Partida Rol por web

 En un desesperad intento, mientras el profesor lanza un palazo al cuchillo flotante, miro a mi alrededor. Nada me llama la atención, así que hago algo que en el fondo sé que no va a funcionar, pero de esperanza tambien se vive. Me lanzo hacia delante, directo hacia el cuchillo, intentándolo agarrar por el mango o, en cualquier caso, alejarlo de nuestro compañero. He visto heridas cómo esa antes, y tenemos que largarnos de aquí cagando ostias o si no...

-¡¡¡Sacar a Simmons!!!

Paso corriendo al lado del profesor, mientras el mundo parece detenerse y mis manos se dirigen al mango del cuchillo. Ahora, de cerca, el mango está DEMASIADO cerca del filo, y mi instinto se dispara.

No lo voy a conseguir...

Mi sentido de la supervivencia ordena y yo obedezco. No lo dudo un instante: respiro hondo, presiono la herida con mi mano, me levanto en completo silencio y camino como puedo entre tambaleos hacia las escaleras para huir de este lugar. No sé que ocurre a mí alrededor, ni quiero saberlo, únicamente percibo las escaleras que suben.

El cuchillo en un principio ha atacado a Simmons, pero dado su irregular balanceo en el aire, ninguno aseguráis con certeza a quién atacará la próxima vez.

Mientras Simmons abandona todo lo rápido que puede el lugar, aproximándose a las escaleras que llevan al piso superior dejando tras de sí un ligero rastro sangriento, Bloen, en un acto heróico de valor, trata de pillar por sorpresa al ensangrentado puñal para reducirlo por la fuerza.

Mientras cojo la caja, y mientras mis manos resbalan miserablemente sobre ella, no tengo otro pensamiento en la cabeza que el cuchillo. Dirigiendose hacia mí, acabando con mi vida lentamente. Tal vez fue mala idea lanzarme hacia el cuchillo...

Al ver las intenciones de Aaron trato de ayudarle echando mano a la caja, pero ya ha pasado demasiado tiempo y apenas si puedo rozarla con la punta de los dedos, desestabilandola de las manos de Bloen en lugar de ayudarle.

Tras vuestro fallido intento, con el que Bloen no consigue otra cosa que cortarse la palma de la mano*, el periodista Jacques hace lo propio desde su posición, intentando** cazar al cazador.

También resulta en vano, y consigue el mismo resultado que Bloen, cortándose la mano la cual le sangra ligeramente.

Revolviéndose como si se tratara de una araña en su propia tela, el puñal mágico vuelve a surcar el aire con malevolencia en busca de una nueva víctima.

En medio de la confusión, se lanza a por Milton Jacques cargado de malas intenciones.

Jacques intenta esquivarlo sin fortuna, y la daga le empala el pecho con tal fuerza que la sangre escapa a borbotones por la herida formada. El periodista cae al suelo en un golpe seco y queda inmóvil con el gesto contraído. Ha quedado inconsciente, aunque no parece que haya muerto.

La daga tampoco se mueve. Ha quedado empalada en el pecho del malherido periodista y permanece ahí quieta y sin moverse, como si todo lo sucedido no hubiera sido más que un mal sueño. El silencio absoluto vuelve al humedoso sótano, en el que tan solo se escucha la respiración entrecortada de Simmons y del inconsciente Jacques.

 Miro mi mano y miro al profesor. A mi lado, Jacques cae al suelo, y no dejo de pensar en una cosa, en salir de aquí. Por primera vez desde que llegué a la ciudad, hago caso a mi intuición.

-Profesor, ayúdeme con Jacques, hemos de irnos. ¡Dese prisa, por favor! ¿¡Simmons, está usted bien!?

Y mientras, comienzo a incorporar a Jacques.

Igual no me he explicado bien. La situación es que la daga mágica ya no se mueve, se ha quedado empalada en el pecho de Jacques y permanece quieta. Percibís que la magia que la hacía menearse ha desaparecido, por lo que ya no estáis en peligro.

Al menos por ahora.

Miro aturdido a mi alrededor, Simmons, que es quien peor lo lleva ya ha salido, Bloen presenta un feo tajo en la palma de su mano y Jacques tiene el cuchillo clavado. No es una vista muy prometedora....

-Salgamos de aquí y miremos esas heridas.- digo inútilmente al resto, que ya están saliendo.

Antes de abandonar el sótano doy una mirada por si alguna otra cosa "cobra vida" o lo que sea.

Cojo con manos temblorosas el maletín con mis útiles médicos que había olvidado en el pasillo del piso central y rebusco. Abajo reina el silencio, pero eso no me reconforta, pues la razón del silencio es que eso ha terminado y el final tiene muchas posibilidades de ser malo.

Me siento con la espalda en la pared de enfrente de las escaleras y miro mi herida. Creo oír la voz del profesor ahí abajo —aunque no entiendo lo que dice— y suspiro de alivio.

Ok Simmons hago la tirada por ti. Recuperas 3 puntos de vida y consigues vendarte bien la herida, y aunque continúa siendo molesta, no te preocupas más por ella. En los próximos días cicatrizará e irá curándose por sí misma.

Profesor Arturo, solo se puede tratar una vez cada herida, por lo que podrías ocuparte del inconsciente Jacques. Si pasas la tirada, lanzas 1d4 y sale del peligro, aunque que recupere la consciencia es otro cantar, y para ello tendrán que pasar algunas horas.

Simmons se las está arreglando bastante bien y Bloen solo tiene un corte en la palma de la mano, por lo que me acerco a Jacques, que sigue con el maldito cuchillo clavado y trato de curarle; pero nada más acercarme veo que el puñal está clavado hasta el mango, y no creo que fuese buena idea sacarlo.

Si bien soy capaz de realizar vendajes y cosas por el estilo, o incluso e entablillar un miemnro roto, esto escapa a mis conocimientos.

 Intento ayudar, pero sería más un estorbo que otra cosa. En lugar de eso, me dirijo a la salida, a investigar si tenemos vía libre para salir de esta infernal casa. El pasillo silencioso hace que se me erize el vello.

-Profesor, iré a ver si la salida está despejada, por favor, quédese con ellos. Volveré enseguida.

Y juntando el valor que me queda, mirando a mis compañeros malheridos, me dirijo vacilante a la salida.

El trayecto hasta la puerta de salida se te hace interminable pero libre de peligros. Tras la horrorosa escena vivida en el sótano, la luz que emite tu lamparilla tiembla a tu paso, algo inseguro sobre lo que pueda pasar.

Sin embargo, alcanzas la puerta principal y esta se abre con un chirrido. Hay via libre.

—Aparte, dejeme verle —digo a Maximiliam al acabar de poner mi vendaje—. No tiene buena pinta y en estas condiciones no puedo hacer mucho... no soy del todo dueño de mis manos.

Efectivamente, el temblor de mis manos hace que parezca que tienen vida propia.

Sí, el cuchillo sigue empalado en su pecho. La verdad es que con 0 puntos de vida debería estar a punto de morir salvo que sea tratado con 1º auxilios, y Bloen no tiene mucho % en la habilidad, aunque podría caer el milagro.

Bloen en estos momentos está en el piso superior comprobando la puerta de entrada, y el resto estáis en las escaleras que llevan al sótano. Vamos a dejar que vuelva y haga una tirada de 1º auxilios a ver si lo consiguiera y si no, damos por finalizada la noche en el Saint Mary, el hospital universitario de Arkham.

 Vuelvo corriendo, a la máxima velocidad que pueden ir mis temblorosos pies. Recorro otra vez los oscuros pasillos y llego hasta mis compañeros.

-Tenemos vía libre, ¡salgamos de aqui!

Al ver a los demás intentando ayudar a Jacques, trato de hacer lo mismo. En estas condiciones no durará mucho. Rompo un trozo de tela de mi camisa, aferro el cuchillo y rezo para que salga sin causarle más dolor al probre Jacques.

Y mientras el cuchillo sale lentamente, uso el trapo para taponar la herida.

-Tenemos que taponar mejor esto, y largarnos de aquí. A un hospital. Vaya usted delante, señor Simmons, si se encuentra con fuerzas, el profesor y yo llevaremos al señor Jacques. Si no puede, apoyese en mí. La salida debería estar despejada.

-Un momento.- digo y desaparezco por unos segundos dentro del sótano, para regresar con la caja que habíamos visto antes y la pongo boca abajo cubriendo el maldito puñal que Bloen acaba de desclavar del pobre Jacques mientras digo al resto -Es mejor prevenir.-