Partida Rol por web

Kassmal dió otro paso atrás mientras sacaba el mangual y lo usaba para descargar un golpe sobre uno de los hombres lagartos sombríos que le asediaban.

-Rendiosss ahora que estaisss a tiempo, primosss... loss humanosss tienen magia, os matarán a todossss!

Mientras Wiberg y Yandrak seguían intentándolo, Adam consiguió trepar y llegar al otro lado con los demás.

Al caer, tus pies dan en un suelo duro. A dos pasos de tí, hay un hombre con un arco y, (a dos casillas) tras él, una mujer. Ambos apuntan a Ganzúa y a Askabal, que están a tu lado, ambos con sus arcos preparados.

Más alejados, hay dos hombres lagartos muertos sombríos con lanzas y ahora se están enfrentando a Kassmal

Los guardias no eran tontos, y sabían que si había entrado uno, podían entrar los demás compañeros. Así que dejaron de apuntar por las saeteras para señalar con sus flechas a Askabal y a Ganzúa. Por desgracia, sus flechas erraron y se quedaron clavadas en la pared.

Los hombres lagartos se lanzaron muy agresivos contra Kassmal, pero sus garras y mordiscos sólo lograron levantar unas pocas astillas del escudo del hombre lagarto. Aprovechando la situación, Kassmal sacó su mangual y golpeó con fuerza sobre la cabeza de uno de ellos, retrocediendo después para evitar de nuevo que le acorralaran.

El fuego fatuo decidió entrar tras Adam. Allí podía seleccionar mejor a su siguiente objetivo, aunque de momento se mantuvo a la espera.

Ganzúa y Adam, actuando a la vez, dispararon sus flechas contra los saeteros rivales, pero no consiguieron herirles.

Kassmal sonrió cuando la cabeza de su rival recibió aquel golpe terrible. En su interior, la furia del bárbaro empezó a crecer, como le pasaba cada vez que se vertía sangre. Kassmal se esforzó en mantener su sed de sangre a ralla y aquello se notó en su ofensiva; el mangual giraba y giraba pero cada vez pasaba más lejos de los hombres-lagarto...

¡Uff!, ¡esa flecha pasó cerca!, ¡joder!, o nos ponemos las pilas o nos van a dejar listos - gritó al tiempo que volvía a atacar con el arco.

Como no acierte, preparaos para probar mi espada.

Wiberg, trataré de ayudarte. Ese muro está demasiado alto para mi, y me es totalmente imposible subirlo. Pero te ayudaré. Yo esperaré a que logréis abrirme desde dentro.

Ganzúa esquivó aquella flecha por poco. Maldita sea pensó mientras encajaba otra. Tenía que moverse, buscó con la mirada algún sitio para parapetarse.

Después encajó otra flecha y disparó

Cuando veo a Yadrank dispuesto a ayudar sé que lo lograre, con ansias empiezo a subir, debo llegar donde está la batalla.

A pesar de la ayuda de Yandrak, no consigues nada. Quizá era mejor intentar encontrar alguna manera de pasar por el rastrillo o de intentar levantarlo.

Adam parecía paralizado, observando todo lo que ocurría a su alrededor y sin entrar en el combate. Los guardias volvieron a disparar sus flechas, pero su puntería era bastante patética, pues esta vez las flechas ni se acercaron. Lo mismo ocurría con los hombres lagartos sombríos, que sus ansias por acabar con su "primo" les podía, y sólo eran capaces de estamparse contra su armadura.

Pero no eran los únicos que fallaban. Askabal y Kassmal erraban en su ataque, siendo el único en golpear Ganzúa. Pero lo único que provocó fue el ataque del fuego fatuo, que le provocó una gran descarga eléctrica que casi le tira al suelo.

Kassmal seguía parapetado tras su escudo, resistiendo. Si alguno de sus compañeros se unía a la batalla y trabajaban en equipo, sospechaba que no les costaría demasiado acabar con aquel grupo pero, de momento, Adam y Wiberg, permanecían alejados.

-Vamosss, cagadasss de cocodrilo!! No le daríaisss ni a un huevo de dragón sssolitario!!

Esto parecía una pelea de niños, todos errando en los ataques. Askabal parecía contagiarse de aquello, pero no se quedaría quieto mirando.

Hasta que el último aliento me lleve lo seguiré intentando.

Y volvió a cargar otra flecha, apuntar y disparar.

Yandrak se dirige hacia el rastrillo bastante molesto por no ser capaz de subir. ¿Me acompañas? Le dijo a Wiberg para no ir solo. Cuando estuvo cerca se puso a buscar algún mecanismo que le ayudara a levantarlo. Quizá antes se le hubiera pasado por alto.

Después de observar el combate con detalle, Adam decide que la mejor estrategia es ayudar a Kassmal, al menos igualando el combate. En unos pocos pasos se coloca flanqueando a uno de los hombres lagartos y descarga su cadena contra él.
 

Ganzúa usó el estoque para acercarse a uno de los oponentes de Kassmal. Sus pequeños pies se movieron con velocidad y sigilo hasta encontrar la espalda de uno de aquellos reptiles.

Casi con la misma velocidad que con la que se movía , el estoque se introdujo en la piel del hombre reptil perforando uno de sus órganos internos.

La cadena de Adam volvía a hacer su peculiar baile, impactando sobre la espalda de uno de los acosadores de Kassmal, levantando la duras escamas que cubrían su cuerpo y destrozando su espalda. El lagarto se vio proyectado contra la pared y se fue deslizando lentamente, hasta que cayó al suelo, inerte.

Las flechas de los guardias volvieron a fallar en su alcance, mientras que el otro hombre lagarto se lanzaba con fiereza a su primo, haciendo que sus garras desgarraran parte de su rostro. El fuego, como llamado por el poder, se lanzó contra Adam, dandole una pequeña descarga.

El ataque de Kassmal erró, pero fue suficiente distracción para que Ganzúa atravesara su cuerpo con su estoque. Por otro lado, la flecha de Askabal voló sin llegar a impactar en sus rivales.

Y oculto, un mecanismo secreto para levantar el portón desde fuera.