Partida Rol por web

- ¡Debemos combatir juntos contra los engendros, no entre nosotros o el mundo caerá en sus sucias manos! - grito antes de recibir un fuerte golpe con el palo de un aldeano.

Aquel golpe no me lo esperaba. Realmente no esperaba que fuesen tan tontos como para meterse en una pelea contra nosotros, pero se veía que el rencoroso del herrero les había envalentonado para la ocasión.
Pero no estaba dispuesto a rendirme esperando que su insistencia y cabezonería cesasen, así que, bastón en mano, contraataqué al aldeano que me había golpeado.

Veo como los aldeanos atacan a mis compañeros - Coalan les está incitando, si el cae... - Pienso mientras alzo el bastón y dirijo toda la energía mágica hacia él.

- Lo pagaras caro digo mientras muevo los brazos y pronuncio las palabras magicas que hacen salir de mis manos una llamarada dirigida hacia el capullo que me habia atacado, gracias a mi colocacion y la del enemigo la llamarada se perderia por detras de el sin dañar a ninguno de mis compañeros.

Mientras Darryl noquea a su atacante, Duhan clava una flecha en el hombro de Coalan, aunque no parece haberle hecho mucho daño. Al mismo tiempo Druen suelta una llamarada abrasadora contra su oponente que hinca la rodilla al suelo para intentar esquivar al menos la mayor parte del daño.

Isencan se despacha casi a su atacante, destrozandolo con una descarga mágica que le hace ver las estrellas. Y Tarlim descarga con furia su magia sobre el herrero, haciendole rechinar los dientes pues no consigue esquivar el impacto.

El daño recibido enfurece más al herrero, que descarga su maza sobre Duhan, que le tiene delante. Mientras el malherido aldeano que estaba con Isencan sale huyendo, los otros atacan a Druen e Isencan en secuencia. Ambos impactan y hacen mella en el magullado cuerpo de los dos magos, sin remedio.

No escuchan. La tozudez en esta zona debe ser contagiosa.

Me muevo hacia el aldeano que ha atacado a Isencan con la espada preparada de nuevo. Está tan concentrado en golpear al pobre mago que apenas se percata de mi presencia y le golpeo sin misericordia.

Vuelvo a lanzar la llamarada esperando que esta vez le pille bien, y me intento concentrar a pesar de mis heridas, comprobando que no se si realmente estoy preparado para los engendros, si unos simples aldeanos son capaces de hacerme estas heridas.

-Andraste!- fue lo único que alcanzó a decir a la vez que intentaba bloquear con el arco el golpe del herrero. No tuvo mucho efecto, pero pudo haber sido poco peor.

En ese mismo momento Duhan arrojó el arco al suelo y desenvaino las espadas. -Veamos que tanto te gusta jugar...- dijo al herrero a la vez que lanzaba un golpe descendente con su espada bastarda.

Los compañeros están atinados frente a sus enemgios, consiguiendo que sus armas impacten en los aldeanos y el herrero...

Veo a Isencar flaquear ante el golpe del campesino, y como Darryl le golpea por detrás - El herrero sigue pareciendo más peligroso, pero Isencar no podrá resistir un golpe más... - Pienso mientras apunto mi bastón hacia el campesino que atacó a mi compañero y concentro mi magia sobre él

Veo como la fuerza proyectada por mi bastón golpea el costado del aldeano que golpeó a Isencan, que cae con un ruido sordo a los pies de Darryl

Aun tenéis ocasión de rendiros e huir - grito a los que siguen en pié - él no ha tenido tanta suerte - añado con tono amenazante.

El último golpe que me propina uno de los aldeanos hace que mis piernas tiemblen y estoy a punto de caer al suelo, pero con un soberano esfuerzo me mantengo en pie.
Por suerte veo acercarse a mi compañero del Círculo, Tarlim, se acerca corriendo y golpea duramente a ese malnacido con mucha rabia, dejándolo inconsciente a mis pies, para luego gritar una advertencia de nuevo. Solamente quedan ya dos en pie, pero el dichoso herrero no parece dispuesto a rendirse a pesar de que la situación para ellos está igual de mal que para mí.

Alzo las manos con cuidado, guardándome las espaldas como puedo manteniendo a la vista a los dos que todavía quedan en pie (sin contar al desgraciado que ahora huye del lugar), y trato de lanzarme el hechizo de sanar.
Un golpe más y estoy muerto, pienso mientras recito las palabras mágicas.

Viendo vuestra superioridad numérica, el aldeano que queda, herido, tira al suelo su palo y levanta los brazos en señal de rendición. Esto le supone una mirada de odio de Coalan, y el aldeano traga saliva.

Serás cobarde....

Y vosotros, lo pagaréis. Por traidores, por lameculos de elfos.

Coalan, paarece relajarse un poco y no ataca, pero no suelta su maza.

Duhan tuerce su cuello hasta hacerlo sonar. -Herrero, ve a tu pueblo y si quieres puedes seguir pegandole a una pared. Nosotros no estamos haciendo mas que defenderos. Ahora no lo ves, pero corren peligro y nosotros vamos a asegurarnos de que eso no pase.-

No soltaba sus armas, tenía que estar atento. Coalan no parecía una persona muy razonable, y sus heridas demostraban que tampoco era débil. -Ahg, ahora me duele todo el cuerpo gracias a ti. Deja que mis compañeros vuelvan al pueblo, atiendan sus heridas y nosotros nos marcharemos a hacer lo nuestro.-

¡No puedo más!¡este tío es imposible!

Me acerco al herrero con la espada aún en la mano y pongo mi cara lo más cerca posible de la suya.

- ¿Tú eres imbécil así de nacimiento o te diste un golpe con el yunque después? ¿Conoces el concepto de razonar o esa nuez que tienes por cerebro solo sabe levantar y bajar el brazo del martillo? Lo que cada vez tengo más ganas de hacer es marcharme a Denerim, como era mi intención y dejar que os las apañéis con los engendros cuando vengan a por vosotros. Ahora tus amiguitos están en el suelo, pero se levantarán con un buen dolor de cabeza y alguna herida fea y nada más, pero si los engendros vienen, te garantizo que el que caiga no se volverá a levantar. ¿Tantos prejuicios tienes con los elfos que hasta rechazas que se jueguen la vida por tí?

Tomo aire. Intento calmarme, pero no lo consigo. Continuo con mi cara pegada a la suya.

- ¿Sabes qué? Con tu estúpida estrechez de miras y tu arrogancia, nos vas a hacer perder un tiempo precioso en curarnos que deberíamos utilizar en llegar al campamento de los elfos cuanto antes. Tendremos que dar la vuelta a Vintiver a que nuestros compañeros puedan recibir algo de curación. ¡Ah! y no te preocupes, Tarl se va a enterar de todo esto, a ver si alguien mete alguna idea buena en esa roca que tienes por cabeza. Y ahora recoge a tus amigos caídos y volvamos a la aldea o por el Hacedor juro que te meto la espada por el culo.

Controlo de reojo su arma. Si hace amago de golpearme le sacudo.

-Hey, hey, hey...tranquilizate Darryl- dice mientras intenta con la espada apoyada en su pecho, que retroceda. -

Noto la espada de Duhan apoyada en mi pecho. Con suavidad, pero firmemente, intento empujarla hacia abajo con la mano izquierda. La derecha sigue preparada.

- No Duhan - digo sin apartar la mirada del herrero -, no hasta que este tío se decida. ¿Y bien, herrero? ¿te vienes con nosotros por la buenas o continuamos donde lo hemos dejado?

-Darryl, no creo que de esta forma consigas tranquilizarlo.- de todas maneras, bajo la espada para no poner mas presión al asunto. -Y dices que vamos a volver al pueblo?- la sola idea de eso no tenía sentido. -No es suficiente el arrastrarme hasta aquí, ahora tenemos que dar mas vueltas?- Sacudió un poco su armadura y observó a sus compañeros. Era cierto, Isencan estaba en mal estado y Druen parecía que iba por el mismo camino. Pero no era nada que no pudiera recuperarse. -Nosotros debemos seguir nuestro camino, nos recuperaremos, ya veras...-