Partida Rol por web

Ular, está por golpear al minotauro, pero este cae al suelo derramando sus tripas.
El zombie, no sabe que hacer, hasta que le llega de atras la orden.
¡Que estás mirando, idiota! Ve y mata a todo Trasgo que veas, no te lo he dicho!!!

Ular, carga contra el trasgo, rumiando su tipico Uuulllar... y le lanza un golpe con su espada larga sostenida con las dos manos.

Mientras tanto, Katan se habia acercado dos pasos hasta la entrada, para ver lo que ocurria. Tras insultar al idiota de su esclavo muerto viviente, ve los restos del enorme y fuerte minotauro en el suelo...

Humm....es una interesante bestia. Debí haber alzado a la Hidra, pero bueno...ya que no lo hice...

Entonces, comienza a conjurar sus secretas artes del pantano en el que vive, y las tripas del minotauro se resecan más y más, hasta que solo quedan huesos con muy poca carne adherida.
El esqueleto, con cabeza de toro y largos cuernos, se pone en pie cobrando vida una vez más.

Minotauro! Ve y mata al Trasgo! Te lo ordeno! Grita Katan.

Porfidius avanzó hacia la edificación desde la que había salido la manticora, ya que el resto de compañeros se estaban apelotonando en el edificio concurrido desde el que salía el enemigo - no me gustaría que nos cogieran por la espalda - pensó mientras se dirigía a su objetivo.

 Al parecer los compañeros son suficientemente capaces como para hacer frente al enemigo, Evea, en lugar de permanecer quieta decide seguir los pasos de Porfidius, mientras no para de cantar, envalentonando a sus compañeros.

 Su arco continúa estando con una flecha encocada en él, por si algien tuviera la insensata idea de atacarles.

 A pesar de sus conjuros defensivos, estos no son suficiente para impedir los ataques de Henderch, Katan, Necrull y Shadowberd.

Mueve su maza, desesperado, intentando golpear al guerrero humano sin éxito.

Sangrando por sus heridas, mi oponente ruge una maldición o algo así. Pues tampoco es que me importe demasiado. Y en vez de retroceder para intentar escapar, se lanza sobre mi dispuesto a reventarme la cabeza.

Silba su maza en el aire cuando, flexionando la pierda derecha, me inclino y la dejo pasar a escasos centímetros de mi cabeza. De hecho, pasa con tal grado de precisión, que parte en dos el astil de la flecha de Evea que sobre salia del penacho de mi yelmo.

Y yo, nada mas notar como pasa de largo la maza, gruño. Gruño de satisfacción y deleite ante lo que va a ocurrir.

Golpeo con tal ansia al maldito bastardo que tengo delante que este retrocede un par de pasos a causa de la potencia de mi golpe. Lo cual hace que me desequilibre justo cuando, tras alzar mi espada, me dispongo a descargar un formidable tajo vertical.

Mi acero golpea el suelo con fuerza y chispas y esquirlas de metal, saltan en todas direcciones. Una muesca mas en el filo de mi espada.

Miro con furia a mi oponente y, entre dientes, susurro.

Tus dioses te han escuchado. Esta vez al menos. Solo falta saber, durante cuanto tiempo te van a ayudar. Y yo estoy dispuesto a averiguarlo.

 El acero de Henderch se calva con fuerza en Koth, acabando con la vida del osgo.

Pero mi oponente, no llega a replicar. Abre la boca, quizás para decir algo, pero lo único que brota de su miserable cara, es un espumarajo de sangre. Inca una rodilla en el suelo y, finalmente, se desploma. Alzo entonces la celada de mi yelmo y lo contemplo por unos segundos. Después, examino la nueva muesca en mi espada y aproximandome al cadáver, le suelto una patada con ganas.

Sera desgraciado el ogro este. Casi me cargo mi arma.

Ya mas satisfecho, envaino aunque no me quito el escudo y, dando media vuelta, añado.

En fin, por aquí ya hemos terminado, creo yo. ¿Queda algo mas ahí fuera?. Por que si es así, recibirá el mismo trato que estos.

Y bastante satisfecho, señalo con el pulgar detrás de mi.

 Al parecer, no hay más enemigos por el lugar... queda a vuestra discrección investigar por el lugar

A todo esto.

Añado yo volviendo a salir al pati principal de las ruinas.

¿No estábamos tratando de sonsacar a un prisionero?. Sigamos con el asunto. Sera interesante oir lo que cuenta y además, no olvidemos que su oreja vale un buen puñado de oro.

Y dicho esto, miro a mis mas cercanos compañeros antes de continuar.

Creo que lo deje bastante ablandado. Pero si fuera necesario, lo sigo ablandado.

Y todos pueden notar mi buen humor. Pues es indudable que el combate, nos ha ido bastante bien.

Al ver cómo cae el último enemigo de la sala, Necrull se relaja un poco. Pero no baja la guardia.

Hay que tener cuidado chicos. De aquí han salido cuatro trasgos y luego estos dos. Podrían haber más. Mirad esa puerta, parece que da a la torre.

Se acerca con cuidado a la pared y desde allí se dirige a la puerta. Se para antes de llegar y trata de escuchar algún ruido sospechoso.

 Poco después de que Evea se ubique de nuevo ante el portal de acceso al patio, se percata de que su voz es el único sonido que perdura, los gritos de guerra y aullidos de dolor han cesado, y con ellos el combate. Tras asegurarse de que no haya ningún adversario en el horizonte Evea, finalmente termina de cantar y afloja la tensión de la cuerda del arco. Saca el odre y da un breve trago.

 - Al fin y al cavo no estaba tan deshabitado. Pero parece ser que todo terminó.

  La joven avanza de nuevo para ubicarse junto a sus compañeros.

Iba yo ya camino de hacerme cargo del prisionero, cuando me percato de que Necrull, examina con detenimiento cierta puerta. Frunzo levemente el ceño y, tras pasear mi mirada por los rostros de los compinches que hay a mi alrededor, señalo en dirección a Necrull.

Con cautela, para no hacer demasiado ruido, me aproximo a la puerta que examina nuestro compañero. Pero claro, teniendo en cuenta que no estoy yo para sutilezas, acabo por tropezar con una piedra la cual sale disparada mientras suelto un reniego, a causa de la patada que le he metido. Finalmente, me detengo a unos tres metros. Miro a la puerta de arriba a abajo. Bufo por lo bajo y cuadro los hombros. Cuando estoy listo, digo por lo bajo.

¿La abro ya?.

Y si. De nuevo en mi rostro aparece esa mueca que no es una sonrisa precisamente. Una mueca que no presagia nada bueno para el pobre infeliz que se me ponga por delante.

No está muy claro para qué se utiliza este acharrapado edificio, cuyo mobiliario se ha reducido a escombros. El rincón noroeste de la estancia está dominado por un montículo que parece un nido confeccionado con ramas de árboles, huesos, trozos hediondos de animales muertos y delgadas púas alargadas de algún material negro. En la techumbre de ese mismo rincón bosteza al cielo un agujero..

 El interior del edificio donde os encontráis es abierto y espacioso. Columnas de madera sostienen la techumbre, y aquí y allá pueden verse los restos de los que podrían ser las paredes interiores. Al sur, dos grandes piedras ocupan el suelo, cerca de un gran agujero en la pared sureste. Los escombros del agujero han sido apilados en un círculo para formar una burda hoguera. Adherida a la pared oeste hay adheridas dos literas, cada una cubiertas con sucias mantas. Hay otra cama, esta más amplia, cerca de la pared sur, parcialmente oculta tras un biombo de madera dañado. En el centro asoma lo que parece un oso lechuza.

 La cámara circular tiene una gran variedad de mobiliario, incluido un gran escritorio, una silla tapizada, una enorme cama con dosel y un amplio caballete con un lienzo cubierto por un paño. Una escalinata asciende por la parte sur del muro hasta el piso superior y los escombros de un agujero en el techo jalonan la base de las escaleras.