Partida Rol por web

Esmirna no es la misma ciudad de día que de noche, el ambiente nocturno de los bajos fondos es agobiantes, caluroso, sucio, maloliente, decadente... el contrapunto a la amable y señorial zona comercial y parte alta de esta bella polis.

De noche Esmirna puede convertirse en una trampa mortal, toda la escoria de esta sociedad griega sale al ocultarse el sol, ladrones, prostitutas, borrachos, estafadores y asesinos rondan por los barrios de la parte baja aledaños al puerto que luce desolado y silencioso, la guardia personal del rey Eurístides sólo vigila por la noche en la zona alta cerca del palacio y los templos mientras en la zona de esclavos liberados, campesinos, pescadores y artesanos lo mejor es encerrarse en su casa y tratar de descansar dentro de la seguridad de un hogar, para aprovechar las horas de luz solar que ofrece el dios Apolo surcando el cielo en su carro de fuego.

Axys y Malco toman la vía corta, la de los tejados hacia la guarida que tienen en la parte baja de Esmirna cerca del puerto, cuando el ladronzuelo del ojo morado le da un codazo a Malco señalando la oscura y empedrada calle. -Hey... Malco... ahí va el hoplita malencarado que estaba en la taberna...- poco después  observan a la amazona salir rápidamente tratando de alcanzarlo.

-JAJAJAJA ¡Se van a encontrar con Seliny... y no creo que salgan muy bien librados de el clan lunático!.. ¡Vámonos Malco!... se nos hace tarde y ya quiero escuchar lo que parece ser una casacada de monedas de oro llenando nuestras arcas...-

Axys se adelanta por las oscuras azotehuelas mientras Malco en cuclillas observa como la amazona sigue a una distancia prudente al confiado hoplita.

-Seliny, eso no son buenas noticias... la historia va a tener que esperar amigo mio, debo ayudar a la Amazona, si el hoplita quiere seguir allá él, pero al igual creo que también lo ayudaremos, vamos te voy a necesitar.

No están lejos pero Axys tenía mucha razón y espero que se puedan ir sin problema alguno.

Me dirijo hacia el grupo de Seliny, espero poder sacarlos de problemas antes que sea demasiado tarde.

-Hola Seliny, una noche magnífica para movernos, ¿te podría pedir algo? se que no tengo una razón para que lo hagas pero... podría se cuestión de... favorecer a nuestro padre, Hermes. no espero que Seliny me siga en mi intención pero puede que esté de buena actitud esta noche, lo siento padre mio, no me tomes a mal pero es que no quiero deber a Seliny.

-Esos dos de allá, quisiera poder sacarlos de aquí y que juiciosamente se vayan a dormir a sus aposentos, no son locales y claramente no saben que la noche está bajo tu aguda visión. Miro a Seliny, lástima que sea tan dominante, me hubiera gustado ayudarla si no fuera como es, es una gran ladrona aunque su avaricia puede ser peligrosa.

La silueta en la oscuridad se gira al escuchar la voz de Malco.

-Vámos Malco... cómo si no supieras que hay niveles para llegar a observar los hilos de plata de la madre luna... ya sabes... son 100 dracmas por pisar nuestro terreno...- (Escudriñar) El ladrón mira fijamente a Malco.

-Puedo oler que traes dinero... por esta vez te cobraré sólo los 100 dracmas... con respecto a los extranjeros... si entran en los dominios del clan son para el clan, sólo la reina madre puede permutar su vida por lo que le plazca...- Se retira un poco, mientras se llevan la mano a la espalda.

-Hazle caso a tu amigo Axys, págame y piérdete en la oscuridad...-

Malco siente varias miradas sobre su espalda y reconoce que se precipitó al entrar sin precaución a territorio skótida.

La decadencia de la ciudad griega pareciera que se concentra por la noche en el barrio más grande y cercano al puerto, las calles sucias y malolientes parecieran ensancharse entre limosneros y prostitutas que rondan por las esquinas, las humildes viviendas iluminadas por pequeñas lamparas de aceite comienzan a apagarse para dejar descansar a campesinos y artesanos que abren las cortinas para que el sofocante calor les permita dormir un poco mejor.

La pobreza que rodea a la clase alta de esta polis refleja una vida difícil, con carencias y acostumbrada a ser sometida por la clase rica y acomodada que vive sin preocupaciones en la parte más alta, la más cercana al cielo olímpico.

En algunas esquinas se puede observar a grupos de personas jugando y apostando, la venta de esclavos no puede faltar, ofreciendo la mercancia humana al mejor postor, algunos chicos huerfanos se ocultan entre las sombras tratando de pasar desapercibidos para cualquier tipo de rufián que quisiera sacar provecho de ellos, algunos tugurios abren de noche en desvalijadas viviendas para presentar espectáculos exóticos traídos por esclavos liberados de otra parte del Latio.

Alkaeius camina confiado por la zona de barrio considerada la más peligrosa de Esmirna, varios pares de ojos son atraídos por los reflejos destellantes del casco corintio y la facha de hoplita extranjero no mina el interés por los ladrones de hacerse de esos artículos y armas de buena calidad, sin hacer menos el macuto que cuelga al hombro.

Al pasar por un oscuro callejón se descuelgan tres sombras desde los tejados y le salen al paso.

-¡Eres afortunado extranjero!... pisar tierra protegida por el misericordioso Hermes constituye un sacrilegio que se paga con oro ó con sangre...-

Los tres hombres con facha de ladrones se plantan frente al hoplita quién los observa en silencio.

Alkaeius se detiene, escucha bajando la vista,  luego clava sus ojos en el ladrón que acaba de hablar. -¿Con oro ó con sangre?...- Le responde con otra pregunta sonriendo de lado mientras se coloca el casco elevándolo veinte centímetros más por la cresta bicolor cómo penacho en su cabeza. Deja el macuto en el suelo y desenfunda su espada preparando su escudo.

Los tres ladrones sacan a relucir sus armas también, la calle se vuelve mas silenciosa y desolada que hace unos momentos, los rayos de luna se filtran por las azotehuelas con ropa colgada cómo banderas ondeando saludando a los dioses.

Ladrón 1  Ladrón 2   Ladrón 3

El ladrón vestido de rojo(Ladrón 2) es el primero en iniciar el ataque sobre Alkaeius lanzando un tajo a la altura del abdomen con una espada sarrecena, luego el ladrón cubierto con ropas claras y mugrientas(Ladrón 3) se avalanza enseguida detrás de su compañero sacando dos dagas ocultas entre sus ropas, el ladrón que le amenazó al inicio(Ladrón 1) espera un poco para saber cómo reacciona el hoplita y tantea el momento justo para atacar con su espada corta y curva, resplandeciendo a la luz de la luna.

Alkaeius planta firme la pierna de apoyo y sujeta el escudo de frente con la espada recargada encima del escudo en posición punta de lanza, fijando los ojos en los del ladrón quién corre a toda velocidad lanzando un tajo a la parte media del cuerpo del hoplita.

El guerrero inclina un poco el escudo instantes antes de que la hoja de la espada alcance a tocarlo, el impulso que lleva el ladrón hace que resbale contra el metal del escudo del guerrero y con un fuerte empujón le da más fuerza al impulso del hombre con la espada que cae de bruces en la empedrada calle, sin perder ni un instante recibe al siguiente atacante agachandose y aprovechando la velocidad del tipo con las dagas, lo carga y lo vuela por encima de él con su hombro, el ladrón cae de espaldas lanzando un grito sofocado al estrellarse contra las piedras.

El ladrón vestido de rojo se recupera y se levanta rápidamente un poco atontado por el golpe.

Alkaeius suelta el escudo para aligerar su cuerpo y toma impulso para arremeter contra el ladrón vestido de rojo que no se ha recuperado del todo, el guerrero salta con la espada en mano unos metros antes de alcanzar el objetivo y deja caer todo el peso de la espada un poco abajo de la clávicula del ladrón quién puede sentir el frío del metal cuando le atraviesa el corazón.

Alkaeius se acerca al otro ladrón que se encuentra aún levantandose con las dagas en las manos sin descuidar al seguidor de Hermes que espera el resultado de ese primer embate.

El hoplita lo sujeta del pecho por sus ropas con una mano, cómo si una águila sujetara a una serpiente con una garra, levanta la espada pero en el último instante le da un frentazo con todas sus fuerzas en pleno rostro.

El ladrón afloja el cuerpo al recibir el tremendo golpe que lo deja fuera de combate soltando las dagas.

Alkaeius suelta la ropa mugrienta para que el ladrón caiga desmadejado a sus pies, luego limpia cuidadosamente su espada en la sucia túnica parda del ladrón inconciente, observa un tatuaje en forma de luna marcado en una mejilla ensangrentada.

Se incorpora y después de revisar que su espada se encuentre sin rastros de sangre la guarda en la funda sujeta en su espalda, recoge su escudo y se lo coloca en la espalda también, va por el macuto lo levanta y se acerca al único ladrón que ha quedado de pie.

-Te he pagado con lo que me haz pedido... es momento de hablar...-  dice el hoplita mirándo fijamente a los ojos del ladrón quién continúa con la espada en mano.

-¡NO SALDRÁS VIVO DE AQUÍ HOPLITES!...- Grita el único ladrón que queda en pie, señalando con la sarracena a Alkaeius, de los tejados comienzan a descender más sombras que a la luz de la luna y de las débiles lámparas públicas acomodadas a lo largo de la calle se pueden identificar cómo ladrones.

Neris sonríe confiado al sentirse protegido por su clan.

-¡EL PRECIO ERA TU ORO Ó TU SANGRE!... PERO HAZ COMETIDO UNA FALTA AÚN MAYOR... HAZ DERRAMADO SANGRE DE NUESTROS HERMANOS... ESO TE CONDUCIRÁ DIRECTO A LAS ORILLAS DEL ARQUERONTE...-

Seis ladrones más se detienen a espaldas del ladrón hablador y sacan a relucir sus armas.

-DAS UN PASO MÁS Y AL MENOS 5 DE  TUS HOMBRES CAERÁN BAJO ESTÁS FLECHAS DISPARADAS EN HONOR A LA MADRE ARTEMIS- Digo en tono seguro apuntando mi gran arco de cazadora, flexionando un poco los dedos para que la cuerda tensada deje escuchar una amenazante rechinido.

-EL PRIMERO EN CAER SERÁS TÚ, CON UNA DE MIS FLECHAS INCRUSTADA EN MEDIO DE TU FRENTE- Me acerco caminando a paso firme inclinando un poco el arco dejando ver mi carcaj lleno de flechas listas para ser disparadas.

Alcanzo al hoplita quién permanece callado y la punta metálica la acerco lo suficiente al rostro del ladrón para que pueda observarla con más claridad.

-BAJA LA ESPADA- Le indico suavemente esperando entre en razón y Alkaeius entienda que quiero ayudar.

-Que mal Kyras, pensaba que habría algo de respeto entre nosotros, disfruta tu dinero y de verdad espero no volvernos a ver, salúdame a Seliny. Me dirijo hacia donde se encuentra la Amazona y el Hoplita, deben salir de esta zona, no están ni en su ciudad ni en su terreno.

Esta vez voy con precaución no quiero llevarme una sorpresa y terminar muerto. Cuando llego donde se encuentran ya están siendo atacados y les digo. -Hoplita, Amazona, Huyan de aquí, puede que ustedes sean muy fuertes, pero ellos son muchos, vivan hoy y mejor sean valientes otro día. Me retiro rápidamente

Espero que hagan caso , no puedo ayudarlos, ellos son fuertes y pueden librarse y llegar a la taberna nuevamente. -Vamos Axys, antes que quieran cobrarnos nuevamente.

-No me gusta decir "Te lo dije"... pero esta vez si te lo advertí...- dice Axys brincando a las tejas de la siguiente casa -Hazme caso y vivirás muchos años Malco...- de un salto Malco lo alcanza en la azotehuela siguiente.

Los rojos ladrillos de barro cocido se sienten calientes aún por haber recibido de lleno los rayos del sol al atardecer, Malco ingresa por una pequeña ventana con puertas de maderas vieja lijada pero muy resistente, sostiene las puertecillas de madera para que Axys ingrese y deja abierta la ventana atrancandola con un madero para que entre el vientecillo fresco de la noche refresque un poco la casa.

El sitio de Malco es en realidad una pequeña casa en lo alto de un edificio de tres pisos, el último piso le pertenece a Apolecio, un viejo y disciplinado ladrón retirado.

La puerta del cuarto de Apolecio se encuentra cerrada señal de que se encuentra descansando.

El hogar de Malco siempre limpio y todo en su lugar contrasta con la casa de Axys sucia y vuelta de cabeza, toda una guarida de ladrón.

Axys acerca una silla y se sienta a un lado de las hogazas de centeno comenzando a pellizcar el pan, y lanzando migas de pan a su boca le invita a que platique lo sucedido.

-Ahora si Malco, suelta todo el plan... ¿Que hay que hacer?...- le pregunta Axys al protegido de Hermes con la boca llena de pan.

Ahirom habia salido por la puerta de atrás puesto q no queria problemas. Se dirigió a su tienda y guardo el dinero a buen recaudo. Posteriormente fue a despertar a Esilius. 

Perdona que te despierte a estas hhoras. Ahirom trataba bien al esclavo... No por que creyese que los esclavos mereciesen buen trato, si no por que sabia que Esilius se quedaba a menudo sólo a cargo de la tienda y necesitaba alguien en quien confiar. Sabes de alguien que pueda estar enterado de que ha hecho Caillas para molestar a Atenea?

Axys está bastante ansioso por saber lo que ocurrió y eso es lo que hago, no con tanto detalle, también quiero descansar.

...el caso es, mi amigo, que mañana iré con a hablar con Hesperion, necesito algo de equipo para lo que haya que hacer por Ibykos, para eso es el dinero que recibí, aunque no creo que vaya ser todo. Después de pasar por la forja iré donde Ibikos, o iremos, si quieres acompañarme.

-Hermes es asunto serio y no quiero fallarle, ¿sabes...? te imagino más como un hurón o una comadreja. le digo a Axys en forma de broma. -A pesar de todo lo que a pasado, tengo mis dudas con respecto a la gente, me agrada bastante la bruja, y no tanto la amazona, quisiera saber los planes de Hermes, aunque con lo terco que soy seguro le estaría refutando cada cosa y me terminaría transformando en un caracol. Me despido de Axys y emprendo camino a mi casa. -Ya comiste? voy comer un poco de pan no quiero acostarme muy lleno. Voy hasta la casa y saco una hogaza de pan y un poco de agua-miel, con eso aguantaré hasta la mañana, si Axys me acompaña me despido por segunda vez y me acuesto a dormir, la mañana me espera con muchas cosas por delante.

-Mi señor Ahirom, estoy para servirle...- El joven esclavo se levanta rapidamente y baja la vista atendiendo a la pregunta de su amo. -Algunas veces vienen a la tienda algunos ladrones a vender mercancía robada, por supuesto bajo sus indicaciones nunca les he comprado nada, algunos lanzan amenazas e improperios cuando les niego la compra pero no ha pasado de ahí...- Ahirom nota que el comentario es genuino y continúa escuchando en silencio al sirviente.

-He escuchado en voz de algunos de esos ladrones que al comerciante Ibykos le han crecido orejas de asno y cola de cerdo y que todo aquel que hablé del caso la lengua le deja de funcionar, todo ocasionado por el desprecio del señor Ibykos hacia la diosa Atenea, es todo lo que sé...- Esilius de vez en cuando levanta la mirada para observar al comerciante quién lo escucha atento.

-Mi señor... una maldición de un dios sobre un hombre es cosa seria, ningún yerbero ó curandero podrá resarcir el daño... sólo los dioses u otro ser con poderes sobrenaturales conocen los secretos para liberar ese tipo de desgracias...- El sirviente se torna algo nostálgico.

-De niño escuchaba las relatos sobre un dáctilo que vivía muy lejos sobre unas colinas al este de Esmirna, había que atravesar por los pantanos... siempre nos asustaban con historias sobre esa criatura comeniños, pero según esas historias, algunas veces se podía obtener favores mágicos, no lo sé mi señor... tal véz no le estoy siendo de utilidad, no me haga caso...- Esilius pierde la mirada un momento recordando su infancia pero la recupera al instante.

-Creo que me estoy desviando de su pregunta mi señor... disculpe si no le he sido de mucha utilidad... puedo hace algo más por usted?...- pregunta Esilius visiblemente cansado a un Ahirom callado y pensativo.

-Baja esa arma Neris... estoy segura que no será del agrado de nuestro padre Hermes el que se riegue más sangre en su nombre- Dice la reina ladrona apareciendo de la nada detrás de la amazona y el hoplita.

-Cometieron un grave error al haber pisado estas tierras, extranjeros, y un sacrilegio el haber derramado sangre de nuestros hermanos en nuestro propio territorio... ¿A que han venido y qué es de lo que quieres hablar hoplite?... quizá sean tus últimas palabras...-

Seliny ronda a los guerreros elegante y sigilosa cómo una serpiente acechando a su presa. Los demás ladrones guardan sus armas mientras Neri observa con odio a Alkaeius quién no se inmuta ante la mirada del ladrón.

-Información... quiero saber cómo puedo deshacer la maldición que tiene Ibykos, el comerciante...- Responde Alkaeius seco y sin emoción alguna.

Sin bajar mi arco escucho a lo lejos la voz de otro ladrón que nos sugiere huir, por eso desprecio a los ladrones, débiles, esquivos y siempre huyendo, anteponen sus intereses antes que los valores, que Hermes los protega.

No bien acabo de escuchar su "recomendación" y ahora esto, más ladrones, y una mujer al parecer la líder nos amenaza, espero el hoplita sepa lo que hace por que nos costará trabajo salir sin un rasguño en caso de que las "negociaciones" no sé concreten.

"Madre Artemis la cazadora, brindo estas acciones en tu honor y que el sílbido de las flechas que estoy por disparar anuncien una abundante caza, que tu divina puntería libre de dolor innecesario a la presa ofrendada en tu honor y tu mano guíe mi flecha a un destino seguro"

Invoco con un cántico el poder de la madre Artemis y apunto justo en medio de los ojos de la ladrona, si la situación se sale de control soltaré la flecha para acortar las negociaciones, si el líder cae la moral del enemigo baja y se hacen vulnerables.

-JAJAJAJAJAJA... Con que han sido contratados por el pobre comerciante maldito... JAJAJAJAJA... Esto si que me ha causado risa... Espero que carguen suficientes óbolos entre sus pertenencias para pagarle al barquero...- Se carcajea la reina ladrona mientras se pasea en medio de la tensión sin importarle nada.

-Puedes dejar de apuntarme Amazona... aunque caiga mi estirpe tiene instrucciones claras de no rendirse jamás... si disparas firmarás tu sentencia de muerte y la de tu compañero hoplite...- Los profundos ojos claros de la ladrona se clavan en los de la amazona quién no deja de apuntar con su arco y flecha al rostro de Seliny.

-Reconozco que ni yo misma sé cómo librar a ese malnacido de Ibykos del problema en el que se encuentra metido... Pero me interesa su caso... y hay mucho dinero invertido en esto... ¿Ó me equivoco Hoplite?... tus servicios no son nada baratos... y por este lado... ¿que hace una princesa Themyscira ensuciando sus elegantes sandalias en este barro inmundo de Esmirna?...- Seliny le pasa una de sus afiladas y largas  uñas muy cerca de la punta de flecha de la amazona.

-Muertos no me sirven más que para saciar la sed de venganza de mi querido Nerys, hoplite el hombre que acabas de matar era uno de sus hermanos... así que creo que tendrás mucho de que hablar con él... pero antes les podría proponer , digamos un trato... les intercambiaré información, por información, y si tienen lo que busco, tal vez podamos llegar a un acuerdo... incluyendo apaciguar la ira de mi protegido Nerys...- Sigilosamente se acerca Kyras y con la vista baja en señal de respeto le da una información en voz imperceptible y en el oído de la princesa ladrona.

-Aaaahh... veo que ese pobre diablo y testarudo de Malco también está metido en el juego... muy bien, ya le haremos una visita de cortesía a él y a su viejo benefactor Apolecio... Por lo pronto esto se debe tratar con mucha cautela, siganme... porque las paredes tienen ojos y oídos... JAJAJAJAJA....- Los ladrones se mueven agilmente mientras la reina ladrona voltea de reojo esperando la sigan los guerreros que han escuchado todo el tiempo muy callados.

Bajo el arco, aunque me duela reconocerlo, ella tiene razón, guardo mi flecha en el carcaj y espero a ver la reacción del hoplita, más no se puede hacer.