Partida Rol por web

La Ira de los Justos - La incursión de la Herida del Mundo

4. El legado de la piedra custodia

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18/05/2015, 20:33
Liliana Drauss

-¿Puedo pediros tinta, una pluma y algún pergamino? Los míos se han estropeado bastante con todo lo que hemos pasado... -preguntó a Orlun, pero el ofrecimiento de Ioseph la interrumpió. Lo miró algo sorprendida, pero luego sonrió.

-Por supuesto. Vendré a ver cómo está. Ya tendré tiempo de escribir luego. Kevveon, por favor, saluda a tus padres y dales las gracias de nuevo de mi parte.

Liliana sentía la necesidad de despedirse de alguien antes de emprender esa misión que perciba como suicida, casi. Con toda su familia y amigos en Andoran (¡qué felices y libres de preocupaciones todos ellos!), Kale era una de las pocas personas de aquí con las que tenía algún vínculo y que no iban a ir con ella a asaltar la comandancia. Así que se puso en pié y siguió al paladín.

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19/05/2015, 22:56
Kale

Encontraron a Kale con los mestizos. Estaba más curtida que como la habían dejado. Había logrado superar el trauma del ataque y se había vuelto una guerrera decidida, como Liliana o su hermano. Al verlos llegar su rostro lleno de decisión se tornó en una sonrisa amplia.

-¡Ioseph! ¡Liliana! -Abrazó primero a uno y luego a otro-. Os veo muy bien. ¡Me habían dicho que estabais fuera! ¿Cómo os ha ido?

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19/05/2015, 23:15
Ioseph Merrion

Acababa de recordar que Aravashnial había dicho que quería hablar con ellos, pero tan pronto vio a Kale hizo una nota mental y lo dejó de lado.

-¡Kale!

Sin la molestia de la armadura el abrazo resultó mucho más satisfactorio. Estrechó a su hermana y después dejó paso libre a Liliana con una sonrisa. No dudaba que Kale podía cuidarse sola, pero jamás iba a olvidar lo que Liliana había hecho por ellos.

-Hemos vuelto hace un rato, y hemos descubierto muchas cosas sobre el ataque. Veo que encontraste a los mestizos. ¡Cuéntamelo todo! ¿Estás bien? ¿Tuviste algún problema?

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19/05/2015, 23:17
Alfen Gunn

Encontró a sus padres en un rincón en una de las salas comunes de la posada ahora fortaleza. El enano salió a recibirle con rostro cansado y una sonrisa de alegría.

-Hijo. Estás bien, gracias a los dioses. -Le abrazó-. ¿Cómo te encuentras?

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19/05/2015, 23:22
Liliana Drauss

-Me alegro mucho de verte, Kale. ¡Y qué bien se te ve! -dijo Liliana mientras le devolvía el abrazo. Realmente, el ataque y las experiencias vividas las habían hecho fuertes a ambas. Dejó hablar a Ioseph por el momento, interesada también en cómo le habían ido las cosas a Kale.

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20/05/2015, 00:13
Kevveon Gunn

-Hola padre, estoy bien, gracias. Un poco cansado pero nada que no se pueda arreglar con una buena siesta-

El abrazo de su padre casi le deja sin aire. Miro alrededor, todo estaba bastante cambiado. En cuanto el enano le dejó, fue a darle un cariñoso beso a su madre.

-Hola madre, ¿como estás? Os he echado mucho de menos. Parece que habéis estado ocupados, espero que todo haya ido bien y sin problemas.

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29/05/2015, 17:33
Kale

Kale miró a ambos con gran admiración.

-Por suerte no tuvimos más encuentros desagradables hasta llegar a las profundidades. Allí me presenté de vuestro lado, como dijisteis, y me llevaron a Neatholm con el resto de supervivientes. Me contaron que os habíais desecho de un buen número de cultistas y templarios corruptos. -Sonrió y palmeó los hombros de ambos-. Estoy muy orgullosa de vosotros. ¡Habéis salvado la ciudad!

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29/05/2015, 17:36
Anevia Tirabade

Cuando Irabeth se quedó a solas, Anevia arrastró la pierna hasta ella y se apoyó sobre su amplio pecho, rodeándola con un brazo mientras se sujetaba a la muleta con el otro.

-Quiero ir con vosotros. No puedo dejar que vuelvas a marcharte, menos aún a algo tan peligroso como eso. No me imagino esperando hasta...

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30/05/2015, 10:44
Ioseph Merrion

-Me temo que a estas alturas no queda mucho que salvar. Pero hemos hecho todo lo posible, y aún haremos más.

Ioseph miró a Liliana, animándola a hablar. Se fiaba más de una escritora que de sí mismo para explicar la situación. Ahora que lo pensaba tenía que enterarse de qué había escrito, pero aquel no era el momento.

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31/05/2015, 19:41
Liliana Drauss

-Hemos encontrado la base de los sectarios de Bafomet que al parecer son responsables de que fallase la piedra custodia... y ahí hemos descubierto que tienen en marcha un plan muy peligroso. Uno que debemos detener cuanto antes. Va a ser una dura prueba... -le sonrió a la otra mujer -...pero, por la espada de Iomedae, te juro que protegeré a tu hermano con todas mis fuerzas. Te lo devolveré con vida.

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03/06/2015, 15:04
Kale

Kale abrió la boca con sorpresa.

-Ioseph, yo... Te... Os ayudaré. Cuenta conmigo para lo que necesites. Afilaré mi espada y me prepararé. ¿A dónde iremos?

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03/06/2015, 15:47
Ioseph Merrion

Ioseph también pareció sorprendido por las palabras de Liliana. Sabía que la situación era seria, y que la escritora tenía dudas, pero no se le había ocurrido que podía estar tan asustada. Rodeó los hombros de su hermana con el brazo y le dio un apretón afectuoso.

-No es necesario ponerse tan dramáticos. Iomedae y Shelyn están de nuestro lado, y también la magia del maese Gunn. Es una tarea peligrosa, destruir la piedra custodia, pero con tantas cosas a nuestro favor es imposible que nada salga mal. 

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11/06/2015, 02:36
Liliana Drauss

-Ya, perdonad, aún tengo conflictos internos entre hace unas semanas, que sólo practicaba con una espada roma en los cursos voluntarios de instrucción marcial de Andoran, y estos últimos días, en los que he abatido demonios y sectarios como si fuese un personaje de una canción caballeresca.

También para Ioseph es más fácil, pensó, aunque no dejó que ese pensamiento trascendiese la sonrisa tranquilizadora que había dibujado. Yo no tengo ningún poder superior al que agarrarme como si fuese un salvavidas en este caos. Mi bolsa de trucos no contiene ni dioses ni magia... Y aun así siento como si la responsabilidad de que Kevveon y Ioseph vuelvan sanos y salvos recae sobre mi. Y ningún poder superior me la ha asignado. He sido yo misma, por decisión propia. ¿Puede ser que esa sea mi fuerza? ¿La capacidad de caminar junto a mis amigos, por muy poderosos que sean, simplemente porque me niego a dejarlos solos ante la oscuridad que les espera?

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14/06/2015, 17:53
Irabeth Tirabade

El olor y la cercanía de su esposa hacían que la sangre de Irabeth hirviera en su cuerpo y se encontrara deseando quitarse la armadura y tomarla en el mismo suelo. Esos pensamientos no eran nada dignos justo ahora y menos cuando recordaba el miedo que había pasado a cada momento, pensando que quizás no volvería a verla. Sin embargo, Iomedae las había bendecido con unas cuantas horas más. 

Besó en la boca a su Anevia y abrazándola, le habló al oído.

—Nada me gustará más que vengas conmigo, pero debo insistir en que pienses en ello. ¿No harás un bien mayor a la causa preparando las distracciones? ¿No conseguirás que sobrevivamos más si tú, que conoces bien la ciudad y sus recovecos, te ocupas de debilitar las defensas

La sonrisa de una semiorca era todo dientes, pero curiosamente la de Irabeth dejaba translucir un amor y una sinceridad que desarmaban. —Haz lo que creas que sea mejor. Confío en tí. 

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27/07/2015, 13:45
Kale

-Es raro, ¿verdad? Siempre supimos que había peligro, pero es muy diferente cuando aparece en la puerta -dijo Kale-. Como ya he dicho, contad conmigo. No importa cómo de peligroso sea. No pienso dejar a mi hermano solo otra vez. Es el pequeño.

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27/07/2015, 13:48
Anevia Tirabade

Anevia se agitó con impaciencia.

-Tal vez. Pero volver a separarme de ti y con un futuro tan incierto... -Ocultó la cabeza en su hombro-. Prefiero morir a tu lado que vivir sin ti. Y sé que no tienes por qué morir, pero la posibilidad me vuelve loca. -La tomó de las mejillas, acariciándola y mirándola a los ojos con total devoción-. Los clérigos pueden sanar mi pierna para que os acompañe. Necesitaréis mis habilidades allí dentro. Ioseph y Liliana son tan buenos guerreros como pueden serlo, Kevveon es diestro con la magia y tú... bueno, eres tú. Necesitáis unos buenos ojos y unos dedos diestros. No iré si no estás de acuerdo, Beth, pero me gustaría poder ayudaros.

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28/07/2015, 01:57
Irabeth Tirabade

Con ella cerca, Irabeth no podía pensar. Punto. Y si Anevia la miraba a los ojos...  —Si los clérigos pueden sanar tu pierna, claro que quiero que estés con nosotros. Sabes que la característica más importante de una buen soldado, de una buena guerrera, no son sus habilidades marciales, es la lealtad a sus compañeros, la confianza que se puede tener en ella, y no hay nadie en quién confíe más que en tí.

Irabeth había hablado de forma sincera, diciendo lo que pensaba, y sabía que Anevia podía cuidar de si misma. Luego ya sonrió un poco más. —Y como de costumbre, contigo cerca, no se que decir y divago ¿Recuerdas la charla que te dí sobre "maniobras militares a lomos de carruajes" a poco de conocernos? ¿Y los diferentes colores de las túnicas de los clérigos de Iomedae según el día de la semana? Pude estar hablando de ello horas y tú me escuchabas, como si fuera lo más importante del mundo, ahí supe que me querías de verdad, porque nadie puede escuchar eso sin sufrir muerte cerebral. 

—Pero te conseguiremos unas flechas de hierro frío y mantente cerca de mí, que usaré el poder de Iomedae para bendecir tu navajita... digo tu espada corta antes de las batallas. Ya que vienes, quiero que puedas hacer daño de verdad a los demonios. No quiero que vuelva a pasar lo que me has contado del horror de los túneles. 

Irabeth se dio cuenta que había tomado la decisión correcta, que igual no la buena. Quizá muriera Anevia, quizá muriera ella, pero no podía impedir que su esposa luchara contra los demonios, que les acompañara. Las razones que había dado eran válidas, puertas y trampas podían se obstáculos terribles. Era lo correcto, que ella decidiera su destino. Ahora sólo esperaba que Iomedae las bendijera con una victoria o si no, una muerte rápida en combate. 

Notas de juego

Cambio los conjuros de Irabeth por un par de Bless Weapons. 

Me da que los vamos a necesitar.

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12/09/2015, 16:30
Ioseph Merrion

-Será un honor luchar a tu lado. Y una oportunidad para demostrarte que ya no soy tan pequeño -rió. Torció el gesto y miró por encima del hombro-. Deberíamos descansar antes del asalto. Disculpadme.

Aún tenían que hablar con Aravashnial, y Ioseph tenía desde hacía horas un nudo en el pecho. Tenía que verse frente a frente con el cultista prisionero, y tal vez lograr entender cómo había acabado entregando su ciudad a los demonios.