Partida Rol por web

Caesar el Humano, también sortea un par de sillas para rodear la barra y se arrodilla ante el cuerpo incosciente del Tabernero. Gracias a la sabiduría que le enseñó su Diosa, el clérigo puede hacer que los ojos de Marsh parpadeen, haciéndole sentir de nuevo la vida. Seguidamente después, el mediano atiende a las palabras de Caesar y aún así se saca un pequeño frasco que no duda en abrirlo y ponérselo en la boca al propio Marsh para que se recupere del todo.

El cuerpo del mediano responde..

Por el cuerpo del mediano empieza a circular la sangre por sus venas, llegando hasta el corazón para sentir de nuevo la vida y dejar la inconsciencia como agua pasada. Su primera reacción es tocar su preciada gorra verde. -Mi gorra de la suerte ha debido salvarme. Menudo coscorrón... Cuando se reincorpora ve al mismo mediano y al mismo humano que se sentaron hace unos instantes en la barra.

-¿Qué demonios ha ocurrido aquí?- Se pregunta aún sintiendo un leve mareo.

Methgar continúa su camino hacia la puerta. Una vez ante ella la abre y sale al exterior aunque permanece, en un principio, no demasiado lejos.

-¡Trasgos!-exclamo, alarmando a mis compañeros. Como el del pergamino... -No sé cuantos son, ¡pero están descontrolados!

Viendo cómo está la taberna y el caos que hay tanto dentro como fuera, levanto mi espada y, lateralmente, embisto la ventana con la parte de atrás de la empuñadura. El cristal cede al golpe y tras un par más encuentro hueco suficiente para salir.

Avanzo atenta a lo que sucede.

En mis pensamientos, un conjuro empieza a tomar forma.
Y después, le sigue una plegaria.

El clérigo sale trotando tan rápido como puede hasta alcanzar a su compañera Methgar,Que es lo que sucede, haz visto algo?

La Batidor como casi siempre decide ser los ojos de sus compañeros. Al abrir la puerta se encuentra con una escena desagradable, sus ojos no pueden dar crédito a lo visto. Sejmet, tras dar un aviso de lo que se pueden encontrar allá afuera, decide golpear la ventana con la empuñadura de su espada. Esta se rompe en añicos, dejando un hueco precioso para la clériga. Con dificultades salta por la ventana pero en un ultimo instante se da un pequeño traspiés que hace que se resbale hasta caer a tierra, por suerte logra caer de culo y su arma sigue cogida en su mano.

Caesar tras haber revivido al pequeño hombrecillo de la Taberna , no duda en aligerar sus pies para salir de la Taberna.

Tras salir de la Taberna, se puede apreciar a varias criaturas semejantes al trasgo muerto que contenía el pergamino. Han atrevesado los muros de la ciudad. Varias de estas criaturas atacan sin cesar a los aldeanos que habían motando su mercado al lado del pozo. Varios trasgos han cogido a una mujer y la han arrojado al interior del pozo. Otros deciden probar la carne humana, entreteniéndose en comer a un niño que deja un charco de sangre sobre el suelo. Otro de ellos sale del interior de la tienda de Carwan, han roto tanto sus ventanas, como la puerta de la tienda.

La maldad que ven vuestros ojos no tiene nombre, y los trasgos no dejan de perseguir a los Aldeanos de la ciudad. Dos guardias permanecen en el interior de la Taberna, pero parecen que están demasiado ocupados con la gente que hay en el interior del Pichel Verde.

El anciano apunta con su dedo indice a uno de los objetos que se han caído por el suelo, debido a la explosión. Levanta el dedo y a la vez se mueve un trozo de madera contundente que va hacia la ventana. El objeto golpea el cristal de la ventana, agrietándolo por completo.

-¡Son demasiados!-

Con su ballesta termina de romper el cristal, haciéndose un hueco para disparar.

Oye Mars,te encuentras bién?,creo que tenemos problemas,ya les avisé a esos guaridas,pero los pati largos,nunca nos quieren hacer caso,les está bién empleado,por querer meterme entre rejas...estate aquí,no te preocupes,voy a ver que sucede.le susurro al mediano,seguidamente me muevo hacia la puerta por la que acaba de salir la clérigo,una vez ahí me escondo en estado de alerta.

Methgar, sin preocuparse demasiado por supropia seguridad dipara al trasgo más cercano a ella en un intento de ayudar a la mujer..

No sé si saldremos de esta pero al menos debemos intentar ayudar a esta pobre gente...

Zenram se da cuenta de inmediato que la situación es desesperada, frente a él hay por lo menos una docena de goblins y es evidente que arrasaran todo a su paso. Justo delante suyo algunos trasgos se entretienen atacando a dos mujeres lo que simplemente no puede pasar por alto por lo que en un arranque de estúpida valentía se adelanta algunos pasos al tiempo que murmura algunas silabas en un extraño lenguaje... Anerot Aljur!!! Al tiempo que extiende ambos brazos y de sus dedos surge una larga linea de fuego que alcanza a los dos goblins frente a él, los cuales comienza a gritar de dolor ante las quemaduras...

Methgar parece haberse quedado demasiado anonadada, ante semejante situación. Su flecha llevaba muy buena trayectoria, pero también conlleva mucho riesgo de poder dar a la mujer con la flecha. Dispara y la flecha sale volando hacia la criatura, todo indica que va a golpear al Trasgo, pero en un último instante la flecha perfora la piel de la mujer ahorrando trabajo a la criatura que no duda en lanzarse sobre el cuello de la mujer en tierra.

Caesar por su parte parece tener claro que quiere pasar a la acción. Con sus dos manos por delante lanza una hermosa llama de fuego que golpea no con demasiada fuerza, pero la suficiente para que la ropa de los Trasgo arda (-3pg cada uno). Estos mismos Trasgos se dan cuenta del dueño de las llamas y no dudan en lanzarse en manada sobre él con sus espadas cortas (-6pg).

El resto de estas mismas criaturas siguen con su violencia, atacando a todo aldeano que cruza por su lado. Uno de ellos también se encara contra Methgar, sin emabrgo su destreza esquiva el acero con facilidad.

Este ser de piel amarillenta, aparenta ser el líder de la manada. Sus fuertes expresiones y sus inumerables cicatrices en la cara, indican que ha debido de pasar demasiadas peleas en su haber. Lleva un cetro brillante en su mano izquierda y ropas de cuero cómodas que no le estorben al realizar sus funciones.

-¡KARRRRRJJJJJJJ!-

Parecía indicar algo a sus guerreros, en la propia lengua de Trasgo. Al instante abrió su boca y de está empezaba a salir una niebla espesa que se dirigía hacia el pozo. Allí empezaba a expandirse hasta que la visión era prácticamente nula.

Los aldeanos que han logrado sobrevivir, corren desesperadamente por salvar sus vidas. Algunos de ellos incluso se juegan su propia, luchando y peleando como sumamente pueden. Gritos, desesperación y llantos es lo único que se aprecia en esta Plaza.

Tras las indicanciones de su amo. Estos Trasgos se hacen a un lado para no ser estorbados por la niebla. Uno de ellos parece haber visto como alguien sale de la ventana y tropieza ligeramente en el suelo. Con un grito, tensa su brazo hacia trás para después lanzar una jabalina.

-Aggggghh..-

La jabalina vuela unos metros hacia Sejmet y esta se introduce justo por el hueco de la armadura, sin embargo el dolor que siente no es más que un pequeño punzón. (-1pg)

-¿Qué no me preocupe? Mi Taberna está destrozada. Dios, esto será la ruina..-

El mediano no puede dar crédito a lo visto. Cuando Marsh ve como te vas alejando no sabe muy bien como reaccionar. -¡La ballesta del Tito Grael!- Rápidamente se levanta y se cuela a interior de la cocina que da justo a su espalda.

Tras salir de la Taberna, se puede apreciar a varias criaturas semejantes al trasgo muerto que contenía el pergamino. Han atrevesado los muros de la ciudad. Varias de estas criaturas atacan sin cesar a los aldeanos que habían motando su mercado al lado del pozo. Varios trasgos intentar acuchillar a una mujer. Otros deciden probar la carne humana, entreteniéndose en comer a un niño que deja un charco de sangre sobre el suelo. Otro de ellos sale del interior de la tienda de Carwan, han roto tanto sus ventanas, como la puerta de la tienda.

La maldad que ven tus ojos no tiene nombre, y los trasgos no dejan de perseguir a los Aldeanos de la ciudad. Dos guardias permanecen en el interior de la Taberna, pero parecen que están demasiado ocupados con la gente que hay en el interior del Pichel Verde.

Caesar se encuentra frente con frente contra tres Trasgos. Y a tu lado ves como la Exploradora acaba de esquivar al Trasgo que está combatiendo con ella. En el centro del combate, una niebla espesa se empieza a expandir haciéndote más dificil lo que puede verse mas allá de la nube.

Apenas me estoy intentando incorporar cuando siento una pequeña punzada de dolor.

-Argh..-gruño, y partiendo la molesta lanza me levanto por fin, con el ceño fruncido.

El calor de la ira comienza a invadirme, mas me contengo; la desolación también puja por abrirse paso en mí.

...Son demasiados...

Por doquier los aldeanos huyen aterrorizados.
Es suficiente. Doy portazo a la desesperación y dejo vía libre a las ansias de lucha.

-Ayudadme mi señor, Pelor, dios del sol... ¡Dadnos el coraje y la fuerza para salir airosos de esta batalla!

Observo la situación intentando centrarme.

-¡¡Deberíamos replegarnos!! -grito- ¡¡Obligémosles a ir por el sitio más estrecho!!

Retomo mi posición en guardia, y avanzo ligeramente, lo suficiente para ver con claridad el objetivo del conjuro que ya tengo en mente. Con la mirada fija en los combatientes, mi mano derecha suelta momentáneamente la espada y se alza frente a mi, el brazo ligeramente flexionado. Con un pausado movimiento oscilante se traslada horizontalmente a la derecha, dejando una especie de hálito gris a su paso, casi transparente al principio, que parece materializarse poco a poco...

...Rewo psti dna dnuo...

...hasta ser como humo, algo más denso y claro. El brazo se dobla y la mano retrocede rápidamente en su camino, compactando el vapor al empujar con la palma.

...seht seil peed...

Pasa por encima de este hacia mí, casi como si lo acariciara, hasta quedar la palma hacia el exterior, y entonces lo impulsa hacia fuera con fuerza.

...ne tsil!!

En apenas unos segundos desde que levantara la mano, un haz blancuzco y grisáceo a la vez atraviesa la escena, silbando al aire; pasa por entre los trasgos y se para un instante tras ellos. El pseudogas no deja de dar vueltas sobre si mismo, hasta que...

...desaparece.

La humana coge fuerzas al levantarse y puede estudiar mejor la situación. Al ver lo que se está viviendo por las calles de la Aldea en estos momentos, no puede dar rienda suelta a lo visto y decide pasar a la acción.

Las palabras de su conjuro se enroscan las unas con las otras y se vuelven cada vez mas fuertes en su interior. Entonces, como un ejambre de abejas, sale un silbido hacia su objetivo y detona en un estridente bramido a su alrededor. Los Trasgos se sienten atormentandos al tiempo que dejan caer sus armas, llevan las manos a sus oídos pero es inútil, sus tímpanos mueren. Tres de estas criaturas caen al suelo sin vida, dos de ellas acaban calcinadas debido al fuego que les lanzó Caesar.

Los otros dos, los que parecían mas inteligentes y llevan lanzas, se sienten débilmente mareados, agitan sus cabezas, tratando de liberarse del mareo mientras buscan con la mirada a la dueña del ataque. (-8pg)

Diablos!!!, oh poderosa Mystra protegea tu fiel sirviente y no permitas que estas almas impias continuen su vida de caos y destrucciòn... Al darse cuenta que se encuientra en una situaciòn dificil el humano convoca el auxilio de su diosa mientras decide que curso de acciòn tomar...

El anciano apoya la ballesta en una de las bisagras de la ventana. -Te tengo miserable..- Y aprieta al gatillo.

La saeta sale disparada en dirección a un trasgo cercano a la tienda. El destino del virote, lleva un precisión inmejorable.