Partida Rol por web

La casa encantada (Cthulhu)

Capítulo 0: Prólogo

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23/09/2010, 08:48
Aaron Bloen

 -Bueno, sólo nos queda esperar a que la señora Wells acuda a la cita para poder saber más.

Tras decir esto, tomo asiento a la espera de que el señor Brown aparezca.

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23/09/2010, 10:35
Maximilian Arturo

-Bueno.... parece que empezeremos a trabajar al fin.- y sigo diciendo mientras camino tranquilamente hacia el salón que hemos hecho nuestra "oficina" -Aunque de este caso en particular imagino que pueden resultar tres cosas. Puede ser un caso "de verdad" como espera el señor Simmons, aunque no lo creo porque nuestra reputación es, de momento, cero. Puede ser un caso mediocre, que nos vendría bien para empezar a ver cómo nos desenvolvemos con una cosa maso menos simple...- y, acostumbrado a tender trampas a los estudiantes, no puedo evitar agregar -... y también puede resultar que esta señorita Wells y su caso sean una prueba de nuestro desconocido jefe para ver cómo lo hacemos antes de enviarnos un trabado de verdad.... Como sea, tenemos que hacerlo bien, que va a ser la única manera de salir ganando.-

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23/09/2010, 13:59
Director

Pasáis el resto de la tarde debatiendo sobre vuestro posible primer trabajo y sacando conclusiones de todo tipo acerca de ello. Por las ventanas de la oficina observáis que la noche hace ya rato que invadió Arkham y con ella una ráfaga de viento procedente del océano que hace descender las temperaturas considerablemente.

A eso de las seis de la tarde la señorita Hartwell se despide hasta por la mañana, ya que los sábados trabaja hasta las 12 del mediodía.

Tal y como quedásteis, sobre las siete alguien llama a la puerta con suaves y discretos golpes. - Toc, toc, toc. Bloen abre y aparece una mujer de buen aspecto y unos treinta años. Viste ropa de marca y lleva un sombrero y un pequeño bolso a juego. Parece una mujer de clase media-alta, aunque tampoco lo podéis asegurar.

Aaron Bloen se acerca a la visitante y le ayuda a posar su chaqueta fina sobre el perchero, para luego acompañarla hasta la oficina y después ofrecerle el mejor de los sillones.

- Gracias. - dice escuetamente.