Partida Rol por web

 Wilson se acercó lentamente al escritorio de la recepción, con una cara que mostraba algo de inquietud; pero seguía siendo el tenso y estoico rostro del alcalde de Sonnenlicht. Aunque las acontecimientos realmente justificarían el pánico. Esa noche se sentía una noche... distante, más fría, más ajena. Era la noche contraria a la que se imaginaba que iba a tener en su primer día de alcaldía. Tragando saliva suavemente, se dirige a Olivia.

- Sra. Jhonnes, me gustaría... de ser posible, claro... poder ver a Harold Swacht. Jud... la señorita Vedomosti me comento que el pronóstico no era favorable y... quería asegurarme de darle un último adiós al buen hombre antes de que... cualquier cosa pase. Incluso si está durmiendo, quisiera... por lo menos... dedicarle una oración...

 El hablar de Wilson no era el que usualmente se le escuchaba como político: tenía un tono más suave y precavido. Desde niño siempre tenido problemas con afrontar la muerte de alegados y conocidos. Lo ponían inquieto e ansioso, pero no necesariamente triste. Sabía que Harold era un buen hombre y merecía una despedida digna, incluso si al alcalde le desconcertaban estas situaciones.

Parece que alguien tiene prisa en encontrar a "Adam" y ahora estaba en boca de todos. Bueno, quizás sería más fácil encontrarlo, pero ya veremos quien es que lo encuentra primero. Con lo que Harry se dispone a contestar al sheriff.

Sheriff. ¿Ha oido el comunicado de la radio?. Parece que vamos a tener ayuda, o competencia, en la búsqueda de "Adam". Elisabeth lo ha comunicado por radio. Ahora la llamaré para ver quien le ha solicitado hacer este anuncio... Si le parece bien iré hacia el sur del pueblo a ver si encuentro a la chica o a Adam. Me desplazaré con la patrulla para abarcar más terreno en menos tiempo. 

Tras la posible respuesta del Sheriff Harry llama a Elisabeth.

(Si me puedo poner en contacto con  Elisabeth)

Elisabeth, hola guapa. Soy Harry, el ayudante del sheriff. Estamos buscando a este Adam y he oido que has emitido un anuncio por la radio de búsqueda de este individuo. Quisiera preguntarte ¿Quien te ha solicitado hacer este anuncio?

¿Alguien había mencionado lo del Adam por la radio? Maldita sea... Seguro que habían sido los reporteros. Sin duda tenían buen intención, pero dudaba que fuera una buena idea. Quería llevar el asunto con bastante discreción hasta saber exactamente que teníamos entre manos. Ahora era imposible, todo el pueblo estaba enterado de la desaparición. Ahora lo más seguro es que si el chaval había escuchado la radio, se hubiera escondido en un sitio donde nadie lo encontraría. Suspiré. Parecía que no tenía mucho sentido unirme a la búsqueda, ya que tanto Lee como los reporteros y medio pueblo estarían buscándolo. 

-Me juego el cuello a que han sido Luana o Eric los causantes del anuncio por radio. Busca al muchacho por el sur, y estate atento a ver si ves a "la chica rara". Ahora que hay ojos de sobra buscando a Adam, me voy a acercar a la alcadía. Karl me ha dicho que Batterman tiene un asunto que discutir. Dejo el walkie encendido, informarme sin dudar ante cualquier novedad.

Salí de la iglesia y observé a mi alrededor, viendo si la fiesta en la plaza seguía transcurriendo con normalidad. Estaba siendo un día raro. Por suerte, nada malo había pasado, lo que me hacía sentirme un poco tonto al haber estado tan paranoico. Una sonrisa afloró en mi rostro cuando recordé cómo Geli se había quedado "encerrado" en su propio confesionario debido a mis temores. Oteé la plaza una última vez, si no había nada que reclamara mi atención, me pasaría por el ayuntamiento para hablar con nuestro nuevo y flamante alcalde.

Normalmente la veterana enfermera era bastante cortante sobre el horario de visitas, sobre todo si no eran parientes cercanos o habían salido de alguna intervención. Pero quizás la forma de expresarte ablando ligeramente su corazón, lanzó un suspiro y te miró a través de los cristales de sus anteojos.

-Anna y el padre Doorgod están con Harold- miró por sobre su hombro y bajó la voz-. Harold esta grave. Respira gracias a una maquina y su salud se deteriora mientras hablamos- ​se encogió de hombros-. Korper esta durmiendo en su oficina para poder hacer guardia con Swach toda la noche. Le sugiero que vuelva mas tarde o en la mañana.

-¿Holaaaa?- la voz cantarina te contestó desde el otro lado, escuchó atentamente tus palabras y comenzó a hablar-. Pues vino Eric preguntando por ese tipo. Como iba caminando para todos lados buscándolo, se me ocurrió a MI hacer el anuncio y que todo el pueblo ayudara- casi podías percibir su sonrisa desde el otro lado de la línea-. Gran idea ¿Verdad? Bueno, de momento nadie llamó y Eric se fue hacia la represa buscando a Adam. Me quedaré aquí para recibir todas las llamadas, si me entero de algo directamente hablaré con la comisaria. ¿El tipo es peligroso? Eric no me aclaró mucho y creo que tampoco los sabia a ciencia cierta. Si lo veo, avisaré pero no esperes que lo atrape yo. No creo poder ni con un gatito furioso.

-Soy Eric Tucker, periodista local -me presenté, tras haber escuchado las palabras de Dukovich y oído que preguntaba mi nombre-. Tenía que asegurarme sobre Eisen. Hoy están sucediendo cosas extrañas en este pueblo y cualquier detalle puede ser revelador para saber qué es lo que está sucediendo. Lamento haberle molestado. ¡Pase una buena noche, señor Dukovich!

Me despedí del supervisor de la represa y del guardia con un gesto de mano. El pelirrojo no parecía demasiado preparado para su puesto, aunque era una posibilidad muy remota que Adam Kuchen hubiera avanzado hasta la represa, haber pasado desapercibido sin que Olaf se percatara de su presencia y que, finalmente, se hubiera arrojado al lago. Era una posibilidad remota sobre todo por el hecho de que Dylan dijera que su supuesto primo no quería que le bañaran.

Una vez que salí de la represa, decidí dirigirme al observatorio, el único lugar de aquella zona de Sonnenlicht que todavía no había revisado. Mientras me dirigía hacia allí, opté por enviar un mensaje de texto con el móvil a Luana:

"Ey, Luana. ¿Algún avance en la búsqueda?".

Mientras charlabas con el desconocido, tu móvil comenzó a vibrar insistentemente, en la pantalla mostraba que tenias un nuevo mensaje de Eric.

"Ey, Luana. ¿Algún avance en la búsqueda?".​

 Por supuesto que sobraba en toda esa situación; Wilson lo sabía. Junto al moribundo hombre se encontraban su mujer, el cura del pueblo y los mejores doctores de la zona. La presencia del alcalde era innecesaria... aunque lo que llevó a Wilson a ir hasta el hospital fuera la desconfianza que la nota en su escritorio le había generado. Suspiro suavemente y arremetió a alejarse de la recepción, no sin antes dirigirse por última vez a Olivia.

- Comprendo... por favor, no lo descuiden. Y si hay algo en lo que pueda ayudar, no duden en contactarse conmigo o la señorita Vedomosti.

 Terminada aquella sarta de formalidades dignas de un servidor público, el alcalde se retira del Hospital, haciéndose paso a través de la noche hasta su casa. Su casa, una modesta pero elegante vivienda a unos bloques de la alcaldía, ofrecía un lugar para dormir a Wilson. No hacía muchas más cosas allí; el alcalde siempre se encontraba en la alcaldía, en su estancia de la niñez o participando en la vida de Sonnenlicht. Simplemente tenía aquella casita pintoresca ya que le resultaba un hastío muy grande ir a la Estancia Batterman todos los días y.... bueno, dormir en la alcaldía no era muy formal que digamos.

 Dormiría un par de horas para prepararse para el nuevo día. Después de todo, tenía una charla muy importante que debía tener con el sheriff del pueblo.

Olivia estaba por responder de mala manera, algo sobre que ella jamás desatendía a ningún paciente, pero había algo en la expresión de Batterman que le hizo desistir. Lanzó un suspiro y asintiendo varias veces dijo:

-No se preocupe, estaremos junto a él todo el tiempo que haga falta- incluso la ruda enfermera tenia su corazoncito, aunque no sonrió, se notaba que entendía el estado de animo general.

Batterman caminaba despacio, pensativo, con las manos en los bolsillos y el semblante serio. Parecía que venia del hospital, quizás con malas noticias. Por su parte, Strarrosa se encontraba justo frente a la alcaldía, a punto de entrar. Ambos hombres lucían rostros cansados y preocupados. Ese día de festejo se convirtió poco a poco en otra cosa, no solo por el accidente o la posible desaparición de alguien. Había algo mas en el aire que inquietaba a todos, tan sutil que no podían situarlo o descubrir que les erizaba el cabello. 

 Wilson estaba caminando lentamente cerca de la alcaldía, perdido en su pensamientos. No parecía a primera vista que el alcalde tuviera intenciones de entrar al edificio; tal vez se estuviese dirigiendo a otro lado. Pero de un momento a otro el hombre se dirigió al frente del edificio con más rapidez y determinación. Y era por que en ese momento había divisado a una persona con la que necesitaba tener una charla cuanto antes: el sheriff Strarrosa.

 Apenas logro tener cerca al hombre, le dedico una sonrisa de cortesía que se notaba falsa pero que cumplía con la formalidad. Aunque un poco después dejo la sonrisa de lado y volvió a un rostro más severo y cansado, como si el tópico de la charla no fuera el más... afable de todos.

- Sheriff Strarossa... ¿me permite tomar un poco de su tiempo?

Vaya con Elisabeth... . -Así que fue idea tuya lanzar el anuncio... Vaya, no sé si ha sido muy buena idea pero ahora ya está hecho. Si alguien te llama para darte información sobre este chico avísame a mi o al Sheriff, pero a nadie más.- Como siempre Harry aprovecha cualquier oportunidad. - Por cierto, hace días que no te veo por el pub. A ver si algún día quedamos y nos ponemos al día. Un beso guapa.-

Harry continúa su recorrido en patrulla hacia el sur a ver si tiene suerte.

- Sheriff, efectivamente ha sido Eric. Ya sabe como son estos periodista... a veces la lían parda. Si alguien llama a la emisora Eli me llamará, no se preocupe. Me dirijo hacia el sur a ver si encuentro algo. Ya le informaré en el caso de que hayan novedades. Corto.-

Cada vez lo veía más complicado el encontrar a la bella chica dado que nadie la había visto, no había ninguna pista ni indicio. En cambio daba la sensación de que en este momento todo el pueblo sabía que estábamos buscando al "primo Adam". Esto podía ser positivo o negativo...

-¡¿Qué no es buena idea?!- casi te rompe el tímpano cuando elevó el tono de voz-. Pues es mejor que andar dando vueltas como un pollo sin cabeza por todo el pueblo. Eric parecía ese monje que va caminando buscando a su hermano... ¿Como era?... Bueno, no me acuerdo. Pero parecía sinceramente patético e imagino que todos los policías deben estar igual, solo que con esas patrullas. ¿No oíste que varios ojos ven mas que los que sean que estén buscando en este momento?- a veces parecía ser capaz de hablar sin siquiera respirar. ¿Seria algo aprendido para poder estar en la radio?-. Y probablemente aparezca en el pub pero acompañada de alguien jeje. Te llamo si veo al loco o me llaman. ¿Tu numero es?- la radio no tenia identificador de llamada, por lo que le diste tu numero para poder contactarte-. ¡Buena cacería!

Te despidió con un movimiento de cabeza, pensando detenidamente en lo que le habías dicho. Cuando estaba por volver hacia dentro, notó que el guardia sacaba un cigarrillo y se disponía a encenderlo. Con rapidez se lo sacó de los labios y lo arrojó al suelo, señalando un cartel que decía "Prohibido Fumar". Luego si, se marchó moviendo las manos, como si estuviera discutiendo o insultando.

Le das una ultima mirada a la represa, la estructura era bastante normal, construida hace bastante y responsable del "avance" tecnológico en el pueblo. Sin ella, seguramente seguirían calentando las casas con leña y realizando diagnósticos en base a la experiencia y suerte.

Me dirigí al ayuntamiento para encontrarme con el alcalde. El resto estaba haciendo bien su trabajo, lo que me permitía sacar un poco de tiempo para hablar con Batterman. Estaba llegando a la entrada del edificio cuando me lo crucé. 

-Señor Batterman -le comenté un poco sorprendido-. Pensé que estaría en su despacho. Karl me ha avisado que quería hablar conmigo, dígame, ¿de qué se trata?

- Oh... hará algunos minutos que salí. Simplemente me había dirigido al hospital para actualizarme un poco sobre la situación del Sr. Swacht. Pregunte si podía ver al pobre hombre, pero me dejaron en claro que lo mejor sería dejarlos en paz hasta el alba. Supongo que usted esta enterado de esta trágica noticia...

 Wilson suspira lentamente, sin perder su cordial pero serio porte. No saca sus ojos de encima del sheriff, y su mirada mostraba una distante melancolía; como si los sucesos de aquel día perturbaran lo más profundo de su ser. Era un hombre corpulento que lucía apero y distante, pero su lado más sensible y empático se escapaba por sus ojos.

Al ver el estado en el que se encontraba Harold, contuve la respiración. Estaba irreconocible. Me acerqué a su cama y tras unos segundos, me llevé la mano a la cartera y saqué una vieja estampa de un Sagrado Corazón de Jesús que me había dado mi madre cuando me fui por primera vez al seminario. Lo puse cuidadosamente en una mesita que había cerca del cabecero de la cama. Durante unos segundos miré la cara sonrosada del Jesús de la estampita, y luego volví a mirar la palidez cenicienta de Harold. - No se tú, pero yo no le veo buena pinta - le dije mentalmente a aquel mini Jesús, que no apartaba sus ojos de mí. - A ti si que te veo mala pinta- parecía decirme con su sonrisa perenne- Todos estos meses con el rollo de "tengo una crisis de fe", "me asaltan las dudas" y ahora llegas aquí y lo primero que haces es sacarme de la cartera. - Se llama deformación profesional, jefe - imaginé que le respondía. - Se llama ser un hipócrita, hijo mío. Y dale la unción de enfermos a ese pobre hombre, que se muere a chorros mientras tu estás de cháchara. - No pasas una - murmuré, esta vez en voz baja, sin darme cuenta. Me volví hacia a Anna y le dije: Anna, no quiero que te pongas en la peor, pero voy a darle la unción de enfermos. Creo que después de que los médicos hayan hecho su trabajo, es lo único que me queda a mi por hacer- y le sonreí ampliamente. Abrí mi maletín, en el que llevaba mi estola, un libro de oraciones, y una pequeña aceitera, que contenía el óleo necesario para esa liturgia. Después de los ritos iniciales, ungí con ese aceite la frente de Harold, diciendo: Por esta Santa Unción y por su bondadosa misericordia te ayude el Señor con la gracia del Espíritu Santo. Amén. Para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en la enfermedad. Amén. Después dije la oración pertinente: Oremos. Te rogamos, Redentor nuestro, que por la gracia del Espíritu Santo, cures el dolor de este enfermo, sanes sus heridas, perdones sus pecados, ahuyentes todo sufrimiento de su cuerpo y de su alma y le devuelvas la salud espiritual y corporal, para que, restablecido por tu misericordia, se incorpore de nuevo a los quehaceres de su vida. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Para finalizar rezamos el Padrenuestro e impartí la bendición. Tras el último Amén, el silencio roto por los pitidos del monitor y el sonido de la ventilación mecánica nos recordaron que la vida de Harold, pese a nuestras oraciones, seguía pendiendo de un hilo. Volví a mirar al mini Jesús, que ahora parecía más feliz. Ahora está en tus manos - pensé. Y en silencio, guardé de nuevo todo en mi maletín. No podía hacer nada más que esperar.