Partida Rol por web

Hilo de conversaciones entre personajes jugadores que ocurran fuera de una escena común.

Pues sí, pues sí... parece que está refrescando... y esas cosas.

Para evitar confusiones vuestras charlas deben tener el encabecamiento:

Día x. Mañana/Tarde/Noche. Lugar donde transcurren.

Muy importante: fijaros bien a la hora de marcar los destinatarios de la conversación. Debéis marcaros a vosotros, a vuestro interlocutor o interlocutores y al Director de juego.

Día 1. Tarde. Paseo de Iomedae (F6-F11).

- ¡Quitadme vuestras sucias manos de encima! -exclamó Violeta, enfadada- ¿Quién os creeis que eres? Igual en los bosques lo habitual es saludar a la gente agarrándola del hombro, pero os puedo asegurar que aquí en la civilización eso se considera de mal gusto, y os podría traer problemas con la guardia.

Violeta terminó su alocución ooniendo cara de insufrible superioridad

Miro con curiosidad, extrañado, la palma de mi mano. En esa mirada se puede deducir que una preguntando debe ndar cruzandome la cabeza, un instnte despues vuelvo a mirar a los ojos de la muchacha. A continuacion, tranquilamente, bajo la mano, esquivo delicadamente y sin tocar a la semielfa, y continuo mi camino calle abajo.

- Ten cuidado con a quien sigues muchacha - digo sin mirar atrás - te puedes encontrar con alguien a quien no le guste que le anden persiguiendo, y entonces los problemas con la guardia los tendras tú.

off-rol: a ver si (y como) funciona esto de dejarte mensajes privados en el mismo hilo

Suspicaz por el seguimiento al que me habia sometido la semielfa, mientras continuo calle abajo estoy alerta, de que no sea una emboscada y de que llevo conmigo mi bolsa con excaso dinero y mi morral con las cartas...

Maldiciéndose a sí misma por su estupidez, Violeta decidió cambiar de estrategia y echó a andar detrás del semielfo.

- Eh, tú, espera. Si vas asaltando a transeuntes inocentes por ahí no vas a durar en este pueblucho ni un día. Será mejor que te hagas con los servicios de un guía local, y hoy es tu día de suerte, no tengo nada mejor que hacer que andar de aquí para allá enseñando a los extranjeros las maravillas -Violeta apenas pudo aguantar la risa- de Hueco del Halcón. Dime que necesitas, y Violeta Zerska te lo conseguirá.

Día 1. Tarde. Paseo de Iomedae

 No puedo evitar sonreír al escuchar las aceleradas explicaciones de la chica.

-       Escúchame… ¿conoces el Lady Rouge?... junto a los muelles…- Amras indica la dirección con la mano- ves hasta allí y pregunta por Taurnil…. Taurnil Felagund, un tipo con el pelo castaño, mal cortado y unos grandes ojos grises. No tiene perdida, le veras con una lira,  dile que Amras le espera esta noche en “el blanco fácil”, ves con el – sonríe - te invitaremos a cenar.  ¿Te parece bien Violeta? , por cierto, discúlpame, mi nombre es Amras – dice el semielfo mientras tiende su mano hacia la muchacha.

Día 1. Tarde. Paseo de Iomedae

Maldiciendo en bajo para sí misma, Violeta calculó los beneficios de ayudar al bosquimano; a los dos bosquimanos, se corrigió, el tal Taurnil debía ser otro de tal calaña. El Lady Rouge tenía una merecida reputación, y entrar en él por voluntad propia... ¡Qué demonios, quizá la pareja pudiera ofrecerle una salida de Hueco del Halcón de una vez por todas!

-Todo lo que conozco del Lady Rouge, muy señor mío, son rumores y chanzas, no creo que sea un lugar adecuado para una joven -Violeta produjo un sonoro suspiró y continuó-. Pero si es un sitio de mal agüero para los nativos de este lugar, debe tratarse de una trampa letal para los que no están acostumbrados a la civilización. Os ayudaré, maese Amras, aunque espero que el premio por poner a prueba mi inocencia sea algo más que una simple cena.

Con una reverencia, Violeta se dio media vuelta e inicio un ligero caminar, ignorando la mano tendida.

Día 1. Tarde. Paseo de Iomedae

Amras se queda mirando un instante a la muchacha que se aleja por la calle, sonrie, hace un gesto con la mano tendida dando a entender que no tiene mayor importancia, y continua calle abajo, esperando que unas horas mas tarde se vuelva a encontrar con la enigmatica Violeta.

Ok. Conversación cerrada. Podéis hacer algo sencillo antes de dar por concluida la tarde y pasar a la noche.

Día 1. Tarde. La Posada de Antón Taina (F5)

Un enano cejijunto de pelo castaño y barba espesa, que hacían que su expresión resultara tremendamente hosca, firma en el libro en el que el grasiento Anton Grimm registra a sus huéspedes, aquellos que pasan la noche en la posada de Anton Taina. Llevaba unas ropas marrón oscuro que cubrían una pesada armadura y llevaba un escudo a la espalda y un hacha enana al cinto. Justo en el momento en el que el enano ejecutaba su tosca firma, por la puerta entraba otro huésped. Su barba y su pelo largo y castaño apenas dejaban entrever ninguna de sus facciones, tan solo destacaban unas primeras canas y un par de ojos marrones. Su armadura de cuero, verde y ocre, denota que su lugar habitual debe ser el bosque y destaca enormemente el arco que sobre sale por su espalda. Saluda educadamente sin decir palabra con un simple gesto.

-Todavía no sé cuantos días me quedaré.- explicaba el enano a Antón con un tono tan hosco como su expresión.- Buscaré algún trabajo y mientras tenga suficiente dinero me seguiré hospedando aquí. Tendré cuidado con todos esos sitios encantados,... empezando por su taberna. Si alguien le pregunta buscando un buen guerrero, puede decirle mi nombre, Lyrdan Morin.- Y después de firmar  en el libro, dispuesto se vuelve hacia el recién llegado, suspicaz, para ver que viene a hacer y  mirándole con cara de desconfianza.

- Hola Anton – saluda con confianza al posadero – y compañía – dice mirando a Lyrdan- Vengo a pasar unas noches, ya sabes – con familiaridad coge la pluma y firma en el libro de registro, justo en el sitio donde le señala Anton – de momento lo de siempre, para empezar un buen baño – una ojeada dubitativa al enano se refleja en el rostro del recién llegado, claramente incomodo por la mirada inquisitoria de Lyrdam, y cuando este decide que ya sabe bastante y comienza a subir las escaleras, el recién llegado se dirige a el- perdóneme señor… ¿Morin? … no he podido evitar su conversación con Anton y, casualmente, creo que podría necesitar a alguien con sus… capacidades. Acomódese y si quiere podemos vernos a la hora de cenar en “la diana en el pecho”, allí podremos hablar tranquilamente. – el enano parece pensar, meditabundo, un solo instante, y a continuación vuelve a poner su ceño fruncido, pero antes de que pueda articular palabra alguna, el recién llegado exclama – ¡ Por las alas de Taxthyl ¡ . Disculpe mi descortesía, mi nombre es Amras Felagund – dice estirando la mano.

Día 1. Tarde. La Posada de Antón Taina (F5)

- Muy bien señor Felagund, espero que lo que tenga que ofrecerme ser merecedor de mi tiempo. Allí estaré- mirando con desconfianza la mano extendida- Lo siento, pero no doy la mano a desconocidos. - Y se gira con intención de seguir subiendo las escaleras.

Día 1. Tarde. La Posada de Antón Taina (F5)

Amras se queda con la mano extendida unos instantes mientras mira al enano. A continuacion se mira la mano y parece que murmura algo entre dientes. A continuacion, sin mover su mano vuelve a levantar la vista hacia Morin y se despide con la cabeza, volviendo de nuevo al mostrador de Anton Taina.

-Yo también me alegro de conocerla, señorita. Que le vaya bien.

Y en un tono algo más bajo, agrego:

-¿Harapiento? -miro mi raída túnica verde sin mucha seguridad- Al menos yo he pagado mi cuenta. Odio a las mujeres que creen que su sexo les da derecho a beber gratis.

Después, me vuelvo hacia Taurnil. Por mi aspecto (la ropa gastada, el cayado, la melena descuidada, la comadreja) no se sabe muy bien si soy un mago o un druida, aunque con mi tamaño bien podría ser un guerrero, pero mis modales, mi forma de andar y la astucia que (junto con una cierta dosis de autocomplacencia) brilla en mis ojos grises desmienten esa posibilidad (bueno, eso y que los guerreros suelen llevar armadura y no túnica). Mesándome la fina barba negra con una mano enguantada, me dirijo al semielfo en tono lo suficientemente bajo como para que no me oiga la tal Serena.

-Escucha... Taurnil. Siento haberos interrumpido a tu amigo y a ti, pero ahora mismo tengo algo de prisa. Mi nombre es Gance Kerrain, y también me gustaría hablar contigo después de tu actuación... en algún lugar fuera de la vista de ésa -digo señalando hacia la puerta con el pulgar-. Tal vez pueda proponerte un trato del que los dos saldríamos beneficiados. Creo que tenemos intereses comunes.

Taurnil mira de arriba a abajo al tipo de la comadreja y su raida túnica.

- Em... Sabes mi nombre... Mi fama me precede... Bien, quedate a escuchar mi actuación y tras ella subiremos arriba a hablar. - Taurnil da un sonoro golpe en el hombro del tipo de la comadreja y empieza a irse hacía fuera, de golpe recuerda algo y se vuelve hacia Kadran. - Oye, ahora te pago lo de la jovencita caliente que me espera fuera, ¡no quiero hacerla esperar y sabes donde trabajo! Tardo 3 minutos y empieza la actuación.

Taurnil alza los brazos en alto y comienza a vocear. - ¡¡No se preocupen, damas y tertulianos!! ¡¡Taurnil volverá pronto y el la canción de esta noche vale la pena, se lo aseguro, una historia de terror en el mercado alto!! ¡¡¡¡Y no falten dentro de 3 días!!! - susurrando - ... esa actuación si que será histórica...

Día 1. Noche. La Diana en el Pecho.

El aspecto nocturno de "La Diana en el Pecho" no es diferente del diurno, si acaso, debido a la luz de la chimenea y a las velas de las mesas y alguna lampara de aceite, tiene menos aspecto cochambroso. El tabernero esta llenando una jarra de cerveza de hoja de leñoscuro fermentada mientras que la camarera espera con desgana. No hay gente dentro de la taberna, apenas un boracho durmiendo en una mesa. Cerca de la chimenea se encuentra sentado Amras Felagund, solo en una mesa bastante grande.

Al cabo de un rato la puerta se abre y entra el Lyrdan, con su hosca expresión habitual. No esta muy claro si en un principio no ve a Amras, al que ha conocido poco antes en la posada, o si directamente le ignora, y camina directamente hacia la barra.

-Tabernero ponme una cerveza- se le escucha decir con tono poco amable y sin importarle si está ocupado o no, metiéndole prisa hasta que le sirve. Entonces, con la jarra en la mano, se dirige al lado de Amras y dice -Es difícil hablar de cosas importantes con la garganta reseca.

Amras sonrie, , la camarera deja una cerveza con su tedio habitual, al lado de Amras. Su bigote, manchado con la espuma negra caracteristica de la cerveza de leñoscuro, denota que no es la primera jarra de la noche.

- No puedo estar mas deacuerdo. Sientese, -indica amablemente Amras - estamos esperando a dos personas mas. Luego podremos cenar y hablar tranquilamente de algun trabajo - Amras da un sorbo a la espuma de su cerveza - no esta nada mal ¿verdad? - dice levantando la jarra - hombre, en Almas me han hablado de una taberna "la corona del loco" ¿la connoce?, un amigo me ha jurado que alli sirven la mejor  cerveza de leñoscuro del mundo, pero para estar en medio del valle de Lunaoscura, esta no esta nada mal. -Amras vuelve a dar otro largo sorbo - No suelo salir nunca fuera del valle, tampoco es que frecuente mucho los pueblos de la zona, pero a usted nunca le habia visto por aqui...

-No, no la conozco, pero si es la mejor habrá que probarla. Llevo poco tiempo en el valle y aún menos en la ciudad. Acababa de llegar cuando nos hemos encontrado. ¿Quienes son los otros dos acompañantes que van a venir?. Me gustaría saberlo antes de que se presenten.

Día 1. Noche. La Diana en el Pecho.

- oh - respondo con un ligero halo de sorpresa - por supuesto... el primero se llama Taurnil Felagund, es mi hermano, al que no veo desde hace meses... confio en que no se haya metido en demasiados problemas desde entonces... y la segunda de esas personas se llama Violeta, es una muchacha delgada de la que tampoco se mucho mas, pero que parece saber moverse por la el pueblo. Quizas ella este al tanto de alguna noticia mas.

Día 1. Noche. La Diana en el Pecho.

En ese momento se abrió la puerta de "La Diana en el Pecho", dejando ver la negrura total que era una noche sin luna en el Valle de Lunaoscura y, saliendo de ella, una pareja compuesta por un semielfo y una humana. El semielfo, de edad indeterminada, como pasaba siempre con estos mestizos, era de pelo castaño claro, cortado a trasquilones, ojos grises y grandes, uno de ellos rodeado por un escandaloso hematoma, y un innegable parecido físico con Amras Felagund, que sería aún mayor si este último se afeitara la barba. Llevaba ropas anchas, oscuras y gastadas, un laud a la espalda, una espada en el cinto y a la mujer del brazo. La condujo al interior del local con un cierto aire de galantería. Ella llevaba ropas gastadas y sucias, como si acabara de hacer un largo viaje, parecía tener unos 30 años, era morena, nada femenina y caminaba algo encorvada fruto del cansancio. Ni Amras ni Taurnil la habían visto jamás.

En una esquina de La Diana en el Pecho, cerca de la chimenea, Amras Felagund y Lyrdan se sentaban en una mesa y bebían de sus respectivas jarras. Amras era un semielfo de pelo castaño oscuro, largo, con algunas trenzas, que le tapaba parte del rostro, dejando que la otra parte se la cubriera una poblada barba que dejaba entrever sus primeras canas. Llevaba ropas de lino y cuero endurecido, marrones y verdes, tan sucias y usadas como las de su hermano. El enano les miraba con el ceño fruncido, enmarcado por una única ceja poblada de pelo castaño. Una espesa barba del mismo color nacía de debajo de los pómulos, dejando sólo los ojos y la nariz al descubierto. Tenía una constitución muy fuerte incluso para tratarse de un enano y un hacha colgada del cinto.

La camarera se levantó de la sila en la descansaba y se dirigió a la barra.

Sin dudarlo un momento, Violeta ignoró a la camarera y se dirigió hacia la extraña pareja.

- Amras, yo he cumplido mi parte del trato, aquí tienes a tu amigo, primo, o lo que sea. Hora de cumplir con tu parte del trato, empezando por la cena.

Acto seguido, se sentó en la mesa y comenzó a retirar aquellas partes del disfraz que buenamente pudo, deseando en silencio tener a mano una tina.