Partida Rol por web

El grupo se divide y vosotros dos camináis hasta la dirección que os han dado. Tras un par de vueltas innecesarias y unas cuantas preguntas, llegáis a la calle.

Veis que es un callejón sin salida y, al fondo, se encuentra el 23 de la calle Impil.

El grupo se divide y vosotros os encamináis hasta el edificio donde se encuentran los Dragones Púrpuras llevando a la mujer. El tabernero os indica la dirección y no os perdéis por el camino.

Un gran edificio blanco se alza sobre vosotros. El cuartel de la Guardia sirve al mismo tiempo como prisión y como alojamiento. Al entrar, podéis ver unos 30 Dragones púrpura. Son fácilmente reconocibles, pues sus vestimentas son púrpuras y llevan dragones bordados en ellas.

¡Vamos Ganzúa! No sé a qué estás esperando. ¿O quizá puedas ver algo más?

Ganzúa miró a su pequeño compañero mientras este le apremiaba. Las prisas nunca habían sido buenas consejeras.

Aquel sitio había frenado al ladrón. Si él tuviese que preparar alguna emboscada hubiera elegido un sitio así.

Inspeccionó el lugar antes de adentrarse. La parte de arriba que sería el lugar donde ubicaría a un par de arqueros. Y el callejón por donde tenían que pasar hasta llegar a aquella puerta.

No me gusta Yandrak, no me da buena espina este lugar.

Adam entra en el cuartel llevando a la muchacha sujeta del brazo. Se acerca a alguno de los guardias y le señala a la chica.

-Nunca se me ha dado bien contar historias, así que intentaré ser rápido. ¿Sabéis ese templo de Mystra nuevo al lado de la ciudad? Pues no es de Mystra. Creemos que adoran a Shar, pero en cualquier caso seguro que no es nada bueno. Venimos de allí y a ella la tenían presa y drogada en un sótano.

Al final del callejón, a la izquierda, pudisteis distinguir a un hombre escondido.

No puede ser contestó el Dragón Púrpura al que Adam había hablado. Os miró detenidamente y uno por uno antes de volver a hablar.

¡Dragones Púrpuras! gritó. A los cinco segundos, seis soldados os estaban rodeando.

Acompañadnos dentro y explicarnos las cosas bien. No se pueden lanzar acusaciones de ese calibre sin una buena información.

Bien por lo menos parece que tenemos su atención, espero a que Adam y Askabal empiecen a moverse hacia dentro para explicar en detalle lo sucedido, yo iré al final.

¡Mierda Ganzúa! Ese tipo no me da buen rollo. Yo creo que está ahí para tendernos una emboscada. ¿Qué crees que deberíamos hacer? ¿Vamos? O mejor nos vamos con  nuestros compañeros. También tengo esto, dijo mientras sacaba una varita de su bolsillo. Podría lanzarle unos cuantos proyectiles desde aquí antes de reunirnos con él. Incluso podría ir yo y tú quedarte escondido, así si me pasa algo, quizá tú podrías ayudarme.

Además, tú trabajas mucho mejor desde las sombras. ¿Qué te parece?

De acuerdo, yo te cubriré desde aquí. Si escuchas tu nombre utiliza esa varita y sal de ahí como alma que lleva el diablo. Ahora dame un segundo para que me esconda

Ganzúa se adentró un poco en el callejón, procurando cubrirse con las sombras y esconderse de miradas

Yandrak se dirigió hacia el lugar donde se había reunido. Llevaba entre sus manos la varita de proyectiles mágicos, por si necesitaba usarla por lo que fuera. No miraba hacia el lugar donde aquel tipo estaba escondido, si no que trataba de disimular para ver qué es lo que pretendían hacerle. Confiaba en Ganzúa, esperaba que él le ayudara en caso de necesidad.

Tranquilos todos, solo queremos hablar - dije algo agresivo, pues no me gustaba la actitud hostil por su parte.

Os acompañaremos dentro - les dije.

Ganzúa se escondío y Yandrak comenzó a avanzar como quien no quiere la cosa, así que las posibilidades de que ese hombre le escuchara llegar por el callejón aumentaban.

Justo cuando llegaba a la mitad del callejón, dos silbidos rompieron ese silencio. Cuando Yandrak miró hacia arriba, hubo un estallido de sonido y algo cayó desde el tejado del almacén: ¡una red contrapesada! Por suerte, Yandrak consiguió esquivarla en el último momento.

El hombre, de gran tamaño, se alzó desde su escondite. Su armadura y su piel están pintadas de gris, haciendo que el blanco de sus ojos resalte enormemente en la tenue luz de la luna.

Una forma en las sombras se movió, revelando el perfil de una pequeña figura en los tejados. Una mediana con una capucha negra tensa la cuerda de su arco corto, con una flecha apuntando en la dirección donde se encontraba Ganzúa. Sin duda, os había visto llegar y había visto cómo se escondía.

Lanzó su flecha contra Ganzúa, que le impactó en la pantorrilla.

Os metieron en una habitación sin ventanas, donde sólo había unas sillas. Os sentaron con un poco de rudeza y se fueron. Os dejaron en ese incómodo lugar un rato bastante largo, hasta que aparecieron tres Dragones Púrpuras.

Contad. Ya.

La muchacha que está aquí, la encontramos en dicho templo, estaba como drogada o algo así- contesté de inmediato.

Nos dijo que fue allí para adorar a Mystra. Un hombre llamado Fembrys le habló de un ritual y aceptó. Después sacó una bola negra...

Creo recordar que mencionó que eran 11 haciendo el ritual. Pero no todos ellos llegaron hasta allí, tres no tenían magia. Creo que uno era un librero. Los demás se fueron en un catamarán. A ella no la llevaron porque no cabía. Pero le dijeron que esperara allí durmiendo, que volverían a por ella...

Mierda, Yandrak sal de ahí. 

Ganzúa se movió hacia la pared donde estaba la mediana en el tejado para dificultarle el blanco mientras salía pitando de aquella trampa y ponía el grito en el cielo.

¡¡¡¡¡ GUARDIAS, GUARDIAS, SOCORRO. QUIEREN ASESINAR A UN HOMBRE EN EL CALLEJÓN !!!!!!

¡¡¡¡¡ GUARDIAS, GUARDIAS !!!!

Yandrak esquivó la red por muy poco. Podían enfrentarse a uno, podían enfrentarse a dos, pero no a tantos tan bien confabulados y organizados. Era absurdo intentar algo si no íbamos a lograrlo, pues no era necesario encabezar una lucha sin tener necesidad de ello.

Así que Yandrak puso pies en polvorosa y se marchó de allí por el mismo sitio que habían venido.

Salisteis corriendo de allí. Algunos flechas pasaron surcando el aire cerca de vuestros oídos, pero por suerte ninguna os dio.

No dejasteis de correr hasta que os sentisteis extenuados por el esfuerzo. Parecía que habíais puesto bastante distancia entre vosotros y la trampa que os habían tendido y habíais caído muy fácilmente.

Fuisteis a buscar a vuestros compañeros al edificio donde se encontraban los Dragones Púrpuras. Tras preguntar un par de veces, llegáis al lugar. Un gran edificio blanco se alza sobre vosotros. El cuartel de la Guardia sirve al mismo tiempo como prisión y como alojamiento. Al entrar, podéis ver unos 30 Dragones púrpura. Son fácilmente reconocibles, pues sus vestimentas son púrpuras y llevan dragones bordados en ellas.

Os acercasteis a uno de los Dragones y preguntasteis por vuestros compañeros. Os rodearon cuatro más y de malos modos os arrastraron al interior. Os soltaron en una habitación donde os encontrasteis a Adam, Askabal, Wiberg y la chica.

La puerta se abrió y unos Dragones soltaron de malas maneras a Ganzúa y Yandrak. Rápidamente, ellos os pusieron al día de lo que había pasado: Descubrieron que era una trampa, Yandrak casi cae preso de una red y Ganzúa había sido herido por una flecha desde un tejado.

El otro grupo os contó que parecía que no les hacían mucho caso. Os habían llevado a todos a una habitación y estaban esperando que contaseis lo que sabíais. Entre todos, pudisteis contar lo que había pasado desde que os encontrasteis al clérigo hasta que habíais llegado hasta el subterráneo del templo y os habíais encontrado a la chica.

Los Dragones salieron de la habitación sin daros explicaciones. Hasta varias horas después, no regresaron, pero iba con un hombre que inspiraba un gran poder.

Soy el alcalde intentó sonreíros, pero sólo asomó a su rostro una fea mueca. El señor Sarp Barbarôga. Os agradecemos todo lo que habéis hecho por la ciudad dijo en un tono formal y serio. Pero no os dejabais engañar, estaba dolido porque sus Dragones no habían descubierto lo que había pasado allí. Y os voy a ofrecer estaba claro que no era una oferta, si no una orden que sigáis trabajando en el caso. Sois astutos guerreros que ya se han implicado en esta lucha, ya es casi personal. Pero no gratis, por supuesto. Os daremos 500 piezas de oro a cada uno si seguís en el caso.