Tiene sus primeras canas y algunas arrugas cercan sus ojos.

Sin embargo el tiempo parece haber respetado a Garavel. El mayordomo sigue igual que siempre y sus movimientos no han perdido la gracia militar que los caracterizaban.

- Me temo que si - contesta con voz grave - Siempre supimos que esta paz no puede durar. Necesitamos a los mejores, y sabes quienes son. - sentencia mientras se acerca a su pupila.

Almah asiente.

- Si, pero son muy importantes en la ciudad, notaremos su marcha. Especialmente la de Jonova. - durante unos segundos se queda callada mirando fijamente a Garavel. Finalmente es Almah quien aparta al mirada - Esta bien. Pero él. Se que es poderoso, pero realmente ¿no podíamos pasar sin él?. Esta vez voy a tener que darle el colegio de magia. Y no se iría del pueblo. - suspira - Si ya lo se, al menos habría pueblo...

Todos habéis sido citados por Almah por diversos medios: a algunos os han ofrecido un contrato formal, a la mayoría os ha avisado Garavel tomando algo en la taberna de Morbo, Jaali ha recibido una carta...

De cualquier forma todos habéis aceptado y os encontráis esperando por Almah en la antesala del palacio de Kelmarane, aun no restaurado del todo, pero ya bastante espectacular.

Jaali, recien llegado al pueblo, miro hacia la infame estatua que habian colocado en el centro de Kelmarane. "A los Heroes de Kelmarane" rezaba la placa al pie. Estaba Almah al frente, firme y bella, apuntando con la espada hacia los Picos de Laton. Cerca de ella todos los compañeros que habian liberado el pueblo "Almah no queria ponerte en la escultura" le habia dicho Zastoran en la carta "pero al final se dio cuenta del error y la convencimos". El resultado habia sido una figura encorvada, con una capucha tapandole la cara. Y encima, como no habia quedado sitio en la plataforma, habian colocado la estatua sentada a horcajadas encima de la estatua de la cabra. No podian haberle puesto en otro sitio, no. Encima de la cabra.

Ladran luego cabalgamos - penso con desprecio y luego, dandose cuenta apostillo - aun a lomos de uno de esos seres impios

Mal que le pesase, Jaali tenia que reconocer que Kelramane habia funcionado, aun sin su ayuda. Incluso Diegen se habia reconvertido en el lider espiritual de los fieles de Sarenrae en Kelmarane. Jaali se alegraba de saber que al menos no era el unico al que le habian ido mal las cosas. Los fieles lo tenian bastante peor. Almah, decia Zastoran, era un lider competente. Habia cambiado. Jaali dudaba seriamente que eso fuera cierto, y sospechaba que Zastoran intentaba evitar nuevos roces entre Jaali y la dirigente de Kelmarane. El mago se encogio de hombros y suspiro resignado. Con su carrera en el Colegio basicamente destruida, su mejor opcion era con los clerigos de Nethys. Si para ello tenia que soportar las petulancias, estupideces y demas defectos de una niña noble, engreida y con delirios de grandeza, lo haria.

Se paro delante de la puerta de la posada y miro el cartel: LA CIMITARRA VBORRACHA. Volvio a suspirar. Habia cosas que nunca cambiarian. Una vez dentro se acerco a la barra donde el posadero, un hombre bien entrado en kilos y con un delantal sucio limpiaba los vasos de espaldas al mago.

Posadero - dijo el mago - Dile a Dorwas que salga

Jaali? - dijo el posadero dandose la vuelta y abriendo los ojos como platos al ver al mago - Y esas ropas? Te has hecho una persona normal?

Morbo - dijo el mago ignorando la pregunta y observando la nueva dimension de su ex-compañero. "Cuida mejor la taberna que a si mismo. Dice que su vida aventurera ha quedado atras" Habia dicho Zastoran de Morbo . Menudo eufemismo. Con esa barriga su vida aventurera se habria quedado delante. Morbo parecia incapaz de ni siquiera ir al trote - Se te ve bien. Vamos, que se te ve sin problemas.

El guerrero sonrio con ese gesto tan caracteristico suyo que lo hacia todavia mas feo

La verdad es que me he dejado llevar un poco por la buena vida - dijo rascandose la cicatriz de la cara y solto una carcajada - Dorwas ahora me llama Morbido

Puto enano. Esta Dorwas para hablar - respondio simplemente el mago. Desde aquel incidente, años ha, con la boca magica y la espada de Morbo, el guerrero era de los que menos mal le caia.

No, se ha ido ya al palacio de Almah - respondio candidamente el guerrero - creo que te estaban esperando

Jaali puso los ojos en blanco. Siempre se olvidaba lo dificil que era hablar de tu a tu con ellos. Volvio a suspirar. Despues se fijo en un libro bastante destrozado debajo de la cimitarra de la barra.

Es eso una copia de mi libro de aventuras?

Si, lo trajo Bethel. Dorwas de vez en cuando lo usa como practica de tiro. - el giganton volvio a rascarse la cicatriz de la cara - Dice que es el peor libro que ha leido en su vida

Morbo, Dorwas no ha leido un solo libro en su vida.

El guerrero posadero se encogio de hombros y se volvio a rascar la cicatriz. Cuando Jaali tenia razon, habia que darsela. Los dos hombres se observaron unos segundos sin decir nada. Nunca habian sido demasiado amigos

Voy al Palacio - dijo finalmente el mago y se fue hacia la puerta. Al llegar se volvio - Intenta no comer hasta reventar antes de que volvamos. Morbo. Por fuera hueles mal pero por dentro... Seguro que habria que quemar el local

Quizas comiendo mas se te quitaria esa cara de amargado, Jaali - le respondio el guerrero - o follando mas. La verdad, seguro que haces poco de ambos.

El mago meneo la cabeza, salio de la posada y se dirigio a la reunion de Almah

Había llegado a Kelmarane hacía... ¿Cuanto? ¿Una semana? Sí. Puede que un poco más. Harve Kodrum era un mercenario veterano. Una espada a sueldo. Tenía el pelo blanco y peinado hacia atrás, la piel curtida y arrugada y vestía sobriamente de negro. Muchos pensaban al verle que era demasiado viejo para estos menesteres pero Harve no sabía hacer otra cosa. Ahora buscaba trabajo. Algo de acción y un poco de oro.

Las noticias de la restauracion de la ciudad y sobre todo del mercado de batalla habian recorrido las tabernas y rinconces de todo Katapesh. Harve habia escuchado entre vino y putas las historias sobre una gran hazaña. De como un puñado de hombres habían expulsado de la ruinosa ciudad a los gnolls que se habian apropiado de ella.  Harve habia escuchado atentamente los detalles de aquella historia. Preguntó y contrstó versiones y supuestos testigos. Así fue como escuchó hablar de Almah y de sus hombres, de la taberna de Dorwas y de como fue que liberaron a Turnling, el unico superviviente de una incursion anterior fallida. Harve viajó hasta la ciudad en una de las caravanas que llegaban a  Kelmanare a diario. Estaba convencido de que allí encontraría lo que estaba buscando.

Llegó al palacio antes de lo acordado como era su costumbre. Fue recibido y acompañado hasta la antesala del edificio. Pronto llegaría Almah. Ella le diria en persona los detalles de la mision para la que habia sido contratado.  Mientras esperó pacientemente. Observando con gran detalle a los que supuso que eran los demás miembros del grupo conforme éstos iban llegando.

El sargento Diegen Sandwing, líder de la Iglesia de Sarenrae en Kelmarane, se encaminó a su oficina en el templo tras acabar sus oraciones matutinas. Había cogido la costumbre de salir a correr alrededor del pueblo justo antes del amanecer, antes de sus oraciones a la salida del sol. Era el mejor momento del día para él: despertarse, masturbarse, correr, y rezar. A partir de ahí todo iba cuesta abajo.

Era también bueno para la moral de sus hombres, una de las pocas cosas que Diegen creía estar haciendo bien últimamente.

Desde la reconquista de Kelmarane hacía un año, Diegen se había sentido casi todos los días como un pájaro recién salido del cascarón pero ya expulsado del nido. La señora Cyrone de Solku le había encargado reconstruir el templo y convertirlo en un referente espiritual al norte de Solku, y él lo había intentado con todas su fuerza de voluntad... pero él no estaba hecho para estas cosas: para el interminable hablar con unos y con otros, para la planificación, para hacer presupuestos, para las reuniones que se alargaban durante horas...

Era cierto que tanto Zastoran como Jonova le habían ayudado mucho. El sacerdote de Nethys se había involucrado mucho en las labores de la iglesia, dando lugar a una extraña simbiosis entre los cultos de Nethys y Sarenrae en Kelmarane por la vida del pragmatismo y la particularidad personalidad bondadosa del anciano halfling. Jonova también había ayudado mucho con los aspectos de la planificación de presupuestos, reparaciones en el templo, preparación de comida y bebida para celebrar las fiestas de guardar, y muchas otras cosas. Lo cierto es que las visitas de Jonova (y su sempiterno Jarael) eran de las pocas cosas que hacían la vida de Diegen un poco más llevadera, junto con las ocasionales cartas de Ateela que llegaban desde Solku. Diegen las guardaba todas a buen recaudo, como las cartas de una madre que había perdido tiempo atrás.

No valgo para esto, pero no puedo hacer otra cosa. Cómo traicionar a todos los que han puesto su confianza en mí? Cómo darles la espalda? Cuánto más lograré mantener esta farsa, cuánto más podré evitar que los demás se den cuenta de que soy un fracaso?

- Está el sargento?
- Debe estar corriendo, Padre Zastoran, como todas las mañanas. Puede pasar a esperarlo en su despacho si lo desea.

Zastoran asintió al joven paladín humano y recorrió el pasillo central del templo, observando la humilde pero bonita decoración de las paredes.

Pues para hacer sólo un año desde que aquí debajo vivía un demonio impío que tenía a todo el pueblo bajo su control, no ha quedado tan mal.

El halfling había visto a Diegen y a sus cinco paladines (a los que se habían añadido dos aprendices recientemente) trabajar como bestias para recuperar el templo. El trabajo físico se les daba bien, y los resultados estaban a la vista. Zastoran estaba mayor para ayudar con el trabajo físico, pero sí había ayudado en lo posible a reconstruir la parte vital de la iglesia: atender a los fieles y sus necesidades espirituales, organizar el culto... En esto estaba claro que Diegen no era la persona adecuada para estar al cargo. Aunque había madurado mucho a lo largo del último año, sus brazos seguían siendo mucho más adecuados para blandir las cimitarras de Sarenrae que para consolar a una viuda que había perdido a su marido.

Mientras tomaba asiento para esperar a Diegen en su despacho, Zastoran pensaba para sí mismo que tampoco es que la cabeza de Diegen fuera muy brillante. El semielfo se aplicaba diligentemente al estudio, había pasado muchas noches sin dormir (Zastoran veía su luz muchas noches en el templo antes de irse a dormir) intentado aprender sobre economía, teología, e historia; y arrastraba unas enormes ojeras, extrañísimas de ver en su rostro élfico, para dar cuenta de su esfuerzo... pero como dice el refrán: "del cactus que está seco, poco pesh se puede sacar". De hecho, del tanto leer y del poco dormir a veces parecía que al semielfo se le estaba secando el cerebro. No hacía ni una semana desde la última vez que había perdido los estribos y casi había pegado una paliza a uno de los paladines por un error sin mayor importancia. Sólo su enorme peso histórico en Kelmarane (uno de los "héroes" de la liberación) hacía que se le perdonaran cosas que a cualquier otro, especialmente a un mestizo como él, le habrían valido la expulsión del pueblo.

Definitivamente, al chico le vendrá bien un cambio de aires. Y con un poco de suerte, la Princesa Almah le va a ofrecer exactamente eso. Quiera Nethys en su doble sabiduría que todo sea lo mejor para todos.

Un ruido a su espalda le hizo levantarse. Diegen acababa de entrar. Ambos amigos se sonrieron mutuamente.

- Diegen, he venido a traerte una oferta que no vas a poder rechazar...

Al cabo de un rato entra en la habitación un hombre impresionante alto, que supera con creces los dos metros. Viste una túnica roja y en el medio de su frente luce un tatuaje con un símbolo del fuego que habitualmente se relaciona con el culto a Serenrae.

Con una sonrisa saluda, cuando habla el tatuaje de su frente parece brillar con luz propia:

- Buenos días, soy Zayifid, viajero y servidor de Serenrae. Que la luz de nuestra señora os alumbre a todos. Aunque creo que os traigo malas nuevas - hace un gesto con la mano - Esperemos a estar todos para hablar de cosas oscuras.

Jaali habia llegado a la sala apenas unos minutos antes de Zayifid y se habia sorprendido de ver alli solamente a un señor mayor vestido de negro que miraba a su alrededor observando todo como una rapaz

O como un pergamino seco - penso el mago - Como hayan traido a este para reemplazar a Morbo, nos las van a dar todas por el mismo lado

Sin dignarse a dirigirle la palabra se sienta y espera a sus ex-compañeros, que segun Morbo deberian estar alli ya. Entonces entra Zayifid

Buenos días, soy Zayifid, viajero y servidor de Serenrae. Que la luz de nuestra señora os alumbre a todos. Aunque creo que os traigo malas nuevas - hace un gesto con la mano -

Jaali observa al hombre que acaba de entrar atentamente

Los simbolos son de Sarenrae pero un tio de 2.1 metros, calvo y con tatuajes... Puede que sea un sectario de Eskin-Jed, el Effreti servidor de Ahriman?

Esperemos a estar todos para hablar de cosas oscuras.

Sinceramente - le responde el mago - Te recomendaria empezar ya. Los que faltan son el gordo al que solo le importa que gnolls matar, el fanatico ese vuestro al que solo le importa a que gnolls matar y la experta en regadios que te escuchara educadamente y despues preguntara a que gnoll hay que matar. Si tienes algo interesante que decir, puedes empezar ya y ahorramos tiempo. Ademas asi no le das la oportunidad a este - señala a Harve - a que nos empiece a contarnos alguna historia de abuelo cebolleta .

Dorwas no se podía quejar del último año en Kelmarane.

Con ayuda de Undrella y de sus compañeros había conseguido acondicionar el edificio de la Cimitarra Borracha, varias habitaciones en el piso de arriba, una sala de fermetación en el sótano y una enorme sala central a modo de taberna.

Lo bueno de ser el primer y único establecimiento del lugar era que todos los beneficios llegaban al mismo sitio.

Un par de muchachas habían llegado desde la capital y servían a modo de camareras, junto con otros menesteres que Dorwas trataba de ocultar a Raffius, a pesar de que el enano era quien le había llevado al muchacho a su primer burdel.

Dorwas, sin embargo, no había tenido problema con las muchachas; Morbo decía que tenía que ver con algún comentario de Undrella sobre que el enano adelgazaría unos cuantos gramos si se atrevía a meterla donde no debía pero el enano y la harpía seguían viviendo juntos y ella le echaba una mano a la hora de gestionar la taberna y preparar las fermentaciones por lo que no debía irles mal.

El enano entró en la habitación con la cimitarra plateada de Raffius al cinto, la que solía llevar normalmente, ya que la de Vardissal solía tenerla en su pequeño altar tras la barra de la taberna, usándolo solo en las fechas en las que Diegen insistía en usarla para algún ritual.

En sus manos llevaba una enorme jarra de cerveza, al parecer tallada del cuerno de alguna criatura enorme y en la otra lo que parecía ser un cuarto de jabalí, al menos.

Perdón por el retraso, estaba tomando un piscolabis.- dijo según entraba masticando tranquilamente.

¡Ostias, follaviales! – exclamó al ver a Jaali. - ¿Qué tienes en la cara, por fin cataste hembra y se quedaron los pelillos pegados cuando… bajaste a su cueva del placer?

Mientras tanto, Diegen se cruza con Jonova de camino al palacio. Ambos sonríen al verse y se dan un abrazo antes de continuar juntos su camino.

- Deberías dormir más, semielfo. No tienes buen aspecto. Ni siquiera mi magia puede borrar esas ojeras que ensombrecen tu mirada.

- Ya dormiré cuando Kelmarane sea pasto de las llamas del tiempo... Aún hay mucho trabajo por hacer.

No ha terminado de hablar el mago cuando entra Dorwas por la puerta

¡Ostias, follaviales! – exclamó al ver a Jaali. - ¿Qué tienes en la cara, por fin cataste hembra y se quedaron los pelillos pegados cuando… bajaste a su cueva del placer?

 Entiendo que con la bestia esa con la que compartes las noches el tema del pelo sera algo de lo que discutis a menudo. Unos tanto y otros tan poco, eh? - dice ignorando la pregunta del enano

 Entiendo que con la bestia esa con la que compartes las noches el tema del pelo sera algo de lo que discutis a menudo. Unos tanto y otros tan poco, eh? - dice ignorando la pregunta del enano

Al menos alguien desea este cuerpecito para compartirlo en la cama. - responde Dorwas. - Que a ti creo que no se te acercaba ni tu madre, que en vez de darte el pecho te dio la espalda...

Tras lo que tranquilamente da otro trago al mejunje en la jarra.

Permanezco en silencio mirando la escena, no porque sea mi costumbre estar callado sino porque primero me gusta analizar un poco la situación, se me escapa una sonrisa ante los comentarios de estos tipos, da la impresión de que se conocen desde hace mucho en cambio yo no los había visto nunca en mi vida. Cuando vi a ese hombre calvo de barba extraña acercarse a nosotros me dije a mi mismo que podría parecer alto, pero que en nada se comparaba con Kother, el gigante de la caravana, que es considerablemente más alto que este tipo.

- Lamento interrumpir su atinada observación, señora calva, pero quería pedirle que se cubra los pechos que sino uno ya comienza a perderles el encanto - mientras hablo toco algunas cuerdas de mi laúd y voy afinándolo, con cada golpe que se da el pobre, se defina - pienso que deberíamos permitirle al señor de las "malas nuevas" que hable, tal vez nos tenga una historia interesante. ¿Alguno trajo algo para beber mientras escuchamos?

Jaali va a responder a Dorwas cuando el elfo que acaba de entrar interrumpe

Lamento interrumpir su atinada observación, señora calva, pero quería pedirle que se cubra los pechos que sino uno ya comienza a perderles el encanto

Jaali abre la boca y la vuelve a cerrar, sin palabras. La vuelve a abrir, parpadea... Y se empieza a reir mirando a Dorwas

 pienso que deberíamos permitirle al señor de las "malas nuevas" que hable, tal vez nos tenga una historia interesante. ¿Alguno trajo algo para beber mientras escuchamos?

 Jaali preocupado en intentar recuperar la respiracion mientras se rie, es incapaz de responder al elfo