Partida Rol por web

¿En serio es lo que queréis?

Acabaréis mordiendo el polvo, aunque si es lo que os gusta, no seré yo quien os prive de tal placer.

Askabal, volvió a preparar su ataque contra el mismo ser.

Justo en ese instante, ví a Yandrak envuelto en una especie de halo. Buena idea, a ver si no son capaces de rozarte.

Con dos poderosas zancadas, Adam se coloca tras el enemigo que ataca a Ganzúa, flanqueando con éste. Desde ahí, deja caer su cadena con fuerza, intentando machacar a otro hombre lagarto.

Adam esquiva a los hombres lagartos para flanquear contra el enemigo de Ganzúa, que seguía sin arma y parecía paralizado. Sus rápidos movimientos de cadena hicieron que las defensas de la criatura fueran insuficientes. La cadena rodeó el cuello del lagarto, que cayó de rodillas intentando liberarse de la presión, y murió cuando no pudo escapar.

Pero aún quedaban cuatro hombres lagartos, que parecían moverse a la vez. Efectuaron los mismos movimientos, ante los cuales dieron a unos u a otros. Kessessek sufrió el golpe de una de las garras, al igual que Askabal, pues sus palabras no le sirvieron de defensa. Los únicos que consiguieron salir sanos y salvos fueron Yandrak y Wiberg.

El hombre lagarto imitó la táctica de Adam y se colocó tras el rival de Kessessek, pero erró en el ataque.

Askabal intentó vengarse, pero no le hizo mucho daño al hombre lagarto. Por su parte, Wiberg no pudo hacer nada, no consiguió hacer ni una mella en las escamas de la criatura

Por lo visto nuestras armaduras ya sea metal o escama hay bloqueado los ataques; odio mi debilidad, sentía celos de Adam por acabar con tanta presteza a sus enemigos mientras que yo todavía no podía asestar un golpe correcto contra el mío, cálmate me digo a mí mismo, usa ese sentimiento para golpear más fuerte, pero fue inútil el sentimiento solo me hacía más torpe, no pudiendo conectar mis ataques, la desesperación entraba en mi corazón poco a poco con cada golpe fallido.

Ya veo. ¿Queréis jugar?, muy bien.

Askabal no podía, no lograba cortarles el cuello a ninguno. Pero su confianza no decaía, nunca sería pasto de los gusanos y menos por parte de esos lagartos inmundos.

Hizo un gesto rápido con su espada, la deslizó en el aire, siseando y dirigiéndola contra la axila de su enemigo.

Ganzúa se había quedado paralizado ante aquel enemigo, estaba desarmado y el miedo había paralizado su cuerpo.

Menos mal que la cadena de Adam le libró de aquel lagarto. Con un suspiro de alivio se movió en busca de su estoque.

Yandrak volvió a dar un paso atrás para sentirse lo más lejos del hombre lagarto que lo amenazaba. Con un gesto de su varita sonrió y un par de proyectiles volvieron a salir de él. ¡Tragad! Dijo mirando al lagarto que lo atacaba.

Aunque ya ha acabado con dos enemigos, el ataque aún no está roto, así que el guerrero se dirige hacia los hombres lagarto que han rodeado a Kessessek. Parece que su buena racha continúa, y su cadena vuelve a encontrar carne al golpear al rival.

Ganzúa, aunque le temblaban un poco las piernas por sentirse desprotegido sin su estoque, se movió hasta llegar hasta él y recuperarlo. Adam no esperó a que su compañero le agradeciera que le hubiera salvado la vida, se movió para liberar a Kessessek del hombre lagarto que le atormetaba y que su guardián no estaba consiguiendo liberar. Dio los pasos justos y necesarios para lanzar su cadena, se enrollara en su pierna y, al tirar, arrancara parte de ella. La criatura gritó de dolor, pero parecía tener órdenes precisas de acabar con Kessessek, porque siguió atacándole con fiereza, golpeándole repetidamente, dejando sus marcas de dientes y garras sobre su cuerpo.

El que se enfrentaba a Askabal no tuvo suerte. El pequeño Yandrak vio superada su barrera mágica por la garra derecha y las fauces del hombre lagarto, y lo mismo le sucedió a Wiberg. Ni su coraza ni su conjuro le sirvieron para evitar un mordisco de la criatura.

El hombre lagarto que defendía a Kessessek seguía sin tener suerte, y lo mismo le sucedía a él, que con tantos cortes y heridas no conseguía atinar en su ataque.

Askabal esta vez sí consiguió dar al hombre lagarto. No sólo eso, si no que vio un punto flaco en su defensa y le atravesó con su arma la garganta. Y Yandrak, dando un paso atrás para evitar los ataques, apuntó con la varita al corazón del lagarto y le atravesó el pecho, cayendo al suelo muerto.

Wiberg estaba tan sorprendido que su ataque no tuvo éxito. El lagarto siseó riéndose de él, retándole a que hiciera algo mejor.

Yandrak aulló de dolor ante los golpes recibidos. Pero aún así no se dejó amedrentar por las criaturas. Era necesario acabar con ellos cuanto antes, y apuntando al rival de Kessessek, descargó una vez más un par de aquellos proyectiles que parecían no fallar nunca.

Con el arma en su mano, Ganzúa se movió para dejar al reptil que atacaba a Wiberg entre los dos. Buscó un hueco en las defensas del reptil para clavar su estoque

Así debía de ser, ¡puerco! - grité apartando mi espada de su gaznate llena de sangre.

Me volví, y vi que aún quedaban dos en pie. Caminé tres pasos y dije:

Ya me encargo.

Mi espada iba derecha al estómago de uno de los hombres lagartos.

La espada surco el aire con mayor precisión aunque todavía no estaba seguro que pudiera atravesar las escamas del enemigo, una súplica silenciosa a mi diosa para que mi brazo encuentre la fuerza y la espada el blanco.

Ganzúa se desplazó silencioso, esquivando a sus compañeros y rivales, hasta llegar al hombre lagarto que se enfrentaba a Wiberg. Si le pillaba desprevenido, podría conseguir acabar con su vida de una manera rápida. Lanzó su estoque contra la parte de atrás de lo que se suponía que era la rodilla del ser, pero éste le había visto venir. Con un movimiento de su cola golpeó el arma de Ganzúa, desviándolo y así evitando ser herido.

Los dos hombres lagartos que quedaban actuaron a la vez. Esta vez tuvieron menos suerte, quizá porque se sentían acosados por los ataques de todos vosotros. Pero sólo consiguió herir con una garra a Kessessek, haciéndole un corte profundo en el pecho. El que se enfrentaba a Wiberg demasiado tenía con defenderse de las acometidas de Ganzúa.

Kessessek y el hombre lagarto se miraron a los ojos y asintieron. Habían elaborado un plan. El hombre lagarto hizo que atacaba a la criatura, pero clavó su clava en el suelo. El hombre lagarto sombrío vio la oportunidad y, cuando se giró para rematarlo, Kessessek saltó sobre él, utilizando sus fauces para desgarrar el cuello de la criatura, que murió.

Ya sólo quedaba el que se enfrentaba a Wiberg, pero no se iba a dejar intimidar por todos los que le rodeaban. Tenía que haber salido corriendo si quería salvar su vida.

Askabal se acercó y golpeó con sus fuerzas, destrozándole un brazo. Yandrak, desde su posición y sin acercarse, disparó sus proyectiles, que atravesaron el cuerpo del hombre lagarto sombrío. Y, para rematar, Wiberg le cortó la cabeza.

El combate había finalizado.

Yandrak se dejó caer al suelo suspirando, la tripa se le subía y le bajaba repetidamente. Estaba exhausto. Miró hacia Kessessek y el hombre lagarto que los había ayudado. Luego miró a sus compañeros, que alguno haga el favor y los registre, yo estoy reventado. Dijo volviendo a mirar al líder. ¿Quiénes eran estos? Le preguntó, aunque ya se imaginaba la respuesta.

Ganzúa asintió, si bien estaba herido, disfrutaba rebuscando entre los cuerpos de los enemigos caídos. Saber si llevaban algún tesoro, algún objeto útil y ser el primero en examinarlo.

Ya voy yo. Supongo que estos son los reptiloides que nos comento nuestro nuevo amigo. ¿Por qué os atacan ahora?

Askabal observó el resultado del combate.

Creo que no tenían nada que hacer. Querían guerra, pues la han tenido - dije aplastando un trozo del cuerpo del último atacante.

Te ayudo Ganzúa - comenté mientras me agachaba.
 

Al final wiberg necesito ayuda de sus compañeros para acabar con el enemigo, no era que lo hubiesen ayudado es que él fue de mucha ayuda, debería esforzase más en las próximas batallas, ahora veía como estaban sus aliados a ver si alguno presentaba alguna herida.

Kessessek sacó la varita y se la pasó por las heridas. Repitió el proceso con cada uno de los integrantes del grupo.
Eran hombres-lagartos de la escama sombría contestó Hacen este tipo de ataque constantemente, nos pillan desprevenidos y o huimos, nos matan o nos raptan