Partida Rol por web

Transcurre el mes abril en Japón y eso significa el comienzo de un nuevo año escolar. Para ti, así como para muchos otros estudiantes que se han transferido de colegio o de ciudad, la experiencia de realizar la ceremonia de inicio, "nyuugakushiki" en el Instituto Superior Deimon resulta un tanto novedosa y singular.

El Instituto Deimon es una escuela pública que mantiene buenos resultados académicos y deportivos, que la hacen capaz de competir con los institutos privados en cuanto a calidad educativa, pero también posee cierta mala fama debido a los estudiantes conflictivos o “raros” que parecen haberla escogido entre las demás escuelas de la zona.

Como sea, todas esas actividades se mantienen en secreto, y el colegio tiene una apariencia de normalidad mientras los padres acompañan a sus hijos durante la ceremonia. Esta es muy formal y los padres visten con trajes de colores claros, ya que están en primavera y para demostrar alegría, mientras que los estudiantes van rigurosamente uniformados. O al menos la mayoría.

Aquí y allá se destacan de entre la multitud los “malos elementos”. Algunos llevan el uniforme desabotonado, arrugado o suelto y desarreglado. Otros ni siquiera se molestaron en llevarlo y van con ropa de calle, lo que no deja de provocar murmullos de desaprobación durante la fiesta de recepción en el auditorio, que tiene lugar tras la ceremonia de inicio.

El propósito de esta fiesta es que los estudiantes, maestros y padres se conozcan mejor. Observas alrededor sin mucho interés hasta descubrir un rostro que no te resulta del todo desconocido.

Se mueve entre la multitud con seguridad y agilidad. Sobrepasa a la mayoría de los estudiantes de 3er grado en cuanto a estatura y a pesar de las reglas escolares sobre el cabello, lo lleva tan largo que casi alcanza su cintura. Se trata de Maesutoro Hayato, un estudiante famoso en todos los colegios de la zona de Tokyo, reconocido como un peleador con quien ni siquiera las peores pandillas se quieren meter.

Atrás de él camina una niña de aspecto dulce y que debe ser su hermana menor. La diferencia de edades entre ellos es de al menos 6 años, por lo que ella solo debe estar aquí acompañándolo en esta ocasión especial. Aunque es raro que un estudiante con semejante fama de “duro” se deje ver en público con una menor.

Muchos lo considerarían embarazoso, pero a Hayato no parece molestarle y ambos avanzan sonriendo entre la gente como si no les importara nadie más.

Misaki se mantenía junto a los demás estudiantes. De vez en cuando, miraba a su padre, su único familiar, que destacaba entre los demás familiares. Era un hombre serio, de vestiduras tradicionales, cuerpo robusto y fuerte y expresión severa. Y es que su padre era transparente. Era tal y como se le veía. Fuerte, con carácter y estricto. Así había salido ella, fuerte y con mucho carácter. Es lo que tiene haber sido criada por ese hombre, ya que su madre murió al darle aluz.

Reconoce immediatamente a Hayato, había oído hablar de él. Lo que no se esperaba es que ese chico con fama de matón, fuese un trozo de pan en el fondo. O eso parecía al ir caminando al lado de su hermanita. No dice nada, pero si sus miradas o sus caminos se cruzan, no las piensa apartar. No le tiene miedo.

-  ¡Ja, ja, ja, ja, ja! ¡No tengo idea de que sucede, pero esto es genial! ¡Mis manos están en llamas, pero no siento nada! ¡No hay calor! ¡Y todos estos idiotas inmóviles a mí alrededor, como simples dianas de tiro al blanco, listos para que les incinere! ¡Dios o quizá el mismo infierno finalmente decidieron concederme mi deseo! ¡Poder convertir esta maldita escuela y a todos los que están aquí en cenizas!

- ¡Silencio, idiota! ¡No sabemos lo que ocurre aquí, pero con esas palabras solo estas asustando a mi hermana!

Misaki cae al suelo de rodillas al pillarla de improviso, pero poco a poco consigue poner los pies planos en el suelo, y con mucho esfuerzo pero gracias al duro entrenamiento que le había dado su padre de pequeña y a la continua practica del kendo, consigue dar pasos hasta llegar a su padre.

¿Papá? Pregunta preocupada, al ver la rojez de su figura y su expresión pédrea. Mira alrededor, y es entonces cuando se da cuenta de que las demás personas están así. Todas excepto tres. El matón y su hermana y un loco con... ¿llamas en las manos?

Consigue incorporarse un poco más, aunque aún siente el peso de enorme gravedad sobre ella.

¿Qué está pasando aquí? Les pregunta, si no le respondían algo pronto se volvería loca.

Misaki entra por la puerta del colegio, con la cabeza bien alta y la mochila al hombro. Camina con pasos grandes y nada delicados. Mira de reojo las cámaras y piensa que es mejor que no se acerquen a ella, o se rompería alguna cámara o cara "sin querer".

Aún había alumnos que la reconocían, por la chica que tenía las ropas un poco quemadas, pero había conseguido evitar responder preguntas con miradas asesinas y comentarios mordaces. No quería ni podía explicar lo que había pasado. Ni siquiera ella lo sabía. Quizá era que se estaba volviendo loca, vete tú a saber.

Entra en clase y cuelga la mochila en el pupitre y se deja caer en la silla.

Entro en clase corriendo, escapando de los reporteros -¡Que coñazo, siempre buscando centros de mierda donde rebuscar en busca de exclusivas!- suelto, ya que aún no ha llegado el profesor. Luego me acerco un poco a Ayuzawa, pues mi asiento está a dos del suyo en dirección derecha- ¿A ti también te han acosado? Los odio, con muchas ganas. Se han cargado mi uniforme -le digo, enseñando la falda rasgada y una manga también- Aunque tampoco queda tan mal... 

Misaki mira a su compañera de clase, sobretodo las partes que sobresalta de su uniforme.

Niega con la cabeza. Si me llegan a tocar un pelo, les hago papilla. Dice muy enserio, pero con una angelical sonrisa.

Dentro de unos días todo se calmará, y volverá a la normalidad. Dice intentando darle ánimos.

Eso espero, porque tener que venir a clase con esa panafernalia será un auténtico infierno... Bueno, no me he presentado. Lo siento. Me llamo Astharea Yamahito. ¿Y tú? -le pregunto con cordialidad aunque manteniendo las distancias para que no se sienta agobiada.

Ioh atraviesa los pasillos en la misma forma despreocupada que lo caracteriza. Hoy el instituto es un hervidero de periodistas, estudiantes, padres y público en general que han tenido noticias del incidente ocurrido. Lee un libro mientras anda y responde con un movimiento de cabeza los saludos de aquí y de allá que llegan. En más de una ocasión ha tenido que esquivar una turba de curiosos que hace de su escuela un lugar realmente entretenido.

"Esto es estupendo, hacia rato que no veía nada igual". "De hecho ya comenzaba a aburrirme de esta escuela como ha sucedido con las otras 3. De todas maneras no puedo dejarme entretener, tengo que llegar hasta ella y que de alguna forma me cuente algo." "La única que parece tener algún indicio de que pasó aquí sin duda debe ser ella"  Piensa mientras con aire distraído escribe una nota en el libro y arranca la hoja, doblando la misma posteriormente.

Llega por fin al  aula que buscaba. Atravieza  la puerta  y  sin  hacer caso a los avisos de varios que se ha equivocado de aula avanza hasta un pupitre ocupando el puesto al lado de Misaki. En el aula se hace un silencio sepulcral. Muchos han pagado caro una ofensa a Misaki y más aún una falta de respeto.

Una estudiante entra y al ver a Ioh sentado junto a Misaki le dice al mismo: Ioh, no sabía que te habían transferido  a este grupo. 

El  alusido se levanta  y  con una gran sonrisa y gesto de confuso responde a la muchacha.  "Diablos, parece que hoy ando sin duda en babía. De hecho es la segunda aula donde entro sin darme cuenta. Lo siento, Mis disculpas a ti tambien Misaki sama"  Comenta mientraz se levanta y mira a la aún estupefacta Misaki.

Sin embargo al inclinarse deja caer una nota sobre  los libros de Misaki.  Dicha nota resa.  "Sé que tienes muchas preguntas sobre qué pasó y a mí me sucede lo mismo. Sin duda algo raro pasa aquí. Nos vemos en el receso detrás del depósito. No hables con nadie sobre esto"

Ioh termina de hacer la reverencia y retomando su libro va hacia la puerta. No sin antes pensar para adentros. "Espero que vayas, si alguien tiene la clase de que ocurre aquí, eres tú sin duda Misaki sama "

Misaki iba a contestar a Yamahito, cuando entra un chico en el aula y sin más se sienta a su lado.

Misaki levanta una ceja cuando se sienta a su lado y apoya una mano en la cara, para ver qué tiene que tiene que decir. Si no hubiese pasado lo de la ceremonia, tampoco se hubiese sorprendido de que un desconocido supiera su nombre. Su fama de malas pulgas la hacían famosa allí donde fuese. Le mira como si fuese un bicho raro cuando se disculpa, pero se hincha una pequeña sien cuando ve el papelito que ha dejado caer.

No disimula al abrirlo. Sus ojos se abren, y se dirigen a la puerta por la que el chico ha salido. Ioh, le han llamado... Piensa. ¿Qué coño sabe ese tío?

Arruga el papel y se lo guarda en el bolsillo. Luego vuelve a mirar a la chica que tenia al lado. Perdona. Se disculpa. Ayuzawa Misaki.

Me sale una gota de sudor en la cabeza cuando ese chico se sienta interrumpiendo nuestra conversación... me asusto al ver la cara que pone la chica. Se disculpa por la interrupción -No pasa nada... ¿le conoces? Porque ha tenido mucha cara sentándose a TU lado así sin más... Eh.. bueno, no es de mi incumbencia,... encantada de conocerte Ayuzawa. -hago una reverencia a modo de saludo- ¿Te molesta si me siento a tu lado? Es que soy muy nueva por aquí, y no conozco a nadie... y no me gusta estar sola en clase... Pero si te molesto me voy a mi sitio, que está allí... -señalo donde se supone que es mi sitio, donde crecen algunas telarañas- Se ve solitario... pero supongo que alguien se sentará a mi lado... -digo con muchas dudas- No quisiera molestarte, en serio -digo algo asustada por la cara que le puso al otro sitio- Sólo dime sí o no. -me estoy enrollando mucho, al final se sentirá agobiada por mi insistencia pienso callándome de inmediato.

Misaki cada vez echa la cabeza más para atrás. Esa chica no callaba ni debajo del agua. Pero era tan mona y se veía tan débil. Una vez más, su instinto de justícia sale a la luz.

Cuando termina sonríe, de una forma preciosa.

Siéntate ya, mujer. Dice apartando la silla de su lado, aún con la sonrisa.

No tengo ni idea de quién es ese tío. Pero me ha puesto de mala leche. Dice metiendo la mano en el bolsillo y aprieta la nota.

G..gracias. Lamento si te he molestado. -le digo sentándome. Me quedo callada, esperando a que ella inicie otra conversación, no quiero monopolizar la charla.

Misaki se la queda mirando con una ceja levantada.

Si me molestaras de verdad te dolería más un brazo, o la cara. Dice con una sonrisa que no se sabía si hablaba en serio o en broma. ¿Siempre te discupas por todo? ¿Siempre sientes que molestas? Pregunta con las manos detrás de la nuca, mirando hacia adelante. Deja que los demás te digan cuando molestas. Dice con más suavidad y mirándola y guiñándole un ojo.

La verdad es que no suelo tener demasiados amigos... Hablo con todo el mundo, es decir con todos los que me caen medianamente bien, pero no cojo confianza con muchas personas, porque soy algo exigente con mis amigos. Como no conozco a casi nadie realmente, me da miedo que alguien se sienta molesto por la charla o por otra cosa, por lo que siempre intento ir con pies de plomo y tener mucho cuidado con lo que digo... -le explico con tranquilidad- Pero tienes razón, hay que tranquilizarse un poco. El principio es lo que más me cuesta. -sonrío a mi nueva compañera de pupitre.