Partida Rol por web

- Como ya sabéis está cerca la celebración de la Cumbre del Escudo y tenemos problemas.

El alcalde levantó un vaso de vino.

- Imagino que podemos llegar a un acuerdo. ¿No es así caballeros?

El bárbaro levanta una jarra de cerveza.

- Mi espada es tuya si el oro es bueno, amigo.

Felson asintió.

-Estoy con Rannek.

Dijo, dándole un tiento a la jarra.

Como dicen los camaradas si hay dinero y la causa no apesta mi acero es tuyo.respondo limpiándome la espuma de la barba con el dorso de la mano.Pero háblanos de que hay que hacer para ganarnos esa paga y ya de paso, ¿ a cuanto asciende?

-  Me alegro que nos entendamos - sonrió satisfecho el alcalde - Como sabéis, al final de esta dekana viene la fiesta de Estival y tras ello la Cumbre del Escudo.

Hizo una pausa para recorrer las miradas de sus atentos interlocutores esperando captar su atención antes de continuar.

- La dekana anterior desaparecieron dos niños más, un total de 10 en total - dijo Gildar pasando la lengua por los labios - Karadas el Comisario partió en busca de los captores y a la mañana siguiente se envió un reducido grupo para buscar la pista de Karadas, que estaba dispuesto a descubrir la trama de una vez por todas. Ninguno ha vuelto.

De momento un gran griterio interrumpió la conversación. Parecía ruidos de luchas y gritos de aldeanos asustados. Un gran estruendo pudo oirse. Se escucharon gritos de guerra, no parecían humanos.

- Por el oro de Waukin, ¿qué es eso?

Rápidamente Rannek se incorporó.Al instante, saco su espada curva y el escudo.

- Alcalde, sería buena idea que las mujeres y los niños se escondiesen arriba o en el sótano.

Miro a sus compañeros y se dirigió a la puerta.

Estuvo despistada pensando en unos asuntos propios, mirando su jarra cuando el alcalde les pidió si contaría con ellos.

- Por supuesto, contad conmigo tambien

Sonrió levemente y bebió de su copa cuando escuchó el tumulto de fuera. Se puso en pie, siguiendo a Rannek, esperaba que no lo dijera por ella.. porque no se iba a quedar arriba esperando ver que hacían los otros.

- Seguro que es algún borracho..

Comentó antes de salir

Felson asintió, ya por los niños, tenía que hacerlo por principios, pero si encima le pagaban por ello ¿por que no? al escuchar los ruidos de guerra, el paladín desenfundó su espada a dos manos de excelente factura y se diriguió a una de las ventanas, para asomarse y ver que pasaba, con discreción (toda la discreción que pudiese llevar un tipo con el acero desenvainado)

bueno alcalde esto es lo que yo llamo tener suerteDigo desenfundando la espada bastarda y embrazando el escudo .Vas a ver enseguida si merecemos la paga que nos has ofrecido .

Afuera de la posada todo era un caos. Orcos y aldeanos se movían en la plaza. Los Orcos atacaban y los aldeanos huían despavoridos. Sus cimitarras teñidas de sangre se movían con celeridad de un lado para el otro rebanando y masacrando. El sol se había oscurecido.  

-¡A las armas! ¡Orcos!

Aulló.

La calma del paladin se volvió tormenta al contemplar a las criaturas, por las que sentía especial odio. Salió de la taberna y buscó un objetivo con la mirada, para luego lanzarse a por él con un rugido:

-¡Por Torm, muerte a los Orcos!

ts,ts, este paladín no llegara a viejo si sigue lanzándose a la batalla como si fuera un descerebrado Me encojo de hombros miro a los los demás .En fin , como le estoy empezando a coger aprecio habrá que ir a cubrirle las espaldas y de todas formas de algo hay que morir. Corro y salgo por la puerta tras Felson .

- ¡Orcos!

Rannek escupio como intentando quitarse el mal sabor de boca.

- Mira, no te alejes de nosotros, si estamos todos juntos el riesgo será menor.

Rannek salió, dispuesto a ganarse el sueldo con sus compañeros, sabiendo que se cuidarían las espaldas los unos a los otros, hermanos en la batalla.

Los orcos se desperdigaban por toda la plaza. Uno de los orcos avanza hasta el umbral de la posada, fijó su mirada en el guerrero norteño y se abalanzó sobre él con su cimitarra teñida, tratando de segarle la vida del joven mercenario.

Rannek apreto los dientes en un dura sonrisa dirigida al orco.

- ¡Ven! ¡Bailemos juntos con el acero!

La curiosidad mata al gato, y es lo que siempre le ocurre a ella, siempre que hay alguna refriega o algún problema, ella está en primera fila, para sacar una buena tajada, por supuesto, aunque le toque pelear, pero eso no es problema para ella.

Adelantó a Rannek mientras gritaba:

- Elfo el último!!!!!

Y se lanzó gritando a por uno de los orcos que se acercaban a ellos.