Partida Rol por web

La pequeña pero sólida población de Refugio invernal representa para los cansados viajeros un punto de luz en la oscuridad circundante.

 El enano prosigue su avance hacia la aldea, con uno de sus perennes cigarros en los labios y el acizo mazo en la otra.

 - En cualquier caso podemos emprender esta conversación en el cálido clma de una posada, con una jara de cerveza en frente nuestro.

Cae la tarde y empieza ya a refrescar cuando, avanzando a buen paso por el camino, llegáis a la puerta exterior de las murallas de Refugio invernal [1 en el mapa]. La puerta está controlada por dos guardias, que véis que saludan amablemente a los lugareños que entran y salen, Cuando os ven llegar, no se inmutan y os saludan como a viajeros, indicándoos el camino a la posada de Wrafton [2 en el mapa]. Los guardias son humanos, correctamente vestidos, armados y pertrechados. Parecen soldados veteranos aunque, por la calidad de su equipo, no de élite. Al entrar veis que la muralla dispone de un estrecho parapeto a lo largo de su borde interior desde el que defenderla en caso de asalto o asedio. Hay armeros junto a los puntos clave de la muralla, pero se hallan cerrados con candados.

La posada (y taberna) de Wrafton es espaciosa y bien conservada. En un cartel junto a la puerta veis que sirve comidas y bebidas, y dispone de camas para los viajeros. Cuando llegáis, en la sala común se ha reunido un grupo de lugareños que beben, cotillean, cantan, y juegan a diversos juegos de azar. Os atiende una humana, que se presenta como Salvana Wrafton, regente y propietaria de la posada. Es una persona simpática y abierta, de sonrisa fácil y bienvenida calurosa.

Dentro, el local es acogedor, con abundante espacio para acomodarse. Veis pasar a camareros y camareras con jarras de espumosa cerveza, y algún que otro vaso de vino, y de la cocina surge, impetuoso, un pungente aroma a estofado con especias, que os hace recordar los días que lleváis a base de raciones de viaje.

Mientras se encamina hacia la posada que los guardias les indicaron al cruzar el umbral de la poblacion, Ander reflexiona ante los gestos que ha visto entre guardias y lugareños....

"Diriase que en esta comunidad todos se conocen y se aprecian... como no pude menos que ser en un lugar alejado de ladefinicion clasica de civilizacion"

Ya en la posada y taberna de Wrafton, el ambiente y los olores asaltan la mente del mediano con recuerdos y añoranzas de su localidad natal...

"Ah... el humo y la cerveza... el delicioso olor del asado... ñam ñam... en estos momentos el viejo y estirado Wiggins, Mayordomo de Lores y Damas estara paseando con el Aya Shepheel, tiernamente agarrados de la mano... mientras los respectivos señoritos estaran jugando a medicos con las enfermas muchachas de la viuda DeSegura..."

"Yepa muchachos... mientras acordais nuestra cena y nuestro reposo, yo voy a cotillear con los nativos" Ander se aleja de su grupo, despues de haber lanzado su comentario a nadie en concreto.... "Preciosa... ponme un pinta de cerveza negra... a ver si me quito del gaznate el polvo del camino"

"Saludos amigos mios y que Avandra nos sonria" El desvergonzado mediano esboza una sonrisa franca, que regala al grupo de lugareños alli reunidos... "Despues de un viaje tan monotono y aburrido como el que me ha traido hasta aqui, necesito algo de emocion. ¿Alguno de ustedes juega, por un casual, a los dados?"

Cita:

Bienvenido, joven, bienvenido a Refugio invernal, responde uno de los lugareños, un anciano labriego a juzgar por sus ropas. De aquí a un rato, cuando cierre el Mercado, se organizará una partidita de dados, no te preocupes. Pere ahora dime, muchacho, ¿qué se cuenta más allá de nuestros muros? ¿Venís de muy lejos? Oh, perdona, no me he presentado. Soy Eilian, y los de aquí me llaman Eilian el Viejo. Tengo una granja al pie del camino Real, seguro que habéis pasado por delante para llegar aquí.

Además de Eilian, y de Salvana (la posadera), en la sala hay varias docenas de labriegos, unos cuantos artesanos de la ciudad, y como personas que destaquen, un anciano humano con pinta de sabio o erudito (al que oís que se dirigen como Valthrun); una elfa vestida de cazadora, que atiende por Ninaran; y, en una mesa apartada, un humano de porte distinguido al que llaman lord Padraig.

 Jorgel avanza con soltura por la calle, acarreando su pesado mazo, mirando la relación entre los aldeanos que ncuentran por las callejuelas.

 Al legar a la entrada de la posada una sonrisa se dibuja en sus barbudos labios. Parece un buen lugar en el que pasar la noche, y una noche alegre. Piensa mirando las platas repletas de jarras de cerveza e hidromiel.

 Se encamina hacia una mesa grande en la que se puedan establecer todos sus compañeros y se sienta tras dejar en el suelo el pesado mazo y la mochila, junto con el yelmo.

 Una vez sentado llama la atención de unos de los camareros.

 - Cuando puedas tráeme una jarra de cerveza y un buen asado.

 Mirando a los parroquianos y al mediano mezclarse con ellos saca su faltriquera con el tabaco y una vieja pipa, la llena con persimonia con sus gruesos dedos, y prende la hierba con una de las muchas velas de la mesa, se repantinga en su asento, con los pies sin tocar el suelo, colgando, fumando la pipa mientras espera su cerveza y el asado.

 - Mmmmmrrrrr.- Suelta un gutural sonido a modo de satisfacción.

Buenas tardes Srta Wrafton veo que hemos acudido a una bonita posada - mirando alrededor - sería tan amable de indicarnos si hay habitaciones disponibles para mi y mis compañeros - acaba la frase moviendo la mano en un gesto que abarca al resto del grupo. - Mientras tanto agradecería un buen vaso de agua fresca... y cerveza para mis compañeros, creo. - Después como olfateando el aire - ...y algo de ese sabroso estofado sin duda - acaba con una sonrisa.

La mujer responde rápida y jovialmente: ¡Cómo no, caballero! Bienvenidos a mi posada, es un placer teneros aquí. Acomodaos y haré que os traigan comida y bebida. Y, fijándose en el símbolo de Bahamut que luces orgulloso, te indica con una sonrisa: No creo que el Dragón de Platino se enfade porque toméis una cerveza para despejar de la garganta el polvo del camino. Acomodaos, pues, en seguida estoy con vosotros.

Es una alegría llegar a un lugar tranquilo y civilizado, o al menos minimamente, a saber lo que puede llegar a ocurrir en un lugar como este.

Me alegra saber que Shamash ya ha pedido unas cervezas, eso me vendrá bien y me repondrá.

Observo a Valthrum y su conversación con el resto de las personas, me acerco al grupo para escuchar mejor y les saludo educadamente

- Bonito pueblo en el camino, da gusto llegar a un lugar seguro

Me gustaría charlar con este hombre, seguro que tiene cosas importantes que contar

Cita:

Buenas tardes, joven, entona el anciano. Mi nombre es Valthrun, y por estas latitudes me apodan "el Presciente", supongo que porque piensan que soy sabio y erudito. ¿Y quien podéis ser vos?

Ander busca un taburete sobre el que sentarse y cuando encuentra uno a su gusto, se pone comodo. Despues de dar un largo trago a su cerveza, comienza a charlar con el anciano campesino...

"Aaaaaaaah, que sed tenía, de verdad" Chasquea la lengua con satisfaccion "Pues vereis maese Eilian, debo confesar que no me fije mucho en las granjas de los alrededores. Me preocupaba mas que un sibilino Kobold me clavase una daga entre las costillas, si señor" El mediano vuelve a darle a la cerveza, mientras con el rabillo del ojo, calibra las reacciones a sus palabras. "Fuera de estos muros, suceden cosas interesantes, como por ejemplo, la futura boda del Conde de Romanones, que, blablabla...*"

Entre trago y trago, Ander va contando los chismes que conoce, procurando evitar el motivo que les ha traido hasta aqui. Tan pronto como se organiza la timba de dados, el mediano se escurre entre los jugadores, para hacerse un hueco en primera fila y jugarse algunas monedas.

Cita:

Me acerco a Valthrun con una sonrisa tras su presentación

- Mi nombre es Caradal, y es un placer conocer a un hombre sabio y erudito, algún día me gustaría que al menos unos pocos me consideraran así.

Hago una pequeña reverencia de cortesía

- Esta región parece maravillosa, pero los peligros parecen estar siempre presentes

Cita:

¡Ah! ¿Habéis tenido un mal encuentro con los kóbold? ¡Fastidiosos pequeñajos, sí señor! Hace meses que están cada vez más envalentonados, campan a sus anchas por el camino e inlcuso han atacado alguna granja aislada. Cualquier día nos darán un disgusto, ya lo veréis.

Cita:

Bueno, desde la caída del Imperio de Nerath, hace ya mucho, las regiones salvajes se han vuelto cada vez más peligrosas, y ésta no es una excepción. ¿Os referís a algún peligro en concreto?

Cita:

- Tuvimos un pequeño encuentro con Kobolds de camino hasta aquí, y las empalizadas de este lugar me hacen suponer que los peligros acechan, ¿no es cierto?, ¿qué mal ronda estas tierras?

Cita:

Yo no es que salga mucho de Refugio invernal, mis estudios me ocupan todo el tiempo, pero los del lugar comentan que últimamente hay bastante bandidaje. Es sobradamente conocido que hay tribus de kóbold establecidas en la región, y una de sus actividades favoritas es esa.

 Cuando el joven camarero le trae la jarra de cerveza, Jorgael asiente satisfecho.

 - Perdona, joven. No tendréis un poco de hierba, empizan a escasear mis reservas y no es algo que me guste.- Dice con el rostro bien humorado.

Cita:

Aquí no tenemos, señor, pero en el mercado hay un puesto, cuya dueña es una elfa llamada Delphina Gema lunar, que vende hierba para pipa de muy buena calidad. Si os dias un poco de prisa, aún la encontraréis abierta.

 El enano asiente. Le lanza al aire, para que la pueda tomar sin problemas, una pieza de cobre.

 - Grracias joven.

 Sin más se gira hacia sus compañeros de mesa y comenta.

 - Ahorra vengo chicos, voy a comprrarr prroisiones. No tarrdarré.

 Se levanta recogiendo su mazo, siempre lo llva consigo, es algo tn habitual como si se tratara de una faltrquera o una pulsera.

 Tras recibir las indicaciones del joven el enano seva de la posada en busca de la vendedora.

A la vuelta de la esquina de la posada [mapa, posición 3] se encuentra la plaza del Mercado y, junto a un carro habilitado como puesto comercial, se encuentra una elfa de mediana edad, que está empezando a recoger las flores y hierbas que tenía expuestas.

Ves hierbas medicinales, plantas de olor y, ¡oh maravilla!, dos o tres variedades de tabaco para pipa y de liar, de fragante aroma, incluso a distancia.