Partida Rol por web

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Plumilla seguía tumbada en su camastro tal y como lo dijo Ojopocho, pero se sentía totalmente inútil allí. En cuanto noto que el que la vigilaba se distraía un segundo para ayudar a otra persona, se levanto corriendo y se puso a ayudar a quien hiciera falta. 

Sabía de sobra que estaban saturados, y Ojopocho estaba ocupado con las heridas de Matagatos. Plumilla le fue a ayudar, aunque sabía de sobra que su compañero le mandaría de vuelta a la cama.

-Plumilla sabe que debe descansar, pero no puede dejar todo el trabajo a Ojopocho y a Chaman. Plumilla quiere ayudar a los heridos. 

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Asiento a las palabras de Ojopocho y voy en dirección a Chamán Rojo, pero este ya se ha dispuesto a limpiar todas las excreciones de los enfermos. Me quedo observando unos instantes, aprendiendo la razón de esto, y después me dispongo a cambiar los vendajes de los heridos leves que aún no han sido cambiados.

Al instante aparece Niño Guerrero ofreciendo su ayuda, a lo cual sonrío al joven explorador con gratitud y le digo:

- Niño Guerrero, te lo agradezco, toda ayuda es poca. - le digo mientras le indico que vaya tirando de un vendaje totalmente pegado por las supuraciones de las heridas - intenta ir cortando telas para ajustarlas a los vendajes que necesitemos - le indico mientras acerco los materiales que teníamos a mano para los heridos - ¿alguien te ha enseñado sobre hierbas o sanación? - inquiero al joven, para ver hasta que punto podía ayudarme

Observo como Plumilla se levanta de nuevo, no había manera de que estuviese tumbada, su alma inquieta lo impedía. Chasqueé con la lengua, y seguí a lo mío, con lo que Ojopocho me había mandado

Chamán Rojo se encogió de hombros. Curioso ver a los dos hombres con la misma expresión de incredulidad por las palabras del otro, como si no fueran más que el reflejo devuelto por las mansas aguas de un lago. Chamán Rojo habló bajo, como si sus palabras pudieran ser escuchadas por iracundos espíritus.

- Eso hago. Yo mantengo a raya a los espíritus para que no perturben el descanso de nuestros hermanos. Si lo haces así perfecto, no pongo en duda nada.- Eso dijo aunque lo que veía era otra cosa. Las mujeres y los hombres mezclados no suponía nada bueno. Su falta de respeto para con él tampoco.- Yo no soy curandero...- Que fuera especialista en tratar con los espíritus no le convertía en sanador. Él se ocupaba de tenerlos contentos y éstos le recompensaban ofreciéndole su ayuda en combate.- Soy un guerrero.- Dijo orgulloso ahora más erguido luciendo sus abalorios, capa y broche. Giró sobre los talones y se puso manos a la obra. Limpiar humores corporales y sacar la basura fuera para ser quemada. Se acercó a Niño Guerrero y Belleza.

- Todo eso...- Dijo sin ocultar el asco que le producía el montón de vendas sucias.- Sacadlo fuera. Voy a preparar la hoguera y comenzar los rituales de purificación.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Al ver como Plumilla se levanta niego con la cabeza.

- ¿Por qué será tan cabezota? - me pregunto.

Me acerco nuevamente a ella y tras acariciar su rostro con el dorso de la mano la cojo nuevamente en volandas para depositarla en su cama.

- Por favor. Estate quieta y descansa. - la digo.

Luego me acerco a su oído.

- Si te pasa algo no sabría que hacer. - la susurro. Cuando acabe con todos vendré para estar contigo. - añado dándola un cálido beso en la mejilla.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

El explorador asintió con energía cuando Belleza le agradeció su gesto, el joven chico no tardó en añadir - a Niño Guerrero se le da bien ayudar, siempre que puede ayuda. - comentó con decisión sonriendo él también a su compañera en esa tarea. No pudo evitar mover su cabeza para observar como Plumilla se incorporaba, amagó en ir a hablar con ella, pero por suerte Ojopocho ya había ido en su encuentro.

Tras eso Niño Guerrero siguiendo las instrucciones de su compañera retiró con su ayuda un vendaje, de un herido. Mientras se acercaba a cortar vendas para adecuarlas al tamaño necesario dijo - no sabía que Belleza era buena curando a gente. -

Cuando escuchó la pregunta de Belleza el joven explorador dudó durante unos instantes antes de responder y finalmente dijo - sí, Niño Guerrero sabe de hierbas, pero de las hierbas que más sabe no valen para curar. - Reforzó tales palabras negando con su pequeña cabeza.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

León Anciano se mantenía recostado en una pared cerca de la tienda de los heridos. Hacía bastante poco que habían vuelto de la batalla de Fuerte Chuda, y aunque no había sido herido su brazo se encontraba cansado. Debía haber disparado decenas de flechas, aunque el esfuerzo había sido el de cientos. Era normal a sus años, y asumió que hacía bien en descansar.

Pero ni los años pueden forzar al guepardo a mantener quietud, se dijo a si mismo. Llevaba una lanza en la mano derecha, y observaba el sol reflejarse en su hoja. Era la lanza que siempre le acompañaba, una lanza corta que por poco podría ser catalogada de jabalina. Pero aquel hombre no tenía ninguna pronta intención de usarla cómo arma arrojadiza. Si quería abatir enemigos desde la distancia, cómo había estado haciendo hasta ahora, lo haría con su arco. Aquella lanza era su única arma si el combate cuerpo a cuerpo era obligatorio, y no quería verse forzado a lanzarla para abatir a un enemigo lejano.

Fue entonces cuando pensó que nunca había derramado sangre por la compañía con aquella lanza. Pero tampoco había derramado nunca la suya propia. Intentó convencerse a si mismo de que era una sin duda una señal de que lo estaba haciendo bien, pero le costaba engañarse a si mismo. No se sentía útil para con la compañía, y sus mas ocultos y profundos fantasmas le atormentaban. Algunos recientes. Otros, se remontaban a años de vida en la sabana.

El León Hambriento levantó la mirada del filo del arma para dirigirla a la tienda de los heridos. Estaba muy agitada esa mañana. Belleza había entrado en ella; y Frontera, del pelotón de exploradores, antes de ella. Y Chamán Rojo antes que él. El anciano no era muy devoto de los poderes del Pies Rojos, que nunca había demostrado una relacción real con los espíritus. Pero un supuesto chamán y un experto en hierbas entrando en la tienda solo podía significar que estaban intensificando los cuidados de los heridos. León Anciano, por ninguna razón en concreto, se puso en lo peor y repasó los heridos en su cabeza. ¿Quizá Loor, Perdida o Asesina?

No pudo pues, sino evitar entrar en la tienda, poco después de Belleza, habiendo clavado la lanza algo alejada de la puerta de esta.

-¿Va todo bien?- Preguntó el hombre a media voz para no despertar a los que descansasen -¿Hace falta ayuda?

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA.

La mujer desnudó su torno e intentó quedarse lo más quieta posible mientras Belleza cambiaba sus vendajes. Su semblante era severo, el dolor y los recuerdos de la batalla lo habían endurecido.

Se inclinó un tanto cuando su compañera termino sus tratamientos y dijo, casi como si las palabras se escaparan forzosamente de su boca - Gratitud hermana, te debo un favor. - Luego, volvió a cubrirse y miró alrededor para ver al resto de los heridos. - Tengo asuntos que atender, será hasta luego compañeros - Dijo mientras se retiraba lentamente por el umbral.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Observo por el rabillo del ojo como Ojopocho vuelve a tumbar a Plumilla y se queda con ella.

Vuelvo a mis quehaceres, mientras escucho lo que me dice Niño Guerrero. 

- No sé mucho... pero me gustaría aprender - le confieso al joven explorador. Cuando me responde refiriéndose a las hierbas, sonrío con entendimiento - Eres un guerrero valeroso, tienes mucho que enseñar a los demás - le digo amistosamente mientras me va dando las vendas adecuadas que va cortando, y yo las voy colocando alrededor de las heridas leves de los enfermos que vamos atendiendo.

Ante las palabras de Asesina tan solo puedo asentir con la cabeza y observar como se levanta y desaparecía por el umbral de la tienda, mientras la miraba con preocupación por si se le habrían las heridas con el movimiento que acababa de realizar.

Observo también el montón de vendajes llenos de podredumbre y pus que hemos amontonado entre Niño Guerrero y yo, e indicándole que me ayude atiendo a la petición de Chamán Rojo y me dispongo a sacar los vendajes para quemarlos fuera y evitar así la acumulación de moscas y la infección del aire, ya de por sí viciado.

- Ayúdame, vamos a sacar todo esto fuera - le pido a Niño Guerrero mientras agarro un montón de telas putrefactas y las saco de la tienda para hacer un montón fuera de allí.

En la entrada, León Anciano preguntaba si podía ayudar. No respondí al principio, pero me giré por si acaso alguien podía contestar a su pregunta.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Loor no responde más a las palabras de unos y otros, y se queda recostada, mientras mentalmente repite algunas oraciones, tratando de evitar sentir las arcadas de dolor que vuelven a azotarla. Ha forzado demasiado. Aun está débil por sus heridas. No dice una sola palabra, ni emite quejido alguno, pero su gesto demuestra que no está, ni mucho menos, en su mejor momento.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Después de su conversación con Ponzoña, Piojillo volvió a la cama. Una gota de sudor bajaba por su sien, cuando intentó nuevamente, a duras penas, sentarse en el camastro. Otro mayor esfuerzo le supuso el tener que levantar las piernas, para luego estirarlas e incorporarse de forma que pudiera tumbarse, muy lentamente. Apretaba los ojos y los dientes, cuando por fin consiguió tumbarse boca arriba. El dolor que le producían sus heridas, seguía atormentándole. Al fin, suspiró cuando por fin tuvo la cabeza apoyada y descansaba.

Tras unos minutos, sintió la boca seca de nuevo. Por el rabillo del ojo vió el movimiento que se generaba de heridos y compañeros que se afanaban en su labor de improvisados enfermeros. Quiso pedir ayuda, un poco de agua y no sabía a quién acudir. En ese momento, vio a Plumilla, aquella que ya le atendió tantas veces, pero desistió de llamar su atención, al ver como Ojopocho la llevaba en volandas hasta una cama. Al otro lado, con intención de salir de la tienda, vio a Chamán Rojo, aquél a quién ayudó en varias ocasiones en su instrucción, en varios entrenamientos. Parecía que estaba mucho mejor que el resto, así que levantó la mano hacía él e intentó llamar su atención.

- ¡Hey! ¡Chamán, Chamán Rojo! Cuando tengas un momento, tu viejo amigo, Piojillo, estaría encantado de saludarte y que le acercases un poco de agua...

Le dedicó una amplia sonrisa, pues se alegraba de ver a algunas caras conocidas, más si cabe, al tratarse de alguien de quien no sabía si estaba vivo o muerto. Sintió cierta alegría y satisfacción al saber que muchos de su anterior pelotón, que estaban bajo su mando, seguían vivos. Esperó paciente a que se acercara.

- ¡Oh , sí, estupendo!- Exclamó al ver con lo que Belleza y Niño Guerrero el obsequiaban: un montón de sucios y pestilentes harapos.- Dejadlo ahí fuera que enseguida voy.- Se detuvo en su camino al ser llamado por Piojillo, que que había sido el segundo al mando del pelotón de los Campamenteros.- Ves, eso sí puedo hacerlo. - Murmuró más para sí que otra cosa. Se alegraba de ver a Piojillo bastante recuperado después de haber presenciado tanta muerte. Le tendió primero el brazo a modo de saludo, para apretarlo fuerte, y después le acercó un poco de agua.- ¿Qué tal te encuentras?- Hizo sonar de nuevo los huesos de sus múltiples amuletos y profirió guturales sonidos antes de que su hermano bebiera del agua.- No tienes mal aspecto, dentro de lo que cabe.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

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Día: 17.

POR LA MAÑANA

Ya había estado suficiente tiempo descansando y quería hacer algo por sus compañeros, así que salió de la tienda caminando a buen paso en dirección a la zona de seguidores de campamento. Le dolía el brazo, pero al menos no era el bueno ni parecía ser especialmente grave, por lo que le dejaron marchar.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

La chica sonrío ante el beso de Ojopocho, quiso alzar la mano para poder agarrar la suya pero apenas tuvo fuerzas para hacerlo. Hasta aquel instante no se había dado cuenta de lo agotada que se encontraba y de lo que le dolían las heridas. Se recostó en el camastro y cerro los ojos.

Vendrá cuando termine con todos.

Cuando se dijo aquello a si misma, se quedo dormida. Por fin empezó a descansar tras cuidar a sus compañeros. 

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

- Niño Guerrero sabe de plantas y hierbas, lo aprendió cuando era pequeño con sus hermanos, pero nunca curó a nadie.- tras eso escuchó los halagos de Belleza e hinchó su estrecho torso, visiblemente contento por las palabras de ella - Este luchó en el fuerte Chuda y mató a varios enemigos sin recibir ni un solo rasguño. -

Sin embargo sus palabras se cortaron cuando Asesina desnudó su torso, el joven explorador no pudo evitar mirarlo varias veces, con rapidez tratando de disimular, miradas escuetas y rápidas. Cuando terminaron con ella, siguieron apilando los vendajes sucios o usados en un lado, realmente había bastantes, tenían muchos heridos tras aquella dura batalla, aunque a sus ojos de ignorante de la medicina, ninguno corría el riesgo de morir en un corto lapso de tiempo.

Ayudó a Belleza a sacar todas las vendas al exterior tal y como Chamán Rojo les había pedido, las amontonó todas juntas y las dejó allí a la espera de que se hicera lo que fuera con ellas. Fuera escuchó a León Anciano al que rápidamente dijo - Ojopocho es el que está dirigiendo las curas pregunta por él. - tras eso devolvió su mirada a Belleza y dijo- ¿Ahora en qué te ayuda Niño Guerrero? -

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA

Cuando León Anciano se ofrece a ayudar asiento.

- Toda ayuda es bien recibida. - le digo. Puedes encargarte de dar de beber a quienes te lo pidan. Y mientras no haya nadie que lo requiera puedes ayudar a Khadesa en lo que ella te solicite.

Dicho esto dejo descansar a Plumilla y vuelvo a atender a Matagatos.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA (Ya cerca del medio día...)

La mañana se hacía ya muy larga, mientras unos y otros compañeros de la compañía iban pasando. Unos ayudando a los enfermos en lo que podían, y otros, como el caso de Piojillo, descansando de sus heridas. En ese momento, cuando se acercó su viejo camarada, Chamán Rojo, aprovechó para beber un poco de agua del odre que le ofreció. Tras calmar su sed, prosiguió con su descanso, no sin antes añadir algo a la visita de Chamán Rojo.

- Bueno...He estado en mejores condiciones, pero creo que volveré a estar bien. - Comentó Piojillo, mientras daba unos pequeños golpecitos en el vendaje.

- Espero que cuando me recupere quieras seguir entrenando conmigo. Así podrás enseñarme todo lo que has aprendido en combate... Supongo que ahora será Manta, quién haga los grupos de entrenamiento. El es el segundo al mando de los campamenteros. Todo ha cambiado mucho tras la muerte de Cochinillo. Supongo que habrá que adaptarse...

Dejó sus pensamientos en el aire, esperando, quizás, un intercambio de opiniones, por parte de su compañero en el grupo de campamenteros.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

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Día: 17.

POR LA MAÑANA

Las heridas de Sicofante iban sanando poco a poco. Desde luego, el tagliano había sido de los afortunados. A pesar de los golpes recibido durante el combate, no había sido los que peor se encontraban, y eso era de agradecer. Sicofante se alzó de su cama y observó a su alrededor. Aquí y allá se encontraban sus camaradas, algunos mas heridos que otros pero todos con una buena (o eso pensaba él) atención médica. 

Mejor heridos que no muertos- la mente del tagliano pasó fugazmente por una pérdida importante para él. Pero eso era la guerra y no podía hacer nada salvo rememorar el recuerdo de aquella bella muchacha que tan buenos momentos le hizo sentir en aquella compañia.

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA (Ya cerca del medio día...)

Cuando Niño Guerrero hubo puesto todos los vendajes que quedaban en el montón de fuera, escuché como pedía aún más trabajo. Era admirable el esfuerzo de aquel chico, así que no pude evitar sonreí y decirle:

- Por ahora nada más, vamos a ver como Chamán Rojo quema esto y podrás descansar un rato mientras los heridos no necesiten más cuidados - le dije mientras miraba alrededor por si alguien necesitaba ayuda

Escuché las palabras de Piojillo, pero me abstuve de hacer ningún comentario al respecto. En la batalla del Fuerte Chuda yo había estado bajo las órdenes de Lengua Negra y Manta, así que la adaptación para mí ya había comenzado. 

Me acerqué al áfora del agua y bebí, estaba sedienta y el movimiento de idas y venidas hacía que mi garganta estuviese casi seca. Le ofrecí agua a Niño Guerrero, puesto que él también había hecho el mismo trabajo que yo y seguramente estaría igual de sediento

AÑO: 201.

Estación: Primavera.

Mes: Sexto (Tercero de la Primavera). Mes del Castor.

Día: 17.

POR LA MAÑANA (Ya cerca del medio día...)

Despertó, aún conmocionado por su pesadilla, con los ojos muy abiertos distinguió a Belleza. Intentó llamarla pero apenas consiguió articular pobremente, mas que hablar lo que consiguió fue croar.

-A..gua- dijo sintiendo la boca pastosa y un desagradable dolor de cabeza, se sentía aturdido y con el cuerpo cortado. Tomo nota mental de no volver a dormir mientras pudiera. Sentía que necesitaba mantener la mente ocupada. Mentalmente pensaba en los espíritus a los que había agradecido su sacificio; una gacela de la sabana, una hiena aviesa que mataba a las cabras de su padre, aquel pajaro de plumas coloreadas y que resulto de agradable sabor...la lista era principalmente animal. Recordaba con desasosiego su poblado y su vida anterior. Una idea vino a su mente, una forma de entretener la mente y las manos para no verse atrapado por el sopor de la tienda.

Espero a que la hermosa soldado, recordó mentalmente la palabra soldado, se aproximase. Tuvo presente que ella si era una hermana juramentada y el no era poco más que un bulto en una cama. Posiblemente su idea no fuese posible, al fin y al cabo.

- Claro, Hermano.- Contestó a Piojillo asintiendo a sus palabras.- Ahora no debes preocuparte por eso sino que debes concentrarte en ponerte en condiciones. Los espíritus me han sido propicios en la batalla y me ocuparé de que estén contentos para que guíen con su ancestral sabiduría a Manta y Lengua Negra, ya lo verás.- Vio pasas a Belleza y Niño Guerrero y se le notó visiblemente incómodo pro las prisas.- Ahora tengo que marcharme. Hablaremos en otra ocasión.- Se alejó hacia la puerta de la tienda para ir preparando la hoguera purificadora.