Partida Rol por web

IKHARUS:

- Los matorrales cuestan el doble de movimiento de lo normal el atravesarlos, por lo que no llegas a poder cargar contra la mujer en este asalto.

REPITO: No veo el tablero.

Pues doble movimiento una vez más en dirección a la mujer.

ASALTO 2: RESOLUCIÓN.

TABLERO.

1) Ikharus [Sin Armadura. Hacha arrojadiza (mano derecha). Dos hachas de mano (envainadas). Dos dagas (envainadas): Movimiento Doble para perseguir a la mujer.

2) Lombriz [Sin Armadura. Escudo Pesado de Madera (brazo izquierdo). Lanza Corta (mano derecha). Portalanzas (espalda): 3 Lanzas Cortas]: Mueve y carga contra la noble. Consigue impactar, causando seis puntos de daño con su lanza corta. - Daños sufridos: 7 (a manos de la noble).

3) Mujer Noble [Sin Armadura. Espada Corta (envainada). Daga (envainada)]: Desenvaina la espada corta y ataca a Lombriz. Le hace un tajo en el vientre para 7 puntos de daño. - Daños sufridos: 6 (a manos de Lombriz).

Si puedo cargar, cargo.

El K´Hlata, Lombriz, descargó un lanzazo contra la mujer en la carga más silenciosa del mundo y recibió a cambio un tajo en el pecho que arrancó un hhhhhhhhhhh en respuesta. Reculó preparando la lanza con un giro corto y reafirmó el escudo.

-Tira las armas y saldrás viva. Mujer.

*Si no lo hace*

Como había esperado, después del aviso, no había cuartel. Entre su compañero y él acabarían con la espía rápido. Hizo un lanzazo corto para obligarla a moverse más que para otra cosa, demasiado seco y corto como para poder ser considerado un ataque letal.

IKHARUS:

- Estás demasiado cerca para cargar, aunque debes de recordar que el arma que tienes en la mano es un hacha arrojadiza.

- Puedes arrojarla prácticamente a bocajarro (estás a dos casillas), o mover 1 casilla al Norte como acción gratuita y atacar cuerpo a cuerpo. Teniendo en cuenta que no tienes las Dotes Disparo Preciso ni Disparo a Bocajarro, quizá lo mejor sea atacar cuerpo a cuerpo, aunque los críticos del hacha de mano son mejores que los del hacha arrojadiza.

- En cualquier caso, deja hechas las tiradas necesarias.

Con la mano libre desenvaino una de las hachas de mano(Desenvainado rápido), muevo y me pongo en posición para flanquear con Lombriz y ataco usando el hacha de mano.

ASALTO 3: RESOLUCIÓN.

TABLERO.

1) Ikharus [Sin Armadura. Hacha arrojadiza (mano derecha). Hacha de mano (mano izquierda). Hacha de mano (envainada). Dos dagas (envainadas): Desenvaina con su mano torpe (-2 al ataque) una de sus dos hachas de mano. Se mueve lo necesario para flanquear a la noble del Triplete con Lombriz (el bono de Flanqueo de +2 se contrarresta por la penalización de Mano Torpe -2). Impacta, y causa un daño total de 14 puntos.

2) Lombriz [Sin Armadura. Escudo Pesado de Madera (brazo izquierdo). Lanza Corta (mano derecha). Portalanzas (espalda): 3 Lanzas Cortas]: Ataca a la mujer con su lanza corta. Se la clava en un antebrazo, causando un daño de 6 puntos.

3) Mujer Noble [Sin Armadura. Espada Corta (envainada). Daga (envainada)]: Finta exitosamente contra Lombriz y se mueve una casilla gratuita sin provocar AdO hacia el Sur. - Daños sufridos: 26 (6+6 a manos de Lombriz, y 14 a manos de Ikharus).

(No me carga el tablero todavía)

Si puedo, me muevo hasta ponerme en posición de flanqueo y vuelvo a atacar a la mujer.

LOMBRIZ:

- Estamos usando una regla de la casa por la cual también se tira para confirmar pifia. Es una tirada de ataque con los mismos bonos, si falla, entonces es pifia.

- Con una velocidad sorprendente en un hombre de su edad, Ikharus se sitúa a la espalda de la noble y le clava su hacha de mano en la nuca, acabando con su vida.

- Entretanto, Lombriz se pone tan nervioso, que se clava su propia lanza corta en el pie izquierdo. Sin duda una señal de mal yuyu.

En un acto de mala planificación horrible, Lombriz descargó un lanzazo vertical que no llegó a su objetivo al caer este al suelo, en cambio por su propia inercia haciendo que... se clavase contra su pie.

-¡¡¡IKUTE GAAAA!!!

Sacudió el pie unas cuantas veces, apretando y soltando, tras aquello. Parecía que no se había lisiado, lo que ya era un milagro, pero... fulminó por un momento a Ikharus con la mirada hasta que sacudió la cabeza y la bajó. El barbudo blanquito no había sido el culpable, sólo había sido mal yuyu. Muy, muy, muy mal yuyu.

-La mandaron con malos yuyus para echar -refunfuñó mientras la cogía por uno de los pies- Terminó la inspección. Arrastrémosla y demos aviso.

Con un hacha en cada mano y moviéndose como una serpiente a pesar de los años, Ikharus giró sobre su propio eje mientras daba dos largo pasos, posicionándose a la espalda de la mujer con una agilidad poco propia de la edad y descargando un golpe con la hachuela que acabó con la vida de la mujer, haciéndola caer mientras el barbiblanco explorador arrancaba su arma de la piel de su enemiga.

Al levantar la mirada, su vista se encontró con la de Lombriz, dedicándole una extraña mirada. Al bajar la mirada este le siguió, para descubrir como su compañero de armas desclavaba su propia arma de su propio pie. Se preguntó cuantas veces habría visto sangre para caer en el nervio con tanta facilidad.

Negó una sola vez, de forma tajante. No era él quien lo juzgaría, ni quien hablaría de ese suceso. - ¿Puedes caminar? - Le preguntó, señalando con el hachuela la herida de Lombriz. Después, se agachó junto a la mujer para comprobar que estaba muerta, arrebatarle sus armas y cualquier posesión que pudiera tener de valor.

- Ahora no echará nada. - Concluyó, viéndola muerta. - Es una pena, estoy seguro que viva nos habría sido de más utilidad. -

Lombriz movió el pie una, dos, tres veces y plantó el pie en el suelo.

-Sí. Yuyu fuerte. Pero Lombriz fuerte, también. ¡Ahora ella está muerta! -dijo mientras ayudaba a buscar cualquier posesión que tuviera que no fuera la armadura- Necesitaré hablar con chamanes, igual. Triplete con mal yuyu, espías. Mal asunto.

Sacudió la cabeza. Los chamanes del lugar se encargarían de asegurarse de que si había quedado algo tras la muerte de la mujer (que no debería) desapareciese.

-Haber tirado las armas. Nos la llevaremos para dar aviso de emboscadores en el campamento, y nuestras hazañas. Gran botín también. Quizá pago por cuerpo de aliados; mucho menos que viva. Pero pago.

El K´Hlata no parecía demasiado afectado por la herida del pie; le preocupaba más el tajo del estómago, que había dejado de sangrar pero no por ello de ser una bien hermosa marca. Con su historial de enfermedades... en el pasado... tenía que mirar eso. Se tentó la herida.

-Esto, en cambio. Tengo que hablar con Plumilla.

El viejo Ikharus no se había dado cuenta de la herida en el costado de su compañero de armas, Lombriz. Se fijó en ella. Él no era curandero, ni chamán, pero como guerrero sabía que aquella herida no pintaba nada bien. Aun así, su atención siguió en las bolsas de la mujer, rebuscando que llevaba.

Lo primero en hacerse evidente eran la ropa de gran calidad que llevaba la mujer. Sería mejor llevarla vestida al campamento. Lo segundo fueron los abalorios, que rescató del cuerpo de la mujer y repartió a partes iguales con Lombriz, así como la espada y la daga, que ofreció a Lombriz por si quería alguna de las armas. Tomó la capa de la mujer y dividió en dos montones iguales las monedas de la bolsa, entregándole 10 platas a Lombriz. También repartió las raciones de comida de la mujer y recogió el equipo de acampada. - Toma. - Le entregó su parte. - Arrastremos a la mujer hasta el campamento de vuelta. Recuerda el diezmo a la compañía. - Le indicó, mientras se ponía en camino para volver.

Lombriz estimó las armas con el ojo experto y seleccionó la daga. En realidad sólo lo hacía porque le gustaba el trazado de la capa.

-Tú el cinturón y la espada. Lo que es justo es justo.

Para pertenecer a una compañía de mercenarios, el negro Lombriz y el oscuro Ikharus habían hecho un repartimiento muy rápido y aparentemente bastante equitativo sin peleas ni conflictos, una cosa nunca escuchada. Incluso la comida implicaba que los dos pasarían unos cuantos días comiendo bastante a gusto como premio por sus hazañas, más allá de la harina de mandioca, palmeral y guiso de cuerno habitual. Volvió a coger el pie de la mujer, despojada, a la que continuaron arrastrando tras haber aligerado sus bienes.

-Sí, sí. Lombriz sabe, no sufras. Buen soldado, buen compañero.