Partida Rol por web

Quién escapó?,sin duda el que escapó se llevo el objeto que andamos buscando...

El hombre de cierta edad, sigue los pasos de Racalín. No quita ojo de la masacre que hay por el suelo, con una simple mueca hacia un lado, se quita todas las penas que el pueda tener. Curuvar ya ha debido de ver combates muchisimos mas terroríficos que este.

..Y tendréis que daros prisa en recuperar el Tottem, si queréis que no se lleve a cabo el ritual- Se cambia el cayado de mano, y mira hacia los muros que han quedado a escombros.

-Malditos Goblins. Ya tenéis lo que queríais-

El capitán dejó su gran espadón en Tierra, y cuando tanto como la potente luz, como la molesta nube se esfumaron. A la carrera intentó encontrar a su familia, continuaba gritando a voz seca suu nombres:

-¡MIREIA!, ¡SEBASTIAN!-

Lo gritó, un mínimo de tres veces pero no obtenía respuesta alguna.

El Maldecidor había escapado. Parece ser que la única persona que tuvo el lujo de ver como se alejaba del combate, fué Methgar. Así pues, el clérigo y seguidor de Mystra, no tuvo suerte en su comedido, pues no había rastros de ese extraño personaje, y aún menos de su poderoso y maravilloso cetro.

Los guardias, los caballeros, y todos los soldados de Aguas Fuertes, empezaban a apilar los cuerpos de los muertos para subirlos a las carretas y quemarlos cuanto antes. La Taberna empezaba a desalojarse de aldeanos asustados, pero la Guardia les dice que se tranquilicen, que todo ha terminado y que vuelvan a sus casas. Marsh, se cuela en el interior de su Taberna para ayudar en la medida de lo posible.

Methgar, deambula por el lugar en busca de supervivientes. Y justo entre las carretas, escondido entre ellas, ve a una mujer con las ropas totalmente ensangrentadas. La mujer se encuentra abrazando a un niño de cabellos largos entre sus brazos.

Lagrimas resbalan por sus mejillas, y no deja de acariciar la cabellera de su niño..

Tranquila, todo ha pasado ya... estais a salvo, ya puedes salir de ahí... dice en un tono amable a la mujer intentando reconfortarla... Vamos, encontraremos a tu familia... puedes confiar en mi..

Aún va a ser la mujer esa a la que llaman a gritos...

La mujer ve como una elfa, desconocida para sus ojos se le acerca, esta aprieta a su niño entre sus brazos como creyendo que se lo van a robar. El niño tampoco es tan y tan pequeño, tendra unos catorce años de edad, quizá quince, sin embargo su frente está ensangrentada y es posible que se haya quedado inconsciente.

-Mi hijo...snif.. ¿está muerto?, snif..- Entre sollozos deja que veas el rostro del niño. Tiene un rostro angelical, y su rostro además de sucio, está ensangrentado. Parece que no tiene otra en la de confiar en la mujer elfa.

Sin soltar a su hijo, le tiende una mano para que le ayude a levantarla.

-Hey, mi Capitán. Allá hay una mujer, tendida en el suelo. Comunica a su superior con los ojos alineados, mirando por los huecos de las carretas. ¿No es vuestra familia?- El Guardia, guardó su arma y señaló el lugar, justo entre las carretas.

Reposa un mano sobre su hombro, y le hace girar para que mire hacia las carretas.

-¡MIREIA!. Seguía gritando a pleno pulmón. ¡SEBASTIAN!-

Cuando fué advertido por uno de sus mejores guardias, al Capitán se le abrieron los ojos. A la carrera se acercó entre las carretas, donde una mujer elfa, estaba ayudando a otra mujer -humana- y a un niño que parecía inconsciente.

Se arrodilló ante ellos, dándole las gracias a Methgar. -Al fin, al fin te encuentro. El capitán, besa la frente de su esposa ya mas tranquilo y desahogado. Quitó a su hijo de los brazos de su amada, para que este pudiera descansar los brazos y el cuerpo en general, comprobó su pulso, y el niño se encontraba vivo. Gracias de nuevo- Le dice a Methgar. ¿Cómo podría pagaros vuestra ayuda?- Era lo mínimo que podía decirle.

Siento un alivio en los ojos y por fin puedo ver mi alrededor con claridad.

Mísera de mí, que recupero la vista para ver tanta muerte de inocentes... ¿Cómo he permitido esto?

Tras un instante de abatimiento, me muevo por la plaza observando si queda alguien con vida a quien pueda ayudar, ajena a lo que hacen o dicen mis compañeros, como absorta. Pero apenas doy un paso alcanzo a oír la palabra "Totem" en una voz extraña. Inmediatamente me giro hacia el desconocido, estudiándolo en apenas unos segundos, y me dirijo a él.

-¿Quién sois vos, si se me permite el atrevimiento? - pregunto, cautelosa - ¿Y qué sabéis de estos trasgos y el tótem?

Tranquila Sejmet,es mi amigo,se llama Curuvar,y gracias a él,seguimos con vida te lo garantizo.digo a Sejmet,aunque hablo para todos.Deberíamos intentar seguir el rasto del maldecidor,no creo pueda teleportarse,por que si puede,estamos perdidos...

¿Amigo?

Mi rostro no oculta la desconfianza, pero decido confiar en Racalín, esperando no equivocarme.

-En ese caso, gracias. -contesto, volviendo a dirigirme al tal Curuvar- Pero aún así, me gustaría que nos contarais qué sabéis al respecto, amigo.

Continúo sin dejar de mirarle a los ojos.

-Mi nombre es Sejmet. -ofrezco- Racalín lleva razón, debemos intentar alcanzar a ese trasgo malnacido, pero quizá su relato nos ayude a comprender a qué nos enfrentamos y actuar en consecuencia.

Tras una pausa, trato de buscar algún rastro.

-Usted hable, que yo le escucho. -añado, agachándome para ver mejor.

Apenas un minuto de escrutinio me basta para darme cuenta de que mis ojos no ven nada allí, y me levanto y aparto antes de que mis pisadas puedan hacérselo más difícil a los demás.

En ese momento reparo en que Methgar habla con el guardia que habíamos visto al entrar a la ciudad, pero me mantengo a la espera de la respuesta de Curuvan, en cuya figura se clavan mis ojos de nuevo.

El hechizero escucha toda la conversación muy atento pero sin participar en ella, por un segundo su vista se distrae al ver los agradecimientos que el capitán dirige a su compañera. Mejor hubiera sido hacer caso a las advertencias y no dar gracias ahora... Sin perder nada de lo platicado Caesar frota las plumas de su emplumado amigo agradeciendo sin palabras, que tampoco eran necesarias entre ellos, la ayuda de su fiel amigo.

Mmm, todo esto tiene la pinta de una aventura de grandes proporciones, tengo que poner mis manos sobre ese cetro, es evidente que guarda gran poder, ademas, si logro demostrar con mis acciones y mi poder que la todopoderosa Mystra sigue entre nosotros cumpliré mi misión de restaurar la gloria de su culto...

Lentamente Caesar se acerca al así llamado Curuvar... Gusto en conocerle amigo, pero me parece que Usted debe saber para que querían las criaturas ese Totem, después de todo si nos quiere enviar tras ellos lo mejor es que nos cuente todo...

No es necesario, me alegra haber sido de ayuda.. contesta al capitán antes de volver junto a sus compañeros

El trasgo del cetro se escapó entre las carretas, puede que encuentre el rastro por esa zona si quereis perseguirle, aunque deberíamos salir lo antes posible...

Curuvar hizo un gesto de saludo con la cabeza, a cado uno de los que se iban presentando. -Mi nombre es Curuvar, como ha dicho vuestro pequeño compañero. Si queréis recuperar el Totem, tan solo tenéis que seguir la senda que hay tras los muros. Esos estúpidos Goblins, no se esfuerzan por borrar sus huellas. Estarán llegando al túmulo donde yace el Rey Ogro, el cual van a resucitar con el dichoso tótem si alguien no lo impide.-

Se ayuda con su bastón rematado con un cuervo fosilizado para andar hacia los muros que han quedado a escombros. Y sigue hablando: -Sí, realmente me colé en el túmulo. ¡Por el conjuro perdido de Mystra, no creeríais los torpes que son los goblin!. Mi magia les incapacitó fácilmente. Aún así, no encontré lo que quería. Cogí el tótem de cuerno como recuerdo y se lo vendí a Carwan. ¿Sabéis que os digo?, que si recuperáis el tótem de calavera con el que hace juego el túmulo, os contaré la verdad sobre el Rey Ogro-

Hecha una mirada al exterior, y efectivamente hay una senda con varias huellas, se ven varios pares de pies descalzos y pequeños, y un par mas grande todavía. Lo que indica que es bastante fácil seguirles el rastro. Por lo que se refiere a Curuvar, no está dispuesto a contar ni una palabra mas, a no ser que le traigáis el tótem como os ha pedido.

El hechicero asiente con la cabeza... Pues entonces que alguien me traiga mi caballo y les proporcione caballos a mis compañeros, mientras mas rápido les demos alcance mas probabilidades tenemos de tener éxito!!! Su rostro luce alegre y entusiasta, no parece que hubiera estado a punto de morir...

ME dirigo hacia Metghar,le agarro de la mano y le empujo,en la medida de lo posible,hacia la salida,Vamos!,no perdamos tiempo,debemos seguir el rastro!

Vale, vale... no hae falta que empujes ya voy... contesta con voz entre seria y divertida tras lo cual se dirige hacia la zona por la que vio escapar al trasgo para empezar a seguir el rastro.

Vamos, se fue por allí... Caesar, será mejor no esperar por los caballos además habría que dejarlos solos en algún momento ya que probablemente se dirija hacia algún tipo de cueva...

Curuvar, permanece cerca del muro derrumbado por los Goblins. Por encima de su hombro escucha atentamente las declaraciones de Caesar.

-¡Por el conjuro perdido de Mystra! Curuvar, alarga su bastón, ese característico cayado que siempre llevan los viejos magos para supuestamente apoyarse al andar. Su forma era la de cualquier otro bastón, sin embargo terminaba rematado en un cabeza de cuervo foszilizado. Serás zoquete, tardarías mas en llegar a caballo que a pie y ellos están en un Túmulo ¿sabes lo que es eso? Es una tumba que está bajo tierra, y probablemente ya estén a punto de resucitar al maldito Ogro. El anciano no duda en alargar aún mas su bastón para golpear amistosamente la cabeza de Caesar.

Al ver como Racalín comienza a empujar a una de sus compañeras hacia la salida, este, sonríe. -Venga marcháos, el Túmulo no está a mas de dos millas. Si conseguís traerme el tótem os lo contaré todo..-

-Malditos mocosos. Estos no serían capaz ni de robarle a un ciego.. no se por que confío en ellos....-

Curuvar espera a que os pongáis en marcha cuanto antes, aunque quien sabe, igual sospecha de que nunca mas volveréis por aquí si conseguís ese objeto mágico: El tótem.

hmmm....

-¿Porqué no viene usted con nosotros, amigo Curuvar? -pregunto- Ya habéis demostrado que podéis ser muy útil en combate, y ninguna ayuda se desdeña. Además -continúo- parecéis saber mucho de la zona...

Hago una pausa, esperando su respuesta.

Por supuesto, nuestro acuerdo seguiría en pie. -me apresuro a añadir.

En cualquier caso ya deberíamos estar moviéndonos... aprisa, decid que si...

El hechicero recibe la extraña reprimenda del anciano sin inmutarse y sonriendo, es evidente que la actitud del hombre le hace algo de gracia. Bueno, bueno, si no era necesario golpearme... Dice sonriente... El cuervo en el hombro de Caesar aletea un poco, quien creyese que es inteligente pensaría que se estaba riendo en silencio...