Partida Rol por web

Sin quitar la mirada de Radamantis me acerco al demonio caído, quiero recuperar mis quivas, pero antes, hago un reverencia... -Gracias por venir a nuestro encuentro, gran Radamantis... esa es una tarea que realizaremos con agrado, puedo hacerme cargo de la daga, tengo algo de conocimiento con este tipo de arma, te agradezco esta ayuda pero... ¿solo con esta daga nos será suficiente? somos varios en esta empresa ¿hay algo más que nos puedas dar para lograr efectuarla? Volteo a mirar a mis compañeros para que intervengan y luego agrego -Si es suficiente con la daga te pido disculpas y procederemos.

Hago otra reverencia, me inclino para recoger mis quivas y espero por lo que pueda decirnos Radamantis.

Maldito engendro de una cabra y una ramera !!! Huye rata!! 

Le grita Ahirom al cobarde ente que lo abandona cuando ve que la cosa se pone cruda... estupefacto sin saber que hacer se lanza a ayudar a sus amigos con los duendecillos cuando Radamantis aparece... 

Lívido se detiene escuchando sin saber muy bien que ocurre y quién es ese tal Minos y por qué hay que matarlo. 

Gran Radamantis o Juez del Hades. Si estos amigos se encuentran aquí es por mi culpa. Si alguna tarea hay que desempeñar he de ser yo... pero soy viejo tuerto y estoy cansado además de que nunca he estado tan "abajo" Como dice mi querido malco ... ¿no sería posible más ayuda?

Sujeto a Axys por los hombros después de que Malco y Aeneas  espantan algunos diablillos, me levanto y apunnto con mi arco que aparece en mis manos tan rápido que pareciera mágico.

-¡Atrás malditos engendros de la oscuridad!...- la parvada de diablillos huye cómo para reagruparse y tomar impulso para un nuevo ataque, me preparo para derribar a los tres primeras criaturas que se acercan chillando, en eso aparece un juez.

-¡Radamantis!...-No puedo creer que hayamos sido arrastrados por "la casualidad" hasta la presencia de un juez y nada menos que Radamantis.

Los diablillos huyen despavoridos ante un insignifacante movimiento del protector de los muertos, bajo el arco para no parecer una amenaza, que en realidad nada podría hacer en contra de la deidad.

Escucho atentamente lo que nos pide, ¡Dioses... matar a Minos!... veo como Malco se adelanta y obtiene una especie de daga, debe ser un objeto mágico... aún no sé cómo vamos a acabar cn otro Juez y más poderoso que el mismo Radamantis.

Algo me dice que esto puede acabar muy mal aquí abajo, pero ya no hay vuelta atrás, volteo a ver a Axys quién sigue inconsciente, me inclino nuevamente con Axys quién no se levanta, espero no este muerto.

"Tomen los óbolos... es más de los que me está permitido darles... ni siquiera deberían pisar tierra de cenizas..."

Radamantis levanta su brazo izquierdo y señala el sendero que desemboca entre dos enormes montañas negras tapizado de almas que parecen penar siguiendose unas a otras flotando en dirección al desfiladero.

"Sabrán que se acercan al barquero cuando escuche el correr de las aguas del destino y el frío se vuelva mas intenso, dense prisa y serán bien recompensados..."

El juez de Oriente se disuelve en la oscuridad sin pronunciar ninguna respuesta a la petición de Malco ni la de Ahirom.

Después de que  la deidad desaparece Axys comienza a recobrar el conocimiento.

-¡¿Q-Que ha pasado?!... ¡POR TODOS LOS DIOSES!... ¡NOOOO!... ESTAMOS EN EL INFRAMUNDO...¡¡¡ MALDITOS PARA SIEMPRE!!!...- Grita el ladrón tratando de incorporarse.

De pronto sienten la presencia de alguien conocido... una temerosa Cassandra se acerca cautelosamente hasta el grupo.

Empuñando la espada luminosa, Alkaeius observa el sendero que se abre al frente del grupo de mecenarios.

-Tenemos compañía...- Señala a Cassandra.

-Andando, seguiremos el sendero... por lo que sé, el barquero se encuentra pasando esas dos montañas y el bosque maldito de Perséfone...- El hoplita se adelanta un poco aluzando el camino espantando algunos espiritus que flotan cerca de él.

-Ah y más vale que dejes de gritar Axys, o pasearas dormido en el lomo del asno con este buen remedio...- Alkaeius le muestra el puño cerrado mientras.

Axys traga un poco de saliva y se incorpora con la amable ayuda de Anthea, se acerca con Ahirom.

-Te entrego a tu asno... por no dejarlo abandonado es parte por la cuál nos encontramos aquí... y bueno también sin él no hubieramos entrado...- le entrega la rienda pero el asno se niega a dar un paso pues siente el miedo de la muerte rondar por todos lados.

Después de hacer avanzar al asno con unos cuantos azotes en ancas, el grupo avanza por el sendero hasta alcanzar las montañas, al pasarlas observan un enorme claro y comienzan  a sentir bastante frío unos copos de nieve comienzan a flotar nuevamente y el ambiente se torna gélido y desolado, uno enorme bosque de arboles negros secos y retorcidos les da la bienvenida junto con un enorme manto nevado, algunos frutos más ó menos en buen estado cuelgan de los árboles, varios esqueletos semienterrados en la nieve parecen darles una explicita advertencia.

De vez en cuando observan algunas almas que parecen tener algún rostro y sus lamentos suenan suaves pero escalofriantes al pasar junto al grupo.

-Tengan cuidado... este plano es muy peligroso, lo que entra aquí jamás sale... es por eso que todo, absolutamente todo tratará de retenernos para siempre aquí... puede ser un recuerdo de un ser amado, una ambición frustrada, incluso un simple capricho puede hacernos caer aquí...-

Advierte el hoplita avanzando entre los copos de nieve.

Después de que Radamantis se retira recojo los quivas y en ese momento Axys reacciona, Anthea quien se encuentra junto él se relaja un poco, no lo niego yo también me siento bastante mejor viendo que reacciona. Me acerco a él para explicarle nuestra situación. -¡Tranquilízate! ¡En primer lugar, estás aquí por torpe, y yo no iba a dejarte en el inframundo, eres casi mi hermano, algo tonto pero aun así aquí estoy!... Respiro un poco para tranquilizarme yo también. Ya antes Aeneas nos había informado sobre el trato que podríamos tener con Radamantis, el cual tal vez sea nuestra única forma de salir de aquí sin repercuciones... Tenemos que matar a Minos, no se como lo haremos, pero esa es la condición para salir de aquí. Reparto a cada uno los óbolos que nos dio Radamantis haciendo como entrega final el óbolo de Anthea y le digo. -Gracias por venir.

-¡No quiero estar mucho tiempo en el inframundo... ¿Procedemos?!

Me equipo la daga de Radamantis, guardando la mía en la bolsa de viaje y empiezo a caminar en la dirección que se nos fue indicada, el inframundo es horrendo, espero que a Cassandra le esté yendo mucho mejor que a nosotros.

Aeneas recoge los óbolos que Malco le ofrece y asiente. La inquietud que el inframundo le produce no desaparece, pero su semblante parece ser calmado. 

El pelirrojo calza otra vez la lanza y el escudo a su espalda y se dispone a seguir viaje con el resto del grupo. 

Se siente un poco mejor al no llevar él mismo la daga que dará fin a la vida de Minos, aunque la sensación de incomodidad no parece tener intención de abandonarlo. 

-Ya que estamos aquí, deberíamos seguir viaje cuanto antes... Si nos apuramos, podríamos tener al menos el factor sorpresa o algo parecido. 

El estafador avanza hacia la dirección que Alkaeius señaló, concentrándose también en la esperanza de encontrar entre las caras de los errantes la de su madre...

En ese momento lo asalta una inspiración. Se acerca hacia Ahirom y lo inquiere:

-Ahirom, me alegra verte entero...o al menos tan entero como estabas cuando te dejamos de ver. - sonríe Aeneas con una expresión amistosa.

-Debo hacerte una pregunta, amigo comerciante. ¿Viste a alguna otra persona viva perdida en el inframundo además de nosotros? ¿Quizás una mujer de cabello rojo...?

Y yo me alegro de verte Aenas!! tendré en cuenta esto el resto de mi vida. Dice Ahirom contento de que sus nuevos amigos hayan arriesgado sus vidas por buscarle y riéndo por el comentario chistoso del picaro. En verdad que me crucé con una mujer madura pero no pude llegar a hablar con ella... no se decirte el color de su pelo, pero si que parecía asustada, y perdida y que no creía que este fuese su momento de venir aquí. 

Aunque tampoco yo me creo aún que sea mi momento y aquí nos tienes

Aeneas asiente muy interesado en las palabras de Ahirom. Sintiendo que la incomodidad se hace lugar en su cabeza, el pelirrojo decide proseguir con su cuestionario, intentando no amedrentar al bienintencionado comerciante. Hace a un lado los últimos comentarios de Ahirom y prosigue:

-¿Podrías decirme entonces las circunstancias de su encuentro? Por favor, necesito encontrarla. ¿Sabes dónde está o hacia dónde se dirigía?

Sentía las energias de los espiritus fluyendo como un torrente de agua incontenible en aquel lugar, no sabia que habia pasado pero no tarde en dar con Axys, vi a Malco intentando controlarlo, pero como yo tenia ya los nervios crispados, solamente atiné a decir -Estás siendo muy suave.- Tomé a Axys por el hombro, y sin decir agua va, le solté una fuerte bofetada en la mejilla que resonó todavia más debido a la profundidad en que nos encontrabamos.

-DEJA DE HACER ESTUPIDECES PRIMERO TE CAES CON EL ASNO POR EL HUECO, Y AHORA TE PONES A GRITAR COMO UN ASQUEROSO AFEMINADO.- Sacudí mi trensa con elegancia, apoyandome en mi tridente y soltandole el hombro, antes de añadir.-Además tarde o temprano todos vendremos a parar aquí, no me explico por que la gente se vuelve tan estupidamente cobarde ante la idea de morir.- todos estaban ahi reunidos, Ahirom, Aeneas, Anthea, el hoplita, Axys y por supuesto Malco.

-De que me he perdido Malco cielo?.- pregunté distraidamente, mientras cerraba los ojos, intentando visualizar grandes campos llanos, mares azules en calma...o cualquier cosa que me sirviera para no ponerme a descubrir que estabamos atrapados como ratas.
 

Ya caminando en busca de Minos, el grupo se encuentra nuevamente reunido, Cassandra se había rezagado un poco, parece que le costó un poco decidirse en bajar... ¿qué a pasado? -Nos encontramos ya con Radamantis y ahora vamos en busca de Minos para cumplir con el encargo de... matarlo... toma tu óbolo, pronto vamos a dar un paseo en barca.

Le ofrezco el óbolo a Cassandra, la idea de entablar un trato con Radamantis no hacía parte de mis planes cuando estábamos fuera del inframundo, ahora es diferente nuestra situación, Ahiron había dicho que envíaramos al burro y otra vida en cambio ahora hay 6 vidas más, eso no estaba en el trato y sin saber si se nos iba a permitir la salida, no quedaba más que hacer el trato con Radamantis para asegurar esta. -Espero que Radamantis nos cumpla y podamos salir de aquí, puede que tarde o temprano nuestro destino nos envíe a este sitio, pero no puedes negar que es algo desagradable tener que visitarlo sin haber muerto.

El inframundo es bastante tranquilo, a pesar de los eventuales espíritus y una sensación constante de estar siendo vigilados, puede que seamos todo un manjar... ¿cada cuanto viene un vivo a este lugar?

Presiento que ya estamos cerca, así como lo dijo, el sonido de las aguas del destino y el frío, si vuelvo completo tendré una buena historia para contarle a Apolecio.

No se vosotros pero a i no me hace ninguna gracia estar aquí tirado en el inframundo... Sólo hay un tipo de ser que se queda aquí y no me apetece estar muerto por ahora... así que creo que mejor dejar de hablar y ponernos en marcha. Ahirom no está cómodo con estas cosas sobrenaturales así que quiere acabar cuanto antes con este trance. Dirigiéndose a Aenas dice. No lo sé, la vi un poco más atrás pero en seguida la perdí de vista... Oye Aenas no se lo que buscas pero este sitio no es el lugar para encontrarlo... lo mejor es centrarnos en salir de aquí...

Alkaeius avanza al frente iluminando con su espada tenue el camino espantando de vez en cuando a algunas almas que se acercan curiosas, envuelto en su clámide, sonríe al escuchar la plática entre los hijos de Hermes.

-Será mejor que te acostumbres al frío y la oscuridad amigo Ahirom, que si este mocoso te está haciendo tantas preguntas es por que ha venido no solamente por tí... sí no que ha hecho un trato con uno de los jueces y nos ha embaucado para acompañarlo a buscar a alguien importante para él.-

El hoplita le habla al grupo sin voltear a verlos y avanza entre la nieve y los árboles secos y retorcidos del bosque maldito.

-Me sorpende que el otro mocoso siga vivo a pesar de su mala estrella... Malco... ¿acaso Axys se le cayó de cabeza a su madre de pequeño y quedó así?... En fin lo hecho, hecho está, hay que avanzar un poco más, el frío es más intenso a medida que nos acercamos al embarcadero de almas, preparen sus óbolos y que los dioses nos guíen... creo que necesitaremos más de un milagro para salir de aquí...-

El sonido de agua corriente se comienza a escuchar así cómo los leves lamentos de algunas almas que flotan atraídas hacia la gran barca de Caronte.

-¡BASTA!... ¡SI TANTA CARGA LES PESA NO HUBIERAN DESCENDIDO... NO SOY UN IMBÉCIL... YO NO LES PEDÍ QUE BAJARÁN, NI OBLIGUÉ A NADIE... Y TÚ MASTODONTE CON CRIN DE ASNO, ME EXTRAÑA QUE ERAS EL PRIMERO EN QUERER DEJAR AL COMERCIANTE AQUÍ ABAJO Y AHORA HASTA VAS INDICANDO EL CAMINO...- El ladronzuelo estalla cólerico ante el ataque de palabras de los demás mercenarios que caminan por el sendero nevado.

-Y TÚ BRUJA DE NO SE DÓNDE Y NO ME INTERESA... SI... TIENES RAZÓN... TENGO MUCHO MIEDO... DE PERDER EL SABOR DE UNA DULCE MANZANA DEL VIEJO COMERCIANTE DE LA VUELTA DE MI CASA, EN UNA FRESCA MAÑANA... EN NO VOLVER A VER A MI VIEJO MENTOR... EN NUNCA MÁS VOLVER A SENTIR EL CALOR DEL ATARDECER NI VOLVER A MIRAR RECOSTADO DESDE EL TEJADO DE MI CASA EL INMENSO FIRMAMENTO EN UNA NOCHE DE VERANO... PERO TU QUE SABES DE ESO, SI TE LA PASAS DIVAGANDO EN LA DELGADA LÍNEA DE LA CORDURA...- Axys se lleva el puño cerrado a los ojos tratando de limpiar unas lágrimas que amenazan brotar de sus ojos.

-LA MALDITA RIENDA SE ENREDÓ EN MI BRAZO... Y EL ASNO ME ARRASTRÓ... NO FUÉ A PRÓPOSITO... YO ERA EL ÚNICO QUE EN VERDAD NO QUERÍA BAJAR...- Finaliza avanzando junto con los demás hundiendo los pies en la nieve.

-Y pensar que me gustaba esa bruja loca... creo que mejor le daré una oportunidad a la amazona...- Axys se dirige a Malco en voz baja cuidando de que no lo escuchen los demás.

Esto ya es el límite, me acerco y le doy una bofetada a Axys y lo sostengo de su atuendo. -¡Ya baja la voz, vale sí, tienes miedo, pero no por eso tienes que dejarte llevar por este, sea cual fuere la razón por la que acabaste aquí, yo vine porque eres como mi hermano y no te iba a dejar solo, compórtate a la altura de la situación, nada podemos hacer, ya estamos aquí y considero que nuestra única opción para salir del inframundo, es cumpliendo con el trato que nos ofreció Radamantis! Finalmente lo libero y con más calma añado -Sigamos necesitamos cumplir con esto lo más rápido posible, espero que podamos.

Continúo caminando hasta que llegamos con el barquero, y pensar que lo tendremos que pasar en un futuro, cuando ya no estemos solo de visita.

¡ES SUFICIENTE!... Me interpongo entre los dos jóvenes ladrones para que dejen de manotearse.

¡Debemos enfocarnos en cumplir la misión que ahora se ha complicado... TODOS... estamos metidos hasta el cuello en esto, y TODOS... vámos a salir JUNTOS de esto!...

No oculto mi enojo y separo bruscamente a los hermanos.

¡Diosa de la caza, parecen un par de niños! avancemos que ni bien llevamos algunas horas aquí y ya todos quieren matarse a bofetadas.

Acomodo mi cabellos y mi tiara y respiro profundo, Radamantis nos ofreció su protección, pero no hay que fiarnos de un juez, si bien hay que cumplir nuestra promesa, no debemos bajar la guardia, no creo que Hades se encuentre muy contento de que caminemos en sus dominios... para este momento ya debe estar observando cada uno de nuestros movimientos y debe estar divirtiendose  desde su trono viendo cómo dos chicos se manotean, uno lloriquea y el otro patalea.

Ajusto las correas de mi escudo y me arropo en mi capa de viaje tratando de alcanzar a los grupo enmedio de aquella ventisca de nieve.

Por entre los árboles retorcidos observan una delgada sombra que al parecer los ha estado observando desde que se volvieron a reunir, en uno de los claros entre nieve y roca negra el grupo se detiene a descansar un poco.

-¡Pobres tontos!... ¡Nunca se debe hacer un trato con un Juez!... ellos siempre creen tener la razón, y muchas veces aunque no la tengan inclinan la balanza a su favor... sois fiambre...- de pronto se deja ver una figura ya conocida por todos.

El ente da grandes zancadas volando por encima de los héroes, su cabello parece flotar como en la superficie, pero su brillo a perdido la intensidad y ya no sonríe maliciosamente cómo cuando lo conocieron.

-Preferiría mil veces haberme quedado con la Furias que con este grupo de ineptos... y no es que quiera continuar con ustedes, prefiero seguir por mi parte... pero lamentablemente tú tienes algo que me pertenece y quiero que me lo regreses ahora...- señala a Cassandra refiriendose a la flauta de hueso que oculta entre sus ropas.