Partida Rol por web

               Kurtock comprende que no es bueno que Rallitas asuste a nadie en el poblado, así que lo deja en los lindes, a sabiendas de que es en pro de la misión. Los aldeanos, al verlo tan… desnudo, y pequeño y con ese pelaje extraño, se detienen para observarlo. Pero pronto retoman sus tareas. Rhosendal es la casa de seres tan diferentes, de tan diversa índole y linaje, de razas muy variadas, en donde la diversidad se respeta, que no les llama tanto la atención.

                Excepto a algunos que realmente no habían visto una criatura igual. Kurtock, por su parte, tiene que preguntar algo así que va en busca del primer aldeano que se detenga. Y, como a veces el destino tiene esa forma de tirar hilos invisibles para que las cosas sucedan a su favor, Bregor; quién venía de comprar un sándwich y había donado varios a caridad, se lo llevó por delante.

                El tamaño de ambos era tan divergente que uno parecía un enano al lado del otro. Bregor, con sus espaldas anchas, su aspecto de guerrero, su fuerza muscular y… Kurtock, con su cuerpito delgado y flexible, sus grandes ojos y su fisonomía tranquila… eran como el blanco y el negro. Sin embargo, cuando se chocaron, algo sintieron.

                Fue solamente un momento pero era algo como un Deja Vu, como si se hubieran visto, alguna vez… hace mucho, mucho tiempo… y en otro mundo. Ninguno conocía el concepto de vidas pasadas y quizás por eso mismo se sintieron tan sorprendidos por el encuentro.

                Era el momento de Kurtock de preguntar.

Me quedé patidifuso al ver al humanoide, no esperaba cruzarme con nadie hasta llegar al pueblo. Me hubiese gustado esconderme pero ya se había percatado de mi presencia y ahora quedaría bastante estúpido ver a un koblod arrojarse de cabeza hacia los arbustos.

Mientras pensaba en no hacer movimientos bruscos, no fuese a ser que el humanoide se asustara y decidiera arrollarme, empecé a oír los murmullos entre la espesura. No parecía que los "salteadores" estuviesen compinchados con el joven así que decidí darle un voto de confianza, caminé hasta su lado me situé dejándolo a él delante de los arbustos. Mientras me escondía detrás de su pierna le pregunté:

- ¿Son amigos tuyos? ¿Los conoces?

El pequeño Gnomo desnudo tropieza con Bregor y alzando la cabeza para poder observarle bien se dirige al humano con su habitual dialéctica...

Oh Oh, perdone señor cachas no miraba por donde iva... Um este tio me está guiñando un ojo

Disculpe ya se que en tiempo de necesidad todos los gatos son pardos y que la gente anda muy necesitada pero a pesar de sentirme alagado por sus guiños de ojo le he de decir que no estoy interesado en aparearme con usted.

Kurtok le da un par de codazos al grandullón Oye pero que si tan necesitado andas, conozco una cerda silvestre que anda muy pero que muy salida y se ofreceróa voluntaria, sin lugar a dudas... ¿De que hablabamos? asi, tu cara me suena, ¿nos hemos visto antes? Bueno a igual estas cachas y me vales quiero unirme a un grupo de aventureros cachas que aguanten tres tortazos más que yo , si es posible, para zumbarle alos malos ¿Oye no tienes calor con tanta ropa? desnúdate como yo al final uno se acostumbra a las cosas que cuelgan, tu ya sabes...

Por cierto, no se si me he presentado, quizás si, o no... No sé, tal vez pero bueno mi nombre es... Espera espera me acabo de acordar de un chiste buenísimo ¿Que le dice un tonel a otro tonel? Era así el chiste... No sé da igual, ¿de que hablabamos? ¡Si no me dejas hablar nunca acabaré de decirte lo que quería decirte!

Mi nombre es Kurtok y este de al lado es Rallitas... Señala al lado y no hay nadie... Em esto, va a ser que no, no he dicho nada, olvídalo ¿y tu quien eres? ¿Como haces para estar tan cachas?

Este tio es muy raro no para de guiñarme el ojo...

Mientras avanzaba me encontré en el camino con un pequeño Kobold, lo miré y sonreí ante su tamaño, sin embargo por su color podría decir que se trataba de un guerrero y el orgullo no tenía nada que ver con el tamaño.

Al ver que se ponía detrás de mi pierna me quedé sorprendido, al parecer estaba protegiendose de alguna posible amenaza.

Miré hacía los arbustos y me quedé escuchando la conversación clara entre dos criaturas que parecían llamarse Plim y Plam, cruzándome de brazos suspiré antes de levantar la voz para hablarles.

-Van a salir y decir que quieren?- bajé mi mirada hacía el kobold - no tengo idea de quienes son, pero ahora lo averiguaremos-

El bosque de las hadas... no es que fuera extraño para mi, habia pasado muchos dias en el, buscaba comida cuando no habia nada mejor y sabia que cosas se tenian que hacer alli y como mostrar respeto hacia sus habitantes y los regalos que se podian conseguir alli, pero hasta la fecha solo habia ido al bosque solo, no sabia si la chica estaria acostumbrada a la vida silvestre o por el contrario se abria criado en una gran ciudad... seria complicado moverse por el bosque y mas aun si teniamos que esperar a mas compañeros.

- Lo mejor seria ir directos al bosque entonces, pero si tenemos que esperar hasta que venga mas gente... supongo que no hay nada que se pueda hacer -

Con tramquilidad fui a la pequeña cocina de la casa y saque un tarro de miel de uno de los muebles para despues abrirlo y ponerlo cerca de mi Hada.

- Ten, puedes quedartela toda -

Bregor empezó a marearse con tanta chachara. Aquél hombrecillo parecía que le habían dado cuerda y no paraba nunca de hablar. Brego se puso de cuclillas mirando a Kurtok a los ojos

- Estoooo perdona. - Comenzó Bregor esperando que Kurtok le diese un respiro y dejarle hablar  - Mira perdona por el golpe, la verdad que no te había visto - Bregor hizo una pausa y observó a Kurtok de arriba a abajo - ¿Eres algún tipo de criatura del bosque? He conocido muchos tipos de hadas y algunos sátiros, pero nunca nada como tu y menos que tengan tantas ganas de cháchara ¡JAJAJAJAJAJA! Respecto a mi ojo no es que te lo esté guiñando, es que tengo un ligero problema con él y no puedo tenerlo abierto ¡Jeje! Por cierto ¿Qué es eso de que te quieres unir a un grupo de aventureros? ¿Tienes algún problema estooo....Kurtok? Ese era tu nombre ¿no? - Bregor se volvió a incorporar y dijo - ¿Sabes? Me has caido bien puedes acompañarme mientras hago la ronda por el pueblo, la verdad que la compañia siempre es bien recibida, me llevó bastante tiempo llegar a este pueblo desde el último en el que estuve y no ví a nadie por el camino, un poco de charla no me vendrá mal, pero procura respirar un poco más o puede que te ahogues ¡JAJAJAJAJAJAJA! - Bregor soltó una fuerte risotada que hizo eco en las calles del pueblo.

                A la voz de Michael salió primero un conejo de color castaño. Tenía cara de dulce, y medio dormido.

                -Hola, yo soy Plim. Todo va a estar bien, viajeros. He venido a llevaros a la casa del Elegido. Entonces, mañana todos partiremos mañana. Y seremos entrenados por las hadas del bosque y todo irá bien.

                Al conejo se lo veía súper entusiasmado.

                A los segundos, salió un segundo animalito. Era rosa y tenía una cara de molesto imparable.

                -No saldrá nada bien. Los orcos vienen, los orcos vienen  y van a mataros a todos. ¿Ves estos dos? No sé qué le vieron las hadas, no tienen pinta de especiales. Parecen dos… dos…. Dos mentecatos.

                -Que nooo son mentecatos, que los eligieron las hadas –dijo Plim.

                -Es que tú todo lo ves blanco –sentenció Plam.

                -Al menos no como tú que nunca ves nada bueno –agregó Plim. Y comenzaron de nuevo a pelear como antes. Entre las peleas se oían cosas como "pero las hadas nos encomendaron llevarlos a la séptima casa con techo rojo"; "es que las hadas así no se ponen ellas en peligro, son unas anoréxicas que sólo comen miel, ¿qué pretendes de esas chusmas". Y así...

Al ver a los dos conejos noté que claramente padecían un desorden mental, uno era todo positivo y el otro todo negativo.

Me acerqué a ambos, ya que no soportaba que me dijeran mentecato, pero tampoco me gustaba ver todo de color rosa.

Me incliné y tomé a uno en cada mano, golpeandolos uno contra el otro a ver si se juntaban, pero al ver que no ocurría, solo los tiré a los arbustos, lejos.

Voltee para ver al rojo kobold.

-La séptima casa de techo rojo, no? Con eso nos basta- dije comenzando a caminar, pensando si las hadas serían tan hermosas como se decía, nunca había podido tener una debido a que nuestro habitat era completamente diferente así que sentía una gran curiosidad.

Me quedé boquiabierto mirando al humanoide. Aquellos seres eran mucho más pequeños que él, y por lo tanto, siguiendo la lógica Kobold, mucho más de fiar. Así que me sorprendió ver en que modo trataba a los conejos.

Cuando se puso a caminar hacia el pueblo, titubeé girando la cabeza hacia Plim y Plam, y luego hacia el joven. Iba a ayudar a los conejos, pero el humanoide se alejaba sobre sus largas piernas y no quería quedarme atrás.

- Gracias por la información chicos. - Les dediqué una sonrisa y apreté a correr hasta alacanzar al joven. 

Nunca había visto un hada, pero según los cuentos, eran bastante pequeñas, con un poco de suerte serían más pequeñas que un Kobold, y eso me tranquilizaba.

- ¿A qué crees que se referían con que somos especiales... o los elegidos...?

         Mientras Bregor y el chiquitín intercambiaban un diálogo de lo más raro, una criatura salió de las cercanías de una casa de dos plantas. Era un ser esbelto de una importante altura. Su cabello, plateado, le caía hasta debajo de los hombros. Su mirada era seria y llena de sabiduría.

         -Vosotros. Seguidme. Es la séptima casa con techo rojo, los elfos me han llamado. Me parece que todos los elegidos se han reunido, o están a punto. Vamos, aprisa. Y tratad de no llamar demasiado la atención.

         El ser los miró con interés y aclaró a sus palabras - aunque lo veo bastante difícil. Sólo intentad que la gente no os mire demasiado, no sabemos si el enemigo está infiltrado en el pueblo. Y no queremos revelar la posición de los nuestros.

        Luego de dichas palabras, el elfo, que se llamaba Iato aunque aún no se había presentado formalmente, miró a ambos con ojos presurosos. Esperaba que entendieran que era cosa urgente seguirlo y sobre todo, no darle más problemas de los que ya de por sí tenía.

         Gladia empezó a brillar con emoción. No fueron las palabras de Ken o la actitud de afilar armas de Tara, sino algo más. -Ya están llegando. Ya están llegando. Pronto vendrán dos de los elegidos. Vamos, tenemos que armar una buena mesa. Debes tener algo de vino, Ken, para brindar. Y algo de comer. Tara, tú ayúdale a preparar algo de comer. Estoy tan emocionada. Siento sus auras cerca...

        Ken tenía en la alacena granos, miel, frutas. También había un conejo de la caza de la noche anterior que se conservaba en hielo de las tierras Por Siempre Frías (era un hielo especial que tardaba semanas en descongelarse, y se vendía en el mercado) las Tierras Frías estaban igual muy lejos, en otro continente. Pero los navegantes y agentes de comercio solían traer pedidos nuevos todos los meses al mercado de Rhosendal.

  Bregor no sabía de que iba todo aquello pero le picaba la curiosidad, se giró hacia Kurtok con una sonrisa y le dijo:

  - Cubreme bien las espaldas ¿Eh amigo? - Bregor no sabía que clases de habilidades podría tener Kurtok para cubrirle pero por lo menos esperaba de que si algo extraño ocurriera, no los pillara por sorpresa y que Kurtok lo pudiera avisar. - Vamos a ver que se cuece por aquí.

  A continuación Bregor sigue cautelosamente al extraño elfo a paso ligero. Sabía perfectamente que por mucho sigilo que tomara, su gran tamaño y su espadón llamarían la atención a todo aquél que le viera, pero al menos trataría de ir por las zonas más sombreadas de la calle.

-Bueno...- me quedé unos segundos quieto hasta que se puso a mi lado, momento en el cual lo observé y luego volví a caminar- eres un kobold rojo y todos los que vi en mi vida son verdes, eso no te hace ya alguien especial? Por mi parte he tenido un sueño...en mi raza es algo común tener sueños proféticos pero no sobre el destino de otros, una mujer me dijo que debía de ayudar al elegido, por eso aquí estoy-

Cerré los ojos sin dejar de caminar y aspiré por la nariz mientras me bañaba el sol del ocaso. El aire siempre tenía un olor particular a esa hora, el calor del día y la humedad de la noche se mezclaban elaborando una multitud de sensaciones ricas en matices. No quería desaprovechar aquel momento.

- Supongo que todos somos especiales a nuestra manera. - Dije respondiendo al joven. - Pero la  verdad es que nunca me he sentido especial, y menos por el color de mis escamas. Los Kobolds de mi tribu siempre han sido de múltiples tonalidades; mi primo, Znrokst es de un color azulado brillante, las chicas se vuelven locas a su paso. Tiene una suerte... ¡Por cierto! ¿Tu de qué raza eres, acaso no eres un humano?

- ¿Por qué tengo que hacerle de comer a unos desconocidos?- pregunté, pero aun así ayudé a Ken- No sabemos nada de los demás, ¿que pasa si son maleantes? Ni siquiera me conoceis a mi, podría ser una espia, una asesina o algo peor

Mientras la comida se hacia ponia la mesa mientras la pequeña hada daba vueltas de un lado para otro nerviosa, alegre y poniendome nerviosa, aunque se movia mucho, en ningun momento dejaba de comer su miel

Tranquilo grandullón ¿o prefieres que te llame tio cachas? tengo un disfraz para no llamar la atención con mi desnudez...

EL gnomo saca una honda y se la pone de taparrabos.

¡Ya está ahora ya no llamaré más la atención! ¿Lo estoy haciendo bien grandullón? ¿o prefieres tio cachas¿ ¿aún no me lo has dicho, verdad? ¿de que hablábamos? A sí. oye me quedo más tranquilo sabiendo que no quieres aparearte conmigo ¿sabes? y tu tranquilo que yo te cubro las espaldas...

Kurtok coge una vestido que estaba tendido para secarse en el exterior de una  vivienda y se lo pone por la espalda a Bregor.

Ya está, ya te he cubierto las espaldas ¿lo hago bien verdad? es la primera vez que salgo del bosque de aventuras. Por cierto eres mi nuevo mejor cuarto amigo, el primero es Rallitas, ya lo conocerás... El segundo es la cerda Rosemary, el tercero es Alfred el Hurón y el cuarto tú. ¡Te quiero cuarto mejor amigo!

-Escamas de distintos colores? Eso si es raro y no deberías preocuparte por el azul...a mi entender es un color muy apagado, tu rojo es más digno de un guerrero y seguramente a las kobolds les gustan los guerreros no es así?- dije mirando de costado al pequeño.

-Mantente a mi lado y haré que disfrutes de las mejores hazañas, te lo aseguro y por mi parte...soy un íncubo- dije sin más- es normal que me confundas con un humano, en esta forma puedo viajar sin despertar sospechas...pero- lo miré y sonreí mostrando los colmillos y dejando que prestara atención a mis ojos amarillos con pupila de gato- como ves algunos rasgos se mantienen- reí un poco luego de eso mientras avanzábamos hacía la ciudad- por cierto mi nombre es Michael-

        Michael iba andando con el pequeñín rojo, se dirigían a la casa de techo rojo, al igual que los otros dos, Bregor y Kurtock. Estos dos últimos iban acompañados, o mejor dicho los guiaba, un elegante elfo de piel pálida y capa oscura. La cuestión fue que los dos pequeños grupos se encontraron frente a frente. El elfo, Iato, dijo unas palabras: -los otros dos elegidos. Bien, supongo que tenemos que ir todos juntos. Pero ¿dónde están vuestros acompañantes? ¿Plim y Plam?