Partida Rol por web

Aquella criatura parecía imbatible. Pero no podía desistir, la vida de sus compañeros estaba en juego. Levantó la varita y dos bolas más de energía volaron directamente hacia el enemigo.

Por fin Yandrak había comprendido lo complicado de la situación, y decidió atacar con su magia. Ganzúa, al mismo tiempo, apuntaba de nuevo con su varita a la criatura y disparó sus rayos. Ambas magias se fusionaron y un dardo poderoso se lanzó contra la criatura. Por última vez se escuchó el grito de ese bicho, ya no volvió a agitar su cola contra los aventureros. La criatura había muerto

Yandrak se acercó a la criatura que habían logrado derrotar y después miró a Kassmal. Si estas criaturas puede que estén de nuestro lado, dijo mirando a los hombres lagarto encerrados, habla con ellas y las liberamos. Pero si son hostiles no dudes en cercenarles la cabeza. Le dijo mientras registraba el cuerpo de la criatura con la esperanza de encontrar algo de utilidad tras el combate.

Aquellos que necesiten de mi magia, que me lo hagan saber y trataré de que repongais fuerzas.

El efecto de la furia pasó y Kassmal tuvo que luchar por no colapsarse en el suelo. De sus heridas volvió a manar sangre abundante y los huesos rotos de las costillas le dolieron otra vez. El hombre lagarto escuchó las palabras de su cimpañero y hubiera estado encantado de obedecerle si pudiera dar un paso sin desmayarse. La fatiga que dejó su furia tampoco le ayudaba y le hacía trabajoso el hablar incluso.

-Esss... essstoy medio muerto, Yandrak.

Ganzua sopló la la punta de la varita y con un ágil movimiento de dedos la giró en el aire y la guardó directamente en el cinto.

Ocúpate del lagartija que yo inspecciono al bicho, Askabal asegura que no tengamos visitas inesperadas.

El semielfo se acercó al cuerpo de la extraña criatura con el cuchillo en la mano. La destriparía para ver qué llevaba por dentro.

Antes de que fuera demasiado tarde para Kassmal, Yandrak se giró y se dirigió corriendo hacia él con la varita en mano. Su magia era poderosa, aunque sabía que en ocasiones podía fallar, por si acaso intentó ver si servía en este caso, y de no ser así recurriría a la suya propia.

No estaría de más que me ayudades a reponerme un poco - le dijo a Yandrak.

Mientras echaré un vistazo, para que nadie nos interrumpa.

Mientras Askabal vigilaba en las puertas, para que nadie llegara sin avisar, Yandrak sanaba todas las heridas de Kassmal, el guerrero más fiero que, hasta el momento, habían tenido.

Mientras, los hombres lagartos apresados contemplaban la varita que portaba el gnomo, y uno de ellos habló... Aunque más bien, era una:

La vara de Kessessek... ¿cómo la tenéis? sus ojos se entornaron y miraron a los que habían conseguido vencer a esa criatura. Hasta que sus ojos se posaron en Kassmal Te conozco, eres de la tribu

Bajo una de sus patas, el bicharraco tenía unas llaves. Seguramente, la llave de los grilletes de los hombres lagartos apresados.

-Sssí, mi ssseñora Ashala. Ashala esss la compañera de nuessstro líder, Kessessek, Los otrossss ssson Gazhan y el ressssto, creo que sssson parte de sussss guardias. Sson de otra tribu rival.

Kassmal buscó la forma de liberarlos como fuera, aunque fuera a hachazos

Ganzúa apartó el cuerpo de la bestia, algo había llamado su atención. Se agachó para recogerlo y después de examinarlo se lo lanzó a Kassmal.

Toma, prueba con esto, tiene pinta de pertenecer a esos grilletes.

El semielfo le lanzó una herrumbrosa llave.

Según soltaban los candados de los hombres lagartos, éstos caían devastados al suelo, cansados. Respiraban con dificultad y se les notaba famélicos y sedientos.

Kassmall empezó la mujer lagarto, la llamada Ashala ¿Y Kessessek? ¿Está vivo? ¿Qué hay de la tribu?

Askabal se acercó a uno de los prisioneros, tratando de ser el apoyo donde podría descansar, o al menos agarrarse para volver a desplomarse en el suelo.

En no mucho tiempo, volveréis a dar guerra, estad tranquilos - les decía. Sabía que en su estado era fácil decirlo, pero tenía que animarles, no quedaba otra.

¿Alguien tiene algo de agua?

Mientras, seguían las conversaciones entre la mujer y Kassmal.

Askabal miró a Kassmal esperando una pronta respuesta hacia Ashala. 

Normal que esté algo distraído, asumir lo que nos está pasando no es fácil - se decía.

El hombre lagarto salió de su prolongado silencio súbitamente.

-SI! Kessessek  essstar bien. Ssser él el que dió palo que cura -dijo señalando a la varita del mago. ¿Qué ocurrir con vosssotrosss, ssseñora?