Partida Rol por web

Entré el primero en el lugar y olisqueé un poco, para luego agudizar mi oído y escuchar qué tipo de voces eran las que sonaban a lo lejos. Mi idea era inspeccionar cada puerta en caso de que tuviera algún tipo de ventana, subiéndome sobre mis dos patas. Quería tantear el terreno. 

Hice un gesto con la pata para que el grupo guardara silencio...

Habiamos llegado a las cuevas, pero el gasto de energia me estaba pasando facturas y yo ya empezaba a estar cansado, cosa que no era precisamente inteligente porque agotar mis fuerzas antes de empezar si quieralo peligroso me dejaba demasiado vendido, pero ahora ya estaba hecho y lo importante era lo importante, encontrar al dragon.

El tigre estaba olisqueando y yo decidi fiarme de sus sentidos en este punto mejor hacer caso a un felino hambriento cuando se trataba de localizar enemigos.

  Parece que habían podido entrar sin problemas, aunque Viento parecía exhausto tras llevar a todo el grupo, debería descansar. 

  Ahora en tierra Bregor se sentía más seguro ya que era su elemento natural y aun estaba a pleno rendimiento. Una vez llegaron a la encrucijada el grupo se paró.

  - Parece que más adelante hay algunos guardias.- Susurró al grupo.- Deberíamos ver que en las otras habitaciones por si acaso.-

  El guerrero se acercó a la puerta izquierda y buscó el agujero de la cerradura para tratar de ver que había tras ella.

El tigre se paró en dos patas en la primera puerta, que era a la misma a la que se dirigió Brégor. Olió primero y captó hedor a orco, pero lejos. No provenía de este pórtico, sino de mucho más adelante. Viento estaba algo cansado, había consumido mucho maná para el poder, pero había valido la pena.

Detrás de esta puerta no parecía haber nada. Brégor empujó apenas, una vez que el tigre dio visto bueno al olor. Lo que halló fue un cuarto vacío. El suelo era de piedra, lo mismo que las paredes. Había un par de antorchas iluminando el sitio y su luz mortecina se reflejaba en una manta raída que era lo único que existía en esa habitación.

Al ver que de momento no había peligro avancé un poco más por el pasillo.

-De momento no toquemos nada- dije al grupo- el dragón de seguro esta en la parte de abajo así que deberíamos de buscar una escalera- 

Miré a los alrededores y luego seguí.

-Si hay tantas antorchas es porque este lugar debe de ser transitado, seguramente es parte del recorrido de la guardia, Tempestad mantén tu olfato agudo...-

Miré a Fafnir y respondí.- Huelo a orco, lejos... pero lo huelo...- dije señalando hacia adelante...- habrá que ir con precaución. Puedo convertirme en niebla para poder observar los guardias que hay más adelante sin ser detectado.- dije esperando la aprobación del grupo.

Tras descubrir que no había nada detrás de la puerta izquierda, Bregornse dirigió hacia la de la derecha.
Tempestad les dió una idea para poder espiar a los guardias sin ser visto, al guerrero le pareció una buena idea por lo que asintió con la cabeza sin gesticular sonido.

no era muy mala idea lo de que se transformase en niebla, pero estando en una especie de cueva quizas fuera raro ver que un monton de niebla se movia hacia un grupo de orcos, claro estaba dudaba de que los orcos pudieran llegarse a plantear cosas con un minimo de complejo.

- Es un buen plan, y si nos indican donde estan podremos acabar con ellos sin tener que hacer demasiado ruido -

Después de dar su visto bueno, Tempestad se convirtió en niebla con el uso de su poder. De pronto, su cuerpo sólido pareció desvanecerse, y hacerse más brumoso. Hasta que no quedó más que la niebla, una suave neblina celeste, casi imperceptible. Tempestad se dirigió hacia adelante, en busca del origen del olor.

El resto del grupo ahora podía comprobar la otra puerta si quería, o esperar a que el tigre retornase.

Tempestad fue adelantándose. Encontró otro corredor con una sola puerta. Estaba al final y pasó por debajo. Del otro lado lo que vió eran dos orcos de buen tamaño, llevando armas de filo herrumbroso. Dos espadones cada uno, los músculos de sus brazos eran enormes; su cabello largo, negro como el humo, caía por una espalda curvada. Sus ojos eran dos pozos oscuros y, por debajo del labio inferior, hacia arriba, salían unos enormes colmillos.

Además de estos dos orcos, había un ser diferente. Parecía una mujer pero daba mayor aspecto de poder que sus acompañantes. Su piel era verdosa y tenía orejas picudas. Sus uñas, azules oscuro, sobresalían de los dedos largos y callosos. Ella sostenía un palo largo, que poseía una especie de cristal en la punta. Además, cubría su rostro con una especie de placa de hierro, como una armadura.

Custodiaban un portón enorme, que abarcaba toda la estancia.

Vuelvo donde están mis compañeros para contarles la noticia. Tras materializarme le explico exactamente lo que he visto.- Hey, he visto lo que hay ahí dentro, y no os va a hacer gracia.- dije mientras explicaba qué era exactamente.

-Bien hecho Tempestad, lo que hay que hacer es separar a esos dos orcos de la mujer, claramente se ve más poderosa, aunque siendo mujer yo podría lidiar con ella- comenté sonriendo- pero bromas aparte, creo que lo mejor es procurar llamar la atención de los dos guardias y encargarnos de ellos para luego ir juntos a por la mujer, además Viento y tu deben de ahorrar Mana. Otra opción es investigar las otras habitaciones antes de seguir...-

Guardé la cimitarra y saqué el laúd para ir afinando un poco las cuerdas.

- Si la cuestión es atacarlos por separado puedo dormir a los orcos para que terminéis con ellos rápido y nos podamos concentrar en la mujer. Puede que incluso ni se despierten si vais directos a por la joven. Podría intentar dormirla a ella también, aunque no sé si resultará.

Rasgué delicadamente una cuerda procurando sacar un sonido dulce y tranquilo.

- También podemos repartirnos: uno por cada orco y cuatro para la mujer, y entrar de golpe repartiendo tortas.

Miré al grupo y asentí cuando me agradecieron mi labor.- Yo estoy cansado, desmaterializarme consume mucha energía. Podría atacar a uno de los orcos con mis zarpas.- dije para comenzar la distribución.

  El guerrero sopesó las distintas opciones que barajaban sus compañeros.

  - Me da la sensación de que la puerta que andan custodiando es la que andamos buscando, por lo que debemos apresurarnos.- Comentó Bregor.- Tengo un plan, a ver que os parece. - Hizo una breve pausa antes de continuar.- Debemos aprovechar el factor sorpresa. Antes de abrir la puerta yo lanzaré mi poder para enmarañar el suelo  y anclarlos. A continuación abriré la puerta y los atacaremos, nos divideremos, me parece bien la de idea de que solo dos se encarguen de los grandulones y el resto se encarguen de la mujer, no se por qué me da que nos va a dar más de un dolor de cabeza. Creo que la mejor opción es que Tempestad y yo acabemos con los grandulones y el resto os encargueis de la mujer, si os parece bien. Si alguien acaba con su enemigo pasará a apoyar al resto. ¿Qué os parece?-

- es un plan viable, tambien seria acosejable que antes de entrar unteis vuestras armas en un veneno de los mios, con un poco de suerte el paralizante conseguira algo con la mujer aunque sea solo retrasarla, y con los orcos es totalmente seguro que nos los quitara de encima, así con un solo golpe podremos centrarnos todos en el verdadero enemigo -

Me crucé de brazos- Las ideas son buenas, combinémoslas, untemos todas las armas en los venenos de Viento, si sirven en flechas entonces servirán en mis dagas arrojadizas, dos contra los orcos, el resto contra la mujer y luego improvisamos, el intentar apresarlos es bueno, ahí se puede intentar también dormirlos y si no a combatir a la vieja usanza...-

Alcé mi pata para que me huntara ese veneno en las uñas.- Espero que no les pase nada a mis uñas, las tengo muy cuidadas.- bromeé. Acto seguido esperé a que todos estuvieran preparados para llevar a cabo el gran plan.