Partida Rol por web

La Guerra Interminable

Avalon - Inglaterra

Cargando editor
09/09/2014, 12:58
Director

Athan tuvo un viaje bastante movidito para llegar a Inglaterra. Una de las cosas más extrañas que le pasaron es que no recordaba salir del Refugio. Recordaba haberse despedido de sus hermanos, y encontrarse de repente en el camino. Pero nada más. Algo extraño sin duda.
Pero después de días de viaje por fin llegó a la costa francesa y no les fue difícil conseguir  un barco para cruzar el canal.

Mientras lo cruzaban el tiempo cambió, una espesa niebla envolvió las aguas y los marineros asustados se lanzaron al agua. No obstante los sirvientes que le acompañaba no parecían preocupados e inexplicablemente el barco siguió su curso.
En un momento dado, el casco tocó tierra. Lo cual quería decir que habían llegado. Fuese donde fuese el lugar.

Al bajar a tierra escuchó una voz de mujer.

Vaya, vaya. Un nuevo aspirante ¿eh? Eso está bien. Sólo tenía cuatro, y por lo general tres mueren en los primeros meses. Así al menos habrá dos que se disputen la armadura.

La niebla se disipó de repente y pudiste observar a la mujer que se te acercaba. Era bastante hermosa. Con un vestido vaporoso que dejaba poco a la imaginación.

Cargando editor
10/09/2014, 16:56
Athan Dalaras

O bien había perdido la noción del tiempo o bien realmente no sabía que estaba pasando. Todo pasó rápido, demasiado. Fue…raro. El viaje se acercaba a su fin, un viaje largo donde en mi destino dejaría de ser un niño para convertirme en un hombre, tenía que pensar en ello.

No podía olvidar mi meta de convertirme en uno de los admirados Santos de Athena, que eran la representación de la valentía y la justicia. Quería ser como ellos. ¿Qué me podía esperar allí en una tierra lejos de mi hogar? ¿A qué pruebas me tendría que enfrentar para conseguir mi propósito? La incertidumbre de no saberlo me ponía nervioso.

Perdido en mis pensamientos la niebla me engulló y vi con asombro como algunos marineros se lanzaron con pánico al mar. Eso me asustó más y no dije palabra hasta que el por fin, el barco atracó donde en teoría se convertiría en mi tierra durante largos años.

Pude escuchar una voz en la espesura, casi me sobresalté por la sorpresa y me giré para comprobar a quien pertenecía, por desgracia hasta que la molesta niebla no desapareció mis ojos fueron incapaces de ver nada.

Sus palabras…me molestaron ligeramente. Apreté el puño con fuerzo y le miré a los ojos. – No pienso caer. No pienso irme con las manos vacías.  – Dije con orgullo y predisposición. Estaba dispuesto a luchar. Hice una promesa que no pensaba romper. – Lo prometí. – Una juramento que me hice a mí mismo.

Cargando editor
12/09/2014, 11:17
Director

La hermosa mujer rio, su risa era como el ruido del agua cayendo por una catarata.

Bien dicho joven. Incluso desde aquí noto tú pasión.
Está bien. Vayamos al castillo de Avalón, y allí veremos qué te deparará el destino.

Se volvió y empezó a caminar hacia el bosque que estaba a orilla de la playa donde habías desembarcado. O estaba convencida de que la seguirías, o no le importaba si lo harías, pues no se volvió en ningún momento.

Notaste que su caminar era gracil y rápido, y debia de ser muy ligero. Pues te fijaste que no dejaba huellas en la humeda arena, mientas que tú te hundias en ella.

Notas de juego

Imagen de la mujer que ha aparecido, aunque su vestido es más transparente a este. ;P

Cargando editor
16/09/2014, 21:50
Athan Dalaras

Aquella mujer era particular en más de un sentido, no solamente por su...presencia, esa forma de andar tan delicada que no dejaba rastro, esa seguridad y determinación, como si estuviera segura de algo que estaba realmente lejos de mi comprensión.

- ¿Pasión? Fue...una promesa. Eso es todo. - Dije más para mi mismo que para nadie más. - ¿El castillo de Avalón? - Supuse que era el nombre de aquella tierra tan distinta de donde nací y crecí.

No quise quedarme atrás y la seguí, pero al primer paso el pie se hundió en la arena, lo mismo que el otro cuando quise continuar, me faltaba costumbre en caminar en terreno tan poco blando. Mis pasos fueron pesados, todo lo oopuesto a la mujer. Como pude, la seguí al ritmo que mis pasos y no el que quería hasta acercarme al bosque.

Estaba allí para demostrar lo que valía y la desconfianza me impidió que bajara la guardia. Por el camino me encontraría vete a saber qué posiblemente. Eché un vistazo a mi alrededor antes de continuar, apreté el puño izquierdo con fuerza, respiré hondo y seguí detrás de ella, la seguí hasta donde el terreno cambiaba, de la arena de costa a un verde bosque.

Cargando editor
17/09/2014, 12:04
Director

Athan seguía a duras penas a la mujer por el bosque. Desde luego no había ningún camino, por lo menos ninguno reconocible, por lo que no podía perderla de vista.
No obstante era muy dificil, pues parecia como si las ramas y los arboles se apartaran para dejarla pasar mientras que a él se le enroscaban y le impedian avanzar.

Al final llegaron a un castillo. No muy grande quizás, pero parecia recio. El joven estaba jadeando por el esfuerzo, pero la mujer estaba igual que antes.

Muy bien joven Athan. Esté será tú hogar hasta que consigas la armadura del Reloj o mueras en el intento. Soy la Reina Maeve. Bienvenido a mi morada.

Cargando editor
19/09/2014, 20:46
Athan Dalaras

Al fin llegué, tierra incómoda, zona desconocida, sin caminos, un viaje cuanto menos incómodo que requirió más esfuerzo del esperado. Nos plantamos delante de lo que parecía un castillo, pequeño pero me impresionó de todas maneras ya que fue el primero que veía y supuestamente residiría allí lo que podría ser una larga temporada.

Me tomé un breve descanso para recuperarme, necesitaba descansar un poco y disminuir el ritmo de respiración. Algunas gotas de sudor resbalaron para terminar estrellándose contra el suelo. E el caso de que  nada más empezar no fuera suficiente sorpresa, una más se añadió a la lista, y no una pequeña precisamente.

Sorprendido, abrí mis ojos y me quedé boquiabierto cuando mencionó que ella era la ¡REINA!, la dueña de aquel lugar que más bien parecía sacado de alguna historia. La miré sin saber como reaccionar para después de un par de segundos desviar mis ojos hacia el suelo avergonzado. 

- Lo...lo siento...no imaginé que fue...fuera la...Reina. - Me disculpé casi tartamudeando. No había tratado a nadie de la nobleza y antes, y ahora estaba en presencia de una mujer que no poseía cualquier cargo, si no que era una Reina, tuve que repetírmelo varias veces por que no terminaba de creérmelo. Era la Reina y yo me encontraba pisando lo que seguramente sería su lugar, su reinado.

- Le estoy...agradecido...por..la bienvenida...alteza. - Aquellas palabras salieron de mis labios de forma...forzosa en un vano intento de comportarme como creí que tendría que hacerlo.

Cargando editor
20/09/2014, 19:39
Director

Maeve se rio ante el azoramiento del joven, y por un instante Athan creía que su risa era música celestial. Incluso le pareció ver una aureola brillando alrededor de la hermosa mujer.

Bueno. No perdamos más tiempo y entremos. Los demás nos estarán esperando para cenar.

La mujer se acercó a las puertas e hizo un gesto con la mano. El enorme porton se abrió sin que lo tocara nadie, y una vez dentro el joven se dio cuenta de que así había sido. Pues no había nadie en el patio.
En cuanto entró al castillo la noche pareció caer sobre ellos, ya que en el patio podía verse el cielo nocturno con infinidad de estrellas y constelaciones.
Ensimísmado como estaba con la Reina, Athan la siguió sin hacer preguntas. Hasta que llegaron a un gran comedor donde había cuatro jovenes sentados a una mesa. Aunque todos se volvieron a mirar, ninguno posó la vista sobre el joven ya que todos observaban a Maeve. Esta te señalo una silla vacia y ella se sentó en uno de los laterales presidiendo la mesa.

¿Cómo? ¿Todavía no habeis empezado? No hacia falta esperarme mis niños. Pero os lo agradezco.

Maeve dio unas palmadas y enseguida empezaron a salir sirvientes de una de las puertas con bandejas de comida. Todo tenía un aspecto suculento. Pollos asados con guarnición, sopas, ensaladas, bandejas de huevos, confituras, fruta.
Todo le parecia a Athan riquísimo, sobre todo comparado con lo que estaba acostumbrado a comer en el Refugio. Que era más bien arroz y verdura, con alguna que otra sopa casual en invierno. Alimentaba sí, pero eso muy soso.

Lo que sí que se dio cuenta el joven fue que a la Reina no le sirvieron nada de comer. Ni siquiera tenía cubiertos. Y sus compañeros miraban toda la comida con un poco de temor.

Cargando editor
21/09/2014, 16:07
Athan Dalaras

Ante su invitación solamente asentí en silencio de forma nerviosa, no obstante, me sorprendió mucho en la manera en la que abrió la puerta con un simple gesto. Al principio creí que alguien lo hizo desde dentro, pero no, fue ella. La miré sorprendido son decir nada a pesar de que en mi mente me vino una idea sobre ello, el cosmos. Estaba casi seguro que lo hizo usando aquel poder de que tanto escuché en el Refugio pero por ahora estaba lejos de mi alcance.

"En ese caso...ella podría ser...¿un caballero o santo de Athena?" Tenía mis dudas, si fuera así me venían otras cuestiones, ¿y su armadura? ¿y porqué no lleva máscara? ¿qué rango tendría? Mi curiosidad me obligaba a preguntarle, pero mi sentido común me dijo que no lo hiciera por el momento.

También cabía la posibilidad de que no tuviera relación directa, que recibió algún tipo de entrenamiento, pero la idea del santo tenía más fuerza, ya que después de todo, vine a aquí para conseguir una armadura y por supuesto necesitaría entrenamiento. Por el camino miré al estrellado cielo intentando averiguar donde se ubicaba la constelación del Reloj.

Después de andar con la mente perdida llegué hasta lo que parecía ser un comedor con más chicos de mi edad, pero lo más impresionante era la apetitosa comida casi haciéndome salivar como un perro hambriento. No es que pasara hambre en el Refugio, pero es que la diferencia era abismal.

Tomé asiento donde me dijo mi anfitriona, maestra, superiora o lo que fuera, observé la reacción un tanto extraña de los otros chicos, y tampoco se me pasó por alto el que solamente comeríamos los chicos. Me dejó desconcertado, confuso, sin saber qué hacer ni qué decir. 

- ¿Puedo...puedo saber por qué? No hice nada para merecérmelo. - Pregunté de forma tímida para saber la razón. Nunca me regalaron nada, tampoco tuve nada y ver toda aquella comida nada más llegar...no estaba acostumbrado a recibir obsequios de ningún tipo.

Cargando editor
24/09/2014, 12:28
Director

La Reina Maeve enarcó un poco la ceja y te miró extrañada, hasta que se dio cuenta de a qué te referías.

Oh. ¿Esto? Esto no es nada querido. Estas fruslerias las preparan mis sirvientes con gran placer. Además, necesitais estar fuertes para el entrenamiento ¿no?
Comed, comed sin remilgos. Aprovechar los pequeños placeres de la vida mientras podeis. No se sabe lo que depara el destino, y mañana podrías morir.
Así que disfrutad.

Los otros chicos empiezan a comer con cuidado. Miraban como si los alimentos les fuesen a atacar de un momento a otro. Comian poco y despacio.

Cargando editor
24/09/2014, 12:40
Athan Dalaras

- Gracias. -  Dada sus palabras no tuve más opción que agradecerle de forma tímida, además, tenía razón, el entrenamiento sería duro, muy duro, tenía que preparme para enfrentarme a lo que sea. 

Con cuidado, refrené mis ansías por dar el primer bocado, tenía que comportarme, era una Reina después de todo, supuse que la etiqueta sería importante en cierto modo. Empezé con un pequeño mordisco a un trozo de carne. Debido a mis orígenes humildes no podía aún esforzándome de dar una mala imagen.

La carne estaba jugosísima, tierna, y llena de sabor, era un manjar, hacia tiempo que no comía algo tan bueno, posiblemente lo mejor que me llevé a la boca en toda mi vida. - Está...está riquísimo.- Comenté menos cohibido una vez ingerido el trozo. 

Después ataqué un poco de pan de muy buen aspecto para acompañar la comida. Crujiente y con mucha miga, estaba muy bien cocido. Me recordó un poco a mi pueblo, y me sentí un poco nostálgico. También me pregunté si estarían todos bien, y cómo les trataba el destino a mis compañeros, de los cuáles forjé una peculiar amistad, o compañerismo más bien debido a la convivencia durante casi toda mi vida.

Cargando editor
24/09/2014, 17:24
Director

Athan empezó a comer y a probar de todo. Y se fijó que algunos de los chicos también empezaban a llenarse los carrillos a dos bandas. Eso le dio que pensar.
Al cabo de un momento dejó de comer, ya estaba lleno y no tenía hambre. En verdad podría haber seguido comiendo, pero habría sido gula.

Miró a la Reina y esta le sonrió asintiendo con la cabeza.

Muy bien. Los que esteis podeis iros a descansar. Mañana empezareis temprano.
Robyn, haz el favor de acompañar a Athan a los dormitorios. Que veo que tú ya has acabado.

El joven que estaba a tu izquierda te miró un poco molesto y luego asintió a Maeve. Otro de los jovenes también se levantó agradecido, pero los demás seguían comiendo y engullendo mientras Maeve los miraba divertida.

- Tiradas (1)

Tirada oculta

Motivo: Voluntad

Tirada: 1d100

Resultado: 90

Cargando editor
27/09/2014, 19:17
Athan Dalaras

En algún momento mi estómago dejó de rugir saciado por la cantidad de comida tan sabrosa que había ingerido gustosamente. Satisfecho paré a mi pesar, si pudiera seguiría comiendo pero ya no me cabía absolutamente nada más y además, la Reina me dio permiso para marcharme a dormir.

- ¿Mañana empezamos? - Pregunté un poco incrédulo, había sido un largo viaje y empezar así de primeras me intimidó. Ignoraba que tipo de pruebas me esperaría, y eso no ayudaba a mantener la templanza. Hacer caso a su alteza era lo único que podía hacer. - Gracias por la comida. Buenas noches. - Me despedí de todos mientras me uno de ellos, cuyo nombre me pareció entender que era Robyn o algo así me acompañaría con cierta desgana.

Y sin nada más que decir, seguí a mi compañero. Había más, y ni siquiera hicimos las presentaciones, ¿cómo los tengo que considerar? ¿compañero o rivales si están aquí por la misma razón? Daba igual, estaba...cansado, muy cansado. Tenía la certeza que a partir de mañana las cosas se complicarían.

Cargando editor
01/10/2014, 10:39
Director

Robyn guió a Athan por el castillo y lo llevó hasta una habitación. No era muy grande, pero por lo visto era sólo para él. Acostumbrado de siempre a compartir dormitorio se le hizo algo extraño. Se sentó en la cama y comprobó que era muy confortable. Entre eso y la comida quedaba muy claro que todo era muy diferente al refugio.

Te voy a dar un consejo. El mismo que me dieron a mi al llegar aquí, no te fies de nada. Nada es loq ue parece a simple visto en este lugar. Maeve está loca y lo que quiere es que muramos todos.

Antes de que Athas pudiera responder, Robyn se marchó. Dejandole con más dudas todavía si cabe.

A la mañana siguiente, bien temprano, una sirvienta le despertó. Era su primer día de entrenamiento y no era cuestión de llegar tarde. Y resultó que las palabras de Athan sobre que las cosas se complicarian fueron más que acertadas.
Lo primero de todo fue una carrera alrededor del patio de armas. Cuando llevaban una hora les hicieron escalar una de las murallas para acto seguido lanzarse al agua y nadar hasta la otra orilla. Allí tenían que correr nuevamente hasta la playa y luego volver. Y eso sólo por la mañana y sin desayunar nada.
No hace falta decir lo agotador que fue, ni lo peligroso. Pues saltar al agua desde una torre no era algo sencillo. Y no digamos ya atravesar un bosque que no conoces dos veces. Aun así logró no perderse.
Por la tarde tenían entrenamiento de combate. Un sirviente en armadura medieval completa les hacia pelear entre ellos, y les indicaba si lo hacian mal o peor.
A Maeve sólo la veían por la noche. A la hora de la cena.

Y así todos los días. Al cabo de unos meses, Athas empezó a percibir algo diferente en sus compañeros. Podía notar cuando se esforzaban más durante los combates, e incluso sentirlos mientras atravesaba el bosque. También empezó a percibir cambios en su interior. Como si se estuviesen despertando reservas de algo que le permitían hacer cosas increibles.

Cuando ya llevaba casi un año en el castillo, ya conocía a la perfección a sus otros compañeros. Al igual que él habían venido a por la armadura del Reloj. Y aunque algunos parecian muy agotados y dudaban de si podrían aguantar más o no, otros estaban en mejor condición que Athan incluso. También estaban un poco preocupados, pues uno de los sirvientes les había dicho que al cabo de un año uno o más de los candidatos desaparecería. Sobretodo les inquietó lo de que desaparecería.

Y así fue. Al año justo de haber llegado a aquel lugar. Maeve les esperaba en el patio de armas. No estaban todos, pues faltaba Robyn.

Niños. Me temo que tengo malas noticias. Uno de vosotros no ha logrado soportar las pruebas, y me ha rogado que le permitiese abandonar. Así que esta mañana ha partido de regreso a su hogar. Una lastima, ya que apuntaba maneras y tenía posibilidades. Pero la vida sigue.
Así que ya sabeis, niños. A entrenar y a esforzarse.

Eso dejó a Athan muy extrañado. Pues precisamente Robyn era uno de los que más posibilidades tenía. Era fuerte, siempre de los primeros en acabar los entrenamientos matutinos, y casi nunca perdia en las peleas. ¿Cómo había decidido irse? Y además sin despedirse de nadie.

Notas de juego

Bueno, lo he pasado rápido porque tampoco nos vamos a pasar aquí toda la vida.

Dime si hay algo que quieras hacer, preguntar o intentar durante este año que ha pasado.

Cargando editor
05/10/2014, 00:52
Athan Dalaras

Me dio la impresión de ser un lugar agradable, agradable, seguro y hospitalario. Muy distinto en varios sentidos comparado con la academia de Grecia. Aquella sensación duró poco, hasta que mi guía abrió la boca para decirme una advertencia, o un consejo, según como se mirara.

“¿Qué tuviera cuidado con la reina? ¿Qué querría decir con eso?” La cuestión se quedó guardada en mi pensamiento ya que ni siquiera me dio tiempo a preguntarle de qué se supone que tendría que cuidarme.

Me costó conciliar el sueño, la reina, la dueña absoluta del lugar, sin duda me pareció de actitud peculiar, pero de ahí a decir que estaba loca había un abismo. Sin darme cuenta caí rendido ante el sueño. Y al día siguiente el entrenamiento. Mentiría si dijera que fue llevadero, no imaginé cuán difícil sería. Pruebas peligrosas y combates.

Así durante días, uno detrás de otro que se me hizo una eternidad, especialmente los primeros, pero lo que estaba seguro es que pude notar cambios en mí. Cambios extraños. ¿Estaría progresando? ¿Recompensado por aguanta el exigente entrenamiento? Esperaba que fuese así.

Al final conseguí adaptarme al lugar, y también a la gente, después de tanto tiempo de esfuerzo y convivencia me olvidé lo que Roby me dijo en mi primer día cuando llegué. No le di mucha importancia en aquel entonces y tampoco lo haría ahora. No todo el mundo estaba capacitado para ser caballero, con un camino tan duro para conseguirlo era normal que algunos decidieran marcharse.

Pero eso cambió cuando me dijeron que fue el mismo Robyn quien se marchara, ¿por qué él? Me pregunté repetidamente. Era de los mejores. No tenía sentido, no le veía sentido por ningún sitio.

¿Se marchó? ¿A dónde? Y encima sin ni siquiera decir adiós – Pregunté sin terminar de creérmelo. Además, estaba….molesto, que decidiera irse, molesto y decepcionado, lo consideraba un rival, alguien a quien superar. Y un compañero de armas después de haber pasado por tanto durante ese tiempo.

Notas de juego

Por partes, en principio nada salvo lo clásico, entrenar y relacionarme. En principio estaría algo escéptico sobre las desapariciones.

Siento el retraso, mi situación personal y estudiantil se me complicó. 

Cargando editor
21/10/2014, 12:31
Director

El tiempo pasó inexorablemente. Aunque lo cierto es que Athan apenas lo notaba, pues en la isla donde se encontraba (ya le dijeron que era una isla cerca de las costas de Inglaterra, aunque nadie sabía exactamente donde) había poca diferencia entre las estaciones. Normalmente pasaban de una primavera larga a un otoño corto. Pero con tanto entrenamiento llegaba tan cansado a la cena y luego al dormitorio que tampoco le importaba.

Otro cambio nuevo fue que habían dos caballeros de armadura para entrenarles. Como eran cuatro los pusieron en parejas y les alentaron que se ayudaran el uno al otro. Jhon fue quien le tocó de pareja. Un tipo bonachón y agradable. Siempre con una sonrisa, pero fiero en el combate.
No hace falta decir que se hicieron buenos amigos. No tenían otra si querían prosperar, pues según les dijo Maeve ganarían o perderían juntos.

Las cenas también se hicieron menos suculentas, pero no por ello menos agradecidas después de un dura día de entrenamiento. A la Reina la seguían viendo siempre a esa hora del día, aunque a veces se paseaba por el patio de armas o se asomaba a uno de los balcones para verlos luchar.

Una cosa que le mosqueaba a Athan, aparte de la marcha de Robyn, fue que a Maeve no podía detectarla. No tenía ningún problema con sus compañeros, pero a ella no había manera. Ni a los hombres en armadura que les entrenaban.

Así pasaron dos años. Dos años entrenandose codo con codo con Jhon. Aprovechaban las debilidades de uno para fortalecer las suyas propias. Aprendian el uno del otro y en más de una ocasión se salvaron la vida mutuamente durante las peligrosas travesias por el bosque que parecia encantado.
Y llegó el día en que la Reina Maeve declaró que habría otros combates para ver quién se quedaba y quien no para seguir compitiendo por la armadura. Sólo una pareja tendría el honor.

Athan estaba algo nervioso. Sabía que era más que capaz de enfrentarse a la pareja de William y Connor, sobretodo con Jhon a su lado. Incluso les tenía reservados a todos una sorpresa, pues había logrado desarrollar una tecnica increible de ataque, que sólo conocia la armadura verde (que era como llamaban al caballero que les entrenaba debido al color que portaba, la otra era roja). Quería ver la cara de todos cuando la usara.

Cuando fueron al patio de armas para el combate había algo extraño, Athan lo notó el primero. No era que hubiera un trono en alto tipo pavellón antiguo para poder observar los combates y que la Reina estuviese sentado en el. Lo extraño es que parecia haber dos espacios de combate. Dos tarimas. Y en cada una de las tarimas estaban los dos caballeros, el verde y el rojo.
Cuando se lo comentó a Jhon este no le dio importacia.

Bah, lo que pasa es que tendremos que pelear a la vez, cada uno de nosotros contra otro de los de ellos. Espero que me toque contra Connor, no creo que puedieras tú con él.

En ese momento la Reina se levantó.

Mis niños. Enhorabuena por haber llegado hasta aquí. Ahora, como supongo que ya os habeis imaginado toca batiros en duelo por el honor de seguir siendo pretendiente de la Armadura del Reloj. Sólo dos de vosotros lo lograran. Los otros abandonaran o moriran. Pues el torneo no tiene limitaciones, de hecho casi es mejor así.

En fin, los emparejamientos serán los siguientes. En la tarima del Caballero Verde pelearán William y Connor, y en la del Caballero Rojo Athan y Jhon. Podeis subir y empezar.

Notas de juego

Puedes hacer algun comentario sobre estos dos años si quieres.

Y también necesito que me digas qué técnica quieres saber realizar a estas alturas y si la quieres usar en el combate o no.

;)

Cargando editor
30/10/2014, 23:03
Athan Dalaras

Día tras día, en aquel refugio, pasaron mis días entre entrenamientos cada vez más exigentes. Notaba mis progresos, pero no fue un camino precisamente sencillo a decir verdad. No me relacionaba con nadie, más cuando mi desconfianza creció al irse Robin, algo que no pude quitarme de la cabeza.

La sorpresa me la llevé cuando me tocó tener un compañero, alguien muy dispar a mí, más alegre. Con el tiempo y con el roce, finalmente conseguimos llevarnos relativamente bien. Desde entonces, todo fue más llevadero. Compartimos comentarios, opiniones, alguna que otra risa, e incluso hasta golpes. Muy distinto a todo lo que viví.

Aún ignoraba quien era realmente la reina, Maeve, mi desconfianza creció sin mostrarlo. No estaba del todo seguro que era, pero una extraña sensación de desconcierto nacía de mí cada vez que la veía. Jamás se me hubiese ocurrido demostrar lo que realmente pensaba de todo aquello. Después de todo no eran más que suposiciones sin pruebas. Debería, no, tenía que ser prudente. No sabía cuanto tiempo más debía estar en aquella isla rodeada de niebla y peligros. 

Aguantar, eso era todo lo que podía hacer, seguir mi camino, cumplir con la promesa que hice, que me hice. Ser un caballero. Tan admirado como temido. Esa era mi meta, y mi apoyo para seguir dando pasos hasta mi destino. Siempre me dijeron que el tiempo lo dirá, dicho que todavía se escapaba a mi comprensión.

Finalmente llegó el día, no podía evitar sentirme nervioso, quizás por miedo a fracasar, o quizás porque estaba seguro de que sería la prueba más dura de mi vida. Había entrenado muy duramente, y tenía un as en la manga.

Sabes tan bien como yo que he entrenado muy duro para llegar aquí, seguiré adelante pase a lo que pase. – Comenté a mi amigo seguro de mí mismo, casi pecando de arrogancia cuando dijo que posiblemente yo no fuera capaz de vencer a Connor.

Perder no era una opción, más al haber llegado tan lejos, y aún faltaba camino por recorrer. Pero había algo extraño en todo esto, dos tarimas, y en cada una de ellas un supuesto enemigo a vencer….

“¿Qué? No…no puede ser. Tiene que ser  una broma.” Abrí los ojos ante la sorpresa, desconcertado, confuso, y más nervioso. Las palabras de la reina produjeron ese efecto en mí. Mi amigo, mi compañero, la única persona en quien deposité confianza plena y absoluta.

Ahora estaba obligado a pelear contra él,  me sentí entre la espada y la pared. Si yo perdía, tendría que regresar por donde vine, pero si en cambio era yo quien se convertía en ganador. Él era quien se tenía que marchar. No importaba que pasase, nuestros caminos se separarán. Solo se decidirá quien tendría opciones a portar la tan anhelada armadura de bronce, la armadura del Horolagium, o también llamada la armadura del Reloj.

Me tomé unos segundos para recuperar la compostura, y para convencerme a mí mismo que tenía que ganar, costase lo que costase. Una arma victoria es lo que me esperaba. Miré a John, pero tuve que bajar mis ojos al suelo.

"¿Tendría que usar mi técnica contra él?" Esperaba que no, que no tuviera que hacerlo.

John...yo. No sé que decir. - Me hubiera gustado haber dicho algo más emotivo, que lo sentía por ejemplo. Supongo que después tendría oportunidad de dedicarle palabras más adecuadas. Respiré hondo como si aquello me ayudara a reunir el valor necesario para realizar tal hazaña. - Vamos. No te contengas, si lo haces...no te lo perdonaré. - Y entonces lo hice, le miré decidido pese a que mis palabras sonaran amargas. No iba a rogar un cambio, ni tampoco negarme. Tenía que hacerlo. Era una prueba. Aunque esta no era solamente física, si no también emocional.

Estaba listo para el combate, si mi compañero y ahora rival también lo estaba, pronto lo sabría.

Notas de juego

Escojo la ofensiva. La de atacar a distancia.

Cargando editor
04/11/2014, 12:01
Director

Athan estaba apesunbrado, pero aun así decidido a ganar. Pues sabía que de esa victoria dependería que pudiera continuar para llegar a la armadura de caballero que había venido a buscar.
Lamentaba el que se tuviera que enfrentar a Jhon, pero ambos decidieron que darían lo mejor de sí en el combate. Por respeto al otro. Aunque eso no quería decir que dejara de sentirse molesto con Maeve.

Ella los miraba sonriendo, con una sonrisa algo diabólica, mientras tomaba vino de una copa que le sostenía un sirviente.

Muy bien niños, empezad.

Los cuatro jovenes estaban en sus tarimas correspondientes, y en cuanto la Reina dio la señal atacaron a la vez.
Athan no podía ver el combate de William y Connor, a que estaba demasiado concentrado en su pelea, pero sí que pudo notar como el cosmos de Connor aumentaba en grandes proporciones. El darse cuenta de ello le costó un fuerte puñetazo por parte de Jhon.

Espabila Athan. No me lo pongas tan facil.

Tenía razón. Debía acabar con aquello. Y así lo hizo. Hizo que su cosmos ardiera como no lo había hecho hasta ahora, y de su puño surgió un rayo de energia que impactó contra Jhon. Este no se lo esperaba y le dio de lleno.

Era la primera vez que lo usaba, por lo que no podía saber su potencia, que resultó ser considerable. Se pudo escuchar como varios huesos de Jhon se rompian ante el impacto, y además, el golpe le sacó de la tarima. Eso ya de por sí lo habría eliminado. Pero además el joven no se movía. Sólo se escuchaba un ligero gemido.

La Reina se levantó aplaudiendo efusivamente.

Muy bien hecho mi niño. Muy bien hecho. Me alegra saber que al menos uno de vosotros es lo suficientemente osado como para estar dispuesto a matar. Bien hecho Athan.

Athan se había quedado paralizado por lo que había sucedido, ni siquiera vio la victoria de Connor sobre William. Sólo podía ver el cuerpo roto de Jhon. Unos sirvientes llegaron y se llevaron. Pero no dejaron ir con ellos a Athan.

La Reina seguía entusiasmada.

Bueno. Athan, Connor. Sólo quedais vosotros. Felicidades. Ahora ir a descansar. Mañana seguireis con vuestro entrenamiento. Ya sólo quedais dos, y uno de vosotros será el Caballero del Reloj.

Notas de juego

Si quieres decir o hacer algo. Teneis un poco de tiempo de descanso.

Cargando editor
09/11/2014, 20:22
Athan Dalaras

Un combate difícil, era lo que tenía que superar, debía hacerlo si no quería regresar con las manos vacías. Podría ser por culpa del orgullo, o de la promesa que hice, egoísmo también. De cualquier modo tenía que ganarle y eso era más sencillo decirlo que hacerlo.

John era muy fuerte, habíamos entrenado juntos bastante tiempo, tanto que me pareció una vida. No podía permitir que mis sentimientos interfirieran en aquella prueba. El combate estuvo reñido, intercambio de golpes, puñetazos, agarres, patadas, bloqueos, contraataques y esquivas. Todo era necesario.

Estaba el combate muy reñido, hasta que un cosmos que brilló con intensidad me hizo perder la concentración de mi propio combate. Por si eso fuera poco sentía aquella mirada tenebrosa proveniente del trono en mí. Me provocaba nerviosismo. Un puñetazo fue directo a mi pecho haciéndome retroceder, aquel despiste provocó que perdiera terreno.

Esto no acaba aquí John. – Dije una vez recuperado del golpe.

Si seguía el combate así era muy posible que se prolongara demasiado, demasiado equilibrio entre ambos. Mi oponente y amigo demostró ser mucho más duro de lo que había creído. Me costó decidirme, pero finalmente lo hice, usaría mi técnica para hacer que él perdiera el equilibrio, puede que incluso le echara de la tarima.

 De esa forma el combate acabaría, él bien más o menos, y yo con la victoria. Lo que todo el mundo llamaba tiempo fue mi inspiración, ya que por donde pasaba no volvía atrás, y sus efectos eran visibles. Siempre era continuo, jamás paraba. Además, era aspirante a la armadura del reloj, así que tampoco necesitaba más razones.

Concentré mi cosmos para realizarla, fijé mi objetivo en mi contrincante y me dispuse a lanzarle todo aquel cúmulo de energía hacía él. – A ver qué te parece esto. – Llevé ambas manos hacia atrás flexionando los codos y después, al unísimo las junté delante de mí liberando todo aquel poder acumulado. – CHRONOS IMPACT

Un haz casi invisible salió despedido hacía donde estaba John en forma de corredor, con tan mala suerte que la fuerza era mucho mayor de la prevista provocando un duro golpe en su cuerpo sin que la armadura pudiera hacer mucho. Por si fuera poco le echó de la tarima, tal y como quería, pero de qué forma.

Todo pasó tan rápido, que cuando me quise dar cuenta, después de haber estado extenuado por haber utilizado tanto poder, no me fijé en el estado de mi compañero hasta que se lo llevaron sin ni siquiera haber podido reaccionar. En mis oídos sentí el cumplido de la reina, de Maeve. ¿Felicitándome por haber matado? Seguía sin poder reaccionar. Ni una lágrima, ni una palabra, nada, solo silencio.

Como un muñeco manejado por unos hilos invisibles me dirigí a mi habitación sin mirar atrás y con una expresión en mi rostro difícil de describir. La negación de lo que había hecho, no me lo creía. Era imposible. Sin recordarlo, acabé en mi dormitorio, y finalmente me desplomé sobre la cama.

“Dios, ¿qué he hecho? ¿Qué he hecho?” Me pregunté varias veces, gané el combate sí, pero a un precio muy alto. Algunas pequeñas lágrimas de remordimiento asomaron por mis ojos y un par se estrellaron sobre la cama. No podía parar de pensar en John, sobre todo si estaría bien a pesar del golpe, sin embargo fue demasiado fuerte. Si muriera, si muriera no me lo perdonaría.

Había venido a la isla para convertirme en un hombre, no en un asesino. ¿Cómo se supone que debo proteger si derramaba sangre de mi mejor amigo? Primero Robin, y ahora esto, pero de lo primero yo no era el responsable, por desgracia no podía decir lo mismo de lo otro. Sentí que dentro de mí, algo se rompió. Había perdido parte de mí mismo y otra empezó a resurgir, una parte que ni sabía que existía.

Dejé que el tiempo pasara hasta que me venciera el sueño sin oponer resistencia. Quizás era lo mejor. Quizás no importaba lo que yo quisiera. Quizás daba igual.

Notas de juego

Por ahora me quedo en la habitación a pensar.

Cargando editor
13/11/2014, 18:49
Director

La mañana descubrió a Athan en la cama. Ni siquiera había ido a cenar. Y allí se habría quedado de no ser que vinieron a buscarle. Un sirviente tembloroso le anunció que le esperaban en el patio para los entrenamientos.
El joven no pudo evitar preguntar por Jhon, pero cuando le contestaron hubiera preferido no haberlo hecho. Al parecer sus heridas fueron demasiado graves y murió. No pudieron hacer nada por él.

Todavía en shock, Athan llegó hasta el patio de armas. Allí estaban los caballeros en armadura a los que llamaban verde y rojo. Y la reina. Tan bella y altiva como siempre. Tan inmutable. Tan irreal.

Muy bien niño. Es hora de continuar. No creerás que has acabado ¿verdad? Ya sólo quedáis dos. Pero mucho me temo que sólo hay una armadura. Por lo que deberéis entrenar por separado. Estos caballeros serán tus cuidadores y entrenadores. Ellos te fortalecerán y te ayudarán en lo que necesites. 
Has de saber que Connor también tiene a otros dos caballeros ayudandole. Por lo que estaréis en igualdad de condiciones de pelear. Que no se diga que no soy una Reina justa.

También te ayudaran con esa técnica tan maravillosa que tienes. E incluso te podrán enseñar alguna más seguramente. Al igual que a Connor.
Por cierto, no tengas miedo y no te contengas con ellos. No les vas a hacer daño, tranquilo.

Notas de juego

¿Algo que añadir o vamos al lio? ;P

Cargando editor
15/11/2014, 20:36
Athan Dalaras

Al día siguiente, y con la duda de si lo que viví realmente fue real o  una pesadilla nacida por el estrés, desperté  sin terminar de creer en nada. Deseé que fuera lo segundo, pero no, me dijeron de que mi amigo, el único que tenía, ya no estaría aquí nunca más. No supe como reaccionar ante aquella nefasta noticia.

Y lo peor de todo es que al único que podía culpar, era a mí mismo, no a otro, si no yo. Athan. Que prometió que se convertiría en un respetable caballero  al igual que aquellos que yo admiré y lo seguía haciendo.

Por si fuese poco, nadie se preocupó de lo ocurrido, nadie lloró, ni unas palabras amables. Era tan surreal que me costaba de asimilar. Razón para guardarme todo el dolor y no demostrarlo ante nadie, y mucho menos a la reina que como dijo Robin en su momento, disfrutaba con todo esta obra macabra.

Con expresión sombría, y gastando mis fuerzas en mantenerme una apariencia de frialdad, me dejé guiar para llegar hasta aquella mujer que seguía sin comprender, y la cual querría perder de vista en algún momento si no quería perder la cordura que ya había sufrido un grandísimo golpe.

La escuché pero no dije nada. Por una parte sentí que me exigía más, por otra que me alababa. Si derramar sangre hizo que me convirtiese en su favorito, era un título que no quería en absoluto. – Sí alteza. – Fue toda mi respuesta, dando a entender que lo comprendí. También tendría que valorar si seguía aquel camino, o si por el contrario lo dejaba. Pero mi orgullo me impedía abandonar. Si había llegado hasta aquí, mejor continuar labrándome mi propio destino.

El dolor físico era más soportable, no así el emocional. Nunca imaginé que convertirse en caballero fuera tan difícil, y tan sacrificado. No hizo más que incrementar mi admiración por aquellos que superaron pruebas tan difíciles como esta e incluso mayores. Todo el dolor lo sobrellevaría por dentro.

Aún tengo mucho por hacer. Seguiré esforzándome y me convertiré en el caballero que portará la armadura del Horologium.- Sin pensarlo demasiado fue lo que dije, al principio dubitativo, después con mayor convicción apretando ambos puños y mirando aquella mujer. Después la desvié hacia los dos que se convertirían en mis tutores para decirles lo siguiente - ¿Así que cuándo empezamos?

Notas de juego

Adelante pues. Al lío ^^